Jokin Buesa
La llegada de plataformas como Netflix ha alborotado el mercado audiovisual. Lo ha puesto patas arriba a diferentes niveles. Algunos, obvios, con series como 'Narcos' o películas como "El irlandés", verdaderos imanes de público y que han cambiado para siempre los hábitos de consumo televisivo. Otros aspectos afectan en productos a más locales, pero no por eso son de menos calidad y sobre todo, de menos interés para el gran público. Y cuando decimos gran público, es así. Millones de espectadores de todo el mundo enganchados a productos que, en el caso de las teles españolas, han sido descartados por presentar una característica que demasiado a menudo se convierte en un estigma en España: haber sido grabadas en su idioma original, que en el caso del estado quiere decir que se escucha catalán, vasco o, en este caso, gallego. Hablamos de 'O sabor das margaridas', un thriller donde se habla gallego, pero que 'sin embargo' cautiva a ingleses, chinos, españoles o noruegos.
Para hacérselo mirar. En España les pusieron pegas por estar rodada en gallego. A Netflix le importó unha merda. Ahora la han subtitulado hasta en chino y ha sido la séptima de las 10 producciones más vistas en el Reino Unido e Irlanda. pic.twitter.com/1KNDuGT95r— FRANCISCA GONZALEZ (@FRANCESCAGONZ37) 8 de diciembre de 2019
La serie, descartada por televisiones y productoras estatales (menos, evidentemente, por TVG, que ya la estrenó el año pasado) por falar galego, fue adquirida por Netflix, incluyéndola en su catálogo y ofreciendo subtítulos para que llegara a espectadores de 180 países. El resultado: un éxito internacional abrumador. Por ejemplo, en el Reino Unido e Irlanda, donde es la séptima más vista. Revelador. La gran acogida del producto, a pesar de no "hablar en cristiano", que dirían algunos, ha catapultado la serie, que registra la segunda temporada. La lección al mercado audiovisual español, donde los prejuicios y el rechazo a las lenguas cooficiales son crónicos, es legendaria.
Demasiados prexuizos e desprezo a unha riqueza como o feito de ter lingua propia. A linguaxe universal do cinema vive/bebe das historias mais cativas.— suso rivas (@suso_rivas) 8 de diciembre de 2019
Somos un país rico en lenguas y esto parece que indigna a parte de la ciudadanía, que absurdo es todo— Trampita 8�������� (@Trampita8) 9 de diciembre de 2019
Vivimos en un país donde la envidia parece ser el leitmotiv
La estoy viendo en gallego y se entiende perfectamente, y soy catalana. Ojalá, en la escuela, además de inglés y francés, me hubieran enseñado euskara y galego. Que el saber sí ocupa lugar, puñetera manía de traducir todo!— BLoop (@poppsloop) 9 de diciembre de 2019
Yo estoy viendo Merlí en catalán y apenas acabe, a ésta en gallego.— Juan Rivera (@juanrive) 9 de diciembre de 2019
Desde Japón ya tengo otra serie que ver 👍 pic.twitter.com/hwqT9biIVz— sinchancap です (@sinchancap) 9 de diciembre de 2019
Yo que soy de León, lo entiendo bien.— She - ra (@PrinzessinAdora) 9 de diciembre de 2019
En Netflix se puede ver en V.O. en gallego, q es como hay q verla. El problema es q en España no puedes apostar por una serie q triunfe en otro idioma subtitulado, pq no lo conciben y la gente no lo vería tampoco ya q no se lo ofrecen nunca y no está acostumbrada. Es muy triste.— Xesus Galan (@xesusgalan) 9 de diciembre de 2019
EspaÑolismos constitucionales y cosmopolitas:— Pere Moll Torres (@agossarat) 9 de diciembre de 2019
- Falamos galego
- El gallego no sirve para nada
En el caso catalán, Netflix ofrece productos tan conocidos como Las de l'hoquei, Cites, Benvinguts a la família o la más triunfante de todas: Merlí. Incluso Movistar se tuvo que rendir a la evidencia, y ha comprado el spin off protagonizado por Carlos Cuevas. Quizás sea que el idioma no importe tanto, si el producto es de categoría. El resto, manías y tics que revelan ignorancia y falta de respeto. Ahora sólo queda que la plataforma dé un paso más y ofrezca sus servicios atendiendo a su lengua al público catalán, gallego o vasco. Pero Cada paso suma. ¡Moitas grazas!
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