mércores, 20 de marzo de 2019

El Generalísimo Francisco Franco aún está muerto

REPORTAJE. Franco ha muerto | EL PAÍS Semanal
David Torres
https://www.publico.es/

Dos años y pico después de la muerte de Francisco Franco, el cómico Chevy Chase todavía anunciaba cada semana en el boletín de noticias de Saturday Night Live la muerte de Francisco Franco. Transformado en alfiletero médico para mantenerlo con vida artificialmente, el agonizante dictador se había ido asomando puntualmente a los telediarios españoles día a día, como un reloj de cuco averiado, con el fin de tranquilizar a las masas y asegurar que el tinglado continuaba en pie. Los mamporreros del régimen temían que, una vez desaparecido el Invicto, las hordas comunistas y ateas entraran a saco en la península violando mujeres y secuestrando niños, algo lógico teniendo en cuenta que dos de las ocupaciones favoritas de los mamporreros del régimen durante cuatro décadas fueron violar mujeres y secuestrar niños.
Podían estar tranquilos, no obstante. Todo estaba -como dijo el propio Franco en su mensaje navideño de 1969- atado y bien atado. Cuenta Indro Montanelli en sus Memorias que, mientras le estaba entrevistando en la primavera de 1945, un secretario llegó al despacho con una foto de Mussolini colgado junto a su amante, Clara Petacci, y varios de sus correligionarios. Franco pidió una lupa y examinó la foto con curiosidad de entomólogo mientras Montanelli se preguntaba qué estaría pensando el Generalísimo frente a aquel macabro memento mori que le mostraba cómo había terminado sus días el tirano italiano que tanto le había ayudado a ganar la guerra. Montanelli se quedó de piedra cuando Franco dejó a un lado la lupa y la foto y exclamó con su voz de pito: “Lo han ahorcado mal”. En efecto, si de algo sabía aquel hombre era de nudos.
Las ataduras del régimen han aguantado bien al cabo de los años, tanto que la propia Fundación Francisco Franco se atreve a alzar la voz y amenazar al gobierno con un conato de rebelión armada. Al menos, a eso es a lo que suena el ultimátum redactado en esa prosa de campaña con el que responden al anuncio de la exhumación de los restos mortales del dictador prevista para el próximo 10 de junio: “Francisco Franco seguirá en el Valle de los Caídos o el destino de la actual democracia volverá a transitar por los albañales de nuestra peor historia”. Podía haber sido la ETA, podía haber sido el GRAPO, pero no, la que rebuzna con este tono chulesco de agresión verbal ha sido la Fundación Francisco Franco, una reserva nacional fascista que no sólo no está ilegalizada sino subvencionada con dinero público. En algo tienen razón, y es que los cuarenta años de franquismo fueron, con diferencia, los peores desde Atapuerca.
Chevy Chase repetía una y otra vez el chiste negro de la muerte de Franco porque durante meses y meses los telediarios de medio mundo habían dado la tabarra con la noticia de aquella agonía obscena, insufrible, interminable. Daba gusto oír su introducción en inglés, “Generalísimo Francisco Franco is still dead“, más que nada porque muchos españoles no acababan de creérselo. Tal vez tuvieran razón en su escepticismo porque da la impresión de que este genocida que se pirraba por los superlativos nunca va a terminar de morirse. Lo oyes ahora y parece que estuviéramos en 1977.

Distopías

Aníbal Malvar
https://www.publico.es/

Ayer tuve un sueño, pero no os hagáis ilusiones. No era de la grandeza a lo Martin Luther King ni nada semejante. Paseaba yo por el Retiro, solo, quizá meditando versos, cuando me atrajo un pequeño grupo de japoneses haciendo fotos. Al acercarme, descubrí que el objeto de su atención era el rey Felipe VI, algo envejecido y con el uniforme militar raído, subido a un cajoncillo rojigualda y en posición de firmes. De vez en cuando, el rey gritaba muy serio, ¡Viva el rey!, saludaba militarmente y regresaba a su mutismo marcial durante unos treinta segundos. Después repetía el grito y el gesto, así una y otra vez.
Unos metros más atrás, sentada en la esquina de un banco, descubrí a Letizia que tejía, protegida por una toquilla de lana que tenía todo el aspecto de haber conocido mucha intemperie. Sobre el banco, había extendido el producto de su trabajo, varios jerseicillos de bebé de colores discretos o quizás algo sosos. Papelillos fijados con imperdibles marcaban precios irrisorios de las prendas, tres euros, cinco euros… Letizia alzó hacia mí su frente y me sonrió durante unos segundos.
Cuando desperté, me puse a pensar qué podría haber pasado para que nuestros reyes hubieran llegado a eso. Quizá Froilán se había jugado la fortuna borbónica en el casino, o tal vez les había despojado ladinamente de sus dineros para convertirse en rico y exitoso empresario republicano. No eran pensamientos delirantes, sino que entraban dentro de esa normalidad literaria por la que fantaseamos algunos. Me psicoanalicé un poco, con la pereza del primer café, por si era grave. Y concluí que mi subconsciente me había contado esa historia porque ya estaba acomodado con naturalidad a vivir en la distopía.
Normal. Nos hemos hecho a la distopía, a lo imposible, a lo disparatado porque nuestro entorno es distópico y disparatado. Donald Trump, en lugar de personaje de tebeo, es el presidente de los Estados Unidos. Bolsonaro es aclamado en Brasil por las garotas a las que promete reducir a esclavas. En España, el líder de un partido emergente se deja ver en público disfrazado de don Pelayo, y varios negros vociferan en la televisión apoyando su proyecto xenófobo. Mi sueño, en el fondo, era mucho menos delirante que la realidad.
Resulta curioso observar cómo el progreso nos ha ido caricaturizando precisamente en estos tiempos de inmensas facilidades para alcanzar conocimiento o saber. Cada día somos más zafios como sociedad, como humanidad. Y lo asumimos con una complicidad pasmosa. Ni siquiera nos causa el mínimo miedo esta extraña pesadilla. El miedo lo reservamos para experimentarlo en el cine, sin darnos cuenta de que los monstruos de las salas son mucho menos monstruosos que nosotros.
Diga lo que diga, no me acostumbro a vivir en esta distopía. Prefiero mis pesadillas de reyes destronados y versos volanderos en el Retiro. Ahora nos acercamos, creo yo, a las elecciones más distópicas de nuestra historia, unas elecciones convertidas en un reality showservido a través de las redes sociales, con unos señores recreando la batalla de las Navas de Tolosa y otros retransmitiendo noviazgos, separaciones, casamientos y embarazos por streaming. No sé cómo van a explicar los historiadores del futuro esto nuestro, esta medrante distopía.
A monochrome image of graphic designer Storm Thorgerson's piece featured on The Cranberries album, 'Bury The Hatchet.'

martes, 19 de marzo de 2019

En mi pueblo han abierto un prostíbulo


La Toilette.
HENRI DE TOULOUSE-LAUTREC

ANA SHARIFE
https://ctxt.es/
 
En el norte de Gran Canaria está Guia, un pueblo de gran belleza que cuenta con una docena de comercios y un burdel. Su apertura, hace escasos días, ha alterado la tranquilidad de los vecinos. Cuando llega la noche, las luces de colores que salen de las habitaciones del prostíbulo destacan en un paisaje de verdes medianías. La casa parece que flotara en el limbo, como la actividad que se ejerce dentro, y las chicas que allí trabajan no tener otra salida que el cielo.
Este negocio ha pasado a formar parte de la red de clubes de alterne y burdeles que hay en España, sin contar las calles, saunas, parques o polígonos industriales donde también se ejerce la prostitución. La lucha contra la trata ha puesto en declive a los clubes de alterne, que se trasladan a los apartamentos y se anuncian a través de Internet.
En nuestro país, la prostitución se encuentra en una enorme laguna jurídica que básicamente lo convierte en legal. Es decir, se mueve entre la legalidad, en el caso de los establecimientos que obtienen licencias administrativas como hostales o como bares musicales que alquilan habitaciones, y el secreto de lo que sucede en el interior de sus estancias.
Como explica la magistrada de lo Social en Madrid, Amaya Olivas Díaz, miembro de Jueces para la Democracia, “desde 2015, ante las exigencias europeas de estabilidad presupuestaria, España introduce en el PIB el dinero que mueve la prostitución, y la Ley 20/ 2007 regula el marco para que se pueda cotizar por cuenta propia. Sin embargo, [al Estado] sí le supone un conflicto que los trabajadores del sector intenten organizarse para proteger sus derechos, como denuncia la Asociación de Profesionales del Sexo”.
Es importante aceptar que el tráfico ilegal de mujeres con fines sexuales es uno de los grandes males de nuestra sociedad, y por ello, ambas posturas en cuanto a la prostitución –abolicionistas y pro derechos o pro regulación– coinciden en su erradicación. Numerosas ONGs, como Médicos del Mundo, advierten de que no se puede regular la explotación sexual, porque la prostitución y la trata van muy unidas, pero otras muchas organizaciones temen que la postura abolicionista lleve a las prostitutas a la clandestinidad más absoluta y las coloque en una situación de mayor vulnerabilidad.
A este respecto, la magistrada acerca posturas en CTXT dando voz a la Alianza Global contra la Trata de Mujeres (GAATW), quienes presentan “una investigación rigurosa en red en siete países, sobre cómo la organización de lxs trabajadorxs sexuales puede mejorar sus condiciones de vida y luchar contra la trata de personas”.
Anoche entré en la web donde las chicas se anuncian. Se habían dejado retratar pero parecían distanciadas e indiferentes, como el cortejo de las Musas y las Gracias cuando fueron presentadas a Febo. Traté de imaginar sus vidas, pero los datos son confusos en cuanto al perfil medio de la mujer que ejerce la prostitución en España. Es posible que muchas sean madres solas sin ingresos, a las que les toca tragar con todo. O quizá sean inmigrantes, o ambas cosas a la vez. 
En estos momentos no sólo la prostitución divide al feminismo, sino a Europa entera, entre abolir, prohibir y regular, pues más allá de las valoraciones éticas de cada uno, hay un debate sobre la industria del sexo que separa en un abismo a la sociedad entera: existen diferencia entre prostitución libre y forzada.
Según un informe sobre Trata de Personas con fines de explotación sexual de 2011, publicado por el Instituto de la Mujer para la Igualdad de Oportunidades, España es un país de destino y tránsito de personas sometidas a trabajo forzoso y trata sexual, que suponen el 90% de los inmigrantes controlados por redes que operan en todo el territorio español. Dentro de la estructura social, estas personas ocupan uno de los escalones más bajos y marginales. Son las más vulnerables, pero la red prevista para ayudarlas a salir de ahí es muy precaria. 
Chus Álvarez, responsable para América Latina de la GAATW, en una entrevista a Amanda Andrades en CTXT, señalaba el caso de Nueva Zelanda como ejemplo de lo que puede suceder. Como medida de prevención, “las mujeres migrantes en Nueva Zelanda no pueden ejercer el trabajo sexual legalmente. Así que siguen haciéndolo, pero sin estar protegidas por el marco legal de aquellas que son nacionales”.
En la misma entrevista se abría un melón: “Respecto a las víctimas de trata hay un número igualado de mujeres (55%) y hombres (45%). Un 90% del total serían explotadas por personas o empresas, y de estas, el 22% con fines de explotación sexual y el 68% con fines de explotación laboral” (datos de la Organización Internacional del Trabajo).  
Desde Pro Derecho Humanos y otros colectivos de defensa de los derechos de las personas que realizan trabajo sexual, existen voces que afirman que sólo si el delito (proxenetismo, tráfico, abusos, explotación) se diferencia de la legalidad (el ejercicio voluntario de la prostitución), será cuando más eficazmente se podrá combatir la esclavitud sexual. Es decir, el propio reconocimiento de la actividad como trabajo operaría como garantía contra la violencia. 
En España, el modelo nórdico que castiga al cliente cobra fuerza. El Gobierno advierte que se penará con cárcel a quienes faciliten inmuebles para la comisión de delitos relacionados con la prostitución o la explotación sexual. En su proyecto normativo plantea multas para los clientes, sanción que se convertirá en penas de cárcel si la mujer es menor de edad. De prosperar el borrador de la ley habrá importantes reformas en el Código Penal, que hasta ahora contempla la profesión más vieja del mundo, pero sólo para penalizar el proxenetismo y la explotación ilegal de personas.
Sin embargo, tantos los modelos de legalización de Holanda y Nueva Zelanda y el abolicionista de Suecia y Noruega tienen fallos y ventajas, y una cosa en común: el estigma de las prostitutas permanece.
Desde el Comité de Apoyo a las Trabajadoras del Sexo advierten que “las trabajadoras del sexo no son víctimas, no quieren ser salvadas, tienen identidad política, y reclaman sus derechos”, políticas sociales que garanticen el respeto a los derechos de quienes deciden dedicarse a la prestación de servicios sexuales en el marco de la industria del ocio.
Por todos estos motivos, Eva Ferreras, periodista especializada en igualdad de género, finalizaba su reportaje en CTXT subrayando la necesidad de que “en el debate público sobre legislación estén presentes las prostitutas: es a ellas a quienes más van a afectar sus consecuencias”.
Asimismo es sustancial que el debate no quede monopolizado por un discurso en clave de género, puesto que hombres y trans también ejercen la prostitución, y estos últimos sufren discriminación en el ámbito laboral. 
Anoche me acosté pensando en las chicas del burdel de mi pueblo. Las imaginé enviando cada mes dinero a sus familias, soñando con una vida mejor.  Recordé entonces la primera vez que me enviaron a hacer un reportaje a un prostíbulo. Al entrar en la zona privada, una imagen me conmovió. Todas las mujeres estaban sentadas frente al televisor viendo ‘Lo que necesitas es amor’.  

Nacionalista catalán, nacionalista español

Albert Pla
https://www.publico.es/

Me llaman nacionalista catalán, me llaman nacionalista español, pero cuando voy a América todos me llaman Gallego. Y como catalán nacionalista gallego español errante que soy, me parece que el nacionalismo castellano arrasa en España.
Los castellanos ocultan su nacionalismo, y sacan a relucir las vergüenzas de los otros nacionalismos.
¿Os habéis fijado?
Un hombre sostiene una bandera española junto a personas con banderas estelades, que participaban en la marcha por el derecho a decidir de este fin de semana en Madrid. REUTERS / Juan Medina
Un hombre sostiene una bandera española junto a personas con banderas estelades, que participaban en la marcha por el derecho a decidir de este fin de semana en Madrid. REUTERS / Juan Medina
Si un catalán dice que se siente catalán es un nacionalista, pero si dice que se siente tan catalán como español, no es nacionalista. Pero yo creo que la lógica y la matemática indican que es el doble de nacionalista. ¿O sentirse catalán y a la vez español no es ser el doble de nacionalista que sentirse solo catalán?
Porque si un catalán dice que ama Catalunya, es un nacionalista.
En cambio, si un español dice que es español, y que ama España, es lo normal.
Si un catalán dice que ama Catalunya, quiere decir es una persona que odia a todo el mundo menos a los catalanes. Pero un español que ama España, no es nacionalista, porque es una persona que ama a España y, cuando se ama España, se ama a todo el mundo.
Si un catalán habla catalán, es por que odia a las demás lenguas. Si un español habla español es lo normal.
Si un catalán lee en catalán, es un acto de nacionalismo. En cambio, que un español lea en castellano, es lo normal.
Si un catalán lee en catalán es porque está subvencionado por la totalidad de los españoles que no se explican porque un catalán lee en catalán pudiendo leer en castellano.
Si un español habla castellano es para entenderse con todo el mundo.
Pero si un catalán habla catalán, es para que nadie pueda entenderlo.
Que un español le diga a un catalán que hable en castellano es lógico.
Pero que un catalán le diga a un castellano que hable catalán, es intolerable.
Si un catalán se siente catalán es porque ha sido manipulado por una educación catalibán. Pero si un catalán se siente español, es porque funciona el sistema educativo plural español.
Si los españoles convencen a un catalán para que se sienta español no es un acto nacionalista, pero si un catalán convence a un catalán de que sea catalán, es un complot nacionalista.
Sentirse español es lo normal, sentirse catalán, es el resultado de un lavado de cerebro y de una educación corrupta. Porque los nacionalistas catalanes manipulan la historia para glorificar Catalunya, en cambio ningún español jamás ha manipulado la historia para glorificar España.
La bandera catalana es producto del nacionalismo catalán, pero la bandera española no tiene nada que ver con el nacionalismo. La bandera española, es un símbolo internacional de libertad en el mundo entero.
Si un catalán levanta una bandera catalana en Catalunya o en España, es una provocación nacionalista, pero que un español ondee una bandera en España o en Catalunya, es lo normal.
Si un catalán ondea según que bandera catalana puede ser hasta ilegal, pero que ondee una bandera española en Afganistán, es lo normal. Nada que ver con el nacionalismo. Es otro mensaje profundamente español no nacionalista de paz y amor universal.
Si los catalanes son nacionalistas, es porque quieren levantar fronteras para quedarse encerrados dentro de ellas y aislarse del mundo, sin dejar entrar ni salir a nadie. En cambio, los españoles no son nacionalistas, pero no conozco ninguna fuerza política nacional que defienda el derribo de todas las fronteras.
Los españoles no quieren fronteras y, menos aún, las de Catalunya y Gibraltar.
Pero en cambio, las fronteras de Ceuta y Melilla no son fronteras, son el resultado del sentir mayoritario de los ciudadanos africanos que viven ahí.
Si el nacionalismo es catalán, en España se hablará del problema nacionalista. Si el nacionalismo es español, no es un problema, es una cosa muy hermosa.
Si un catalán dice que España es una mierda, es casi un delito. Pero si a diario miles de españoles dicen que Catalunya es una mierda, es porque es normal que los españoles se expresen libremente.
Si un catalán gana una medalla olímpica u enarbola la bandera catalana es un nacionalista radical racista. Si un español gana y enarbola la bandera española es normal. Es más, los españoles no aplauden a los atletas españoles porque sean españoles, sino porque son grandes atletas.
Ser español es una cosa normal, natural, obvia, mientras que ser catalán es el resultado de la constante tergiversación de la historia.
Españolizar Catalunya es lo normal, pero catalanizar España es un disparate.
Por mucho que pienso, llego a la conclusión de que ser español no es ser nacionalista, en cambio ser catalán es ser nacionalista. Ser catalán es una ideología de regímenes totalitarios del pasado. Ser español es mi naturaleza, un orgullo, un privilegio, incluso a veces creo que soy español por gracia divina.
Es raro, igual se trata, no de españolizar Catalunya, más bien se trata de castellanizar España.
De momento, no conozco ni un catalán que no sepa hablar el castellano.
Pero conozco muchos catalanes que no hablan el catalán. Y nadie se espanta.
Aparte, y por último, una expresión muy española:
¿Puedes hablar en castellano para que te entienda todo el mundo?
¿Todo el mundo? A los catalanes nos hace mucha gracia.
Igual me equivoco, porque claro, pienso en catalán, pero pienso que la lengua catalana debería ser defendida por la totalidad de los españoles, porque también es una lengua española. Además, es una lengua minoritaria, muchas veces puesta en peligro, precisamente, por muchos gobiernos españoles a lo largo de la historia. El catalán es una lengua preciosa, un tesoro que debería ser mimado y no insultado y despreciado.

Pero, tristemente, seguro que muchos españoles leen este artículo y se piensan que odio España y el castellano.

'In the same boat': remar para evitar el abismo del sistema actual

El documental aporta las claves que identifican a un sistema desgastado que ya no se sostiene sobre los antiguos mimbres

In the same boat muestra que un nuevo paradigma gracias a la tecnología y basado en la renta básica universal es posible

David Sarabia

"En 100 años, la economía dejará de ser un problema para la humanidad", predijo John Maynard Keynes en Madrid el verano de 1930. Tenía entonces 47 años y creía fervientemente en el siglo XXI, en la tecnología que facilitaría la vida de los seres humanos del futuro y en la jornada laboral de 15 horas semanales. También, que en épocas de crisis había que estimular la economía, no estrangularla.
Se estrenó en cines In the same boat. Es un documental dirigido por Rudy Gnutti y producido por Films 59 que aborda el problema de la escasez. O más bien del exceso. Franco Modigliani, que ganó el Premio Nobel de Economía en el 85, estaba convencido de que ahorramos durante nuestros años productivos para después gastar el dinero en la vejez o en la jubilación. A esto lo llamó Teoría del Ciclo Vital. El ahorro solo aparece cuando hay capacidad financiera; sin embargo, según datos del propio documental, más del 40% de la riqueza de los EEUU está en las manos del 1% de los estadounidenses.
No aparece Modigliani en la cinta de Gnutti. Murió en 2003 a los 85 años, pero nunca habría desarrollado la teoría si Keynes no hubiera existido. De estar vivo, seguro que el cineasta hubiera contado con él.
In the same boat nos recuerda lo que hicimos para entender cómo somos. Es una crónica social y económica de los últimos 25 años y una mirada al futuro. Precisamente por eso habla uno de los sociólogos más influyentes del siglo XX, Zygmunt Bauman; el expresidente de Uruguay, José Mujica; la eminencia del MIT Erik Brynjolfsson o economistas de la talla de Serge Latouche, Mauro Gallegati y Tony Atkinson.
In the same boat
In the same boat

La tecnología: ¿salvación o condena?

"Los gobernantes de los países centrales tendrían que gobernar tres o cuatro días para sus países y dos o tres días para el mundo", dice Mujica. En esa idea está contenida toda la tesis argumental de In the same boat. Las sociedades de hace 100 años no son las mismas que ahora, pero los modelos sociales, sí. ¿Qué nos diferencia de entonces? La tecnología que viene: lo que decía Keynes, otra vez.
Las máquinas no hacen huelgas ni piden aumentos de sueldo. Son más rápidas, seguras y baratas. "La tecnología afecta a la distribución de los salarios, pero también ha afectado al balance entre el trabajo y el capital", puntualiza Atkinson. ¿Mejor con o sin máquinas? Los países desarrollados no crean empleos tan rápido como deberían, por eso cada vez hay más gente sin trabajo.
"Hemos pasado del pleno empleo al desempleo. Y ahora a la redundancia", explica Bauman. "La redundancia significa que no eres necesario, no contiene la promesa del pleno empleo". Nos enseñaron en el colegio que la economía organizaba los recursos limitados para administrar unas necesidades ilimitadas. Pero la realidad hoy es que la productividad también ha crecido más que el empleo y la renta media de los trabajadores, falseando la teoría aprendida en la escuela y, de paso, demostrando que algo no funciona.
In the same boat
In the same boat

(Casi) todos en el mismo barco

Aquel lema, "no somos antisistema, el sistema es antinosotros", lo adopta Mujica en el documental. Y en mitad de la vorágine, pequeñas chispas de Nick Hanauer, un alto directivo de Amazon que parece preocuparse tremendamente por los pobres del mundo: "Me duele andar por una ciudad llena de gente sin techo sabiendo que yo voy a ir por ahí en mi propio jet". El tipo se define como un capitalista que no dudará luego en reconocer que las desigualdades en el mundo son lo que a él le hace ganar dinero.
In the same boat
In the same boat
In the same boat está dividido en cinco capítulos que van desde la globalización hasta las ideas para crear un nuevo Estado del bienestar. Es en este punto donde se rompe el esquema tradicional al que estamos acostumbrados introduciendo la idea de la renta básica universal. "Una cantidad mensual para pagar tus necesidades básicas como comida, vivienda y educación. Ya está", dice el periodista Rutger Bregman.
La intervención de los expertos en el documental se completa con testimonios de gente en mitad de las calles de Rusia, España, Nigeria o Argentina, que teorizan sobre cómo sería el mundo sin trabajar, o trabajando menos. "Seríamos gordos", dicen en el continente africano. "Con dos días de fiesta a la semana, yo estaría contenta", apunta una ciudadana rusa. "Yo estoy ahora mismo en el paro y si te soy sincero, estoy como Dios", sentencia un español.
Apunta Bauman que "ya estamos todos en el mismo barco, pero lo que nos falta son los remos y los motores que puedan llevar este barco en la dirección correcta". Toca pensar sobre el futuro y hacia dónde queremos encaminarnos. Remar para evitar el abismo.

Rudy Gnutti: “Es ridículo que los políticos sigan prometiendo el pleno empleo”

Rudy Gnutti (Brescia, 1963), músico y cineasta que vive en Barcelona desde hace treinta años, lleva dos meses presentando In the same boat, un documental de divulgación sobre la propuesta de la renta básica universal, realizado a base de entrevistas a economistas e intelectuales de renombre. Compositor para cine y teatro, hace unos años empezó a hacer documentales para televisión. El primer sobre el trabajo de los poetas, el segundo sobre el oficio de artista y el tercero en torno al trbajo de las mujeres. La entrevista tiene lugar en un hotel próximo a los Multicines Norte en Vigo este viernes, el día del estreno en la única sala de Galicia que proyectará el filme.
¿Por qué le interesa tanto el mundo del trabajo?
– No sé si sabe que en Italia antes de tu nombre ponen tu profesión: ingeniero tal, profesor tal… Siempre me cuestioné en qué momento mi trabajo empezaba a definirme. Los artistas pasan un tiempo hasta que el trabajo les da para vivir y se convierte en un empleo. Esas eran las preguntas. Pero recientemente, cuando leí a Guy Aznar o a Erik Brynjolfsson, mi preocupación viró hacia cómo construir una sociedad en la que no va a haber empleo.
Con la crisis los documentales sobre la economía se han puesto de moda, ¿cuál de ellos fue el referente?
– He visto muchos y buenos, pero reconozco que me inspiré en la estructura de La pelota vasca de Medem. Me interesó el estilo.
¿Cómo conseguiste el apoyo de los productores?
– En todos mis trabajos anteriores lo que hice fue buscar primero un personaje relevante, el más importante si puedo, en el tema que quiero tratar. En este caso fue Zygmunt Baukman. Lo entrevisté a finales del 2014. Los viajes fueron autofinanciados, con un equipo muy pequeño. Tenía una lista de personalidades para entrevistar. Algunos se cayeron, como en el caso de Stiglitz, pero por el camino descubrí otros bien interesantes como Tony Atkinson, que también falleció en estos días. Las televisiones no quisieron entrar en la producción, así que pensé en Pere Portabella. Me contestó en una semana, me hizo prometer que lo terminaría y me comentó que lo que más le interesaba, además de la idea, era que al frente del proyecto estuviera un músico.
– Hace diez o quince años la renta básica estaba en la agenda de los partidos, pasó un tiempo olvidada y hoy vuelve a entrar en el debate. ¿Por qué ha pasado esto?
– Personalmente estaba convencido de que pasaría. He hablado mucho con Daniel Raventós y coincidimos en que si hace años era posible hablar de la propuesta como un asunto de justicia, hoy en día es, además, necesaria. Cuando la clase media empieza a desaparecer y se rompe la relación entre el productor y el consumidor, tal y como dice el capitalista de Amazon que aparece en la película, tenemos un problema. Ahora la renta básica ya no es sólo una idea de izquierdas, aparece también en Silicon Valley, donde ven clarísimo que la tecnología destruye empleo y no habrá para todos.
– ¿Por qué no aparece nadie hablando en contra de la propuesta?
– En algún momento pensé en una estructura entre posturas a favor y posturas en contra. De algún modo aparecen diferentes visiones sobre determinados temas. Por ejemplo, cuando se habla de la globalización. Pero renuncié a hacerlo así porque alargaría mucho cada cuestión. En el tema del fin del trabajo sigue habiendo gente que piensa que las máquinas crearán más trabajo. Esto no lo creo.
– La visión desde la política sobre el mundo del trabajo parece atender poco a realidades que se subrayan en la película, como esta del fin del trabajo.
– ¿Pero de verdad que queremos crear más trabajo? Si está muy bien que trabajemos menos. Esta es una de las ideas que sugieren Brynjolfsson y Adrew McAfee desde el MIT. Es ridículo que los políticos sigan prometiendo pleno empleo. Atienda a los que dice Bauman: tenemos que desligar la superviviencia del trabajo. Esto ¿qué significa? Que si no es a través del trabajo, habrá que distribuir el dinero de otra forma. Con el avance de la tecnología, soluciones como el trabajo garantizado o el reparto del tiempo de trabajo, puede que no lleguen. Tampoco me interesa mucho el debate de la financiación, será cuestión de organizarla.
– Raventós advierte contra el interés de la derecha en la renta básica, incluso la Basic Income Earth Network cambió la definición de la prpuesta para precisarla.
– Yo no veo el peligro que señalan en cuanto a que la derecha aproveche la introducción de una renta básica para desmantelar servicios públicos esenciales como la sanidad o la educación. En una comida después del simposio de noviembre en Bilbao, no sólo Dani, sino también gente como Lluis Torrens o los sindicalistas vascos que llevan años trabajando las propuestas se mostraban muy desconfiados. A mí me parece que si hay una caja común, se decidirá qué parte reservar para sanidad, educación y demás. Ya veremos qué parte de esos servicios públicos se precisan.
– La película discurre a partir de la metáfora del barco. ¿Piensas que todos vamos en el mismo barco?
– Permíteme una anécdota. Quise titular el documental Y la nave va, como el filme de Fellini. Desistí, claro. Estamos en un mismo barco, sí. Lo expresa muy bien el hombre de Amazon. Hoy en día ni a ellos les funciona. Si desaparecen los consumidores, si estalla una guerra mundial, nadie se va a salvar. Por eso miran con interés la renta básica.
– ¿Están comprendiendo que les interesa repartir la riqueza?
– A las empresas como Amazon lo que les interesa es poder vender sus productos. El empresario quiere éxito. Pero evidentemente no se puede esperar a que vengan y digan: “sí, toma dinero”. Es necesaria una acción política para promover un cambio fiscal enorme.
– Utilizas en el documental conversaciones de ciudadanos anónimos en diferentes países del mundo. Todos reflejan realidades muy similares sobre el empleo y la posiblidad de la renta básica. ¿Qué lección sacas de ahí?
– Esa fue una idea de Francisco Mir. Vamos a ver qué dice la gente sobre esto, porque los intelectuales pueden decir muchas cosas muy sensatas, pero al final la gente hace lo que quiere. Se hará lo que la mayoría de la gente quiera hacer. Dudé mucho sobre qué utilizar para acabar el documental. Tenía varios finales muy potentes. Uno de ellos es cuando una mujer dice: “Haremos cosas, haremos cosas bonitas”. Esto es el cambio cultural que en un momento reclama Mujica. Creo que ese cambio se producirá sin necesidad de tener que instruir a los jóvenes. Mis hijos ni conocen las marcas de los coches, ¿por qué? Porque ya no les interesa.
– Se puede aspirar, con una renta básica, a eso que alguien apunta en la película como una aproximación a la felicidad?
– No sabemos lo que pasará. En una conversación con Bauman que no aparece en la película, me dijo: la felicidad no consiste en no tener problemas, consiste en tener la capacidad para solucionar los problemas. Muchos años antes, Keynes señaló esa incertidumbre y decía que el único experimento que tenemos para saber cómo se vive sin trabajar son las mujeres de los millonarios. Los millonarios trabajan, ellas se aburren.
– ¿Qué esperas de esos experimentos en Finlandia u Holanda?
– Me parece bien que se hagan, pero son períodos cortos y no se podrá ver lo que podría ser un tema para el próximo documental: tener una vida sin preocupaciones materiales. En fin, dudo que la renta básica pueda experimentarse. Simplemente llegará.
– ¿Cuándo?
– Confío en que las nuevas generaciones tengan una mente más abierta. Mire, a medida en que vamos presentando la película en distintas ciudades, baja la media de edad de los asistentes. ¿Qué notamos en los debates? Que la gente mayor, la de nuestra generación, piensa en términos de empleo, de organizaciones obreras fuertes, de recuperar el trabajo. Los más jóvenes, quizá porque no tuvieron esa experiencia en el mundo del trabajo, miran con otros ojos.

venres, 15 de marzo de 2019

Denuncian por homicidio a los médicos argentinos que practicaron una cesárea a una niña violada de 11 años

'Lucía' fue obligada a parir por cesárea aunque la pequeña y su madre habían pedido un aborto, legal en casos de violación

Ahora los médicos que practicaron la cesárea han sido acusados de homicidio por un grupo de abogados conservadores por la muerte del bebé

Las autoridades retrasaron todo lo posible la intervención, aunque el embarazo ponía en riesgo la vida de la menor

https://www.eldiario.es/

El 27 de febrero una niña de 11 años fue obligada a dar a luz por cesárea después de que las autoridades de una provincia argentina le negaran en reiteradas oportunidades el derecho a someterse a un aborto. La pequeña había sido violada por la pareja de su abuela, de 62 años. La bebé, que nació con 24 semanas de gestación pese a que la niña y su madre manifestaron mucho antes su deseo de interrumpir el embarazo, murió días después. Ahora los médicos que realizaron la intervención quirúrgica han sido acusados de asesinato.  
José Gigena y Cecilia Ousset están acusados de los delitos de homicidio calificado, desobediencia judicial e incumplimiento de los deberes de funcionario público. En el documento presentado ante la Fiscal Especializada en Homicidio Número 1, un grupo de abogados y médicos, domiciliados en San Miguel de Tucumán (en el norte de Argentina) acusan por la muerte del bebé a los facultativos que realizaron la operación en un hospital público.
Ousset contó en su momento que mientras estaban en el quirófano el equipo médico decidió no participar, alegando "objeción de conciencia". En Argentina el aborto es legal en casos de violación o de peligro para la vida de la madre o del niño desde 1921. 
"El movimiento Salvemos las dos vidas lo que quiere es o salvar las dos vidas o que no se salve ninguna", ha asegurado José Gigena a la periodista María Florencia Alcaraz tras conocer la denuncia. 
Pese a ello, los denunciantes apuntan a que ese causal no aplica en el caso de la niña a la que la prensa argentina ha llamado Lucía. "Tenemos entendido que la niña de 11 años es sana mentalmente, entonces no tipificaría dentro del aborto no punible" sostuvieron los abogados denunciantes.
Sin embargo, la Corte Suprema de Justicia argentina ha dictado sentencia en este sentido en el llamado Fallo F.A.L., que determina que no resulta punible la interrupción del embarazo en cualquier clase de violación, y que los casos de aborto no punible no están supeditados a ningún trámite judicial. Además, la sentencia exhorta a los hospitales a implementar los protocolos correspondientes.
Nada de esto sucedió en el caso de la pequeña Lucía, que acudió con su madre al sistema público de salud con la voluntad de interrumpir el embarazo, que se detectó en la semana 19, pero se encontró con múltiples intentos de evitar o al menos retrasar el aborto. "Ha sido obligada a parir. Además de ser víctima de violación e intentar suicidarse dos veces, su salud corría peligro", expresó en su momento la abogada tucumana de Católicas por el Derecho a Decidir y Mujeres X Mujeres, Soledad Deza.
Argentina aprobó en el Congreso de los Diputados una ley de plazos similar a la española en una jornada histórica. Sin embargo, la norma fue tumbada en la votación del Senado, precisamente con los votos de los representantes de las provincias del norte del país, las más conservadoras. Hace solo un mes, otra niña de 12 años violada fue obligada a una cesárea por los retrasos y dilaciones que impedían una interrupción del embarazo segura.