luns, 15 de abril de 2019

Urge un gran Pacto Social por el Agua

2.100 millones de personas en el mundo no tienen acceso a agua potable en casa.



• Urge actuar con políticas globales y concretas que garanticen el cumplimiento de los ODS, que incluyen además de agua limpia y saneamiento, el fin de la pobreza o el hambre cero.
• Hay que establecer una gestión eficiente del agua, así como planes de actuación con medidas destinadas a paliar el efecto de la sequía y de los fenómenos climáticos extremos.
• Es necesario un Gran Pacto Social por el Agua que perdure en el tiempo y en el que participen las organizaciones sociales, sindicales y los partidos políticos.

El 22 de marzo se celebra el del Día Mundial del Agua. El lema de este año es “no dejar a nadie atrás”, realizando una adaptación de la promesa central de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible que indica que todo el mundo debe beneficiarse del progreso del desarrollo sostenible. Dentro del contexto del agua, el objetivo es que todas las personas dispongan agua y saneamiento de aquí a 2030.
En el año 2010, la ONU reconoció como derecho humano el derecho al agua y al saneamiento, reafirmando que son esenciales para la realización de todos los derechos humanos, y en 2015, tras admitir que no se habían hecho suficientes avances, la Asamblea General de Naciones Unidas también reconoció explícitamente el derecho a “un saneamiento que sea salubre, higiénico, seguro, social, culturalmente aceptable y que garantice la intimidad y la dignidad”.
Ese mismo año, 193 Estados miembros de Naciones Unidas firmaron la Agenda 2030 y decidieron incluir entre los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible uno específico sobre agua limpia y saneamiento (ODS 6), con el que se quiere “garantizar la disponibilidad de agua y su gestión sostenible y saneamiento para todos”. En 2018 se inició un decenio internacional para la acción llamado “agua para el desarrollo sostenible”.
Pese a todos los hitos indicados hasta ahora, en la actualidad, en el mundo hay 2.100 millones de personas que no tienen acceso a agua potable en casa, de las cuales 263 millones caminan más de media hora diaria para conseguirla. Además, 2.400 millones de personas carecen de saneamiento adecuado, de las cuales 892 millones se ven obligados a hacer sus necesidades al aire libre.
El agua no potable, acompañado por unas infraestructuras deficientes, es el causante de casi 850.000 muertes al año. Más de 700 niños menores de cinco años mueren todos los días de diarrea causada por agua insalubre o un saneamiento deficiente.
La escasez de agua, debida entre otros factores a los impactos del cambio climático, también es un problema cada vez más acuciante. Actualmente la escasez afecta a más del 40% de la población mundial, y se prevé que para 2050 la demanda crezca un 40%. Según Naciones Unidas la escasez de agua en zonas áridas o semiáridas provocará en 2030 el desplazamiento de hasta 700 millones de personas. En pleno Siglo XXI estos datos no se deben ni se pueden consentir.
Actuar de manera urgente con políticas globales
UGT urge actuar frente a estos datos con políticas globales y concretas que garanticen el cumplimiento de los ODS, que incluyen además de agua limpia y saneamiento, el fin de la pobreza, el hambre cero o salud y bienestar entre otros.
El agua es un elemento esencial para el desarrollo sostenible y una correcta gestión de los recursos hídricos es clave para reducir la pobreza, crear empleo verde y decente y aumentar la sostenibilidad ambiental.
España es uno de los países que más va a sufrir y que ya está sufriendo las consecuencias del cambio climático. De hecho, un informe reciente de AEMET y del Observatorio de la Sostenibilidad, afirma que la temperatura media de España ha subido el doble que en el resto de mundo, en los últimos 50 años un 1, 6º C. Además, las previsiones del CEDEX y del IPCC indican que se van a reducir los recursos hídricos disponibles en España entre un 24% y un 40%.
Es necesario, por tanto, establecer una gestión eficiente del agua, así como planes de actuación con medidas destinadas a paliar el efecto de la sequía y de los fenómenos climáticos extremos como también son las lluvias torrenciales y las inundaciones. Además, tenemos que luchar contra la desertificación que vamos a sufrir en nuestro país en los próximos años. Por ello, se hace necesario crear una comisión que analice las consecuencias que tendrán estos impactos sobre el empleo y sobre la sociedad en su conjunto.
Llevamos años hablando o, mejor dicho, oyendo que es necesario un gran pacto. Un pacto político por el agua. Lo que necesitamos es un Gran Pacto Social por el Agua, donde participemos organizaciones sociales, sindicales y partidos políticos. Un pacto que perdure en el tiempo y que no esté sujeto a vaivenes políticos.
Esperemos que una vez que pase este periodo de elecciones seamos capaces de contar con un gobierno que apueste por ese pacto y en el que no deje a nadie atrás.

A sanidade privada xa xestiona unha de cada catro camas en Galicia, segundo estudo

Presentouse o informe “Sanidade privada, achegando valor: Análise de Situación 2019”. No referido a Galicia, constata o avance das corporacións. Segundo os seus datos,  o sector sanitario privado dispón en Galicia de 23 hospitais (o 62% do total da comunidade) e 2.357 camas (24% do total).


Presentacion estudo idis sanidade privada galicia

Presentación en Madrid do informe “Sanidade privada, achegando valor: Análise de situación 2019”, desenvolto polo Instituto para o Desenvolvemento e Integración da Sanidade (Fundación IDIS)


Enarborando estas cifras, desde o Instituto para o Desenvolvemento e Integración da Sanidade (Fundación IDIS) destácase que "a sanidade privada conta cos recursos necesarios para axudar a que o sistema sanitario sexa sustentable, accesible e de calidade". 

CADA VEZ GÁSTASE MÁIS EN SEGUROS SANITARIOS PRIVADOS
O mercado en Galicia move xa cifras importantes.  Máis de 390.000 galegos  contan cun seguro privado. Isto supón un incremento anual do 1,3% no número de asegurados e do 3% no volume de curmás no período 2013-2017. Galicia constitúe case o 4 por cento do mercado nacional en volume de curmás.

A nivel de toda España, en 2018 superáronse os 10,3 millóns de usuarios da sanidade privada, entre asegurados e mutualistas, o que supón un incremento do 4,3% respecto ao ano anterior.  Subida que sen dúbida é un elemento para ter en conta no debate actual sobre a calidade do sistema sanitario público.

OMS: cumplid vuestras promesas de una vez

Imaxe relacionada

Pilar Estébanez 

El pasado domingo la OMS conmemoró el Día Mundial de la Salud y para nuestra decepción, insistió una vez más en la difusión de un mensaje plagado de palabras bonitas, buenas intenciones, pero ninguna concreción para lograr los objetivos que la propia Organización Mundial de la Salud se había marcado hace ya décadas.
Resulta frustrante que la OMS insista en la campaña que ha preparado para la conmemoración de ese día en explicar a la población qué es la cobertura universal, pero sin ofrecer absolutamente ninguna idea sobre cómo lograrla, cuando han pasado ya 41 años desde la Declaración de Alma Ata en la que el objetivo era “Salud para todos en el año 2000”.
Cuarenta y un años después de la Declaración, y 19 años después del plazo propuesto, aún estamos muy lejos para lograr ese objetivo. Casi tan lejos como cuando se propuso, si bien es cierto que en estas cuatro décadas se han logrado muchos avances, sobre todo en los países desarrollados y en vías de desarrollo. No tanto en los países pobres, como sabemos bien los que nos hemos dedicado a la salud pública en las últimas décadas.
Por supuesto que no se ha logrado la cobertura universal, pero es que ni siquiera hemos logrado agua y saneamiento para todos, un objetivo que salvaría decenas de miles de vidas cada año y que es materialmente realizable sin una gran inversión. Ahora casi en cada lugar del planeta hay cobertura telefónica móvil, pero no agua potable o saneamiento, una prueba de la injusticia del capitalismo, que es capaz de llevar la señal telefónica a cualquier parte porque produce beneficios inmediatos, pero no agua potable, que salvaría muchas vidas y supondría una inversión rentable para cualquier país en términos de coste-beneficio.
Y una voluntad política y compromiso real con un impacto real en la salud de la población sería aprovechar las innovaciones tecnológicas, por ejemplo, planteando planes estratégicos que aumenten la cobertura asistencial a través de las TIC -empresas de Tecnología de la Información y la Comunicación—para aplicar la telemedicina, que contribuiría a la cobertura universal. Sería mucho más barato que otras iniciativas y fácilmente financiable por las propias empresas.
Los avances mayores que se han producido en los últimos años en la salud pública han venido de la mano, en muchos casos, del movimiento asociativo. Por ejemplo, la lucha contra el SIDA: el activismo logró que los laboratorios rebajaran los precios de unos medicamentos que eran inaccesibles para gran parte de la población mundial, que estaba abandonada a su suerte frente a la epidemia sobre todo en África.
Cuatro décadas después de Alma Ata aún seguimos hablando de lo mismo, dándole vueltas. Lo que queremos es que los responsables de las políticas mundiales de salud cojan el toro por los cuernos y hagan, de una vez, una política estratégica aprovechando las tecnologías disponibles y las sinergias que pueden surgir de ellas. Ahora nos advierten de los peligros de la contaminación y de las muertes que cada año provocan, pero tampoco se toman medidas drásticas para acabar con ella y con las consecuencias que provoca, como el cambio climático, que ya está afectando gravemente a muchos países. ¿Tendrán que pasar otros 40 años para que tomen medidas reales?
Lo que queremos son políticas y propuestas activas, realizables, que produzcan cambios, no declaraciones huecas que solo sirven para justificar la celebración de un Día Mundial. Queremos que se obligue a los países ricos a cumplir con sus compromisos, que no pase lo que sucede ahora con Estados Unidos, con un presidente, Donald Trump, que se permite recortar y eliminar todos los compromisos económicos adquiridos por su país con la Comunidad Internacional (recorte de aportaciones a la ONU, a la OMS, a la cooperación internacional…). Es un ejemplo muy peligroso que ya tiene seguidores: ahí están los Bolsonaro, los ultraderechistas en Italia, en Hungría, en Polonia…
La OMS apenas rinde cuentas, a pesar de sus errores. Nunca hay responsables de dichos errores. El ejemplo más evidente es la gestión de la epidemia de ébola en África Occidental. Se había advertido en cuanto aparecieron los primeros casos, pero se tardó mucho en actuar. En Mozambique está pasando lo mismo. Un ciclón que arrasa tres países, en una zona endémica de cólera, se advierte de lo que puede suceder y se tarda ¡dos semanas! en mandar las vacunas, cuando ya hay muertos por la enfermedad y miles de posibles casos. Es algo que cualquier salubrista sabía que sucedería. De nuevo, ninguna responsabilidad.
Y esto nos lleva como siempre a la impunidad total ante el mal hacer de organismos internacionales como en el caso de la OMS. Es necesario trabajar más rigor, y con rendición de cuentas. Buscar vías de financiación para llevar adelante los objetivos que se proponen y que no llegan a ninguna parte. ¡Ya sabemos que el objetivo es la salud para todos! Llevamos cuarenta años esperándolo.
Pónganse manos a la obra y cumplan sus promesas.
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Inna Shevchenko: "Hay mucho en común entre la industria del sexo y el mercado de la gestación subrogada"

Inna Shevchenko es una de las lideresas de Femen, el grupo feminista que saltó a las portadas de los medios hace ya varios años, cuando sus protestas en toples acapararon la atención

"Históricamente, todas las religiones han contribuido muchísimo a la opresión de las mujeres. Puedes criticar Islam y al mismo tiempo reconocer el ataque a los musulmanes", dice sobre las críticas a algunas de sus acciones

"Entiendo el intento de regular, de mejorar la situación de las prostitutas, pero luego está la práctica. Lo único que vemos es que el sistema ha fallado", afirma sobre la prostitución



Inna Shevchenko es una de las lideresas de Femen, el grupo feminista que saltó a las portadas de los medios hace ya varios años, cuando sus protestas en toples acapararon la atención y el movimiento feminista aún cocinaba el auge del que hoy disfruta. Quizá por esa relación compleja con los medios, que las lanzaron a la fama pero que también las cuestionaron con dureza, y por ese estallido feminista Schevchenko ha participado como invitada en el Festival Internacional de Periodismo de Perugia. "Los medios nos han ayudado, aunque en algunos sentidos también hemos sido dañadas por los medios, hemos sido reducidas a algo superficial", se queja. Hoy en día, señala, el activismo puede crear sus propios canales de comunicación, "ya no necesitas un intermediario, puedo escribir mi mensaje directamente sin que sea cambiado o reducido a un eslogan". No obstante, defiende que los medios son "extremadamente importantes aún y que siempre serán un pilar de la democracia. Su rol principal debería ahora ser vigilantes del poder y del establishment, no quedarse en el clickbait".
Vivimos un momento de estallido del feminismo. En países muy diferentes el movimiento está muy fuerte y se habla de una nueva ola del feminismo. ¿Cuál debe ser el papel de Femen en este momento?
Desde el principio concibo el rol de Femen como un grupo que actúa y habla cuando otra gente no lo hace. Por eso es por lo que surgimos en Ucrania cuando vivíamos un momento en el que nadie quería hablar de los derechos de las mujeres y de ciertos asuntos políticos. Fuimos las que rompimos el silencio y hablamos. Cuando nos convertimos en un movimiento internacional en Europa en 2012, claro que había un movimiento feminista que estaba actuando y el contexto era diferente al de Ucrania, pero había algunos temas de los que nadie hablaba, como el de la religión y los derechos de las mujeres. Siempre hay algún tema sensible, intocable, del que la gente no quiere profundizar. Así que el rol de Femen es señalar esos temas de los que no se hablan o que son ignorados adrede y al mismo tiempo, cuando vivimos una ola de cientos de miles de voces, nuestro papel es apoyarlas. 
Femen habla del cuerpo como arma, pero en muchos lugares el feminismo está reivindicando ahora también el derecho al placer, el cuerpo como parte de una revolución del placer. ¿Hay que hablar del cuerpo, no solo como lucha sino como parte del derecho al deseo?
No creo que sea algo absolutamente separado u opuesto, porque en ambos casos lo que queremos es la propiedad y la autonomía sobre nuestros cuerpos y que el cuerpo deje de ser un juguete en manos de las instituciones patriarcales. El cuerpo de las mujeres puede ser un arma, también una herramienta para el placer. Para Femen el cuerpo es una herramienta de trabajo y decidimos cuándo es político y cuándo es sexual. 
Algunos grupos, también feministas, han acusado a Femen de ser racistas o colonialistas, de organizar acciones sin tener en cuenta el contexto o las necesidades o problemas de las asociaciones locales. Por ejemplo, en 2015 dos activistas francesas se besaron en público en Rabat en un lugar simbólico y hubo críticas de colectivos...
Esa acción fue hecha porque una semana antes dos personas homosexuales que se habían besado y abrazado en un espacio público habían terminado en la cárcel. Y hay una artículo en su constitución que habla de criminalizar las relaciones homosexuales. Como todo, depende de con quién hables. Teníamos apoyo de algunos grupos de allí, pero claro que hay gente que está en descuerdo con Femen, también en Marruecos. Hubo mucha gente que nos escribió para darnos las gracias. Obviamente Femen crea debate y no podemos gustar a todo el mundo. Lo que queremos es extender el mensaje de lo que creemos que es importante, y en este caso era que besarse o abrazarse en el espacio público es un acto normal, lo es en Francia y debe serlo en Rabat. Venimos de contextos diferentes pero todo el mundo merece los mismos derechos.
Sí, pero ¿no deberían ser las personas de ese lugar las que marquen la agenda de sus reivindicaciones?
Estas críticas siempre van muy ligadas al Islam o a nuestras acciones contra la discriminación en las culturas islámicas, pero si ves nuestro trabajo verás que actuamos igualmente contra todas las religiones, no nos enfocamos en una. Señalamos las identidades, las leyes, los dogmas, las ideas, no señalamos a las personas, a los creyentes. Históricamente, todas las religiones han contribuido muchísimo a la opresión de las mujeres. Puedes criticar el Islam y al mismo tiempo reconocer el ataque a los musulmanes. En este momento, con el auge de la extrema derecha en Europa y de los líderes xenófobos, como Marine Le Pen, somos las primeras y las únicas que la seguimos a todas partes cuando se presentó para la presidencia. Tenemos que hablar por ejemplo de por qué consideramos el hiyab sexista, o por qué las mujeres deben cubrirse por definición. E igualmente me opongo a las iniciativas de la extrema derecha para prohibirlo.
Usted es de Ucrania, donde la gestación subrogada está permitida y donde, de hecho, acuden muchas parejas españolas a pesar de las advertencias de las autoridades sobre malas prácticas, ¿cuál es su opinión sobre esta práctica?
En Ucrania la industria del sexo está muy desarrollada, y el mercado de la gestación subrogada está muy avanzado. Hay agencias, ya no es una persona privada que lo hace, hay todo un negocio. Una vez más es otra forma de comercializar el cuerpo de las mujeres y de considerar a las mujeres como un producto. Hay mucho en común entre la industria del sexo y el mercado de la gestación subrogada. Hablo de mercado porque es un mercado donde el cuerpo de las mujeres es alquilado y usado para algo. Es una forma de deshumanizar a las mujeres, de reducirlas a su cuerpo y a su función sexual y reproductiva. Es muy degradante, incluso como idea. 
¿Lo equipara con la prostitución?
Absolutamente, es la misma filosofía, es vender el cuerpo de las mujeres.
Pero algunas organizaciones, como Amnistía Internacional, apuestan por regularla porque dicen que, al menos en algunos países, es la única forma de que estas mujeres puedan acceder a algunos derecho, ¿qué le parece?
Entiendo el intento de regular, de mejorar la situación de las prostitutas, pero luego está la práctica. Vengo de un país donde la prostitución destroza la vida de muchísimas mujeres, a pesar de que es ilegal. La legalización en Alemania o en Holanda... lo único que vemos es que el sistema ha fallado. En Alemania solo se han registrado un 1% de las prostitutas porque ellas mismas consideran que no es un trabajo permanente y, en segundo lugar, porque si se registran y tienen una especie de contrato, tienen más presión por parte de los chulos, que actúan como empleadores. Es un modelo que no funciona y me impacta que organizaciones de derechos humanos puedan pedir esto cuando hay tantos hechos en contra. Yo aspiro a que la prostitución se abola, aunque sea una idea utópica. No quiero que más generaciones de mujeres crezcan con la idea de que pueden ser un producto y venderse a sí mismas y que más generaciones de hombres crezcan pensando que puedan comprar a una mujer y usarla como quieran si pagan dinero. Apostamos por el modelo nórdico para criminalizar al cliente y no poner responsabilidad legal alguna en las prostitutas. 

Cloacas del Estado: lo llaman democracia y no lo es

El aparato del Estado echó a andar la trituradora contra Podemos y todo el mundo fue testigo de ello

Ruth Toledano
Durante las acampadas del 15M, las movilizaciones de Rodea el Congreso, las manifestaciones y mareas que convirtieron los años 2011 y 2012 en un hito político de la historia española, esa fue una de las consignas que se coreaban en las calles y en la plazas: “Lo llaman democracia y no lo es”. Entonces, la socialdemocracia de un PSOE en el Gobierno nacional desvirtuó, despreció y hasta denostó las iniciativas de protesta de las personas indignadas.
Del neoliberalismo, ultracatolicismo y neofranquismo agazapados en el PP, ni hablamos: directamente, echaron a las huestes policiales contra una ciudadanía pacífica que decía basta a la estafa de bancos, grandes corporaciones, monopolios y gobiernos; que alertaba de la privatización de servicios públicos tan básicos como la educación y la sanidad; que advertía del riesgo vital que estaba suponiendo la especulación con la vivienda; que denunciaba recortes presupuestarios, en prestaciones y en derechos; que acusaba a los poderes políticos de condenar a los trabajadores a la precariedad laboral; que desenmascaraba el saqueo de la corrupción y los privilegios de las puertas giratorias; que señalaba también los privilegios de la iglesia católica en un estado aconfesional; que desvelaba los escándalos de la Corona y cuestionaba su continuidad; que se rebelaba frente a la crisis climática y ecológica y se pronunciaba frente a la explotación y el maltrato a los otros animales; que declaraba que la crisis civilizatoria necesita una revolución y que la revolución será feminista o no será.
Una ciudadanía que evidenciaba la extrema debilidad de la democracia participativa, sometida a la opacidad de un bipartidismo que asumió entonces las políticas de austeridad dictadas por la Troika y sumió a la ciudadanía en un horizonte que permanece aún sin futuro.
Esta larga lista de agravios sirve de mucho para entender lo que pasó después y está pasando ahora, para deducir por qué los poderes políticos y económicos consideraron necesario acondicionar a sus intereses un espacio inmundo como el de las cloacas del Estado y usaron todas las herramientas a su alcance, empezando por la creación de brigadas políticas en una policía que nos distraía en la calle dando palos. Podemos fue fundado en 2014 por Pablo Iglesias, Íñigo Errejón, Juan Carlos Monedero, Carolina Bescansa y Miguel Urbán. Todos ellos habían formado parte activa del 15M y las mencionadas movilizaciones, que eran nuevas formas y nuevos espacios de organización social. Había que parar los pies a quienes iban a representar esa indignación en las instituciones. Así que esos poderes, a través de la policía política, se emplearon a fondo (empleando fondos públicos) en elaborar listas, pinchar líneas de teléfono, robar móviles, grabar conversaciones, conspirar en restaurantes o, en lo más bajo de la merde (que diría Letizia al compi yogui Javier López Madrid), crear pruebas que no existen y elaborar informes falsos para enmerdar a los candidatos de la indignación.
El objetivo último era desarticular a esa formación política, borrar del mapa al nuevo partido. Acabar con Podemos. Y hacerlo con métodos ilegales. Es decir, dar un golpe de Estado encubierto. Es un asunto político de extrema gravedad, un vergüenza política sin límites, que deja al régimen del 78 en muy mal lugar, si hablamos en términos democráticos. Los perroflauta, los rastas, los coletas, los conspiranóicos, los antisistema han terminado por tener más razón que los santos: “Lo llaman democracia y no lo es”. Lo llaman democracia y son cloacas del Estado al servicio de unos poderes, políticos y económicos, que actúan, con la Corona en la cúspide, como un esquema piramidal. Molesta quien pone objeciones a la estructura y en peligro, por tanto, sus prebendas. Hacía decenios que nadie la hacía tambalearse tanto, y nadie les irritaba, les asustaba, les enfurecía tanto como Podemos.
El aparato del Estado echó a andar la trituradora contra Podemos y todo el mundo fue testigo de ello. En las televisiones, en los periódicos, en las ondas. El ataque y la descalificación eran salvajes, y los afectados advirtieron de ello una y otra vez. Pocos los tomaron en consideración. Los bulos se sucedían, crecían y se difundían sin control. Ellos se defendían de una y mil maneras: aportando pruebas que los desmentían, ignorando las ofensas, yendo a emisoras y platós a explicarse una y otra vez. Servía de poco: algunos lugares comunes prendieron de manera especial y eran repetidos en tertulias, en debates, en titulares, en conversaciones de bar o de sobremesa familiar. Algún día se estudiará el proceso de intoxicación mediática y social que se emprendió para destruir a Podemos. Ese crimen político era una evidencia ante la que los medios y la sociedad cerraron los ojos como cierran los oídos los vecinos que oyen golpes en el piso de abajo. Hasta que suenan las sirenas y deslumbran las luces de emergencia.
Ahora sabemos, se confirma, que en la brigada política contra Podemos había mandos premiados con altas remuneraciones, jubilaciones de lujo, condecoraciones. Al mejor estilo de los peores regímenes: se compra al mercenario, se le paga. La Unidad contra la Delincuencia Económica y Fiscal (UDEF) pasó de investigar, presuntamente, políticos corruptos a maniobrar contra un partido con buenas y crecientes expectativas. Para corruptos, ellos, la Policía afín al PP con la complicidad del PSOE. Como expertos en delincuencia, sus maniobras fueron propias de delincuentes profesionales. No era algo nuevo, pues parte de las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado se han dedicado a la guerra sucia antes, durante y después de la construcción del régimen del 78. Lo que estaba muy claro era el objetivo: Podemos.
Nadie ha dimitido aún cuando se ha descubierto esta trama mafiosa, la desvergüenza de la brigada policial. Quizás algún día los culpables lleguen a pagar por sus delitos. Pero el daño infligido a la democracia tarda mucho en curar, así como la salud personal y política de las víctimas. Los líderes de Podemos han cometido muchos errores (ni más ni menos, por otra parte, que la inmensa mayoría de los líderes de otras formaciones) y ya han pagado un alto precio por ello. Pero una gran parte de esos errores, así como la enorme fractura interna que han sufrido, ha sido fomentada y alimentada por los intoxicadores, los espías, los policías que han ejercido la violencia de ser mercenarios ideológicos. Es muy difícil soportar la presión que ha sufrido Podemos. Una presión que se ha ejercido a través de uno de los mayores escándalos políticos de la historia española. Un escándalo que da la razón a quienes gritaban "se llama democracia y no lo es".

Galicia xunta nun radio de apenas 60 quilómetros tres das 25 empresas máis contaminantes do Estado

Central térmica de Endesa, nas Pontes CC-BY-SA Banjo


A central de Endesa nas Pontes é a empresa máis contaminante do Estado e das máis de Europa. A instalación encabeza o ránking español de emisións de dióxido de carbono, segundo os últimos datos feitos públicos pola Axencia Europea do Medio Ambiente sobre as empresas da UE suxeitas ao mercado comunitario de dereito de emisións
A central térmica das Pontes é a instalación máis contaminante do Estado e a 17ª da UE; en 2018 emitiu 7,9 millóns de toneladas de gases de efecto invernadoiro
A instalación térmica das Pontes é a 17ª factoría que máis CO2 equivalente (medida en toneladas da emisión de todos os gases de efecto invernadoiro) botou á atmosfera na Unión Europea durante 2018, con 7,9 millóns de toneladas, malia reducir en 200.000 toneladas as emisións de 2017, o que non lle valeu para descender na táboa, senón mesmo ascender dous postos ante a diminución xeneralizada pero escasa da industria. 
Das 30 empresas que máis CO2 equivalente emiten na UE, a inmensa maioría son centrais que producen electricidade a partir de combustibles fósiles como carbón, gas natural ou gasoil, aínda que no 9º posto atópase a aeroliña Ryanair e tamén se inclúen refinarías ou siderúrxicas. A central de carbón de Belchatow, en Polonia, é a instalacións máis contaminante, seguida de varias de Alemaña do mesmo tipo. 
A nivel estatal, a térmica das Pontes supera por moito a seguinte na lista, outra central semellante de EDP en Aboño (Asturias), que reduciu as súas emisións a 7,1 millóns. Na lista de empresas máis contaminantes de España aparece tamén nun posto destacado outra central térmica, a que Naturgy ten en Meirama (Cerceda) e que ten previsto o seu peche para o vindeiro 2020. Sitúase entre as 150 instalacións máis contaminantes da UE e no posto 11º entre as do Estado, con 2,24 millóns de toneladas de CO2 en 2018. A refinaría de Repsol na Coruña, con 1,1 millóns, ocupa o 22º posto. 
A térmica de Meirama e a refinaría de Repsol na Coruña tamén están no top-25 de empresas máis contaminantes en España
Xa que logo, tres factorías galegas sitúanse entre as 25 máis contaminantes do Estado. Na mesma provincia, nun radio de apenas 60 quilómetros, a unha hora en coche como moito –entre Meirama e a refinería de Repsol hai media hora e de calquera das dúas ás Pontes 30 minutos máis– e con máis de 10 millóns de toneladas de gases de efecto invernadoiro emitidos á atmosfera cada ano. A cifra supón, practicamente o dobre das emisións deste tipo de todo o sector do transporte en Galicia en doce meses, segundo os últimos datos accesibles, de 2015. A seguinte galega na lista é a planta de Alcoa, en San Cibrao, 45º en España con 650.000 toneladas; A homónima na Coruña emite unhas 183.000, algo menos que Cementos Cosmos, en Ourol. 
Tal e como destaca Xosé Veiras no seu blog Un claro no bosque, a térmica de carbón das Pontes contribúe ao quentamento global tanto ou máis que algúns estados. De feito, en 2016, as emisións do Uruguai procedentes de combustíbeis fósiles ascenderon a 6,9 millóns de toneladas, segundo o Atlas da Enerxía da AIE. O impacto climático positivo dun ano sen actividade na térmica de carbón das Pontes equivale a un ano con consumo cero de petróleo, carbón e gas natural nun país enteiro como o uruguaio.
Endesa prorrogou a vida da central das Pontes máis aló de 2020 adaptándose á Directiva de Emisións da UE, que reducirá emisións tóxicas pero non as de CO2 inherentes á queima de carbón
Como insiste Xosé Veiras, Endesa xa solicitou o peche de tres das súas centrais de carbón, pero optou por prorrogar alén de 2020 a vida das que opera nas Pontes de García Rodríguez e en Carboneras (Almería), adaptándoas á Directiva de Emisións Industriais (DEI) comunitaria que, despois de catro anos e medio de exención, se lles aplicará a partir de xullo de 2020. A adaptación á DEI reducirá emisións tóxicas (SO2, NO2, partículas...) pero non as elevadas emisións de CO2 inherentes á queima de carbón.
Porque á marxe do efecto que as emisións teñen no empeoramento dos efectos do cambio climático, son diversos os informes que advirten dos prexudiciais efectos contaminantes e que para a calidade do aire e a saúde humana teñen varios tóxicos que aínda emite a instalación das Pontes e moitas outras industrias galegas altamente contaminantes. 
Así, cada ano, e de acordo cos datos recollidos no informe La calidad del aire en el Estado español de Ecologistas en Acción, procedentes das estacións de medición da contaminación do aire xestionadas por Xunta, Goberno estatal, Concellos e grandes industrias, constátase como as zonas achegadas a varias das devanditas empresas sitúanse entre as áreas con peor calidade do aire nun país onde os contaminantes con máis incidencia son as partículas PM10 e PM2,5, dióxido de xofre e o ozono troposférico. 

Lo que diferencia a un inmigrante de un extranjero es el dinero

Mi propia familia es buena prueba del lenguaje que diferencia entre inmigrantes (pobres) y expatriados (ricos)

El problema surge, sin embargo, cuando los destinos favoritos de estos expatriados con recursos no cumplen los Derechos Humanos

Afua Hirsch
La forma en que hablamos de la inmigración refleja un doble discurso impresionante. Mi propia familia es buena prueba de ello. Africanos por una rama y judíos por la otra, mis abuelos pertenecieron a una generación de "inmigrantes" que formaban parte de "diásporas". A mis padres, que vivían en Brunei poco antes de mi nacimiento, se les adjudicó la etiqueta de expatriados reservada a los inmigrantes británicos. Aunque también habría que preguntarse si esta sofisticada y exitosa presentación es válida para los británicos negros. Lo digo por experiencia propia. Trolls de Internet que parecen no tener ningún problema con los británicos nacidos en el exterior en general, consideran que mi nacimiento fuera del Reino Unido me impide ser considerada como británica. Un ataque que nunca escuché hacer contra mis contemporáneos blancos.
La diferencia entre inmigrantes y expatriados es que los primeros son un problema y los segundos pertenecen a la categoría de británicos "que disfrutan de una vida sin límites", como dicen los que los celebran. Además de en España, esta vida tiende a desarrollarse en el antiguo imperio, como era de esperar. Una mayoría de expatriados británicos se concentra en Australia, Estados Unidos y Canadá. Según una investigación del banco HSBC (que a su vez también es un invento colonial de expatriados), el mejor lugar de todos para los británicos es Singapur: bueno para la salud, para la educación y para los ingresos.
El problema es que en los últimos tiempos esa vida sin límites se ha topado con algún que otro límite. En una desagradable coincidencia, el mismo día en que Jeremy Wright (ministro británico de Cultura) se jactaba de que el Reino Unido tenía las "leyes de Internet más duras del mundo", llegaba la noticia del arresto a una antigua expatriada británica en Dubai por comentarios publicados en Facebook: a Laleh Shahravesh la detuvieron por llamar yegua a la nueva esposa de su ex marido. Sin que esto signifique una aprobación de lo que hacen los trolls en Internet, encuentro ese insulto bastante halagador en comparación con los que recibo todos los días en las redes sociales.
Brunei, donde mis padres formaron parte del circuito de expatriados, también está poniendo impedimentos a la ilimitada vida de los británicos. O al menos la de los homosexuales, o la de los que cometen adulterio o piensan en abortar. Todo eso se castiga ahora con unos sádicos actos de violencia estatal. En Londres se organizaron manifestaciones de protesta frente a un hotel propiedad del sultán (en el que casi nadie puede darse el lujo de dormir) pero el tema de las empresas británicas en Brunei y de sus miles de empleados allí fue discretamente dejado de lado.
Tal vez tenga que ver con las difíciles cuestiones que surgen cuando los países favoritos para los británicos expatriados incumplen con los Derechos Humanos. La diáspora británica (aunque nunca la llamemos así) es considerada como una herramienta útil para volver a hacer del Reino Unido una gran nación comercial en todo el mundo.
Nada parece indicar que el gobierno británico esté pensando en arriesgar eso con una postura ejemplar en relación a los abusos contra los Derechos Humanos. Se le da más peso a la Commonwealth, aunque la incapacidad de sus miembros para evitar el retroceso en Derechos Humanos de Brunei sea solo uno de muchos ejemplos. El gobierno de Emiratos Árabes Unidos ya estaba en el candelero el año pasado, cuando acusó al académico británico Matthew Hedges de ser un espía. Emiratos tiene el raro privilegio de ser el único país del mundo con dos embajadas del Reino Unido: una en Abu Dhabi y otra en Dubai. En el tribunal de apelaciones, el gobierno británico está ahora mismo defendiéndose por no haber impedido la venta de armas a Arabia Saudí, pese a las creíbles pruebas internacionales de que los saudíes usan las armas británicas para atacar de forma rutinaria a los civiles de Yemen.
Deberíamos debatir sobre la posibilidad de que el Reino Unido exija que se respeten los Derechos Humanos en otros países como parte de una política exterior ética. Como muchos de los activistas en países donde el gobierno británico sostiene a regímenes violentos, no tengo ningún problema en introducir la ética en la política exterior. Sin embargo, todavía no he escuchado al gobierno tomar la decisión, tras un completo proceso de consulta y consenso, de que vamos a seguir una política exterior no ética.
Pero aquí surge otro tema relevante sobre la inmigración. Consideramos a los inmigrantes británicos como gente con recursos, ya sea el militar de otra época destinado al Raj con todos los lujos o el actual abogado de empresa y su vida en el Golfo libre de impuestos. Si nos molestáramos en pensar sobre la perspectiva con que miramos a la migración británica, lo más probable  es que llegaríamos a la conclusión de que los inmigrantes que no consideramos un problema son los inmigrantes que no son pobres.
Eso sí, somos lo suficientemente generosos como para extender nuestras ideas sobre la migración a algunas otras personas. El día en que el Ministerio de Interior anunció el procedimiento para la residencia de los inmigrantes de la Unión Europea, yo estaba hablando con un banquero holandés que lleva años viviendo en el Reino Unido. "¿Vas a solicitarla?", le pregunté, inocente. Me miró como si fuera tonta. "Me imagino que, como en todas estas cosas, habrá una exención para la gente rica", dijo.
Tiene razón, por supuesto. Suspendemos las normas cuando se trata de inmigrantes ricos. Igual que con los inmigrantes británicos, a los que ni siquiera llamamos inmigrantes. Les garantizo que en lo que tenga que ver con países como Brunei, donde viven inmigrantes británicos y además ricos, se evitará todo tipo de análisis.
Traducida por Francisco de Zárate

Por qué los barrios pobres no van a votar: la abstención en las zonas más excluidas duplica a la de las más ricas

El barrio sevillano de 'las 3.000 Viviendas', uno de los más empobrecidos de España, fue el que más se abstuvo en las elecciones generales de 2016. Los que más participaron fueron los vecinos del acomodado barrio del Pla del Remei, en Valencia

"Es un pez que se muerde la cola: como no votan, los políticos no se interesan por ellos, ellos no se sienten escuchados y vuelven a abstenerse en las siguientes elecciones", explica el investigador Manuel Trujillo

BUSCADOR | Busca entre las 16 mayores ciudades españolas y comprueba cuál es la renta media del barrio y cuántos votantes se abstuvieron en 2016

Raúl Sánchez

Norte y sur, este y oeste, centro y periferia o costa e interior pueden marcar las fronteras invisibles de una ciudad. Muchas veces, esos límites no solo señalan las desigualdades económicas sino también políticas. Vivir en un barrio rico o pobre influye de manera determinante en las probabilidades de que una persona acuda a votar a su colegio electoral o se quede en casa en unas elecciones generales.  
Por ejemplo, una brecha de casi 90.000 euros de ingresos por hogar separa al barrio de 'las 3.000 Viviendas' en Sevilla, el segundo más empobrecido de España, y El Viso en Madrid, el más rico. La desigualdad económica también se convierte en desigualdad electoral: en el primero, el 55% de los residentes no acudieron a votar en las elecciones generales de 2016; en el segundo, el 18%.
¿Una casualidad? Los datos analizados por eldiario.es muestran que los barrios con menos renta se abstuvieron el doble en las elecciones generales de 2016 que las zonas más acomodadas en las 16 mayores ciudades españolas. Mientras que la abstención alcanzó el 42% en los barrios con una renta media por debajo de los 20.000 euros, solo el 20% de los residentes de las zonas con ingresos superiores a los 50.000 euros renunciaron a votar.
Este es el resultado del análisis de eldiario.es de los datos del proyecto estadístico Urban Audit, publicados por el Instituto Nacional de Estadística, y los resultados electorales de las elecciones generales del 26J. Ver metodología
"Esto no es nuevo, siempre ha habido agujeros negros electorales que han sido los barrios más pobres", explica Braulio Gómez, doctor en Ciencia Política de la Universidad de Deusto y autor de varios trabajos sobre la relación entre abstención y renta. "Si en tu casa no tienes la nevera en condiciones para mantener tu vida cotidiana, es más difícil que tengas ese tiempo para buscar información política", comenta Gómez.
La tendencia se repite en los 16 municipios más poblados de España: cuanto más pobre es el barrio, más se abstuvieron sus residentes en las elecciones generales de 2016. Sin embargo, este fenómeno se agrava en las ciudades con mayor brecha entre barrios humildes y zonas acomodadas. Es decir, áreas metropolitanas más desiguales.
Pero, ¿por qué los residentes de barrios como El Raval (Barcelona), San Cristóbal (Madrid), Los Pajaritos (Sevilla) o Palma-Palmilla (Málaga) acuden menos a votar? Los expertos lo achacan a un alejamiento total de la política y una sensación de exclusión por su situación económica.
"Es un tipo de cultura que es lejana a ellos, que no les representa no participan porque no es su juego político", argumenta Miguel Alhambra, sociólogo de la Universidad Complutense de Madrid y autor de un estudio académico sobre desigualdad social y abstención electoral en Madrid y Barcelona. "Es un efecto de la propia desigualdad: si para tener voz y voto tienes que tener capital cultural, al final te callas", comenta.
'Las 3.000 Viviendas' y la zona de Juan XXIII en Alicante son los barrios que más se callaron en las elecciones del 26J. Alrededor de la mitad de los residentes decidieron no ejercer su derecho al voto en 2016. "Aunque realmente digamos que no hace falta gran cosa (para votar), coger tu DNI y acercarte al colegio electoral, algo que nos parece sencillo, no lo es para muchas personas", explica la doctora en psicología social Cristina Cuenca.
Para Cuenca, es complicado decir "que vaya a votar" a una persona que esté en "una situación de desempleo cronificado, una familia afectada porque el padre o la madre tenga un problema de adicción o una persona sin hogar".
Pero, ¿cómo y a qué partidos votan los barrios de renta más bajas y mayores problemas derivados de esta desigualdad? Para comprobarlo, analizamos los datos de 509 barrios de las mayores ciudades españolas.
Fuente: Urban Audit, INE, Ministerio de Interior
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Los investigadores alertan de las consecuencias políticas de la segregación entre barrios humildes de baja participación y zonas acomodadas con alta participación. "Es un pez que se muerde la cola: como no votan, los políticos no se interesan por ellos, ellos no se sienten escuchados y vuelven a abstenerse en las siguientes elecciones", argumenta Manuel Trujillo, investigador del Instituto de Estudios Sociales del CSIC.
Precisamente, el estudio Urnas Vacías en los suburbios de las ciudades, realizado por Trujillo y Braulio Gómez para el Observatorio Social de La Caixa, identificó una correlación "altísima" entre vivir en una zona caracterizada por la carencia de todo tipo de recursos y la abstención electoral en las municipales de 2015.
"A nivel electoral, cuando se agudiza este fenómeno, la izquierda pierde muchísimos votos", afirma Trujillo, que pone como ejemplo las pasadas elecciones autonómicas en Andalucía. Tal y como publicó eldiario.es, la abstención se disparó el 2D en los barrios más pobres de Sevilla, Málaga y Córdoba, donde Podemos y sobre todo el PSOE tenían más poder electoral.
Los datos de las generales del 26J, en 2016, también señalan esta tendencia: los partidos de izquierda son mucho más fuertes en los suburbios de las grandes ciudades y las candidaturas de derecha consiguen más votos en las zonas más ricas. Un voto de clase que se agudiza en los extremos: la izquierda promedia el 67% de las papeletas en los barrios que ingresan menos de 20.000 euros y la derecha se lleva el 74% de los sufragios en las zonas con una renta media superior a los 50.000 euros por hogar.
Manuel Buñuel, politólogo e investigador de la relación entre abstención y renta en la ciudad de Sevilla, asegura que existe una sensación en las zonas más marginadas de que la clase política solo va a esos barrios durante la campaña electoral y que después están "cuatro años sin aparecer". "Se ha luchado tanto tiempo para que el voto se ampliara a más capas de la población y los que más lucharon por ampliarlo son los que más se abstienen actualmente", reflexiona Buñuel.
Un fenómeno que apenas ha variado con el surgimiento de formaciones políticas como Podemos o Ciudadanos, según concluye el estudio Urnas Vacías. "Esto genera una concentración de poder político: si los ricos siempre votan, tendrán más poder en sus manos para que se tengan en cuenta sus intereses", explica el investigador Braulio Gómez.
La renta media de los diez barrios que más se abstuvieron en las generales de 2016 era de 19.000 euros por hogar. Entre los diez que más participaron, la cifra sube hasta los 68.000. Para Manuel Trujillo, "esto se acaba convirtiendo en un déficit democrático porque hay cierta población que no se siente representada y que no acaba siendo escuchada".
Más de una treintena de barrios de las grandes áreas urbanas registraron porcentajes de abstención por encima del 40% de los residentes en 2016. Si resides en alguna de las 16 mayores ciudades españolas, puedes buscar tu barrio.

BUSCADOR: ¿cuántos vecinos se abstuvieron en cada barrio en las elecciones del 26J?

Busca un municipio o barrio y descubre el porcentaje de abstención o a qué candidaturas votaron los barrios más pobres y ricos. Solo se incluyen 509 barrios de las 16 ciudades más pobladas
Fuente: Urban Audit, INE, Ministerio del Interior
Para contextualizar la desigualdad política de las ciudades españolas, analizamos los datos de abstención y renta media en los barrios que representan el 20% más rico y el 20% más pobre de diez de las mayores áreas urbanas en España. Haz click en alguna de las siguientes ciudades para leer cada apartado.
  1. Barcelona
  2. Gijón
  3. Bilbao
  4. Sevilla
  5. Las Palmas de G.C.
  6. Madrid
  7. Valencia
  8. Córdoba
  9. Zaragoza
  10. Vigo

1. La segregación económica de Barcelona

Tres factores unen a los barrios de El Raval, El Besòs, el Maresme y Nou Barris. Son los barrios que más se abstienen, más empobrecidos y con mayor población extranjera de Barcelona. Frente a ellos, el distrito de Sarrià-Sant Gervasi agrupa las zonas de mayor renta, menor abstención y más población nativa.
Una segregación económica, racial y social que divide a Barcelona entre la ciudad de Convergencia y PP frente a la de En Comú y el PSOE.
Partido más votado en cada sección censal en las elecciones generales de 2016
CDC
 
En Comú
 
PP
 
PSOE
 
Cs
 
ERC

20% más rico

Abstención
Renta media
28,3%
55.712€

20% más pobre

Abstención
Renta media
41,1%
24.410€
Fuente: Urban Audit, Ministerio de Interior

2. Las Mil Quinientas viviendas de Gijón

En 1953, el Instituto Nacional de la Vivienda recibe el encargo de realizar un proyecto para alojar a los obreros que procedían del ámbito rural de Gijón en el Pumarín. Así es como se desarrollaron las Mil Quinientas viviendas que transformaron el barrio en una zona obrera. Todavía hoy, el Pumarín es la segunda zona más pobre de Gijón (23.591€) y en la que más se abstuvieron sus votantes (33,7%).
La zona residencial de urbanizaciones de Las Mestas es la más rica y también la que más participación registró en las elecciones del 26J.
Partido más votado en cada sección censal en las elecciones generales de 2016
PP
 
PSOE
 
UP

20% más pobre

Abstención
Renta media
34,3%
22.895€

20% más rico

Abstención
Renta media
27,5%
35.186€
Fuente: Urban Audit, Ministerio de Interior

3. Vivir al lado del Guggenheim en Bilbao

Más de 20.000 euros conforman la brecha entre Abando, el distrito más rico y que más participa de la ciudad de Bilbao, y el resto de zonas de la ciudad. "En Bilbao hay una alta desigualdad pero no llega a los niveles que se llegan en Sevilla, Málaga o Badajoz aunque dentro de Euskadi sí que llama la atención", afirma Braulio Gómez, doctor en Ciencia Política de la Universidad de Deusto.
La desigualdad de Bilbao se manifiesta entre los que viven al lado del Guggenheim, que apenas se abstienen y votan principalmente a PP y PNV, y la zona sur de Errekalde, la más pobre donde Unidos Podemos fue el más votado en 2016.
Partido más votado en cada sección censal en las elecciones generales de 2016
PNV
 
PP
 
UP

20% más pobre

Abstención
Renta media
35,7%
27.304€

20% más rico

Abstención
Renta media
27,2%
48.514€
Fuente: Urban Audit, Ministerio de Interior

4. Urnas vacías en 'las 3.000 Viviendas'

La abstención consiguió la mayoría absoluta en 'las 3.000 Viviendas' de Sevilla en las elecciones generales de 2016. El 55% de los votantes decidió abstenerse en un barrio en el que PSOE y UP se llevan el casi el 80% de los votos. Frente a ellos, menos del 20% de los votantes se abstuvieron en el barrio más rico de Sevilla, Santa Clara, donde PP y Cs son opciones mayoritarias.
"Si lo que se lleva al debate es lo que opina un votante de los Remedios o de Triana, no se van a tener en cuenta los problemas de las 3.000 Viviendas", afirma el politólogo Manuel Buñuel.
Partido más votado en cada sección censal en las elecciones generales de 2016
PSOE
 
PP
 
UP

20% más pobre

Abstención
Renta media
40,9%
17.648€

20% más rico

Abstención
Renta media
20,3%
42.911€
Fuente: Urban Audit, Ministerio de Interior

5. Las barriadas de Las Palmas, carne de abstención

La brecha económica entre el barrio que más se abstuvo en las elecciones de 2016, las barriadas de la Vega de San José, y el que más participó, la céntrica zona de Arenales-Lugo, es de casi 20.000 euros por hogar. Una diferencia que señala la desigualdad entre el centro histórico construido alrededor del Puerto de Las Palmas y las barriadas periféricas del sur, asentadas en pendiente sobre la ladera de la montaña.
Partido más votado en cada sección censal en las elecciones generales de 2016
PP
 
PSOE
 
UP

20% más pobre

Abstención
Renta media
40,2%
21.281€

20% más rico

Abstención
Renta media
30,7%
38.264€
Fuente: Urban Audit, Ministerio de Interior

6. Madrid, una brecha de norte a sur

La capital madrileña presenta los mayores índices de desigualdad de las grandes ciudades españolas, una brecha que se dibuja de sur a norte. Los barrios más pobres del sur, como San Cristóbal (Villaverde) o San Diego (Puente de Vallecas), se abstienen casi el triple que las lujosas zonas más ricas del norte como El Viso (Chamartín) o Piovera (Hortaleza).
Un mapa que dibuja los feudos del PP que siempre votan en las generales frente a los dominios abstencionistas de Unidos Podemos y el PSOE.
Partido más votado en cada sección censal en las elecciones generales de 2016
PP
 
PSOE
 
UP
 
Cs

20% más pobre

Abstención
Renta media
34,2%
24.541€

20% más rico

Abstención
Renta media
18,6%
66.586€
Fuente: Urban Audit, Ministerio de Interior

7. Centro frente a periferia en Valencia

Los residentes del lujoso barrio de El Pla del Remei, en el centro de Valencia, fueron los más entusiastas de las elecciones del 26J. Con solo un 14% de abstención, es el barrio que más participó de las grandes ciudades españolas. Casualmente, es el más rico de la capital y la zona en la que el PP consiguió más porcentaje de voto (61%).
Los mayores índices de abstención se concentran en los barrios pobres de las zonas periféricas como En Corts, El Grau o Tres Forques - La Fontsanta.
Partido más votado en cada sección censal en las elecciones generales de 2016
PP
 
Pod. - Comp.

20% más pobre

Abstención
Renta media
28,4%
23.640€

20% más rico

Abstención
Renta media
19,0%
39.736€
Fuente: Urban Audit, Ministerio de Interior

8. El sur obrero se abstiene en Córdoba

Más de la mitad del suelo en el barrio de El Naranjo-Brillante, el más rico de Córdoba, está destinado a urbanizaciones, chalets y viviendas unifamiliares. En el Sector Sur, el más pobre de la capital de provincia, las zonas industriales y comerciales acaparan la mitad del suelo, según los datos del INE.
Casi 20 puntos separan los niveles de abstención de ambos barrios en las generales de 2016. 
Partido más votado en cada sección censal en las elecciones generales de 2016
PP
 
PSOE
 
UP

20% más pobre

Abstención
Renta media
39,4%
19.254€

20% más rico

Abstención
Renta media
21,3%
39.228€
Fuente: Urban Audit, Ministerio de Interior

9. La frontera invisible de Zaragoza

Apenas 3 kilómetros separan las urbanizaciones con piscina de Casablanca, en Zaragoza, con el barrio obrero de Delicias. Aunque no tienen una frontera física, sí existe una simbólica que los separa: los hogares de Casablanca ingresan 30.000 euros más y se abstienen casi la mitad que sus vecinos de Delicias.
Una brecha que se traslada a la perspectiva de voto de los principales partidos. PP y Ciudadanos son mayoría en Casablanca, el barrio más rico de la capital aragonesa, y PSOE y Unidos Podemos son primera fuerza en el más pobre, Delicias.
Partido más votado en cada sección censal en las elecciones generales de 2016
PP
 
PSOE
 
UP
 
Cs

20% más pobre

Abstención
Renta media
32,1%
24.806€

20% más rico

Abstención
Renta media
22,0%
43.153€
Fuente: Urban Audit, Ministerio de Interior

10. Astilleros frente a centro histórico en Vigo

El barrio de Teis en Vigo, el más pobre de la ciudad gallega, fue el que registró el mayor porcentaje de abstención (32%) el 26J. Los principales astilleros de la ciudad y gran parte del puerto comercial señalan un barrio de marcado perfil obrero e industrial donde la candidatura de En Marea fue primera fuerza.
Una zona que se contrapone al centro histórico de Vigo, el barrio más rico de la ciudad gallega, el que más participó (un 26%). El PP fue el partido más votado.
Partido más votado en cada sección censal en las elecciones generales de 2016
PP
 
En Marea
 
PSOE

20% más pobre

Abstención
Renta media
29,7%
27.838€

20% más rico

Abstención
Renta media
27,9%
34.394€
Fuente: Urban Audit, Ministerio de Interior

Metodología

Para esta información, se han cruzado los datos por secciones censales de las elecciones generales de 2016 con los de renta media por hogar de la operación estadística de Indicadores Urbanos Urban Audit referentes al año 2016, que divide las ciudades en áreas suburbanas (SCD). Estas separaciones no siempre coinciden con divisiones administrativas de distritos o barrios. Solo se han incluido las 16 ciudades más pobladas de España ya que son los únicos municipios que tienen datos de renta desglosados por barrio.
En cada área suburbana, se ha calculado el porcentaje de votos de cada candidatura y el nivel de abstención en las elecciones del 26J a partir de las secciones censales que la componen. Se han descartado los datos de 9 secciones censales de las divisiones realizadas por Urban Audit no existían en las elecciones generales de 2016.
Se han identificado a PSOE, Unidos Podemos y sus confluencias, ERC, Bildu, PACMA y BNG como partidos de izquierda y a PP, Ciudadanos, CDC, PNV, CC, UPyD y Vox como partidos de derecha.