Bernard Henri Levy
Una carta de los hijos de sakineh
El Sol de México
27 de septiembre de 2010
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Esta no es la primera vez que Sajjad Ghaderradeh, hijo de Sakineh, ha elevado su voz. La transcripción de mi entrevista telefónica del 2 de septiembre con él fue publicada en el sitio de la red La Regle du Jew, en el diario Liberation y en el Huffington Post. Él y yo hablamos 10 días después -el día de la manifestación que coorganicé en París con la asociación feminista francesa "Ni Poutes ni Soumises" (Ni Putas ni Submisivas): Sajjad llamó desde Irán para expresar su gratitud a los manifestantes reunidos en la Plaza de la República, y para comunicar las últimas nuevas acerca de la situación de su madre.
Ahora Sajjad ha optado por la palabra escrita, en una carta firmada también por su hermana, Saeidah. Refutan a las autoridades que erróneamente dijeron que su madre había sido declarada culpable de asesinar a su padre, y quienes la presionaron para confesar falsamente del crimen en un video dado a conocer en agosto. En un segundo video, trasmitido por la TV iraní este mes y que mucha gente cree fue ofrecido para volver la opinión pública contra Sakuneh, ella niega que haya sido torturada o presionada.
Los hijos de Sakineh están plenamente conscientes de los riesgos que toman al enviar este mensaje, pero, pese a ello, han pedido que sea diseminado a todo el mundo. Que sus voces, expresando una angustia profunda y una conmovedora súplica, sean oídas fuertes y claras.
Bernard-Henri Levy
A los ciudadanos del mundo,
¿Por qué no nos permitieron estar con nuestra madre durante las entrevistas? ¿Y cómo pueden seguir usando esas transmisiones para jugar con la vida de ella y la reputación de nuestra familia? ¿Por qué alientan a sus seguidores en contra nuestra, para que la gente nos persiga en la calle, nos golpee e insulte? ¿Cuántas falsas entrevistas más y confesiones falsas debemos esperar?
En estos días, nos sentimos perdidos, en busca de nosotros mismos.
Con cada día que pasa, nuestras vidas se tornan más incomprensibles.
Estamos agotados y deseamos sólo una cosa: encontrar refugio y paz en los brazos de nuestra madre.
Estamos agotados y temblamos ante todos los insultos e injusticias que hemos padecido, y todas las veces que hemos tenido que ocultar nuestras lágrimas.
Seguimos esta ruta oscura de la vida con temor en nuestros vientres y angustia en nuestros corazones.
Estamos agotados después de correr tanto tiempo, tan solos.
Estamos cansados de combatir solos.
Queremos colocar nuestros brazos en torno a tu cuello, Mamá. Y estrechar tus hombros. Han pasado años desde que estuvimos protegidos por tu sombra, o por la de Papá. Ahora tenemos prohibido incluso recibir noticias acerca de ti.
¿Quiénes somos? ¿Seres vivos? ¿Para quién o para qué estamos viviendo? No lo sabemos. ¿Por qué Dios nos creó a los dos, a mi hermana y a mí? ¿Vinimos al mundo sólo para padecer tanta tortura? Durante nuestra infancia, perdimos nuestro hogar y nos encogimos en las oscuras, frías calles.
Mientras otras niñas estaban acurrucadas en los brazos de su madre, pidiéndoles que trenzaran su cabellera, mi hermana tiritaba en el frío y la nieve, orando al lado de la gran muralla de la prisión para que quizá se le permitiera ver a su madre por un instante.
Mientras mis amigos estaban sentados al lado de sus padres, haciendo sus tareas, yo era testigo del asesinato de mi padre -y, más doloroso aún, fui testigo de que mi madre fuera acusada falsamente de asesinarlo-.
Incluso nuestro abogado, Javid Houtan Kian, está pagando el precio. Las autoridades han allanado su hogar. Y por el solo crimen de haber defendido a nuestra familia, ya no se le permite siquiera entrar al Ministerio de Justicia. Él, también, necesita alguien que lo defienda. Para todos nosotros esta vida se ha convertido en una tragedia. Quizá el interrogador del Servicio de Inteligencia de Irán tenía razón cuando nos dijo que aún si nuestra madre regresa a nosotros, "ellos" nunca nos dejarán vivir en paz. Porque, según él, el mundo sólo está preocupado por la liberación de nuestra madre, no por el resto de nuestras vidas.
Es verdad, nuestras vidas carecen de significado. Hemos sido rechazados en todas partes, incluso por nuestra propia familia.
Pero cuando adquirí conciencia del apoyo generoso de nuestros amigos -los que conocíamos bien y otros en todo el mundo a los que nunca hemos conocido, y que sin embargo hablaron en defensa nuestra- se sintió como una luz que se abriera paso hacia nuestra soledad.
Les rogamos, desde el fondo de nuestro corazón, que sigan pensando en nosotros -pero también en otros como nosotros, y en toda la gente encarcelada en Irán-. Recuerden que no tienen medios para defenderse ellos mismos, aunque son inocentes. Sí, se los suplicamos. Se los rogamos.
Firmado
Sajjad y Saeideh
(Bernard-Henri Levy es el autor, y más recientemente de "Left in Dark Times: A Stand Against the New Barbarism". Translated by Hector Shelley).
The New York Times Syndicate.