Una cifra récord: 671.494 pacientes estaban en junio pendientes de una operación. ¿Por qué han aumentado las listas de espera para una intervención quirúrgica? El secreto no está en la masa, sino en la pasta. “Los recortes con la excusa de la crisis no se han revertido y los incrementos en los últimos presupuestos han ido dirigidos al gasto farmacéutico y a las privatizaciones”, denuncia Marciano Sánchez Bayle, portavoz de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública (FADSP).
Ésa es, a su juicio, la principal causa por la que este año ha registrado el número más alto de enfermos haciendo cola a las puertas de un quirófano desde 2003. Implica la falta de personal, aunque este médico jubilado podría seguir eslabonando motivos hasta formar una cadena. “Es la pescadilla que se muerde la cola: la atención primaria se descapitalizó y al final hemos terminado con este problema. La sanidad pública recibió un golpe muy duro del que todavía no se ha recuperado”, añade con pesar Sánchez Bayle.
No pretende simplificar el asunto, pues considera que la lista de espera es una cuestión compleja en la que interviene el funcionamiento de todo el sistema sanitario, de ahí que empezase su análisis en la consulta del médico de cabecera. Entiende, eso sí, que el delicado estado de salud de la sanidad responde a un “pensamiento estratégico” que busca el “adelgazamiento del Estado” y sus mecanismos de protección. “Están deteriorando de forma sistemática el sector público para que la ciudadanía acuda a la privada”.
Quienes puedan permitírselo, claro, de modo que se “segmentaría” la atención sanitaria en España. “La gente sin dinero terminaría quedándose en la pública, que a la larga terminaría empeorando y, si cada vez más personas tratan sus dolencias en la privada, perdiendo prestigio”, añade el portavoz de la FADSP, quien deja claro que la estrategia de privatización encuentra resistencias entre la población.
“Pese a sus problemas, la calidad de nuestra sanidad pública sigue gozando de un gran consenso tanto profesional como ciudadano. Los españoles saben que es buena y que hay que mantenerla. Y, mientras que sigan siendo conscientes de que ante una enfermedad grave es la mejor, será muy difícil echarla abajo, si bien se puede socavar deteriorándola deliberadamente”, aventura Sánchez Bayle, quien advierte de que las listas de espera favorecen los planes de choque o sistemas de concertación, es decir, derivar enfermos o patologías al sector privado”.
Maquillar las cifras
Podríamos profundizar en la estadística, aunque algunas fuentes consultadas dejan claro que todos los políticos encargados de su gestión maquillan las cifras. Andalucía es la segunda región con más pacientes en lista de espera quirúrgica (137.721), por detrás de Catalunya (168.108), aunque deben aguardar 164 días para ser intervenidos. Le siguen los castellano-manchegos (149) y los catalanes (146), quienes superan la media estatal de 115 días.
“La causa es la deficiente financiación del Servicio Andaluz de Salud (SAS), como refleja un dato demoledor: el gasto sanitario por habitante es de apenas 1.153 euros, el menor del país”, se queja Humberto Muñoz, secretario general de la Federación de Sanidad y Sectores Sociosanitarios de CCOO de Andalucía, donde en 2017 se destinó un 6,2% del PIB, un porcentaje que el sindicato considera insuficiente. “No es que no haya dinero, sino que no se destina a un servicio imprescindible para los ciudadanos”.
Muñoz asegura que sin una inversión suficiente, sobre todo en personal, resulta muy complicado disminuir las listas de espera. “El plan de choque del SAS no ha tenido demasiados efectos y, si fuese así, abunda en la desigualdad territorial de la región —unas provincias han mejorado y otras, no— y se dirige a enfermedades menos graves y cirugías menores, que pueden concertarse fácilmente con la privada”, cree el sindicalista, quien estima que esta fórmula consume una parte significativa del presupuesto.
“La supuesta buena imagen de la privada está calando como lluvia fina en la ciudadanía, pues le llegan los datos de esos procedimientos mientras que se tapan los negativos. La Junta actúa de forma sibilina y poco transparente, pues oculta parámetros como la demora en la primera visita al especialista y la realización de las pruebas diagnósticas”, añade el dirigente de CCOO, quien denuncia que con el plan de choque no se está contratando a nuevo personal, sino que los equipos de un hospital se desplazan a otros para reducir las listas de espera. “Sin embargo, hay trabajadores que no ven remunerada su actividad, por lo que la compensación económica no favorece a todo el colectivo”.
La destitución del exgerente del SAS Miguel Moreno tras ocho meses en el cargo por las protestas debido a la falta de personal y medios evidencia, según Muñoz, que la gestión sanitaria en Andalucía no funciona. Aunque deja claro que no depende de quien gobierne, pues las deficiencias vienen de atrás. “Es una cuestión política, no de partido político. Las listas de espera aumentan cada año, pese al maquillaje de las intervenciones sencillas”. Precisamente, el PP ha acusado al anterior Ejecutivo del PSOE de manipular las cifras, aunque el sindicalista insiste en que no puede echarle la culpa sólo a los socialistas, pues ya lleva el “tiempo suficiente” en el poder para asumir la responsabilidad.
“Lo único que hace la Junta con sus indicios de ocultación y falta de transparencia es dificultar la mejora del sistema en aras de un malentendido rédito político”, opina el secretario general de la Federación andaluza de Sanidad de CCOO, quien recuerda que los profesionales están “cansados” tras años de sacrificios, sobrecarga de trabajo y recortes.
“Es una cuestión de dinero, que se regala a la privada”
Carmen Flores, presidenta de la Asociación El Defensor del Paciente, está convencida de que las listas de espera aumentan porque los gobernantes no quieren invertir en salud. “Es una cuestión de dinero pura y dura, que se está regalando a la privada. La situación es tan esperpéntica que parece que los ciudadanos no les interesamos, sino el ahorro, por lo que derivan a los enfermos a clínicas con un coste muy elevado para que éstas se enriquezcan”, afirma Flores, quien critica que en la pública falten profesionales porque no cobran lo suficiente o les hacen contratos “ridículos”, por lo que algunos se van a otros países.
Luego matiza lo del “ahorro”, que para ella es sinónimo de inversión. “Cuando una persona se cura a tiempo y en condiciones, va a estar dispuesta a trabajar y a rendir. Pero si ese proceso se alarga, su situación se agrava, hasta el punto de que a veces se le debe pagar una pensión o una prestación por incapacidad que se podría haber evitado”, añade Flores, quien relata
“casos sangrantes” de afectados que acuden a su asociación en busca de ayuda. “Cuando lo hacen es porque ya han llamado a todas las puertas de las administraciones y están
desesperados, porque se sienten totalmente indefensos”.
La responsable de El Defensor del Paciente cree que las listas de espera inducen a contratar seguros privados, aunque no se disponga del dinero suficiente. “Hay gente humilde que, para no aguardar más tiempo, es capaz de pedir un préstamo”, afirma Flores, quien denuncia una de las “trampas” de los conciertos. “Si el paciente se niega a ir a la privada porque quiere ser tratado en su hospital, sale de la lista de espera y debe aguardar todavía más tiempo. Es así de canallesco... Sin embargo, nadie nos ha preguntado si con nuestros impuestos queremos fomentar la privada o invertirlos en lo mejor que tenemos: la sanidad pública”.
Humberto Muñoz cree que hay “bastantes” casos de pacientes que rechazan ser operados en una clínica, aunque añade que el porcentaje queda “oculto” en las cifras globales. “Es un recurso usado para justificar los datos por las administraciones, porque rehusar la oferta de intervención quirúrgica implica poner a cero el contador. O sea, si quieres que te operen en tu hospital, desapareces de la lista, un subterfugio muy socorrido para lavarle la cara a la estadística”, añade el sindicalista andaluz de CCOO.
¿Cuándo debería comenzar la espera?
Otro de los trucos que emplean los gestores para garantizar que se cumpla el plazo estipulado para una operación es la fecha de inscripción. “Ese período debería comenzar en la consulta de atención primaria o, como máximo, en la del especialista, porque si no la percepción difiere y parece que es menos tiempo que el real”, explica Toni Mora, responsable de política sanitaria de CCOO de Catalunya, la comunidad autónoma con más pacientes en lista de espera (168.108) y la tercera donde aguardan más días (146).
“Pese a ese problema de interpretación en el cómputo de tiempos, la situación no es satisfactoria. Por ejemplo, las operaciones de prótesis de rodilla y de cadera podrían planificarse con margen suficiente, puesto que el envejecimiento de la población es evidente. Sin embargo, no todas son realizadas dentro del plazo establecido, lo que provoca la pérdida de calidad de vida de los pacientes, muchos de ellos mayores que no pueden desplazarse”, explica Mora.
La necesidad de personal y un largo etcétera afectarían a las listas de espera, aunque el sindicalista catalán retoma la tesis planteada inicialmente. “Con Artur Mas en la Generalitat y Boi Ruiz en el Departament de Salut, hubo una estrategia de desmontar la sanidad pública, de modo que la gente se fuese a la privada”, asegura el responsable de política sanitaria de CCOO de Catalunya. “Nosotros abogamos por darle una vuelta al sistema, restringiendo las derivaciones a las clínicas y reduciendo los consorcios. El problema de la estructura público-privada sigue existiendo y debería simplificarse, ampliando la gestión directa de la sanidad pública”.
Toni Mora advierte de que en algunos hospitales faltan quirófanos, aunque Marciano Sánchez Bayle le toma la palabra para denunciar la “mala utilización” de los recursos públicos: “A veces, hay quirófanos, pero se realizan muy pocas operaciones al año”. Quizás, precisamente, por falta de personal. “La pública, que supera en eficiencia y calidad a la privada, dispone de muchos recursos que no se usan convenientemente porque hay una carencia de profesionales para atenderlos”, cree el portavoz de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública. “Por muchos aparatos que te regale Amancio Ortega, si no contratas a personal da exactamente lo mismo”.
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