sábado, 21 de decembro de 2019

10 rutas enoturísticas del Bierzo (I): De las cepas perdidas del Bierzo Alto a las vistas de La Peña de Congosto

Infobierzo y The Queen Mencía os proponemos diez planes para conocer y disfrutar del Bierzo a través del enoturismo. Y aquí van nuestras dos primeras rutas: ‘Las cepas perdidas del Bierzo Alto’ y ‘El viñedo a los pies de La Peña de Congosto’



Hay muchas formas de conocer la comarca del Bierzo, una de ellas con el mundo del vino como excusa. Y aunque cualquier época del año es buena para acercarse a sus viñedos, el otoño es un momento especial para disfrutar de su belleza y de los vivos colores de salpican sus cepas en esta estación. Desde los tonos verdes que aún resisten entre los marrones y amarillos dominantes hasta los intensos rojos de las hojas de la garnacha tintorera.
La evolución del enoturismo en la comarca en los últimos años demuestra el interés creciente y paulatino por la ruta del vino del Bierzo (Bierzo Enoturismo), aunque todavía queda mucho por hacer. El Bierzo recibió 22.712 enoturistas a lo largo de 2018, según los datos de la Asociación de Ciudades del Vino (Acevin). Y es que el Bierzo es una de las denominaciones de origen más atractivas para los enoturistas. El torno al 22% de los visitantes de las 29 rutas del vino de España entre julio de 2017 y julio de 2018 señala al Bierzo como una zona vinícola que le gustaría visitar. Y es que ya ocupa el sexto lugar (segunda en Castilla y León), sólo por detrás de Ribera de Duero (34,1%), Rias Baixas (30,5%), Rioja Alta (23,2%), Jérez (23,2%) y Rioja Alavesa (22,9%).
Os proponemos diez planes, de uno o dos días, con una serie de ideas que podéis combinar y adaptar al tiempo que dispongáis para disfrutar del Bierzo. Y aquí os presentamos nuestras dos primeras rutas: ‘Las cepas perdidas del Bierzo Alto’ y ‘El viñedo a los pies de La Peña de Congosto’.
Ruta 1: Las cepas perdidas del Bierzo Alto
La verdad es que el Bierzo Alto no es una de las zonas más reconocidas por su tradición vitivinícola en la actualidad y por eso hemos querido dedicarle la primera entrega de nuestras ‘Diez rutas enoturísticas para conocer el Bierzo’. Está claro que el auge de la minería y el ferrocarril a comienzos del siglo pasado supusieron el sacrificio de buena parte del trabajo agrícola y la desaparición de la mayoría del viñedo que entonces, como en el resto del Bierzo, existía en la zona. Aun así, todavía resisten algunas cepas viejas, así como antiguos lagares que atestiguan cómo la vendimia y la elaboración de vino formaban parte de la vida de estos pueblos.
Su ‘capital’ es Bembibre que, además de su historia minera y ser sede del Festival Nacional de Exaltación del Botillo que se celebra cada mes de enero, cuenta con un interesante patrimonio que se puede descubrir en el primer día de visita con un recorrido que puede comenzar en el santuario del Ecce Homo –su santo es el patrón del Bierzo Alto y a él se dedica una romería cada siete años-. A su lado el Museo de Arte Sacro y el Monumento al Minero, para perderse después por las callejuelas de su ‘Villavieja’ (antes plagada de bodegas en las que hacer una interminable ronda de ‘chatos’ de vino) y llegar a la plaza del Palacio, donde se conservan los restos del antiguo castillo que sirvió de inspiración a Enrique Gil y Carrasco para ‘El Señor de Bembibre’ y desde cuyos muros se tienen unas impresionantes vistas del valle del Boeza.
Desde allí se puede bajar, precisamente, por la calle Gil y Carrasco hasta la calle Castilla y dirigirse después hacia plaza Mayor donde se levanta la iglesia de San Pedro –sobre una antigua sinagoga judía y quemada en 1934 durante las revueltas mineras, sólo se salvó de las llamas su ‘Cristo rojo’ por llevar un manto de ese color, “a ti te respetamos por ser de los nuestros”-. Este templo está situado al lado del Ayuntamiento de Bembibre y rodeado de casonas señoriales, representativas de la arquitectura neomudéjar y modernista y entre las que destaca la Casa Villarejo (un tipo de arquitectura que caracteriza el trazado de la calle Susana González hasta el barrio de La Estación). 
La ruta puede continuar por la avenida del Bierzo (si utilizáis Google Maps, cuidado, que aún mantiene su antigua nominación como calle Queipo de Llano) para pasar por delante del Teatro Benevívere y acercarse hasta la Casa de las Culturas, que alberga el Museo Alto Bierzo y la exposición permanente de minerales de Aragonito Azul en la ‘Sala Plinii Secundi’. Al salir se puede dar un pequeño paseo por su parque Gil y Carrasco, donde se puede ver la estatua dedicada al escritor romántico, antes de llegar a su plaza Santa Bárbara –no podía llevar otro nombre que no fuera el de la patrona de los mineros-.
La iglesia de San Pedro, en la plaza Mayor. Foto: César Sánchez

La escultura en recuerdo del escritor romántico en el parque Gil y Carrasco. Foto: TQM

Habrá llegado la hora de comer. Podemos reservar en los restaurantes La Piedra o en El Molino del Real, ambos ubicados en San Román de Bembibre y con menú de Jornadas Gastronómicas del Bierzo. De camino, podemos hacer una parada en la Estatua de ‘El Señor de Bembibre’, que representa una escena de la novela de Gil y Carrasco. Una escultura en bronce de Don Álvaro Yañez a lomos del caballo Almanzor junto a su querida Doña Beatriz de Ossorio, y en el puente de San Román de Bembibre, de origen romano.
Por la tarde, es el momento de realizar una visita a la principal bodega del municipio. Dominio de Tares propone un recorrido por su bodega en San Román de Bembibre (es necesario reserva previa) para descubrir a través de sus instalaciones y de sus vinos cómo tradición y vanguardia se funden dando lugar a vinos de guarda que expresan el máximo potencial de los suelos y microclimas del Bierzo.
La bodega de Dominio de Tares, en San Román de Bembibre. Foto: Dominio de Tares
Tras la visita y para finalizar el día, podéis regresar a la plaza Santa Bárbara, donde se concentran buena parte de los bares de la villa del Boeza, para probar otros vinos de la DO Bierzo acompañados de los típicos pinchos. Si la ronda no ha saciado vuestro apetito, podéis tomar algunas tapas en alguno de los mesones o restaurantes de Bembibre.
Al día siguiente, nuestra propuesta es acercarse hasta Albares de la Ribera, donde se encuentra la bodega de Casa Aurora. Al frente de este proyecto se encuentra Germán R. Blanco, que lo puso en marcha con la vendimia del 2013 y con la recuperación del viñedo viejo de su bisabuela Aurora.
Viñedo en Albares de la Ribera. Foto: TQM

Esta zona del Bierzo Alto, perteneciente al municipio de Torre del Bierzo, se incorporará en un mes y medio a la Denominación de Origen Bierzo con la aprobación del nuevo pliego de condiciones y tras haber quedado fuera en el anterior. En Albares, la mayoría del viñedo se sitúa en una ladera con orientación sur y en altitud. Gran parte de él pertenece a Viña Albares, cuyas instalaciones y terrenos están en la actualidad alquilados a Dominio de Tares, que sigue comercializando sus vinos de Quinta del Obispo.
Desde Albares de la Ribera os proponemos un par de opciones para comer. La primera es acercarse a Igüeña, donde desde hace un par de años el Restaurante Aníbal (os recomendamos reservar), con opción de menú de las Jornadas Gastronómicas del Bierzo y el ‘vino de la casa’ es un Baltos de Dominio de Tares, con etiquetado especial para este establecimiento. A unos diez minutos en coche está Colinas del Campo del Martín Moro Toledado que, además de ser el pueblo con el nombre más largo de España, cuenta con un conjunto histórico artístico declarado Bien de Interés Cultural (BIC) por albergar auténticas joyas de la arquitectura tradicional y popular del Bierzo. Deja el coche a la entrada y pisa sus calles empedradas, cruza su singular arco de piedra al lado de la ermita del Santo Cristo y pasa por su puente medieval hacia la plaza de la Iglesia, descubre sus molinos y su antigua fábrica de luz.
La segunda opción es visitar San Facundo. Allí podéis comer en el Restaurante Hermanos Vila, cuya especialidad son la truchas y anguilas. Garantizada su frescura, ya que cuentan con un par de viveros en su jardín (con acceso directo a la playa fluvial, que se puede disfrutar durante los meses de verano). Con el título de ‘pueblo más bonito de León’ en 2017, tras la comida se puede dar un paseo y recorrer un tramo de la ruta que lleva hasta la ecoaldea de Matavenero.

Otras excursiones: Visitar algunos de los lagares de esta zona del Bierzo (Tedejo, San Esteban del Toral, Viñales, Noceda o San Justo de Cabanillas, por ejemplo)


Ruta 2: El viñedo a los pies de La Peña de Congosto
Nuestro segundo plan tiene como centro neurálgico Congosto. En concreto The Rock Suite, un nuevo establecimiento que recupera la antigua ‘casa del alemán’ en el alto de la Virgen de la Peña y con unas vistas privilegiadas del Bierzo –incluso los días de niebla, la imagen del manto de nubes entre las que despuntan las dos chimeneas de la central de Compostilla es impresionante-. Ese barranco sobre el que se sitúa The Rock es conocido por muchos como ‘El balcón del Bierzo’, desde donde contemplar las estribaciones de la Aquiana y el Morredero de un lado y parte de la Cordillera Cantábrica al otro, con el espejo en el que se convierte el reflejo del pantano de Bárcena. Despierta en una de sus habitaciones y desayuna en la terraza de su cafetería para disfrutar de esas vistas.
En el municipio de Congosto se encuentra Almázcara Majara, cuya nueva bodega en este pueblo estará pronto lista para recibir a los enoturistas. “Será una visita muy divertida”, nos asegura Javier Álvarez, impulsor de este proyecto enológico junto a sus amigos Manuel Benito Otero y Raúl García. Mientras tanto, puedes conocer su proyecto y sus vinos en las instalaciones de Encima Wines, en Molinaseca (a unos 20 minutos), donde Manuel os contará contar todo lo que hay detrás y dentro de una botella de Almázcara Majara.
Otra opción: Desde The Rock ofrecen como una de sus actividades la visita a la bodega Godelia, en Pieros (a unos 25 kilómetros en coche), con un recorrido por sus viñedos y cata de tres vinos.
Para regresar a Congosto os recomendamos coger la carretera que va de Molinaseca a San Miguel de la Dueñas, pasando por Onamio y Calamocos, donde podréis observar algunos de los restos de la antigua explotación de hierro de Coto Wagner. Si tenéis tiempo, podéis hacer una parada en el monasterio de San Miguel de las Dueñas, fundado allá por el año 969 y que guarda entre sus muros más de mil años de historia.
El monasterio de San Miguel de las Dueñas. Foto: César Sánchez

Para comer, podéis optar por comer en The Rock (es necesario reservar con antelación) o comer en el pueblo. Allí encontraréis la comida casera y tradicional del Mesón La Tueca o la cocina más moderna y original de Kasa Muy.
Por la tarde es el mejor momento para relajarse en el spa de The Rock, desde donde volver a disfrutar de las vistas y del atardecer desde lo alto del monte Turcia. También cuenta con diferentes opciones de masaje y tratamientos faciales y corporales. La cena es una buena ocasión para conocer Finca Vivaldi, que abrió sus puertas hace unos meses en San Miguel de las Dueñas, al lado del viejo cargadero de Coto Vivaldi, otra huella de la extracción de hierro en esta zona de la comarca.
Las vistas desde el spa de The Rock. Foto: Albert Fotografía

Al día siguiente es el momento de disfrutar de los alrededores. En Cobrana y Congosto hay numerosas viñas, la mayoría en manos de pequeños viticultores que venden la uva a bodegas o la utilizan para elaborar el vino para casa. Desde ‘La Peña’ podéis acercaros a Cobrana para ver sus viñedos y después dar un paseo por su zofreral, que es uno de los pocos alcornocales que queda intacto en el Bierzo con un alto grado de regeneración y que ocupa unas 180 hectáreas. Hay tres rutas señalizadas. La más corta sale de Cobrana y pasa por el bosque de Castaños La Cabaña y los zofrerales de El Escobal y Las Lleras para volver al pueblo y la más larga. Podéis obtener más información en El Zofreral-Asociación de Vecinos de Cobrana o en la última casa que hay en la calle Los Almendros en su cruce con la calle La Encina, donde os facilitarán el folleto y el mapa de las rutas.
El zofreral (alcornocal) de Cobrana.

El viejo puente puede verse algunos otoños, a consecuencia de la sequía. Foto: César Sánchez

Para comer podéis acercaros al Lagar de Montejos, en San Andrés de Montejos, que conserva en su comedor parte de esa tradicional estructura para la elaboración de vino. Por el camino, desde Congosto y siguiendo la carretera que bordea el pantano podréis hacer una parada sobre la presa de Bárcena, que se construyó en 1960 y para ello fueron anegados los pueblos de Posada del Río y Bárcena del Río. Precisamente, un par de kilómetros más adelante está el ‘Bosque de los Recuerdos’ dedicado a la memoria de esos dos pueblos. La carretera sigue la orilla del pantano hasta Cubillos del Sil (Atención: los años de sequía que baja mucho el nivel del agua es posible ver en otoño, hacia mediados o finales de noviembre, el viejo puente del Camino Real de Carlos III en la cola del pantano.  Merece una parada). Tras cruzar Cubillos, se coge ya CL-631, en dirección Ponferrada, hasta San Andrés de Montejos.

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