Abortar en el baño de un hospital sin asistencia médica
El Defensor del Paciente de Galicia envía al fiscal las múltiples denuncias de interrupciones terapéuticas de embarazos en deficientes condiciones
PABLO LÓPEZ
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Los testimonios de las afectadas son escalofriantes. Abortos por malformación que embarazadas de más de tres meses afrontan sin asistencia médica, en la soledad de un cuarto de baño o de una habitación de hospital. En muchos casos, sin anestesia. Y recogiendo ellas mismas los fetos muertos de entre sus piernas. La proliferación de casos que han salido a la luz en los últimos días, algunos de ellos acontecidos hace hasta dos años, pero no denunciados hasta ahora, ha sacudido a colectivos feministas, proabortistas y políticos. Y ha dejado de circunscribirse al hospital Materno Infantil de A Coruña para extenderse a otros centros de la red pública gallega.
La Asociación del Defensor del Paciente ha remitido un escrito al fiscal superior de Galicia, Fernando Suanzes, en el que reclama una investigación de oficio sobre el trato que reciben las mujeres que se someten a abortos por malformaciones del feto a partir de las 14 semanas de gestación. La Plataforma Gallega en Defensa del Aborto y el Centro de Planificación Familiar de A Coruña aseguran que el hospital de esta ciudad aboca a las mujeres a abortar solas en la cama o en el váter del hospital y sin anestesia. Aseguran que se han producido más de 71 casos similares en los últimos cuatro años. La Xunta abrirá una investigación, aunque su presidente, Alberto Núñez Feijóo, ha garantizado “el rigor de los profesionales en todas sus prácticas clínicas”.
“Hasta después de las 11 de la noche, una vez que conseguí expulsar el feto, no me visitó la ginecóloga”, denuncia una de las afectadas, que abortó en el hospital público de A Coruña. Otra cuenta: “Cuando estaba con dilataciones, pensé que me atendería un ginecólogo. Me empecé a sentir mal, mal, mal, y rompí aguas allí sola con mis padres, y al final ya cuando expulsé el feto luego sí, luego llamaron al equipo de guardia”. “Pensé en poner una queja, pero me hacía daño recordar y escribir todo lo que había pasado”, añade. Otro caso se produjo en el hospital de Ferrol. “Cómo es posible que haya tenido que abortar sola, de pie en un cuarto de baño”, se pregunta la paciente.
Solo abortos eugenésicos
La elevadísima objeción de conciencia entre los profesionales de la sanidad en Galicia agrava el problema. Son “muchísimos más” los médicos que se niegan a practicarlos que los que se implican, reconoce el directivo de un hospital público gallego. En Galicia solo se practican abortos eugenésicos -en caso de enfermedad severa del niño- en los hospitales de A Coruña, Pontevedra y Vigo, pero no todos los profesionales de esos centros los practican. Y al tratarse de procesos de difícil programación, que se pueden prolongar entre 12 y 36 horas, se complica el seguimiento de las pacientes.
La Xunta ofrece como solución la derivación de casos a una clínica privada de Madrid, una alternativa que no satisface a las embarazadas. “No todas están en disposición de realizar ese traslado solas”, puntualiza la diputada autonómica del PSOE y técnico del Centro Municipal de Planificación Familiar de A Coruña Marián Ferreiro. La alternativa de abortar en Madrid encarece además la factura de la sanidad pública, lo que pone en evidencia contradicciones como las que se han vivido en otros hospitales de la red gallega. Por ejemplo, en Ourense, donde la Consellería de Sanidade prefirió desmantelar el equipo estable que practicaba los abortos y derivar los casos a Madrid que atender las reivindicaciones económicas de las matronas por las prolongaciones de turnos.
“No todos las situaciones son iguales, y por lo tanto los mismos médicos no siempre objetan”, precisa el jefe de ginecología y obstetricia del hospital público de Ourense, José Luis Doval. “En nuestro hospital aún se practican algunos abortos eugenésicos a embarazadas de más de tres meses en casos muy claros, pero puede ocurrir que si en el cambio de turno la matrona o el médico que entran se declaran objetores, la paciente se quede sin protección”. Es lo que los colectivos que han sacado a la luz los abortos de A Coruña sospechan que viene pasando en ese centro hospitalario.
La elevadísima objeción de conciencia entre los profesionales de la sanidad en Galicia agrava el problema de los abortos en esta comunidad
El director médico del área sanitaria de A Coruña, Ricardo López Boullón, niega que las interrupciones de embarazo sin atención médica se produzcan de forma sistemática, y limita los casos conocidos a “disfunciones en el servicio”. Boullón, que asegura que el protocolo que se aplica en el centro es “el correcto”, atribuye las situaciones más complejas a que los fármacos que se utilizan producen un efecto imprevisto que puede hacer que la embarazada tenga un “inicio expulsivo” en un momento en el que nadie esté con ella en la habitación. Fuentes del hospital añaden que la presencia de un facultativo en esa fase del proceso “no aporta valor”.
El Defensor del Paciente resalta la trascendencia de los hechos: “De ser ciertos son bastante graves. Es una situación traumática, que necesita la mayor protección y asistencia”, denuncia un portavoz. El mismo organismo comprende que la delicada situación que atraviesan las mujeres que se ven obligadas a abortar por un caso de malformación del feto les impida denunciar este tipo de situaciones, pero les anima a hacerlo “un tiempo después”.
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