mércores, 22 de xuño de 2016

Las cloacas de Fernández Díaz

MIGUEL MORA
http://ctxt.es/

Las conversaciones entre el ministro del Interior y el jefe de la Oficina Antifraude catalana, que empezó a publicar el 21 de junio el diario Público, y en las que Jorge Fernández Díaz conminaba en 2014 a su interlocutor, Daniel de Alfonso, a buscar o fabricar escándalos con los que acosar e incriminar a dirigentes del Gobierno catalán, va mucho más allá del conocido abuso de poder que marcó la batalla sin cuartel librada por el Gobierno central y sus medios afines contra el Ejecutivo catalán.

Lo que se escucha en esa conversación grabada es un ejercicio de guerra sucia e impunidad: el uso de las fuerzas de seguridad y de las alcantarillas del Estado (del Estado público y del Estado privado/concertado) con fines partidistas para investigar, espiar y acusar, removiendo tierra y cielo si hiciera falta, a unos adversarios políticos elegidos por los ciudadanos en las urnas.

Siendo este hecho del todo inaceptable en democracia, y suficiente por tanto para que el ministro en funciones y candidato del PP por Barcelona dimitiera hoy mismo de su cargo, las cintas de Interior muestran un lado muy inquietante y además totalmente novedoso: el responsable del aparato de seguridad del Estado considera normal, ya que ni siquiera se inmuta cuando lo oye, el insólito hecho de que participe en esa caza de brujas gubernamental el jefe de seguridad de un holdingmediático privado, Planeta.

En la primera grabación, De Alfonso afirma que el responsable de la seguridad de Planeta, Antonio López López, es “un hombre de la policía”, y añade que le ha pedido investigar (según vemos más abajo “para que no aparezca la UDEF” y no se queme el ministerio), si el padre de Oriol Junqueras se enriqueció con unos terrenos en Puigcerdá.

Todos conocemos el fervor privatizador del Partido Popular, pero externalizar la guerra sucia y la persecución política a un grupo mediático multinacional supera todo lo conocido. Las implicaciones de este hecho concreto son gravísimas, y deberían ser aclaradas a la mayor brevedad por la familia Lara, así como investigadas de oficio por la Fiscalía General del Estado y objeto de comisiones de investigación parlamentaria, tanto en Barcelona como en Madrid.

¿El jefe de seguridad de Planeta trabaja para la Policía Nacional? ¿Son compatibles ambas actividades? ¿Puede un jefe de seguridad de una empresa privada investigar y bucear en la vida privada de cargos electos? ¿Es esta una actividad frecuente en España? ¿Cuál es la relación entre el primer grupo editorial y de comunicación y las fuerzas de seguridad del Estado? ¿Tiene el editor de La Razón, A3 y La Sexta otros jefes policiales en nómina?

Estas cuestiones abren otras cuyas respuestas el público tiene derecho a conocer: ¿Qué otras empresas españolas tienen en plantilla a agentes y jefes policiales más o menos encubiertos? ¿Qué tipo de investigaciones paralelas les piden o les han pedido realizar las fuerzas del Estado? ¿Sirven las empresas privadas para simular, como en este caso, que no es el Gobierno quien investiga a sus enemigos? ¿Vivimos en un país vigilado por una trama pública y privada de espionaje, control y acoso de adversarios políticos dirigida por gobernantes, empresarios y mandos policiales? Si esto es así, y todo indica que lo es, ¿qué capacidad de extorsión tienen las grandes empresas de este país y organizaciones religiosas como el Opus Dei sobre los Gobiernos electos?


Una pregunta más: si conoció el presidente del Gobierno la cacería emprendida por su amigo y ministro, según asegura este en la segunda toma de las grabaciones, ¿no debería la oposición exigir la dimisión inmediata del presidente? Lo mínimo que cabe exigir a Rajoy es que explique a los ciudadanos su visión del asunto antes de que estos ejerzan su derecho al voto el domingo.

Los ciudadanos tenemos derecho a conocer el verdadero alcance de este caso de una forma rápida y precisa. Especialmente, por el momento político que vivimos. La impresión que dejan las cintas de Interior es que el bloque bipartidista y su brazo financiero y mediático surgido con la Constitución de 1978 ha acabado creando una inmensa maraña de intereses comunes y cruzados, que poco o nada tienen que ver con la defensa del interés general, destinada a atacar a sus rivales con medios ilícitos y a perpetuarse en el poder a cualquier precio.

La sospecha lógica que cualquier ciudadano siente tras saber que el jefe de Seguridad de Planeta trabaja para la policía e investiga para el Gobierno de turno es que los poderes fácticos que han sostenido durante 35 años el bipartidismo imperfecto han formado un Estado visible, cuyas instituciones están visiblemente corrompidas, y se han atrevido a ir tan lejos como para crear un Estado paralelo e invisible, lleno de secretos y extorsiones destinados a tapar los agujeros del Estado visible.

De confirmarse esta dramática impresión, cobraría un sentido nuevo la expresión Régimen del 78, que tanto incomoda a quienes prefieren usar la palabra régimen solo para referirse al franquismo.

Lo que se juega este domingo en las elecciones este régimen corrupto, apuntalado a duras penas por sus medios afines, y lo que nos jugamos todos los ciudadanos, no es solo la pervivencia en el poder de este sistema de poder que no enseña su rostro, sino sobre todo su impunidad, su obligación de rendir cuentas.

La conversación del ministro revela, como ninguna otra conocida hasta ahora, el verdadero peligro, el pelaje real de este Régimen capaz de fabricar falacias en cascada para destruir a quienes osan hacerles frente, con la doble intención de disimular sus propias miserias y frenar todo cambio real que suponga tener que levantar las alfombras para hacer balance e inventario.

Fernández Díaz, que ha dado durante estos años numerosas muestras de incompetencia, arbitrariedad y fanatismo religioso, no debería seguir un minuto más al frente de las fuerzas de seguridad. Este hombre es un peligro para la democracia, además de un perfecto mequetrefe: que un titular de Interior se deje grabar conversaciones privadas en su despacho es el colmo de la negligencia. Pero siempre le agradeceremos su torpeza: ahora sabemos con qué tipo de sistema parademocrático nos jugamos los cuartos los ciudadanos, ahora entendemos de forma cabal lo difícil que será cambiar este país y recuperar esta democracia vejada y maltratada por quienes se declaran sus más leales y acérrimos defensores.

O caso De Gea e a España cañí

Celia Fernández
http://praza.gal/

A Eurocopa deste ano comezou co escándalo da operación Torbe e a suposta implicación  no caso de xogadores de fútbol, e en especial a do porteiro da selección española De Gea. Este caso, coma outros tantos, pon de relevancia a hipocrisía que sobre cuestións como a explotación sexual ou o tráfico de mulleres existe nos medios de comunicación, a aceptación social destas cuestións en España, e o machismo inherente na comunicación  en xeral e en particular na deportiva.
Falamos de aceptación social, porque a diferenza de como aconteceu en Francia co caso de Benzema (aínda non condenado e por unha cuestión diferente),  no caso de De Gea a situación  foi ben distinta. Aínda que temos en conta a presunción de inocencia, De Gea debería abandonar a concentración ata o esclarecemento do tema dada a gravidade da cuestión e máis coa implicación de menores.
Os xornalistas, lonxe de criticar a presenza deste xogador, aplauden, agochan, ignoran ou ata defenden e tentan desprestixiar ás testemuñas protexidas. Segundo as declaracións e mensaxes telefónicas das testemuñas (as que a policía da crédito) supostamente De Gea empregou os servizos desta rede de proxenetismo para organizar “festas” nas que presuntamente el mesmo participou. Para os medios de comunicación en España é máis castigable que Piqué defenda a liberdade das persoas para asubiar o himno español (polo que houbo debate sobre se Piqué debería abandonar a selección), que estar supostamente relacionado cunha rede de proxenetismo. Pero xa sabemos que “Spain is different”.
A hipocrisía é maior cando no grupo Mediaset levan meses cunha campaña contra a trata de mulleres e a escravitude sexual, e resulta que despois en programas como AR ou nos de carácter deportivo non só restan importancia,  ademais tentan desvirtuar e desprestixiar ás vítimas. Moitos dos “opinadores profesionais” chegan a presentar ás vítimas como mentireiras ou que teñen algún  interese claro en mentir, e entre os argumentos preferidos está o de prexudicar a selección española na Eurocopa, como se todo isto fora produto dun complot e non dunha investigación policial de meses.
Pero como xa dixemos os medios de comunicación colaboraron na invisibilización deste caso empregando a neolengua restando importancia ós feitos e empregando eufemismos para suavizar o tema en cuestión. Algo moi común nos medios en cuestións de xénero.  Non se fala de trata de brancas ou tráfico de mulleres senón de “Operación Torbe”, non se fala de violación, senón de relacións non consentidas, non se fala de prostitución ou da presenza de menores tampouco.
Pero tampouco podemos pedir máis responsabilidade aos medios de comunicación que aos representantes políticos.  O propio Ministro do Interior en funcións nunhas declaracións impresentables esperaba que este caso “non teña efecto no rendemento da selección na Eurocopa”.
Pero nesta crítica sobre os medios de comunicación non podemos deixar de falar da prensa deportiva, que parece vivir nunha realidade paralela illada de calquera avance na igualdade de xénero. Prensa na que moi a miúdo non se respecta nin a mínima corrección política respecto destas cuestións, exacerbando nos comentarios e nos guións o sexismo, a cosificación da muller coma mercadoría, ou a reprodución de estereotipos cunha naturalidade abafante.
Aínda está na nosa memoria o caso de Rubén Castro, hoxe con condena en firme por violencia de xénero, no que puidemos observar o mesmo proceso na comunicación da cuestión con eufemismos, ou tentando desprestixiar á vítima, restando credibilidade ao seu relato. Tamén falamos da presenza constante dos chamados “micromachismos” en forma de chistes ou  “sexualizando” a compañeiras e deportistas. O xornalismo deportivo normaliza a subordinación da muller, reproduce a  “mística da feminidade” a través de estereotipos de xénero trasnoitados propios dunha tasca escura de séculos pasados.
Os medios de comunicación son unha institución de socialización secundaria de importancia vital polo seu carácter masivo, e polo tanto pola capacidade que teñen para transmitir e reproducir metamensaxes que son interiorizados nese proceso de socialización e polo tanto interiorizados como parte da “cultura”. Cultura entendida como todos aqueles elementos que conforman o xeito de entender o noso entorno, o modo de proceder e as interaccións sociais, incluíndo as relacións de “poder” entre homes e mulleres.
Empregar no cotián a través dos medios unha linguaxe sexista ou non inclusiva, aceptar ou restar importancia social a feitos coma a Violencia de xénero, reducir a estereotipos ás profesionais, deportistas o en xeral ás mulleres, favorece a permanencia do actual sistema sexo- xénero sustentado no patriarcado tradicional. Os medios de comunicación social teñen unha responsabilidade e un papel importante na construción dunha sociedade máis igualitaria, máis democrática e sen machismo.
"A longa escravitude das mulleres é a páxina máis negra da historia da humanidade". (Elisabeth Cady Stanton, sufraxista estadounidense).

El que te frota el clítoris como si tuviera un estropajo y ttros 6 especímenes más

http://www.codigonuevo.com/



Hay algo que sigue fascinando a todos los grupos de amigas: la estimulación de nuestros clítoris. Ese amigo inestimable que merece que lo tengas muy bien cuidado y que le busques amigos high class que le hagan cosquillitas. Pero pobrecico, no te encuentras más que torpes. ¿Qué les pasa a los hombres que no tienen ni idea de cómo se maneja este asunto? Aquí va la lista de esos que creen que hacen maravillas pero en realidad… ay, por Dios.

1. El de las uñas largas

Con este todo va genial, tal vez hasta tenga arte con los dedos, os estáis acariciando y os encanta y… oh, uñas como mejillones. No, ni me toques con eso por favor. Podrías rajarme y, en el peor de los casos infectarme la herida con la mierda que llevas debajo. Qué cortada de rollo, chico. Pero ya estáis metidos en faena, y te arriesgas y en el peor de los casos te hace daño y vives con miedo a que se te infecte la herida y  mueras, trágicamente.
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2. El que ni siquiera lo encuentra

Ese que necesita una linterna y una brújula para encontrar tu clítoris. Mal empezamos… De repente te lo encuentras lamiéndote la ingle con cara de vicioso -cómo si te tuviera que encantar que te toqueteara ahí- y tú no sabes qué cara poner mientras le mueves la mano hacia el sitio contrario. Que siempre se empeñará en irse del lugar que le sugieres. ¿Aceptas un consejo? Céntrate en la zona, no es tan complicado. Todas lo tenemos en el mismo sitio. 

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3. La mano muerta

Vale que el clítoris es sensible y que hay que tratarlo con mimo pero, ¿hola? ¿estás ahí? Si vamos a estar así toda la noche me voy a quedar dormida…
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4. El topo

Venga, un monumento especial al de la mano topo. Este es el que cree que tu clítoris está hecho con la arena donde terminarás enterrando su autoestima. Ahí está el amigo haciéndote un hueco con su dedo como si fuera una pala mientras tú te quedas pensando: “cómo le digo yo ahora que todo eso que está haciendo está mal, fatal, muy mal”.

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 5. El modo turmix

“¿Te gusta nena? Lo suelta y se queda igual, tan ancho. Pero qué estás haciendo exactamente, hijodemivida. Removiendo en círculos como si estuvieras pasando el puré de patatas por el Turmix para quitarle los grumos… ¿podemos relajarnos un poco y hablamos sobre esto que estás haciendo tranquilamente?  
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6. El timbre

¿Sí? ¿Quién es? El que está tocando tu clítoris cual timbre y con suficiente entusiasmo como para dejártelo hacia dentro de por vida. Ejemplo gráfico:

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7. El estropajo frotador

Y ahí va, el genio de genios. El que te deja la vagina en carne viva porque cree quefrotar como si tuviera que desincrustar el tomate pegado de la bandeja de los macarrones es lo que llevabas esperando desde que os habéis saludado. Y al que por supuesto, nunca más vuelves a llamar. Adiós.
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Está claro que como el amor de una misma, ninguno. Pero en el fondo no todo es culpa suya. Tal vez, lo que les ha pasado es que todas nos hemos hecho las suecas cuando nos han atacado con sus mejores armas. Y en lugar de decir: “esto no me gusta”, asentimos con un “así está genial, cariño”, consintiendo, inconscientemente, que fueran haciendo daño a otros clítoris inocentes. Por solidaridad femenina hermanas, a la próxima echadle ovarios y enseñadles lo que nos gusta, y lo que no.

Los pequeños secretos de la raza según Achille Mbembe

http://www.afribuku.com/



Autor Invitado: Olivier Barlet (Africultures)


Publicado recientemente en español, el libro de Achille Mbembe, Crítica de la Razón Negra, se impone como una reflexión acerca del pensamiento sobre la diferencia y la condena de su culto. La obra continúa su crítica política, cultural y estética de nuestro tiempo con una asombrosa pertinencia.

El guiño travieso del título a la Crítica de la razón pura de Kant no es neutro: Achille Mbembe arremete contra una creencia, la misma que fundamenta la desigualdad entre los hombres: la raza. Y lo hace citando en un epígrafe a Césaire, cuando evoca la violencia de la conquista colonial en el Discurso sobre el colonialismo: “No nos libraremos de ella tan fácilmente”.
Pues ni la negación ni el olvido harán que el mundo avance. Por el contrario, la violencia, la crueldad, los dramas de la esclavitud, de la trata de esclavos, la colonización y el apartheid, los muertos sin sepultura y la gran noche de la Historia para los pueblos de cultura negra son para este libro un cieno: sedimento de la calamidad y al mismo tiempo fuente de vida – lo que Mbembe denomina el devenir-negro del mundo. Hacia esa poderosa paradoja nos conduce su reflexión crítica, con una erudición y una claridad capaces de hacer palidecer a cualquier ensayista.
Para revitalizar el mundo será necesaria, pues, la memoria, sin la cual ninguna democracia puede alcanzar pleno desarrollo. Y es urgente, porque el racismo todavía está vivo y finge para que no se le vea asomar la pata: mientras el universalismo republicano francés hace como que es ciego en materia de raza, los no-blancos todavía viven encerrados en sus supuestos orígenes. Ahora que “Europa ya no constituye el centro de gravedad del mundo”, ha llegado la hora de convocar a la Historia para entender de qué forma esa provincia del mundo inventó la modernidad basándose en el negro y en la raza, es decir, en la diferencia y lo desemejante que dan lugar a la exclusión, la explotación y la humillación.
¿El negro? “Es aquel (o aun es aquello) que se ve cuando no se ve nada, cuando no se comprende nada y, sobre todo, cuando no se quiere comprender nada”. Los dos primeros capítulos del libro reconstruyen la historia de esta reducción, designando lo que, para Mbembe, constituye la razón negra: “figuras del saber; un modelo de extracción y depredación; un paradigma de sometimiento y las modalidades para superarla; y finalmente un complejo psico-onírico”. Es esta fabulación, este relato imaginario elaborado desde la Antigüedad, lo que irá gradualmente legitimando la violencia sistematizada en las plantaciones y que se definirá como moral en la empresa colonial.
Esta fantasía radica en un teorema: “Todo lo que no es idéntico a sí mismo es anormal”, cuando no es sencillamente animal. A lo que el negro responderá “que él no está allí donde se refieren a él, menos aún donde lo buscan, sino más bien allí donde no es pensado”. Esta escritura fragmentada de un pueblo en una línea de puntos, busca que surja una comunidad, declaración de identidad, que reivindica ser ciudadano como los otros, pero estará condenada a tener que conjurar su sometimiento a las sentencias de estas fabulaciones.  
La diferencia y la raza son huesos duros de roer: ni siquiera las vanguardias estéticas rompieron totalmente con el mito de la existencia de los “pueblos superiores”. El Negro es, como sugería Fanon, una invención del Blanco. Es el resutado de un proceso de atribución, de racialización. Y por consecuencia, África es considerada tierra de superstición, incapaz de producir nada universal, especie de arbitrariedad primordial, “un mundo aparte del cual no tenemos ninguna responsabilidad”. África fascina, pero constituye también un reverso nocturno de su propio ser.
En busca de esas paradojas que fundamentan la complejidad, pero también la actualidad de esa relación, Mbembe hace un análisis excelente de una África reveladora de aquello que constituye elescándalo de la humanidad, la negación de la responsabilidad y de la justicia, y apela a la reparación. Es, así, el principio de diferencia de calidad entre las razas sobre el que se fundan la modernidad y sus técnicas de dominación del cuerpo del Otro, así como su temor visceral a la degeneración. Esto no frenará la frivolidad y el exotismo, en el empeño de camuflar la realidad con un racismo negligente y libertino. África sigue siendo “un pozo inagotable de fantasmas, materia de un trabajo gigantesco de imaginación”, dando paso a una diferencia irreductible. ¿Por qué privarse de ella si, como decía Víctor Hugo, “Dios ha regaladao África a Europa”?
Habrá voces que se levanten por compasión contra la irreductibilidad de esta diferencia, pero ser piedoso no es solución a ser condescendiente. Y es así, quitándose esa carga, como aparecerá el deber de civilización. El debate, a partir de ahí, consistirá en saber si el Negro es un ser aparte, continuando con la cuestión de la diferencia. Y se acabará concluyendo, de buen grado, “que hay que convertirlo, asimilarlo”. Pero la respuesta negra para la propia emancipación será victimizarse o reformular la temática de la diferencia cultural, sumergiéndose en una profunda contradicción ya que, para hacerlo, se apoyará en la raza, la geografía y la tradición. “La gente se rebela, no contra la pertenencia del Negro a una raza distinta, sino contra el prejuicio de inferioridad relacionado a dicha raza”. De igual modo, el negro no será en adelante alguien que participe simplemente en la condición humana, sino aquel que, ha nacido en África, vive en África y es de raza negra”. Y así no se sale del paradigma racista.
De este modo Mbembe, en una reflexión que trasgrede todas las ideas preconcebidas, convocando a un gran número de pensadores e investigadores, desarrolla, página por página, una crítica con bisturí a labiblioteca colonial que todavía continúa estructurando nuestra visión del mundo. Pero va mucho más allá, y realiza un análisis psicoanalítico de la colonia, desvelando el “pequeño secreto” que esconde el imaginario de la mercancía, que explicaría el poder inmaterial del potentado colonial. Ese sometimiento del indígena a su deseo, supuso, originalmente, la proliferación de fantasmas del pasado, aunque “la memoria colonial se reviste de ejercicio psíquico cuyo objetivo final es la cura”, teniendo ésta como fin reconocer y asumir al Otro en sí mismo, “fundamento de un nuevo saber sobre sí mismo”.
Y es entonces cuando Mbembe, en un quinto capítulo en el que predomina súbitamente la poesía, ofrece un “réquiem por el esclavo”, cimentándolo en la figura del fantasma la posición del Negro en la modernidad y en cómo construye su perspectiva de futuro. Se lanza, así, a un análisis fulgurante de la escritura de Sony Labou Tansi y de Amos Tutuola para extraer de su obra las herramientas de explotación de esa economía nocturna. Muestra cómo se crea e inventa el sujeto fantasmal en lo inesperado y en la absoluta inestabilidad.
Nombre insultante y color de la oscuridad a la vez , el Negro no se ve a sí mismo ni llega a tomar forma sin su maestro. No obstante, deberá elevarse en humanidad e imaginar la comunidad universal. Para ello, será necesario pasar por África, “ese duplicado del mundo cuyo tiempo ha de llegar, como se sabe”. Después de Césaire, Mbembe relee a Fanon y sobre todo su concepto tan desacreditado de la violencia elegida, viendo en ello una llamada hacia la declosión del mundo. También es necesario leer sus páginas sobre la creación religiosa y artística, en las que abre una nueva perspectiva crítica en cada página.
En un momento en el que asistimos, favoreciendo el neoliberalismo, a una tendencia hacia la universalización de la condición negra y hacia el abandono impasible de sectores enteros de la humanidad, la perspectiva de este libro edificante y de referencia es la de un mundo-más-allá-de-las-razas, en el cual la identidad está en perpetua autoinvención, donde la relación con uno mismo pasa por la relación con el Otro, reuniendo a la vez diferencia y semejanza. Achille Mbembe prosigue con su trabajo sobre la era postcolonial (De la postcolonie, 2000) y sobre la descolonización (Sortir de la grande nuit, 2010,), aportando una notable contribución al pensamiento de la diferencia que él mismo define así: “en la mayor parte de los casos, el resultado de la construcción de un deseo”. Pero también un trabajo de poder que después será interiorizado y reproducido en la vida cotidiana. Su lectura indispensable  es un poderoso antídoto contra los residuos del racismo.


Publicado originalmente en Africultures, el 2 de octubre de 2013.
Traducción del francés: Alejandro de los Santos Pérez
Fotografía de portada: AFP/Cyril Folliot

Fraude en las llamadas al SERGAS

http://xornalgalicia.com/galicia/

Feijoo acto SERGAS EDIIMA20130509 0567 4
Denuncian una ESTAFA PIRAMIDAL EN EL SERGAS XUNTA DE GALICIA; No se trata de un presunto fraude sino de un fraude constatado como podéis comprobar en el vídeo adjunto y podéis comprobar vosotros mismos.
 
CON RUEGO DE LEER DETENIDAMENTE, VER EL VÍDEO ADJUNTO Y HACER UNA LLAMADA DE COMPROBACIÓN  PARA SU PUBLICACIÓN

Una vez que hayáis visto el vídeo marcar el número de teléfono de vuestro Centro de Salud para solicitar cita previa (no el de información) y en cuanto suene el primer tono de llamada aunque el destinatario NO HAYA DESCOLGADO, el contador que computa el tiempo de llamada en vuestro teléfono empieza a ponerse en marcha. Para comprobar este fraude debéis de colgar antes de que conteste la administrativa del Centro de Salud o salga una locución automática que también permite reservar la cita. 
este vídeo fue realizado por Beatriz Figueroa desde un móvil R el pasado jueves 16 realizando tres llamadas. La llamada al teléfono 986493130 de cita previa de su Centro de salud de Calle Cuba en Vigo en la que cuelga antes de que responda nadie es facturada al igual que la que realiza al teléfono de cita previa del Centro de Salud del Casco Vello. Se puede ver en el vídeo detalle en la factura. Sin embargo entre estas llamada realiza una al teléfono de información del Centro de salud de la calle Cuba colgando también antes de que contesten y esta no es facturada. Un colaborador de Beatriz realiza una llamada al teléfono para solicitar  cita previa de su centro de salud de Pintor Colmeiro desde un terminal de PepePhone.
 
Otros centros a los que al azar se ha llamado para comprobar que desde el primer tono de llamada el contador de tiempo se pone en marcha y posteriormente es facturado aunque NO HAN DESCOLGADO EL TELÉFONO  EN DESTINO. 
 
Centro de salud de Sardoma 986 420145
Centro de salud de Navia 986 821949
Centro de salud de Coia 986 200811
Centro de salud de Rosalía de Castro 986 418888
 
CENTROS DE SALUD DE LA PROVINCIA DE PONTEVEDRA
 
Centro de salud de Chapela  986 458150 
Centro de salud de Ponteareas 986 661000
Centro de salud de Porriño 986 336869
Centro de salud de Gondomar 986 369055
Centro de salud de Vilagarcía 986 510306
Centro de salud de Nigrán 986 352600
Centro de salud de Cangas 986 392028
Centro de salud de Caldas de Rei 986 530693
 
El Servizo Galego de Saúde a comienzos del 2010 volvió  a habilitar los teléfonos de los centros de salud para fijar las consultas de primaria, por lo que los usuarios podían volver a llamar a estos centros para concertar las consultas con su médico de cabecera. Esta medida se tomó  por las críticas al sistema que la Xunta había puesto  en marcha de un nuevo número de teléfono único 902 y centralizado para los usuarios que quisieran pedir cita con su médico de cabecera.   Las críticas son, primero, porque para los usuarios que tienen tarifa plana en sus domicilios -y para los que por lo tanto la llamada a un número fijo no tenía coste alguno- supone un incremento en el precio, y segundo, porque este sistema de cita previa se adjudicó a una empresa privada.
Alguna de las preguntas que nos podemos hacer ¿ quién se beneficia de que al usuario se le cobre aunque la llamada no es atendida? ¿La empresa concesionaria de este servicio que está externalizado factura a la Administración por las llamadas que recibe o por las que atiende?. 
 
Lo que si es cierto es que el ciudadano es el que pierde porque aunque no respondan a su llamada esta se le cobra.  y las críticas no tardaron en llegar. Primero porque para los usuarios que  tienen tarifa plana en sus domicilios -y para los que por lo tanto la llamada a un número fijo no tenía coste alguno- supone un incremento en el precio, y segundo, porque este sistema de cita previa se adjudicó a una empresa privada.

La noche sin votantes de Podemos

El desprestigio de TVE es de tal magnitud, que anoche el debate que montaron sus responsables de informativos, que no se puede decir que no fuera imparcial o neutral, resultaba poco creíble
 
http://www.eldiario.es/

El proceso catalán y el concierto vasco, claves nacionalistas para pactar un Gobierno

Quizá en otros tiempos de la historia de la tele pública, un debate con siete candidatos (PP, PSOE, Podemos, Ciudadanos, PNV, ERC, y CDC) en el que solo había una mujer, por cierto, a una semana vista de las elecciones, nos habría parecido loable, lógico, correcto sin más. Pero claro, el desprestigio de TVE es de tal magnitud (ni te ven ni te creen, dicen los veteranos por los pasillos), que anoche el debate que montaron sus responsables de informativos, que no se puede decir que no fuera imparcial o neutral, y casi diría yo que necesario, resultaba precisamente eso, poco creíble. Que Julio Somoano, el periodista que malbarató los servicios informativos durante el tiempo que los dirigió, se ponga al frente de un programa de ese tipo, a mí personalmente ya me tira para atrás. También la retahíla de despropósitos, manipulaciones y desvaríos que esa cadena acumula influye y mucho.
Así que ese escenario está contaminado ya y resulta difícil ver lo que allí sucede con inocencia. El espectador avezado espera que en cualquier momento se la cuelen. Dicho esto, el debate plural (aunque no paritario, culpa, supongo, de los partidos) era una buena idea y estuvo bien, correcto, con una buena y plural representación de todo el arco parlamentario. Un plató sobrio, con planos cenitales, donde hubo intervenciones pausadas y medidas, con un tono bastante comedido. Sin alardes.
La competencia era dura en esa primera noche de verano. Pedro Sánchez estaba a la misma hora en El Hormiguero, con la camisa de cuadros por fuera del pantalón. Pablo Motos le confesó que ya sabía a quién iba a votar, "lo decidí el sábado". Y todos intuimos que a Podemos no iba a ser. La semana anterior se había declarado indeciso ante Rivera. Deduje que tanta entrevista a líderes, por fin lo habría hecho ver la luz.
Mientras los representantes de todos los partidos debatían al ritmo de Somoano, que ya os adelanto que a Podemos no creo que vote tampoco, en Tele 5 se disputaba otro partido de la Eurocopa y Albert Rivera estaba como en casa en El Cascabel de 13 TV, donde los tertulianos y el presentador no tenían mucha pinta de comunistas radicales. Bueno, igual de radicales sí, dependiendo de lo que cada uno entienda por radicales. Y Robocop, la película, en La Sexta. No sé qué votaría este tipo si pudiera.
Todos y cada uno de esos espacios fueron TT durante su emisión. Incluido un debate entre candidatos que emitió la televisión autonómica canaria. Esto lo dedico a todos los que dicen que la tele ya no se ve tanto y que internet la ha desbancado. Y que la política no interesa. Pues eso, todos los programas fueron tendencia.
En TVE los candidatos  sacaban cartelitos con gráficos (y en twitter animaban a ¡chupito!), hablaban de líneas rojas (chupito también), de Cataluña como razón electoral, del paro y de la corrupción. No hubo nada en el planteamiento del debate sobre la violencia machista, que ha matado a 20 mujeres en lo que va de año. Solo la representante del PSOE, Isabel Rodríguez, la citó en su minuto final. Errejón, tranquilo como siempre, sin tener que rebajar el tono como achacan a su líder, daba titulares. Tuvo un momento surrealista con Pablo Casado, del PP.
-Con Ada Colau están los okupas, dijo Casado
-¿No había okupas antes en Barcelona?, le preguntó el de Podemos
-No, no había, concluyó Casado
Acabó el debate y nos vimos como al principio: sin pistas sobre pactos, alianzas, etc...
Pero si la competencia televisiva durante la primera parte había sido dura, la última media hora de debate tuvo un contrincante imbatible: el programa Mi casa es la tuya, de Tele 5, donde Bertín Osborne recibió a José Luis Moreno, que es un viejo amigo. Yo hice zapping a momentos porque me debo a mi público y ya no pude quitarme de la cabeza la imagen del ventrílocuo con algo parecido a un pijama de urgencias y unos ojos muy marcados con lo que parecía un eyeliner. Pregunté en twitter mientras la pareja, (que desde aquí os digo que tampoco tienen pinta de votar a Podemos), interactuaba en el sofá, y todos corroboraron que efectivamente lo llevaba. Acabó el debate y me pasé a verlo, pero esa crónica no entra aquí. Si os interesa, le decís a los colegas de eldiario.es que me la pidan. Y la hago de mil amores.
Mañana miércoles va a El Hormiguero a divertirse, Mariano Rajoy, como ya os dije. Y yo ando preocupada porque no sé de qué van a alimentarse las teles a partir del lunes, o cuando finalmente pase la resaca electoral de verdad. Me pregunto además de dónde salen todos esos votos que les dan las encuestas a Podemos. Porque desde luego, de los que poblaban anoche la tele, no.

La BBC que quiere Rajoy: Burda, Banal, Castrada

Rajoy sueña una semana antes del 26J una televisión pública independiente como la británica, de la que no entiende el audio porque no sabe inglés, mientras su brazo ejecutor en RTVE, elegido sin consenso tras un oportuno cambio de ley, se jacta en sede parlamentaria de ser votante y afín al PP
Raquel Pérez Ejerique
www.eldiario.es

Mariano Rajoy quiere una televisión pública "independiente" como la BBC a ocho días de las elecciones. Cinco meses después de ganar las que le llevaron al gobierno en 2011 hizo lo contrario: cambió la ley para poder elegir al presidente de RTVE, un cargo ejecutivo, sin consenso. A partir de ese momento, una mayoría simple del parlamento, en lugar de dos tercios, elegiría al líder de RTVE, lo que de facto supone que lo nombra el gobierno de turno. Rajoy entonces no imaginaba más que el turnismo, y se complacía con la idea de que el PP manoseara la televisión pública cuando ganara y que hiciera lo propio el PSOE cuando le tocara.
La vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría explicó en su momento el cambio, dejando ver que el espíritu BBC ya inspiraba las decisiones del recién estrenado gobierno: el consenso es un coñazo, obliga a perder tiempo mientras hay cosas importantes esperando, problemas "muy graves", dijo. Se les ocurrió acabar con el consenso en lugar de acabar con los problemas, que hoy son peores que en 2011. La audiencia ha abandonado a la cadena pública. Las pérdidas galopan sin freno pese a que Hacienda les ha perdonado el IVA. Su credibilidad tiende a cero. Los informativos se sintonizan en color sepia. 
Rajoy sueña una semana antes del 26J una televisión pública independiente como la británica, de la que debe adorar solo el vídeo porque no entiende el audio –no sabe inglés– mientras su brazo ejecutor en RTVE se jacta en sede parlamentaria de que vota al PP y lo va a seguir haciendo y contrata una redacción afín en la sombra que brilla y deslumbra la información en los telediarios. Los nuevos partidos están infrarrepresentados en la escaleta, el documental del Rey no se emite porque no sale Mariano, se habla más de Venezuela que del paro, se compran películas que no se emiten, se gastan 300.000 euros en sueldos de directivos cercanos y se barre a otros hasta los quicios de las puertas, con la esperanza de que un día se cansen, giren el pomo y salgan por ella.
El presidente de Gobierno se mira en el espejo y ve a David Cameron con su televisión molona. Lo que vemos el resto es a un hombre aburrido, de intelecto viejo y léxico desgastado que ha conseguido hacer, con 6.000 empleados y 1.000 millones de euros, una televisión igual de aburrida, vieja y desgastada. Como los perros y sus dueños, el gobernador de la tele y lo que sale por ella han acabado por parecerse. La sociedad que la financia ya no la enchufa para las cosas importantes. Ni elecciones, ni debates, ni política. Según el CIS, La Sexta, que no le llega ni a la suela del presupuesto, le ha desplazado en este servicio público.
Rajoy dice que imagina documentales de calidad, telediarios con pulso, programas de investigación. En su cabeza ensaya respuestas rápidas y sagaces a preguntas de un agresivo Stephen Sackur en el programa HARDtalk. Pero cuando se despierta no admite preguntas y limita las entrevistas y los debates. En su mundo ideal, al líder de RTVE se le elige por méritos y los españoles amamos más a nuestra tele que a nuestra familia. Pero cuando llega su turno nos empaqueta a un amigo ideológico y votante confeso y nos pone ante los ojos informativos retroactivos de los años 90. Lo que Rajoy quiere es la BBC de manipulación Burda, contenidos Banales y libertad Castrada. Promesa cumplida.

Ante el 26J. Mirando a Europa y buscando el desempate


JAIME PASTOR
http://www.vientosur.info/

Cuando entramos en la última semana de campaña electoral, parece ya innegable que, pese a los esfuerzos de la mayor parte de las candidaturas por hablar poco de las “líneas rojas” que quiere seguir imponiendo la troika (recortes de más de 8.000 millones de euros y multa por incumplimiento del déficit), el referéndum del 23J en Gran Bretaña ha puesto la cuestión del futuro de la Unión en el centro de la agenda política. En efecto, sea cual sea su resultado y más allá de las consecuencias económicas que vaya a tener, no es difícil prever que el proyecto de “más Europa” va a pasar a mejor vida confirmando definitivamente el parón. Con él, también la tendencia a una geometría cada vez más variable en la UE buscando al mismo tiempo la preservación de la unidad de la eurozona: la primera, limitándose a ser un bloque comercial (justamente en momentos de negociación del TTIP con EE UU) y la segunda, tratando de asegurar una mayor cohesión interna a través de nuevos pasos (en medio de crecientes tensiones entre países del Norte y del Sur y entre Bruselas, Frankfurt y Berlín), hacia un federalismo autoritario.
A todo esto hay que añadir las protestas en Francia contra la contrarreforma laboral en un país clave de la Unión y de la eurozona; precisamente cuando a las críticas de las políticas austeritarias por ineficaces se adhiere ahora también la OCDE. Es cierto que no va a ser fácil hacer retroceder a quienes han dictado esas políticas y esa ley, a cuyo servicio está François Hollande, como se recordaba en un artículo reciente/1, pero es ya evidente que no es solo en los países del Sur donde el rechazo a las mismas se va extendiendo. Mientras tanto, la tragedia de la crisis de los derechos de refugio y asilo continúa y con ella la vergüenza de una Europa solo preocupada por chantajear a los gobiernos de países vecinos del Sur, obligándoles a crear más campos de concentración a cambio de sus “ayudas al desarrollo”. Así, siguen haciendo oídos sordos a lo que nos recuerda la poeta somalí Warsan Shire: “Nadie deja su hogar hasta que su hogar/se convierta en una voz sudorosa en tu oído/diciendo:/’Vete,/corre lejos de mí ahora./No sé en qué me he convertido/pero sé que cualquier lugar/es más seguro que éste”.
Dentro de ese clima de incertidumbre sobre el futuro de la Unión nos encontramos también con la que se mantiene respecto a los resultados del 26J. Con todo, la mayoría de las encuestas coinciden en anunciar una relativa repetición del escenario que salió del pasado 20 de diciembre. Con la diferencia de que puede haber una mayor abstención, en beneficio del PP y en detrimento del PSOE, pero a su vez con la posibilidad real de que Unidos Podemos (UP) se convierta en la segunda fuerza política, aunque dado el sistema electoral persiste la duda de la relación votos-escaños entre PSOE y UP. No tenemos datos sobre los posibles resultados en el Senado, si bien es de temer que, teniendo en cuenta el sistema prácticamente mayoritario de elección, no logremos impedir la presencia en esa desprestigiada institución de una mayoría con capacidad de bloqueo a un “cambio” democrático de la Constitución, función por cierto para la que realmente fue creada.
Pese a que existe un alto porcentaje del electorado que no ha decidido su voto, parece muy probable que al final las opciones de gobierno se sitúen entre la alternativa que protagoniza el PP, por un lado, y la que representa UP, por otro. Por tanto, previendo cuál va a ser la correlación de fuerzas en el nuevo parlamento, las alianzas y pactos van a ser de nuevo imprescindibles para la formación de un nuevo gobierno y, de ese modo, evitar unas nuevas elecciones, sin que ello vaya a garantizar en absoluto una legislatura de cuatro años.
En ese posible escenario, la clave de la investidura de un nuevo gobierno va a estar en lo que pueda hacer el PSOE mediante su voto a favor o la abstención, ya sea respecto al PP o a UP. Sin embargo, los dirigentes del PSOE siguen resistiéndose a reconocer esta polarización del electorado, suficientemente demostrada en esta campaña: por un lado, la que se está dando entre las fuerzas que estén dispuestas a permitir la continuidad de unas elites corruptas y de las políticas austeritarias de la eurozona (y que el PSOE ha compartido hasta ahora), y, por otro, las que apuesten por avanzar hacia la ruptura con ambas. Esa polarización es la que está llevando al estrechamiento de ese idealizado espacio del “centro” en el que en estas elecciones quería todavía moverse el PSOE, a diferencia de Ciudadanos, cuyo líder ha optado por desvelar su verdadera cara de una derecha ultraliberal y centralista, cada vez más beligerante contra Podemos por temor a perder votos en beneficio del PP.
Un reciente artículo de Susana Díaz en El País confirma su obstinación ante esa evidencia reiterando su negativa a cualquier acercamiento a UP ya que, de hacerlo, “la socialdemocracia corre el riesgo de abandonar sus cuarteles y sus fundamentos para acogerse al discurso de los alternativos, dejando a estos el campo libre/2. Una posición, por cierto, que contrasta con las tímidas aperturas que se manifiestan desde dirigentes socialistas en Catalunya hacia En Comù Podem y con lo que parece expresar una parte significativa de su propio electorado. Habría que preguntarse qué entiende esta dirigente andaluza por “cuarteles” (¿no serán más bien los privilegios acumulados de una elite que en los ERE de Andalucía tiene su mayor vergüenza y que además se resiste a renunciar a las “puertas giratorias?) y por “fundamentos” (no, desde luego, los de un ideario socialista al que hace décadas que renunció un partido en el que cada vez pesan más los “arribistas” y menos los y las “creyentes”, pese al respetable esfuerzo del sector crítico que encabeza José Antonio Pérez Tapias).
Díaz demuestra así su firme alineamiento con la campaña del miedo que desde la mayoría del establishment se está desplegando ante la hipótesis de un gobierno encabezado por UP y las “confluencias”. Una campaña que está sacando a la luz los peores recursos demagógicos de la vieja y la nueva derecha, pero también los de la vieja y la nueva guardia del PSOE, compitiendo todas ellas en cómo sembrar entre el electorado el pánico ante la posible victoria de unas fuerzas que, por muchos gestos de “responsabilidad de Estado” que muestren algunos de sus principales líderes (como hemos visto con la admiración expresada por Pablo Iglesias hacia Rodríguez Zapatero, el mismo que inició el giro austeritario en mayo de 2010 y luego pactó la contrarreforma del artículo 135 de la Constitución), siguen siendo percibidas como outsiders de las que no es posible fiarse. Ya hemos visto, por cierto, al presidente de Bankia, José Ignacio Goirigolzarri, clamando por el alargamiento del plazo para la reprivatización de ese banco, en proceso de saneamiento con dinero público, y manifestándose en contra de la propuesta de UP de convertirlo junto con el Banco Mare Nostrum en punto de partida de una nueva banca pública. Ésta es solo una simbólica muestra de la nueva serie de “líneas rojas” que nos van a querer ir marcando desde arriba en los próximos días y semanas, sin olvidar el sentido político que tiene la visita del presidente de la que sigue siendo gran potencia imperial, Obama, del 9 al 11 de julio tras la Cumbre de la OTAN en Varsovia y en pleno inicio de las negociaciones para un nuevo gobierno. En política casualidades como ésta no existen.
A esa desconfianza ante un programa que, efectivamente, se puede calificar de socialdemócrata, se suma además el miedo a que si llega a gobernar UP, esta formación pueda destapar nuevos escándalos de la corrupción sistémica que se ha ido extendiendo prácticamente desde la “Transición” para llegar a su apogeo con la burbuja inmobiliaria y especulativa de la pasada década. No cabe duda que queda mucho por sacar a la luz, como ya estamos viendo en muchas Comunidades Autónomas y ayuntamientos, entre ellos el de la capital del Reino, y por eso tampoco sorprende el temor de Rajoy y compañía a que los aforamientos sean cosa del pasado.
Por eso la primera batalla después del 26J será la de la interpretación de sus resultados: ¿se analizarán los mismos en función de la posible conformación de una nueva mayoría antiPP, antiausteritaria y anticentralista o, por el contrario, mediante la suma de votos y escaños de un bloque defensor del régimen, autodenominado de “fuerzas constitucionalistas”, dispuesto a impedir acceder al gobierno a esas fuerzas alternativas a las que tanto teme Susana Díaz? Por ahora, los dirigentes del PSOE parecen inclinarse por el segundo eje de lectura, poniendo solo como condición la renuncia de Rajoy o la búsqueda de presuntos “independientes” a gusto de la nueva triada PP-PSOE-C’s.
De llegar a plasmarse esta hipótesis, nada fácil por cierto pero por la que sin duda apuestan los grandes poderes económicos, podríamos encontrarnos ante un choque abierto con lo que, salvo para quienes no quieran verlo, se habrá expresado muy probablemente en las urnas: la voluntad de echar al PP del gobierno por parte de una clara mayoría del electorado y la firme decisión de emprender un nuevo rumbo por el camino de la conquista de la democracia –económica, social, política, ambiental, ciudadana e internacional-, como aparece en los “50 pasos para gobernar juntos” acordados en UP. Un programa común en el que hay muchos pasos a concretar, como el que afecta a la lucha contra la deudocracia/3, y otros que cabe echar en falta, pero que en caso de llegar al gobierno deberían ser un punto de partida para caminar, junto con los millones de personas que le habrán dado su voto este 26J, hacia una confluencia mayor todavía, la de los distintos pueblos del Estado en un proyecto común (ya sea federal y/o confederal), desde el respeto a la libre decisión sobre su futuro de aquellos que, como Catalunya, la reclamen. Mediante la autoorganización y el empoderamiento crecientes de nuestros pueblos, los de aquí y los de fuera, no deberemos regatear esfuerzos por responder a esta excepcional oportunidad histórica haciendo frente con éxito a la enorme resistencia que vendrá desde quienes representan al despotismo oligárquico vigente hoy en estas tierras y en esta Europa.

Una suposición razonable

Global Champion Tour 2012 In Monte Carlo - Day 2

JUAN JOSÉ MILLÁS
http://elpaissemanal.elpais.com/

DINERO no da la felicidad. Observen, si no, el rostro de pesar del padre y la expresión de ira de la hija. Ese hombre, Amancio, que se levanta de la cama y compra un rascacielos en Berlín a las nueve y un edificio histórico en Londres a las diez, no sabe qué responder a Marta, angustiada por algo que ignoramos. Los hijos, seamos o no seamos poderosos, nos colocan ante situaciones imposibles. Los invitas a una cocacola gigante al salir del cole y cuando todo parece que está en orden, ellos felices y tú haciendo cuentas mentalmente, va el pequeño y te pregunta por la muerte. Pero, hijo, dan ganas de decirle, te estás metiendo un chute de calorías con el que podríamos poner en marcha una locomotora y lo único que se te ocurre es pensar en la muerte.Carpe diem, disfruta del momento, por favor, que bastantes preocupaciones tengo yo en la cabeza.

Amancio Ortega no se ha llevado a Marta Idem a tomar unacocacola, sino a Montecarlo, donde usted y yo no hemos estado ni estaremos nunca porque nos falta lo que lo hace posible. Se celebraba a la sazón (2012) en esa localidad monegasca un concurso de hípica. Hacía un tiempo espléndido (miren cómo rebota el sol en la melena dorada de la joven) y los caballos piafaban o lo que quiera que hagan los caballos antes de competir. Un día perfecto para la dicha de no ser porque de súbito la joven se volvió a su progenitor para gritarle:

–¿Por qué rayos tenemos que morirnos?

Todo esto es una suposición, claro, pero, si observan con atención los rostros del padre y de la hija, admitirán que es plausible.

domingo, 19 de xuño de 2016

La unidad de España, Piqué y un gol

Aníbal Malvar
http://www.publico.es/
Desde los tiempos de Platón, todo el mundo sabe que el fútbol es lo más importante para la evolución de la especie: hay que meter el balón en la caverna, a ver si los mentecatos salen fuera a sacar de centro y ven la luz. Ha sucedido estos días con el gol de Gerard Piqué, jugador catalanista de la selección española. Ni un solo medio de comunicación ha dejado de poner su petimetre énfasis en si ese gol catalanista guarda una significación inescrutable, un esoterismo torticero o una treta secesionista. Al fin y al cabo, Piqué lo metió en el minuto 87. Si hubiera sido un español de verdad, lo hubiera metido antes. Si algo no le perdona el españolismo a los catalanes, es la falta de puntualidad.
Después del partido, el goleador catalanista Piqué se dirigió con besos a un lugar de la grada, donde andaba su niño con una camiseta de la selección española. Albricias y loas al Piqué pródigo, que habiendo apoyado la consulta al pueblo catalán pone la camiseta de España a su hijo. Nadie habló desde España de contradicción. Nadie habló desde Catalunya de traición. Nadie habló de conversión. Fue la cosa más natural entre un padre, un hijo, un partido de fútbol, unos espectadores y una camiseta. Pero los guardametas mediáticos tuvieron que salir con el balón de la caverna para sacar de centro, y vieron la luz.
Se ha criticado mucho a Piqué, y a muchos jugadores del Barcelona, por su escaso entusiasmo por la unidad de España. El otro día salieron por la selección española seis canteranos del Barça de titulares, y acabaron jugando ocho. No recuerdo si la cantera del Madrid, esencia de las esencias españolistas, aportó algún jugador al equipo nacional (¿el desterrado Morata?). Recuerdo un partido, en esta misma temporada, en el que el Real Madrid no solo no sacó a ningún canterano, sino siquiera a ningún español (Danilo por Carvajal, Ramos lesionado).
La españolidad, o la catalanidad, no significan que no andemos juntos. Sobre todo en el minuto 87.
Que sea noticia el gol catalán de Piqué salvando a la selección española, es síntoma de que, como contubernio o patria, estamos muy enfermos. Que sea albriciosa nueva el hecho de que Piqué le haya colocado a su chaval de tres años una camiseta española ya es indicio de muy grave transtorno mental. Las patrias no son un gol. Las patrias no son una camiseta. Son bastante menos. Si las patrias son unas alambradas que me imponen contra mis vecinos, incluso son escupibles, destruibles y denigrables. Ojala las patrias fueran un gol y una camiseta que se dirimieran con deportividad. La deportividad es solo una metáfora del humanismo, pero sudando. Me quedo con los dos conceptos, pero como soy bastante vago, sin sudar.
No sé qué tragedia nacional hubiera sucedido si el catalanista Piqué hubiera tenido la mala suerte de meter el gol en propia puerta.
Otra guerra civil, como poco.

Euroexit

Juan José Téllez
http://www.publico.es/

Resultado de imaxes para brexit
Gran Bretaña se va esta semana de la Unión Europea, dicen las encuestas. Pero la Unión Europea ya se ha ido de sí misma. El euroexit comenzó cuando olvidamos aquel sueño continental que quedaba justo en la esquina entre la canción de la alegría de Beethoven y la libertad, igualdad y fraternidad que alguien escribió sobre las paredes de La Bastilla. Entre todos lo matamos y él solito se murió. La Europa de los mercaderes sometió a la de los pueblos, mientras la globalización mercantil también engullía a la de la cultura, la solidaridad y las libertades.
Cuando cayó el muro de Berlín en 1989, sus escombros aplastaron cualquier tipo de coartada socializante; una corriente reformista que habría podido sentar las bases de un sistema que, al menos, lograra atenuar mediante parches y lavativas la voracidad del capitalismo salvaje. Muerta la URSS, se acabó la rabia de la justicia social. Toma el dinero y corre, era el mandamiento que primó a partir de entonces en casi todos los decálogos políticos del mundo libre.
El fin del estado del bienestar.-
Alfa y omega. En principio también fue la pasta la que constituyó la argamasa de los distintos acuerdos que buena parte de Europa ensayó tras la posguerra mundial; desde los tiempos de la Comunidad Económica Europea y el Mercado Común que siguieron al Plan Marshall, el dinereo llamaba al dinero. No obsstante, desde la competencia –la EFTA que agrupaba a Gran Bretaña y a los países nórdicos—se inventaba el estado del bienestar, que la socialdemocracia patentó como un copyright propio hasta que empezó a cortarle la hierba bajo los pies de la crisis de 2008.
El proyecto de la Unión Europea era fundamentalmente político hasta que dejó sencillamente de ser incluso un proyecto, para convertirse en un selecto club dividido en dos pisos: el del parlamento, como el salón del té donde se debaten las ideas, y la planta noble, la de la Comisión Europea, donde hacen lo que pueden para no cerrar el local. De noche, los socios vuelven a casa y terminan haciendo lo que les viene en gana en materia de derechos, aunque muestran una extraña fidelidad a la comunidad europea en materia de ajustes y restricciones.
El debate sobre el Tratado que pretendía establecer una Constitución para Europa ya llovía sobre mojado. En 2005, que fue cuando fracasó su votación en referéndum, ya sabíamos que aquella hipótesis de Europa política no resolvía los problemas de las clases trabajadoras aunque mantenía la hoja de ruta de las clases medias que habían heredado las recomendaciones del papá y del abuelito de José Agustín Goytisolo, en aquel viejo poema al que puso música Paco Ibáñez:
Trabaja niño no te pienses
que sin dinero vivirás.
Junta el esfuerzo y el ahorro
ábrete paso, ya verás,
como la vida te depara
buenos momentos. Te alzarás
sobre los pobres y mezquinos
que no han sabido descollar.
Aún no se había venido abajo aquel contrato social que llevaba a los jóvenes a formarse para tener garantizado, al menos laboralmente, un final feliz. Pero se veía venir. Y dicha controversia primó en el referéndum sobre el Tratado, que tuvo lugar en España, a 20 de febrero de 2005, cuando la primera legislatura de ZP no había cumplido un año siquiera. Los conservadores aceptaban de grado la propuesta y los socialistas creían que era la solución menos mala. Izquierda Unida y determinadas formaciones progresistas y nacionalistas no pudieron utilizar mejores argumentos y la España que había recibido formidables fondos de cohesión europeos –aunque no siempre bien utilizados—aceptó aquella Constitución con una abstención altísima y un 77 por ciento de los votos, que no sirvieron de nada porque los electores de Francia y de Holanda dijeron sencillamente que no, rompiendo la unanimidad del resto de los parlamentos.
Resultado de imaxes para brexit
El Tratado de Lisboa, como carta otorgada.-
El plan B de los constitucionalistas europeos fue el llamado Tratado de Lisboa, una carta otorgada que data de 13 de diciembre de 2007. Se trata, a grandes rasgos, de un mamotreto que probablemente no han leído ni sus autores y que mete por la gatera algunas de las propuestas troncales de la fallida Constitución que no fue. Los próceres vendieron este texto como la panacea política que inauguraba “la nueva Europa del siglo XXI”, con presidencias más largas, un presidente estable para el Consejo Europeo y un mayor refuerzo de la Comisión Europea y también para el Parlamento, que seguía sin romper la autonomía de las naciones en numerosas materias, salvo aquellas que se veían sometidas a las reglas de juego del euro.
¿Qué fue del reconocimiento vinculante de la Carta de Derechos Fundamentales y de la apuesta por la adhesión de la Unión al Convenio Europeo de Derechos humanos? La respuesta la tenemos desde hace dos años en el despiadado trato a los refugiados provenientes de Siria, Eritrea, Afganistán, Libia o numerosos países subsaharianos, a quienes damos con la puerta de la democracia en las narices. Antes de que esta crisis humanitaria desenmascarase para los restos la hipocresía comunitaria y el ni sabe ni contesta de Estados Unidos, ya latía la criminalización e ilegalización de las migraciones laborales. Ese imaginario sigue permitiendo la existencia de más de once millones de personas sin papeles en territorio europeo, por lo que su multitudinaria exclusión auguraba que también iban a ir quedando excluidos algunos de los derechos civiles de toda la sociedad. De hecho, aquellas convenciones bienintencionadas iban a convertirse en papel mojado por parte de una Europa que prefería comprar voluntades en Mauritania, Senegal, Marruecos o Turquía, para que dichos países sirvieran de gendarmes o de muro de contención frente a los desesperados.
¿Qué decir del proyecto de Ciudadanía Europea? Fue orillado con la preservación de privilegios nacionales de los países ricos que nunca aceptaron que sus aliados europeos gozaran en su territorio de determinadas garantías que ellos se apresuraron a calificar como privilegios que iban en contra de los intereses de los compatriotas, como ocurrió en la Alemania de los subsidios o el acuerdo restrictivo de derechos sociales que David Cameron logró arrancar hace meses para intentar frenar el Brexit, a la manera del cheque británico con que Margaret Thatcher aplacó a los euroescépticos de su época. Y todo ello sin que nadie pusiera el grito en el cielo como ocurriese con la Grecia del fallido Alexis Tsipras cuando amagó con huir del euro si no se le aliviaba el luto de la austeridad.
La Europa del Tratado de Lisboa –un sucedáneo empeorado de la anterior Constitución– pudo sacar adelante la figura del Alto Representante de la Unión Europea para Asuntos Exteriores y Política de Seguridad, pero fue incapaz de propiciar una política común en materia de Extranjería o incluso de Interior y terminó liquidando el mito de la Unión Europea Occidental que hubiera podido plantear una alternativa de Defensa distinta a la de la OTAN. En dicha esfera militar, siguen primando los intereses de la otra orilla del Atlántico Norte bajo un endiablado sistema de patentes militares que no nos permite contar con recursos navales, aéreos y terrestres plenamente europeos. La supeditación a Estados Unidos continúa siendo clara y a nadie parece inquietarle, entre escudos de misiles, guerras de las galaxias o simpáticas visitas de Barack Obama en su gira de despedida de la Casa Blanca, antes de que pueda ocuparla Donald Trump, con quien sin duda volveremos a enterarnos de lo que vale un peine.
Adiós a Schengen.-
Sólo la lucha contra el terrorismo –especialmente contra la violencia yihadista—ha sido capaz de unir a los distintos países en un esfuerzo policíaco que todavía deja mucho que desear en cuanto a su eficacia por más que cumpla sobradamente su querencia represiva. Mientras, en sentido contrario, languidecen las políticas de cooperación y de interculturalidad que podrían atenuar el impacto de los lobos solitarios y de los alfanjes del Daesh. A todo esto, la extrema derecha se frota las manos al calor de sus crecientes resultados electorales, quizá fruto de cuando el rechazo al constitucionalismo europeo no sólo se basaba en el recelo hacia las horas bajas de las políticas sociales sino al miedo al otro, ya fuera extracomunitario o fuesen fontaneros polacos, enfermeras españolas o albañiles portugueses y rumanos.
Del adiós a las fronteras internas de Europa hemos pasado al adiós a la Europa sin fronteras. Ahí ya nos habíamos ido yendo de la Unión Europea, mientras ponían palos entre las ruedas del viejo tratado de Schengen, el de libre circulación de personas, que se firmó en 1985, permitiendo acabar con las barreras internas aunque no lo aceptara Gran Bretaña, que era socio comunitario, pero sí Noruega, que no lo era.
Curiosamente, ese acuerdo se promulgó el mismo año que España entró en la Comunidad Económica Europea, para lo que tuvo que levantar plenamente el cierre de la Verja de Gibraltar que había instaurado el franquismo en 1969 y que se había aliviado tan sólo a efectos peatonales en 1982.
Es lógico que Gibraltar tema al Brexit porque si José Manuel García Margallo o alguien parecido siguiera como ministro español de Exteriores lo mismo le daba por cerrar de nuevo esa frontera, a cal y canto. De hecho, durante su mandato, hubo etapas en que procedió en la práctica a un blindaje policial de dicho paso que entorpecía terriblemente el tránsito de seres humanos, incluyendo el cruce diario de doce mil españoles, con trabajo, colegio o pensiones al lado británico de The Four Corners. El día que un fanático asesinó a la diputada laborista Jo Cox en Gran Bretaña, David Cameron paseaba con Fabian Picardo por el Peñón, conscientes de que el Brexit era un serio problema y la cosoberanía de la colonia, sobre la que insiste España añorando los fugaces espejismos de Tony Blair y de José María Aznar, no parece que sea viable ni probablemente constituya una panacea.
Desde Escocia a Cataluña.-
A Cameron le pueden crecer los enanos, pero también a España: Escocia, que lleva un año amagando con un nuevo referéndum aunque lo venía aplazando para dentro de una década, podría incitar a una nueva consulta dado que uno de los argumentos para la permanencia de dicho territorio en el Reino Unido era el de la pertenencia a la Unión Europea. Sus exportaciones de whisky están en juego y no es un buen negocio, ni para ellos ni para sus consumidores. Si un nuevo referéndum propicia su independencia y lo que quede de Europa decida acoger a los highlanders, ¿cómo podrán los unionistas españoles convencer a los secesionistas catalanes de que fuera de España sólo les aguarda la soledad y el desierto?
Todos los indicios apuntan a que Gran Bretaña saldrá de la Unión a partir de la consulta que se celebra esta misma semana, en vísperas de las nuevas elecciones generales de España, en la que apenas se ha hablado de ese albur. La mejor prueba de que todo parece perdido quizá radique en el lenguaje. Mientras todo el mundo habla de Brexit, nadie habla de Bremain, el término que también acuñara el economista Ebraim Rahbari para definir la posibilidad de que las islas británicas no abandonen políticamente al continente.
En unas insólitas declaraciones que no tengo más remedio que compartir, el ministro Margallo abogaba esta semana por una huida hacia delante de Europa, en caso de que Gran Bretaña decidiera irse. Frente a menos Europa, más Europa. Pero, ¿cómo? Quienes la abocan al desmantelamiento no son sólo aquellos que quieren reducirla a una simple zona de libre comercio; ni los guardabarreras que reclaman el retorno de las aduanas y la absoluta soberanía de los estados frente a los tecnócratas de Bruselas o de Estrasburgo. Son también quienes han consentido el imperio neoliberal de la economía sobre la política, quienes han sido incapaces de articular un sistema eficaz para garantizar al menos, el control político del mercado.
Frente al Brexit y al Euroexit, conviene una Unión Europea más democrática, con toma de decisiones colegiada y comunes, con sistemas que articulen realmente la participación ciudadana e incluso la de aquellos pequeños territorios, desde nuestras autonomías a los landers alemanes, que a veces no se sienten aceptados totalmente por la Unión, al menos por sí mismos.
En 1992, el prestigioso constitucionalista y eurodiputado francés Maurice Duverger hablaba de “La lièvre libéral et la tortue européenne”, esto es, “la liebre liberal y la tortuga europea”. Entonces, daba el grito de alerta frente a la supremacía alemana en Europa, no tanto en base a las viejas secuelas francesas de las dos guerras mundiales, sino por el hecho de que la hegemonía de dicha interpretación del capitalismo iba a hacer renacer el marxismo revolucionario, a partir de una secuencia de explosiones sociales que, de alguna u otra manera, estamos viviendo veintitantos años más tarde. A su juicio, sólo el desarrollo de las instituciones comunitarias podría evitar semejante choque de civilizaciones: “Todos son conscientes de ello, pero la liebre liberal va camino de adelantar a la tortuga europea”, afirmaba Duverger, que se murió sin que pudiera comprobar que su estremecedor vaticinio iba a cumplirse.
Debiera ser la hora de la tortuga pero no quedan demasiados motivos para la esperanza.
Resultado de imaxes para Euroexit