por Rafael Reig
A mí la actuación de Gallardón me parece formidable. Ya era hora. Hacía falta alguien como él.
Hasta ahora votar al PP salía gratis total. En cambio, los que votaban al PSOE pagaban el precio (justo) de haber votado a un partido de derechas: reforma del mercado laboral, corrupción por todos lados, grandilocuencia patriótica, crímenes de Estado, malos tratos a los inmigrantes, procesiones del Corpus, desfiles militares, genuflexiones fiscales ante la Iglesia, cultura dirigida, carantoñas a Botin, en fin, la mayor desvergüenza y la más obtusa y testaruda defensa de los privilegios de los de arriba.
Los votantes del PSOE iban por ahí con la cabeza gacha y defendiendo lo indefendible, desde el GAL a los brotes verdes, desde Boyer a Bono,desde Felipe en el Azor a Bermejo de montería y las “miembras” (o como se diga) del Gobierno posando en Vogue.
Cada día traía su afán y su sapo en el plato del votante del PSOE , esa alma en pena que se agarraba a un clavo ardiendo para negar lo evidente: que había votado a la derecha.
Qué agradecimiento, qué alivio sentían esas desventuradas criaturas cuando aparecía un clavo ardiendo al que agarrarse, una guerra en Iraq o un Camps en Valencia, algo que les permitiera decir, como a los fariseos: mirad, ésa sí que es la derecha, nosotros en cambio somos buenos de verdad y además con talante.
El votante del PSOE era víctima de escarnio público (no sin razón) y sufría toda suerte de burlas malévolas y cuchufletas. A los que obtenían el ansiado cargo o subvención,se les amargaba el dulce porque el precio era demasiado alto, un sin vivir.
Sin embargo, ¡que fácil era hasta ahora votar al PP! ¡Qué elástico!¡Si salía casi gratis! ¡Sin complejos! Sin avergonzarse. Sin comulgar con las ruedas de molino que el PSOE les imponía a sus votantes día sí y día no.
Desde que metieron en el altillo del armario a Fraga, los del PP entraron en la internáutica cultura del todo gratis. Podías votar al PP y casarte con alguien de tu mismo sexo… ¡y el propio Gallardón de otros tiempos te felicitaba! Podías votar al PP y te dejaban tener amigos negros y hasta gitanos. Podías votar al PP y considerarte un libertino, un devoto de Azaña, un ateo o hasta un intelectual independiente. Valía todo, sin complejos y gratis total.
Así estábamos hasta que llegó Gallardón y mandó parar.
Un aplauso para él, que ha puesto las cosas en su sitio.
Lo que nos viene a decir Gallardón es: vota al PP, pero atente a las consecuencias. ¿Aborto? En Londres, como siempre, si te lo puedes pagar. ¿Justicia? No fastidies, volvamos a conceptos más básicos, casi rupestres: los malos se pudren en una mazmorra y punto. ¿Derecho de defensa? Sólo si puedes costearte tu mismo los recursos ante una sentencia.
Los votantes del PSOE han pagado siempre el precio de votar a la derecha y se han comido todos los sapos, a menudo sin tiempo para masticarlos. Los votantes del PP se quedaban tan panchos y hasta citaban a Popper o a Miguel Hernández..¡La ley del mínimo esfuerzo!
En realidad, los votantes del PP han vivido muy por encima de sus posibilidades, como si votaran a un partido liberal, simpático, culto, laico y moderno. Ya era hora de que les pasaran la factura. ¿Votas al PP? Pues entonces ¿por qué no estás en misa los domingos? ¿Qué te habías creído, que esto era gratis?
Quizá Gallardón consiga que por fin estalle la burbuja.
Quizá tenga ante sí un gran futuro y una enorme responsabilidad sobre sus hombros: él podría ser el héroe que lograra la reunificación de la derecha española, ese gran PP-PSOE que reconquiste la patria. El Mesías que está esperando la derecha para hablar alto y claro con una sola voz. La Casa Común de la Derecha, esa mayoría natural que buscaba Fraga, donde ni Felipe González ni José María Aznar se sentirán incómodos, codo con codo, leyendo a Azaña y defendiendo juntos el derecho a ser millonario, como decía aquel ministro del PSOE, el que presumía de que España era el país de Europa donde más fácil era hacerse millonario.
¿Y la izquierda? Pues la izquierda volverá a ocupar su sitio. El partido del rencor, la anti-España, esos insensatos que defienden una sociedad sin clases.