xoves, 29 de setembro de 2016

El sexo representado en las iglesias del románico

Los humanos somos una de las especies más eróticas del mundo animal y se refleja en el arte

José Antonio Cabezas Vigara
http://www.antrophistoria.com/

Canecillos con esculturas sexuales de la Colegiata de San Pedro de Cervatos (Cantabria)
Los seres humanos, generalmente, copulamos con menos frecuencia que otras especies animales simplemente porque, desde tiempos remotos, nos enfrentamos a numerosas restricciones sexuales impuestas por la sociedad. No obstante, según el antropólogo Marvin Harris, “los humanos somos una de las especies más eróticas del mundo animal”. No sorprende, con esta afirmación, que el sexo sea uno de los temas más recurrente del arte de antiguas civilizaciones como la hindú, la griega o la romana, entre otras.

Sin embargo, es más extraño que aparezca abundante iconografía erótica esculpida en los canecillos, las metopas y los capiteles de las iglesias románicas. ¿Qué hacen ahí? Los investigadores actuales no se ponen de acuerdo en las causas y exponen tres hipótesis principales sobre la elección de esta temática. La primera explica que se trata de simples alegorías del pecadocarnal y, en muchos casos, de sus castigos correspondientes. La segunda afirma que representa la necesidad reproductora de la época y, por tanto, tienen como finalidad la estimulación de las relaciones sexuales para favorecer la procreación en una sociedad con elevada mortalidad infantil y una escasa esperanza de vida. La tercera revela, sencillamente, que la sociedad medieval es sexualmente más liberal de lo que creemos.

Sea cual sea la causa, el caso es que en España hay una gran densidad de iconografía sexual repartida por un gran número de iglesias románicas. Las zonas más destacadas son el sur de Cantabria, donde destaca la Colegiata de San Pedro de Cervatos; la zona nororiental de Palencia, donde sobresale San Cebrián de Mudá; y el norte de Burgos, donde se distingue Tejada y Valdenoceda. No obstante, la distribución geográfica es mucho más amplia y hay muestras también en iglesias de las provincias de Soria, Segovia y Burgos.

Las escenas sexuales que más se repiten en el arte románico son las figuras onanistas, los varones itifálicos, las mujeres mostrando su sexo y los coitos entre humanos o entre animales. Asimismo, también son frecuentes las representaciones de fiestas, de juglares o de bailes como, por ejemplo, las representaciones que el Maestro de San Juan de la Peña hace de sensuales bailarinas contorsionistas junto a sus músicos.

Por otro lado, es frecuentemente encontrar especialmente mutilados o erosionados los canecillos o los capiteles con figuras de contenido sexual. ¿Es consecuencia del deterioro normal de la roca o se debe a agresiones deliberadas de la población? Lo más probable es que existiera alguna tradición de lanzar piedras a ciertas representaciones iconográficas impúdicas como, incluso aún en la actualidad, recuerdan en ciertos pueblos las personas de edad más avanzada.

En conclusión, no es fácil discernir la complejidad del significado ni del simbolismo de la iconografía sexual del románico. Probablemente, nunca llegaremos a obtener una única interpretación segura de las causas que llevaron a estas creaciones. Lo único claro, en mi opinión, es que el románico sexual pretende penetrar en la mentalidad emocional de las gentes del medievo con unos fines moralizadores.

Si interesa este tema, recomiendo el libro siguiente: La lujuria en la iconografía románica de Jesús Herrero Marcos (Editorial Cálamo, 2011) Rafel 

Apuntes sobre la Mutilación Genital Femenina

Apuntes sobre la Mutilación Genital Femenina, el estado de la cuestión


Diana Sonia Díaz-Valdés Teran
http://www.antrophistoria.com/


Campaña contra la MGF
El pasado 6 de febrero se celebró el día mundial contra la mutilación genital femenina (MGF), una práctica cuya antigüedad se puede fechar hasta 6000 a. C. (en Egipto). Amnistía Internacional (1998) define la MGF como la extirpación parcial o total de los órganos genitales femeninos, ya que hay varios tipos de MGF según la cantidad de tejido que se extirpe. A día de hoy se puede decir que todo el mundo ha oído hablar alguna vez sobre esta práctica que sigue afectando a miles de niñas, no sólo en África, como comúnmente se piensa, sino también en Europa, Asia y América (casos de poblaciones migrantes procedentes de sociedades en las que la MGF se practica). Nuestro sentido común socialmente construido (y no por ello inútil) hace que nos sobrecojamos ante esta práctica brutal cuyas consecuencias médicas y psicológicas son estremecedoras. Sin embargo, desde el enfoque antropológico, los fenómenos sociales se deben comprender de una manera holística que abarque los denominados puntos emic yetic. De esta manera, veremos qué elementos de esta práctica pueden ser tomados en cuenta para comprender su porqué.

Tal vez sería interesante comenzar señalando que la MGF, también fue realizada en Europa (por poblaciones autóctonas) desde el siglo XVII hasta incluso comienzos del siglo XX ¿Para qué? Para "curar" la histeria, tratar la cleptomanía, la inclinación lesbiana, evitar la masturbación y la hipersexualidad (García Bueno, 2014). Es definitiva, para ejercer control sobre la (sexualidad de la) mujer. Desplazándonos a la actualidad, los motivos de la MGF se pueden clasificar en 6 ámbitos: Razones sociológicas (ritual de iniciación, sin estar mutilada no podrá casarse, representa fidelidad a la tradición y el grupo de pertenencia...), religiosas (nace endemoniada y es necesario para quitarle el mal, deben circuncidarse, como los hombres...), higiénico-estéticas(los genitales femeninos son poco limpios y antiestéticos), psicosexuales(creencia de que el clítoris segrega veneno mortal para el hombre, si no se corta crecerá más que el pene, mitiga el deseo sexual y evita los actos sexuales impuros, sólo el hombre debe sentir placer...), reproductivas (creencia de que aumenta la fertilidad y facilita el parto...) y económicas (las personas que la realizan reciben compensación) (García Bueno, 2014).

Ante la gravedad de lo que supone esta práctica, se han intentado adoptarmedidas legales que la combatan. De esta manera, los gobiernos de los países en los que se practica la han prohibido, se han hecho numerosas declaraciones internacionales condenándola, se han intentado adoptar medidas legales (preventivas y punitivas) desde los países receptores de población migrante procedente de sociedades que la practican... Pero la MGF se sigue practicando.

El problema de las prácticas afianzadas en la tradición es que han tenido la capacidad de desplegar mecanismos y dinámicas sociales que garanticen su reproducción, incrustándose en el habitus de la sociedad practicante hasta el punto de que, tanto a ojos de la misma en conjunto, como a ojos de los individuos que la conforman, se convierta en una práctica imprescindible y fundamental y se perpetúe aunque llevarla a cabo suponga penas de cárcel. Cabría destacar también que las prácticas no se afianzan por sí solas, sino gracias a un entramado de poder que filtra el afianzamiento de unas prácticas u otras. En este sentido, es reseñable un nuevo problema que deriva de la adopción de medidas legales en los países receptores y es la cuestión del encarcelamiento de los padres.

Dadas las dificultades de garantizar la absoluta seguridad de las niñas (a las que se suele mutilar en las vacaciones que pasan en sus países de origen), los países receptores han adoptado también medidas punitivas. De esta forma, ante una denuncia, los padres serían encarcelados. Sin embargo, esta medida declina en dos problemas: En primer lugar, un problema práctico, la mayoría de las jóvenes que han sido mutiladas no denunciarían a sus padres,específicamente a su madre, ya que son las mujeres las que toman parte en el ritual . En segundo lugar pero más importante, el problema ético que supone el hecho de que el castigo recaiga sobre las mujeres por ser ellas las administradoras del ritual, cuando ellas mismas son las que lo sufren.


Son muchos los problemas que plantea la MGF y parece que la adopción de medidas meramente punitivas entraña más problemas que soluciones dado el complejo marco social en el que se encuadra esta práctica. La antropología ya ha empezado a decir y a hacer al respecto junto a organizaciones como FORWARD y, especialmente, junto a las mujeres que han decidido que sus hijas no necesitan ser mutiladas con todas las consecuencias que aquella decisión acarreaba. Parece que tan sólo conociendo el entramado social que sustenta a esta práctica podremos dar solución a un problema cuya complejidad es incompatible con las visiones maniqueistas y que, sin embargo, no puede seguir reproduciéndose.


Reportaje en castellano sobre la MGF de Valentín Thurn (2006) "No con mi hija":


Más Información:
- Amnistía Internacional (1998) La mutilación genital femenina y los Derechos Humanos: Infibulación, escisión y otras prácticas cruentas de iniciación. Madrid: Los libros de la catarata (coedición).
- Bourdieu, P. (1997) Razones prácticas: Sobre la teoría de la acción. España: Anagrama.
- García Bueno, M.P. (2014) Manual de prevención de la mutilación genital femenina. Buenas prácticas. Madrid: Editado por Confederación Nacional de Mujeres en Igualdad.

El relativismo, discusión práctica (II)

La circuncisión fue adoptada como estrategia para reclamar su autonomía frente a los hombres del consejo local que trataban de controlar el cuerpo femenino y sobre todo frente al poder colonial que pretendía controlar la política africana

Bronislaw Malinowski en las Trobriand

En la publicación anterior introducíamos, en términos generales, la cuestión del relativismo. En esta entrada la intención es hacer reflexionar sobre esta problemática tomando ejemplos prácticos. En dos entradas anteriores, abordamos la práctica de la mutilación genital femenina y el problema de la medicalización, en este texto volveremos a hacer referencia a esta práctica e incluiremos otro ejemplo de práctica tradicional: el Sati (inmolación de la viuda) de la India.

En un polémico texto al que hemos hecho referencia en ocasiones anteriores, La Barbera (2010) presenta la MGF como elemento de cohesión social y de pertenencia al grupo, es decir, como un elemento de “identidad cultural”. Para reforzar este plano de la práctica utiliza, además, el ejemplo de las Ngaitana” de Kenia. Con este término se autonombraron las jóvenes que, en 1956, como protesta ante el consejo local (constituido por hombres), que se encontraba bajo el mando de la administración colonial, de la ciudad de Meru que votó por laprohibición de la MGF. La Barbera se expresa en los siguientes términos: “La prohibición obtuvo como respuesta la circuncisión en masa de adolescentes que,sin ceremonias ni celebraciones, se circuncidaron a ellas mismas. Ngaitanafue el nombre que se dieron y formaron parte de la rebelión Mau Mau,trasformando la circuncisión en una medida para demostrar fidelidad a la tradición Kikuyu, el grupo étnico más grande de Kenia (Pedersen 1991: 677-680). La circuncisión fue adoptada como estrategia para reclamar su autonomía frente a los hombres del consejo local que trataban de controlar el cuerpo femenino y sobre todo frente al poder colonial que pretendía controlar la política africana. Desafiando la dominación colonial, las intervenciones rituales sobre los genitales femeninos —interpretadas desde la perspectiva occidental como un mero instrumento de control y opresión de las mujeres— se trasformaron en un instrumento de empoderamiento y resistencia (Kershaw 1997: 190; Presley 1988).” (La Barbera, 2010: 479)

De esta manera, la autora presenta esta práctica como un elemento identitario, connotándola automáticamente como valiosa, desde su perspectiva, ya que supone un “empoderamiento” de los valores “nativos” frente al colonialismo. Pero con esta “buena intención” tan culturalista-relativista ignora factores determinantes de esta práctica mencionados en el artículo introductorio sobre el tema.

Otra práctica controvertida es el Sati” o “inmolación de la viuda” propia de la India. Esta práctica, abolida por el Imperio Británico en 1829, consiste en que,fallecido el marido, la viuda arda viva en la pira funeraria junto a él. Lo cierto es que, pese a que su abolición, se han registrado casos en años recientes. Uno muy llamativo fue el de Roop Kanwar, en 1987. Esta joven universitaria del Rajput había contraído matrimonio mediante un “matrimonio concertado” pero su marido murió de cáncer y ardió en la pira funeraria junto a él. El caso fue controvertido ya que no quedó claro si ella realizó el Sati voluntariamente o bajo la presión de sus parientes. Se dice que, el día del funeral, ella parecía estar severamente drogada. Por ello, grupos de mujeres organizaron marchas en protesta contra la práctica. Al mismo tiempo, tanto hombres como mujeres rajput defendieron la práctica sobre la base del relativismo cultural, sentenciando que el sati es una antigua tradición rajput. De esta manera, reclamaban el derecho a practicar el sati como parte de su cultura y Roop Kanwar se convirtió en el símbolo de los extremistas rajput. Los activistas indios de los derechos humanos fueron señalados como “imperialistas occidentales que trataban de imponer su opinión sobre la antigua cultura de la India” y el movimiento feminista indio fue desacreditado por denigrar la cultura nacional y por su falta de “orgullo nacional”.

En su análisis de este caso, Elizabeth Zechenter (1997) plantea una serie de preguntas que invitan a la reflexión: ¿Importa realmente si Roop Kanwar realizó el sati voluntariamente? ¿Sería una práctica cultural justificada si ella lo hizo voluntariamente? ¿Tenía ella el derecho de rechazar las prácticas culturales de su cultura o su grupo étnico o está obligada, por el hecho de haber nacido en esa cultura o grupo, a acatar esa práctica independientemente de lo injusta que pueda ser? ¿Sería el sati justificable si la mayoría del grupo lo apoyase? ¿Qué ocurriría si los que apoyan el sati son oportunistas políticos que usan esta práctica para ganar apoyos políticos y dividir a la sociedad india?

Bibliografía:
- Bourdieu, P. (1997) Razones prácticas: Sobre la teoría de la acción. España: Anagrama
- La Barbera, Maria Caterina (2010) "Intervenciones sobre los genitales femeninos: Entre el bisturí y el cuchillo ritual" en Revista de Dialectología y Tradiciones Populares vol. LXV, nº2, pp. 465-488, julio-diciembre 2010, ISSN: 0034-7981, eISSN: 1988-8457, doi: 10.3989/rdtp.2010.16.
- Zechenter, E. M. (1997) “In the name of Cultural Relativism and the Abuse of the Individual” en Journal of Anthropological Research. Vol. 53. Nº 3. (Autumn, 1997). Pp. 319-347.

mércores, 28 de setembro de 2016

El deshielo abre la última frontera

Los pasos marítimos en las zonas polares septentrionales comienzan a ser navegables. La fusión del hielo producida por el cambio climático alcanza nuevos récords mientras el tablero geopolítico se reorganiza para ver quién se hace con el botín energético, pesquero y comercial. La última frontera ha caído.


El tanquero finlandés Stena Artctica, operado por Stena Bulk, es uno de los buques que navegan el Paso del Nordeste. / STENA BULK
Pablo Rivas
http://iniciativadebate.org/

Quizá Henry Hudson, explorador inglés que a comienzos del siglo XVI realizó varias expediciones en busca de los pasos árticos que conectan Europa y Asia –el mítico Paso del Noroeste, a través del septentrión canadiense, y el del Nordeste, navegando las costas rusas–, se lo hubiera pensado mejor de haber sabido que no sería hasta 400 años más tarde, en 2007, cuando, por primera vez, los hielos se retirarían totalmente en los meses de verano, sin necesidad siquiera de buques rompehielos para la navegación.
El navegante murió en 1611, abandonado por su tripulación junto a su hijo, cuatro marineros enfermos de escorbuto y tres oficiales que le fueron fieles, en alguna de las islas Belcher (nordeste de Canadá), un inhóspito lugar donde no había posibilidad de conseguir alimento, reino de osos blancos, a cientos de kilómetros de la civilización. Las tensiones que produjeron las enfermedades, el hambre y las penurias derivadas de que su barco quedase atrapado en los hielos polares fueron su ruina.
La historia de Hudson no es la única tragedia de la conquista de los pasos árticos. Sonincontables los marinos muertos y los barcos perdidos en la búsqueda de la conexión asiática entre los siglos XV y XX. Son relatos en los que abundan el escorbuto -enfermedad producida por la falta de vitamina C–, la congelación, los enfrentamientos mortales con las tribus que habitan el ártico –los inuit americanos y los yupik siberianos–, agresivos osos polares, barcos encallados en el hielo e, incluso, el canibalismo.
Byron Maher
Una idea de a qué condiciones se enfrentaron en la antiguamente llamada Terra Incognita la relata a Diagonal el escritor Javier Reverte, quien navegó el Paso del Noroeste en 2008, segundo año en el que los hielos se retiraron, en un barco oceanográfico ruso, un viaje que dio como fruto el libro En Mares Salvajes(2011, Plaza & Janés): “Es atroz y lo más aproximado que he visto, en su dimensión visual, a la idea que tenemos de la muerte: la nada. Y sin embargo, bulle de vida, es un canto a la vida en sus condiciones más extremas. Hay vida marina, terrestre, aérea, vegetal y humana”.
No sería hasta 1906 cuando el noruego Roald Amundsen conseguiría navegar completamente el Paso del Noroeste. Tardó tres años, varado en el hielo durante dos inviernos que le sirvieron para aprender de los inuit las técnicas que le llevarían a comandar la primera expedición que conquistó el Polo Sur.
El HMS Terror, uno de los dos barcos de la expedición de Franklin en 1845, se perdió en busca del Paso del Noroeste. / George Back – National Archives of Canada
Respecto al Paso del Nordeste, no está claro a quién pertenece la gloria. Algunas fuentes apuntan a que fue el portugués David Melgueiro el primero que lo consiguió, entre 1660 y 1662, años particularmente cálidos. Esta historia nunca se confirmó. De la hazaña de la que sí hay registro es la de la expedición Vega, que bajo el mando de Adolf Erik Nordenskiöld consiguió circunnavegar Eurasia entre 1878 y 1880, Paso del Nordeste incluido.

Zona caliente

Dejando atrás la era de los descubrimientos, hoy el Ártico está más de actualidad que nunca. Y no porque a principios de septiembre hallaran por fin, en perfecto estado bajo las aguas heladas, el HMS Terror, el segundo de los dos barcos de la legendaria expedición de sir John Franklyn de 1845 en busca del Paso del Noroeste, cerrándose así 170 años de misterio. La zona es rica en recursos pesqueros y energéticos (el Servicio Geológico de Estados Unidos mantiene que la región puede contener hasta 90.000 millones de barriles de petróleo). Y las grandes naciones y multinacionales tienen sus ojos fijos en ellos. De hecho, el gigante ruso Gazprom extrae crudo desde 2013 en su plataforma Prirazlómnaya, en el mar de Pechora.
La polémica plataforma Prirazlomnaya, de Gazprom, en el Mar de Pechora (Rusia). / Krichevsky
Las naciones árticas –Rusia, Estados Unidos, Canadá, Islandia, Suecia, Noruega y Finlandia– mantienen numerosos conflictos geopolíticos y de fronteras por el presente y futuro reparto del botín, en lo que ya se conoce como nuevo punto candente mundial. Y los pasos árticos no son ajenos a ellos: Rusia y Canadá buscan el control de sus respectivas zonas y reclaman derechos de paso. Los armadores ya han establecido el horizonte de 2030 como probable fecha en la que el verano boreal, a ritmo de CO2 y cambio climático, permitirá establecer los pasos árticos como rutas marítimas habituales para el comercio global.
“Un tránsito entre Dalian (China) y Rotterdam (Holanda) tendría 14.600 km por el norte, frente a 21.600 km por Suez”
La última frontera se derrite a pasos agigantados, no hay ya lugar a dudas. Este mes de septiembre la capa de hielo ártica alcanzó 4,14 millones de km2su segunda extensión mínima histórica, igualando la de 2007 y sólo superada en 2012.
Los diez peores registros de mínimo de hielo se han dado en los últimos diez años. “En 30 años se ha perdido el 75% del hielo marino del ártico y el deshielo se ha acelerado”, expone Elvira Jiménez, responsable de Océanos deGreenpeace España. “Se está perdiendo una media del 10% por década. En el transcurso de unas décadas podría desaparecer el hielo de verano”. Y las consecuencias de todo esto están claras: el fin del ‘aire acondicionado’ regulador del clima que hasta ahora era el casquete polar, la aceleración del cambio climático y las catástrofes que todo ello traerá.

6.000 km menos

Los pasos árticos son un caramelo para las navieras. Mientras que las del noroeste acortan el trayecto de muchas rutas que, de otra manera, pasarían del Atlántico al Pacífico por el Canal de Panamá o a través del Cabo de Hornos, la del Nordeste reduce la distancia entre los grandes puertos europeos y asiáticos. Un ejemplo: la ruta entre Japón y Hamburgo es un 27% más corta si se hace por el Ártico y no por el Canal de Suez.
“Un tránsito entre Dalian (China) y Rotterdam (Holanda), ruta normal de importación, tendría 14.600 km por el norte, frente a 21.600 km por Suez. Es un ahorro de tiempo y combustible, principal variable de costes para un armador”, explica Daniel Taboada, profesor del Máster en Gestión y Dirección de Comercio Exterior de la Universidad de Santiago de Compostela. “Hay mucho interés por parte de las navieras en ver cómo evoluciona todo esto”. Y si hay ahorro para el capital, ya lo deja claro Reverte: “No conozco ningún negocio que se haya detenido mientras haya beneficios”.
A pesar del interés económico, la navegación por ambos pasos aún es testimonial. El número de tránsitos registrados a través del Ártico ruso por la Administración de la Ruta Marítima del Norte, ente creado por Putin en 2013 para el fomento del paso, fue de 18 buques. Sin embargo, desde 2011 lo han cruzado más de 200, la inmensa mayoría de bandera rusa, aunque dos cargueros alemanes lo hicieron en 2009, sin rompehielos, y un carguero del holding noruego Tschudi llevó 41.000 toneladas de hierro de China a Europa en 2010. Fueron los primeros grandes buques no rusos en hacerlo. Christian Bonfils, director general de la subsidiaria de Tschudi, Nordic Bulk, cifraba el ahorro de combustible en “aproximadamente 180.000 dólares”.
Un factor que reduciría un posible tránsito masivo de buques por el norte global es la ausencia de grandes puertos comerciales. “Los grandes portacontenedores de hoy que alimentan el gran consumo siguen una línea regular igual que un autobús, haciendo una serie de paradas de China a Europa”, explica Taboada. “Toda la importación de Oriente Medio se hace en paradas por el camino, dejando y cogiendo carga en Yidda, Singapur o en puertos del sur de India”.
Esta variable haría que los armadores pudiesen desdoblar servicios,diversificando sus grandes puertos de destino, usando el paso del Nordeste para abastecer al norte de Europa y el de Suez para el sur. El profesor apunta que armadores que transportan productos perecederos o compañías con grandes buques graneles que no requieran paradas intermedias, como los petroleros, podrían ser los más interesados en estas rutas.

Turismo del apocalípsis

Este verano se produjo otro ‘hito’ de la navegación ártica. El Crystal Serenity, un megacrucero operado por Crystal Cruises, realizó el primer viaje turístico de una embarcación de estas características por el Paso del Noroeste, con 1.070 pasajeros que habían pagado entre 30.000 y 160.000 dólares. Precisamente, siguieron el rastro de los grandes exploradores.
Javier Reverte: “Los barcos van a llevar a los inuit la globalización, en lo que tiene de ésta de bueno y de malo”
Desde sectores críticos con la explotación comercial del Ártico se habla ya de “turismo del apocalipsis”, poder visitar una región “precisamente por ese cambio desastroso [para el planeta]”, relata Reverte. “Y no es que pueda ser un cambio desastroso para la vida, sino que va a serlo para la vida humana y lo provocamos los humanos. Es la terrible y estúpida contradicción”, destaca el escritor.
La responsable de Océanos de Greenpeace apunta que “estos cruceros son literalmente ciudades flotantes que implican toda una serie de impactos ambientales en cuanto a residuos que pueden verterse directamente al mar”. Asimismo, recuerda los problemas de seguridad añadidos que las zonas árticas tienen en cuestiones de rescate o limpieza en caso de catástrofe medioambiental: desde la lejanía de bases operacionales hasta la dificultad –o imposibilidad– de limpieza de vertidos con las técnicas actuales. Este punto no es baladí. Tal como resalta Jiménez, “cuando la Administración estadounidense evaluó los riesgos de las perforaciones en el Ártico de Alaska, ellos mismos decían que el riesgo de vertido era de un 70%, y uno de los principales problemas era el acceso de los servicios de emergencia al punto del accidente”.

El Crystal Serenity fue el primer crucero turístico en atravesar el Paso del Noroeste. / Crystal Cruises

La llegada del gran turismo y el comercio global a la zona afectará irremediablemente a las comunidades locales. “Su modo de vida va a cambiar y, de hecho, está cambiando ya”, apunta Reverte. “Los barcos van a llevar allí la globalización, en lo que tiene de ésta de bueno y de malo”. En su viaje vio cómo “en todos los establecimientos humanos abundan los quads, las motos de agua y de hielo, las ropas de fibra y los alimentos enlatados… Y los barcos van a llevar más. Y con ellos viajarán la contaminación ambiental, los residuos, los desechos… El Ártico ya está lleno de basura”.
“Es una ironía malévola que el beneficio del deshielo vaya a aquellos que lo han provocado”
Para Greenpeace, entre las principales amenazas que podrían tener un efecto medioambiental y, por tanto, sobre los recursos de los que dependen estas comunidades, no está el transporte marítimo. Son la industria pesquera y las prospecciones energéticas las amenazas más acuciantes, aunque “el transporte marítimo acentúa los riesgos de que haya posibles vertidos por parte de los buques y de que lleguen especies invasoras adheridas a los cascos que afecten a las biodiversidad local”, indica Jiménez. “La apertura de estos pasos es un indicativo de que se está abriendo toda una superficie marina que antes era inaccesible y serían zonas por las que podrían entrar buques de actividades industriales si no se regula para proteger la zona”.
En referencia al aumento de prospecciones en la zona polar, la ecologista destaca que “es una ironía malévola que el beneficio del deshielo vaya a aquellos que lo han provocado”.

Santuario ártico

Por todo esto Greenpeace aboga por la creación de un santuario ártico, una zona protegida y reserva marina en la cual estarían prohibidas tanto las prospecciones petrolíferas y de cualquier otro mineral como la pesca industrial y el transporte marítimo. El área abarcaría el océano Ártico central más allá del límite de las 200 millas náuticas de la zona económica exclusiva de los Estados costeros del Ártico.

Protestas de Greenpeace en el puerto de Rotterdam ante la llegada de barcos con petróleo de Gazprom extraído en el Ártico.

Así, mientras la humanidad toma cada vez más conciencia de la que se le viene encima con el cambio climático, muchos gobiernos juegan en el bando contrario, elaboran planes de explotación energética del Ártico y otorgan licencias pesqueras y de prospección energética. La salud del planeta y una de las últimas fronteras están en juego.
Está por ver si hay posibilidad de frenar la debacle o si, por el contrario, se cumple el dictamen que anuncia Reverte cuando se le pregunta por las últimas fronteras del planeta: “El hombre es una rata insaciable que se comerá el universo y luego morirá con él. De hambre”. El tiempo dirá.

Vóteme, burro

David Lombao
http://praza.gal/

Se vostede segue a política galega con máis ou menos interese e é unha das 670.000 persoas que, en números redondos, optou o pasado domingo por algunha das forzas políticas ás que xenericamente situamos no espectro do centro-esquerda é perfectamente comprensible que apañase un bo cabreo. O PP de Alberto Núñez Feijóo pasou polas urnas ao xeito dun xinete arrasador e revalidou a maioría absoluta apenas un ano despois de que, nas eleccións municipais, o seu partido descendense ata cotas ineditamente baixas de apoio cidadán que o deixaban con pé e medio fóra de San Caetano. É lóxico o cabuxo. Mesmo que botase algún exabrupto contra o candidato triunfante e quen o apoian. E non vai ser?
Resultado de imaxes para Eleccion galegas 16
Este bosquexo do votante enfadado, decepcionado ou triste polo triunfo do contrario e o fracaso dos propios -con todos os matices que en cada casa haxa- non é estraño e, sobre todo, non é nada novo. No entanto, a diferenza doutras épocas, agora parte destas reaccións iradas ou agres déitanse en espazos moito máis públicos que o salón da casa ou a mesa da taberna de cabeceira. Espazos de comentarios en xornais como o que está a ler e, sobre todo, as redes sociais, convértense en escenario de sentenzas que van do laio ao insulto simplón cara ao electorado contrario mentres, tamén, algúns fans de quen gañou glosan a xesta con verbas ás que só lles falta o acompañamento musical da charanga de Baltar sénior.
Dende a -cabe supoñer- sensación de que só son lidas polos (moi) partidarios, cargos orgánicos e electos acompañan escrutinios electorais con cualificativos que, aparentemente dirixidos aos adversarios, acaban impactando nas cacholas do pobo ao que representan ou aspiran a representar
Nada disto sería especialmente rechamante se a estes xeitos de xestionar emocións -é un falar- na vitoria e na derrota non se fosen engadindo, nos últimos tempos, persoas directamente implicadas nas contendas electorais. Dende a -cabe supoñer- sensación de que redes abertas ao mundo só son lidas polos (moi) partidarios dun mesmo, cargos orgánicos e electos acompañan escrutinios electorais e labores institucionais cotiáns con cualificativos que, aparentemente dirixidos aos adversarios políticos, acaban impactando nas cacholas do pobo ao que representan ou aspiran a representar. Como aderezo do disparo verbal a discreción non é estraño que figuren rechíos procedentes do inframundo da internet para apoiar as teses propias en presuntas novas con, habitualmente, tanta elegancia como rigor.
O último en incorrer nesta dinámica absurda foi un deputado de En Marea no Congreso que, horas e balbordo despois, deu en rectificar e desculparse. No entanto, as rifas ou insultos máis ou menos xenéricos ou disimulados contra quen se considera que vota a quen non debe, que vota mal, non son patrimonio da esquerda, aínda que no panorama político galego sexa esta parte do espectro ideolóxico a máis acostumada a saborear a contrariedade. Se buscan, sen ir máis lonxe, entre as persoas electas para formar parte do grupo parlamentario que sustentará absolutamente o terceiro goberno consecutivo do PP han atopar con facilidade a quen, por acción e omisión, adoitan alimentar conscientemente a destra guerrilla troll que opera e medra con especial vigor dende hai algo máis dun ano. Case sobra engadir que o segundo non fai máis xustificable o primeiro, nin viceversa.
Nada logran, máis que autorretratos pouco favorecedores, quen tratan de parvos e burros a quen seguen considerando que o PP é o mellor destino do seu voto
Nada logran, máis que autorretratos pouco favorecedores, quen tratan de parvos e burros a quen por motivos que non collen nestas liñas seguen considerando que o PP é o mellor destino do seu voto e, ao tempo, aspiran a que algún día muden de opinión. Conseguen exactamente o mesmo que quen rachan farisaicamente as vestiduras diante destas saídas de ton -ou dos risibles paternalismos que, dende alén Padornelo, dan clases de progresismo aos pobres gallegos- pero, simultaneamente, espallan bulos, descualificacións ou medias verdades sobre presuntos réximes bolivariano-separatistas que disque impoñen e oprimen en vilas e cidades con En Marea, PSdeG e BNG como horrendos viláns totalitarios, xuntos ou por separado. 
Argumenten, propoñan, critiquen e eloxien. E fágano, en dixital e en analóxico, sen esquecer que, para ben e para mal, non son uns e unhas calqueras. Para iso os temos e para iso os queremos. A outra alternativa é calar e seguir estando, ou non estar e ter campo aberto para guindar sen filtro a primeira simpleza que chegue ao miolo.

Francia se une al boicot de los productos alimenticios de Monsanto. Mira la lista completa


http://www.ecoportal.net/

El mundo se hace cada vez más móvil, cada día más virtual. Los smartphones y las tabletas están cambiando la manera de interactuar no solo entre las personas, sino con los animales y el planeta en general. Aquí te presentamos 10 aplicaciones amigables con el medio ambiente.



El gigante de la industria Monsanto  (absorbido por Bayer) está vinculado a muchas marcas que disfrutamos día a día en nuestros hogares. La ONG Greenpeace ha establecido la lista de las marcas pueden comercializar estos productos transgénicos.
Esta lista de productos ha sido condenada por muchos consumidores franceses tras los escándalos de salud del gigante mundial de pesticidas en su propio país, donde ya fue condenado por la intoxicación de un agricultor francés
El etiquetado de los productos alimenticios convencionales para detectar la presencia o ausencia deOMG es casi inexistente. Para llenar este vacío, Greenpeace presentó a los fabricantes de alimentos un cuestionario sobre el uso de plantas modificadas genéticamente.
La propuesta presentada permitía que las ONG clasificaran estas marcas como un código de color:verde, para los que garantizan a no utilizar organismos modificados genéticamente; rojo, incluye aquellos productos para los cuales Greenpeace no puede garantizar que no contengan transgénicos. Podéis revisar esta lista, para realizar una compra más consciente.

El maíz Bt produce una toxina para matar a un insecto dañino del cultivo pero que también elimina a insectos beneficiosos. Se ha criticado por parte de la autoridad francesa competente en antibióticos, que se utilice un gen que otorga resistencia a los antibióticos. Pero es difícil escapar de los productos de la multinacional Monsanto, ¡están por todas partes en los estantes de los principales supermercados!

Incluso en los productos de higiene.

Miles de cajas fueron retiradas del mercado en Canadá y Francia después la investigación de la revista “60 millions consumateurs” asegurara que Tampax, Always y otras marcas de tampones y toallas femeninas podían contener “residuos altamente tóxicos”.
Una investigación reveló que el 85% de los productos con algodón en Argentina contenían glifosato, ahora un estudio de una revista francesa denuncia la presencia del herbicida en marcas como Tampax y Always.
Grupos de consumo han elaborado una lista de algunos productos que llevan ingredientes de Monsanto por si quieres boicotear las prácticas de esta empresa o por si simplemente no quieres tener nada Monsanto en tu plato.

Monsanto - marcas

Entre estos se encuentran las empresas Kraft Philipp Moris, Unilever, General Mills, Coca-Cola, PepsiCo y Procter & Gamble.

Bebidas Monsanto

Coca-Cola life.
Zumos de Capri-Sun, Topricana, Flora.
tés Lipton y cafés Maxwell. Nescafé.
Nesquik, Nescafé, Eko, Ricore

Productos del azúcar Monsanto

Los chocolates Lindt, Poulain, Cote d’Or, Dam, Milka, Suchard, Kinder y Toblerone.
Las galletas Cadbury y las galletas Pepperidge Farm.
Los productos de Brossard, Savannah.
El caramelo Carambar, y La Krema Vogienne.
La barra de chocolate Bounty.
Helados Häagen Dazs, Miko, Cartedor, Cornetto, Magnun y Ben & Jerry.
Los cereales de Kellogg, incluyendo Special K, Tesoro, miel Pop, Froties o All Bran.
Todos los productos para niños Nestlé y Danone.

Higiene y mantenimiento Monsanto

Los pañales Pampers. Tampax y Always.
Los geles de ducha, champús y desodorantes Pantene, Axe, Monsavon, Dove, Rexona y Timotei.
Pasta de dientes de señal. Todos los productos P&G. Williams.
Productos de limpieza Cif, Omo, Dash, Skip, y Cajoline Sun,
Desodorantes Febreze.

Salados Monsanto

Patatas Lays, Pringles y Doritos.
Las galletas de aperitivo benenuts y Bahlsen.
Las especialidades de queso Philadelphia.
Platos preparados de Mary, Findus, Tipiak.
El pan Jacquet. Maizena.
Sopas y sopas Liebig, Knorr, Royaco, Alvale.
Preparaciones mexicanas Old El Paso.
Salsas Heinz, Amora, Benedicta.
Los productos de la Uncle Ben.
Todos los productos de la marca superSol, HiperDino,
CashDiplo y NETTO
Esta larga lista de productos nos permite hacernos una idea de la cantidad de productos de consumo en el que se pueden encontrar los productos de Monsanto

Los calcetines de Primark

Ruth Toledano
http://www.eldiario.es/

Primero sentí asombro, luego estupor, rabia y un confeso desprecio por nuestra especie. Después me puse a llorar. Quizá fuera porque ha muerto mi perra. O quizá, también, producto de un desánimo social que cala en mis huesos como la lluvia en las colas de Primark.
En este país con un 30% de su gente desempleada, la inauguración de Primark -ese gran almacén de ropa barata que ha convertido definitivamente la Gran Vía madrileña en lo más parecido a un centro comercial de extrarradio- generó unas colas que daban la vuelta a la manzana, con miles de personas que esperaban pacientes en la calle Desengaño a que llegara su turno para hacerse con unas bragas a 1 euro o varios calcetines por pocos céntimos más. No aguantaron horas bajo la lluvia para, por ejemplo, manifestar ante el Congreso de los Diputados su indignación por el empobrecimiento al que las medidas de este Gobierno han llevado a la población, o para concentrar ante la sede del PP la repulsa por sus delitos, comunes, contra nosotros: lo hicieron para comprar presuntas gangas; lo hicieron para alimentar al monstruo que nos devora.
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Ha sido tal la afluencia de los que respondieron a la llamada de esa trampa mayor del capital, que hicieron falta antidisturbios, furgones policiales, numerosos seguratas que iban conduciendo a los congregados y organizando su entrada al templo del consumo en grupitos de a diez. Tales medidas de seguridad nos hicieron fantasear con justos motines, con multitudinarias asambleas, con masas críticas y de protesta. Pero no, eran mujeres (en su mayoría: ¿qué basura nos han inoculado, qué basuco colectivo?) comprando bragas a 1 maldito euro. El capitalismo salvaje: primero os empobrezco y cuando no podáis vestir decentemente a vuestras familias os venderé varios calcetines por 1 euro.
Bragas y calcetines que pueden costar 1 euro porque han sido fabricados en condiciones de extrema explotación, probablemente también infantil, en talleres textiles como los de Rana Plaza, en Bangladesh (en cuyo derrumbe murieron 1.134 personas que cosían, entre muchas otras marcas, para Primark). Bragas y calcetines que por su ínfima calidad durarán cuatro días y obligarán a que los consumidores vuelvan pronto a Primark a comprar un lotecito más, a hacer a los grandes empresarios el juego de ese consumo compulsivo, irresponsable e innecesario en su mayor parte. ¿Están ustedes deprimidos porque forman parte de ese 99% de la población que dispone en su conjunto de tanta riqueza como el 1% restante? La mejor terapia será gastar lo poco que les queda en las tiendas que hacen millonaria a esa minoría.
Me pregunto qué se puede esperar de una sociedad que se comporta de este modo, por qué se expresa de esta manera nuestra sociedad. La respuesta es que los ricos, esos pocos, nos prefieren así, enganchados a un consumismo perverso que no resolverá ni los problemas de nuestra comunidad ni los de las comunidades donde se fabrica. El monstruo del capital ha creado un círculo vicioso en el que damos vueltas sin pensar, sin cuestionar, sin rechazar. No necesitamos la mayoría de esas cosas que compramos, pero el mercado nos ha creado la necesidad (el deseo, dijo Baudrillard) y seguimos sus pautas sin rechistar. Estamos en paro, con trabajos precarios, con sueldos mínimos, pero la cuota de mercado de esas tiendas de ropa barata supera en España el 12% precisamente porque en nuestra miseria encuentra el mercado su filón.
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Sabemos, pues, que las condiciones laborales tanto de los fabricantes como de los vendedores de esos productos son de abuso. Sabemos que el low cost es un fraude. Sabemos que los tintes que utilizan para las prendas son tóxicos y que pueden afectar a nuestra salud (y, por supuesto, a quienes los manipulan para su fabricación). Sabemos que cada una de esas millones y millones de prendas son pequeñas dosis de la droga con la que el capitalismo salvaje mantiene el control de nuestras voluntades y de sus negocios. Sabemos que esa industria textil es el eje de un sistema antiecológico, contaminante, insostenible, suicida. ¿Por qué entonces, si lo sabemos, no reaccionamos? ¿Por qué permitimos que el neoliberalismo galopante compre a 1 maldito euro nuestras conciencias? ¿De qué sirve que sepamos que esa gigantesca maquinaria solo está al servicio de un capital que no revierte en beneficios para la economía de todos sino solo de sus dueños?
La proliferación de las tiendas low cost está íntimamente relacionada con una educación también low cost, que las políticas ultraliberales imponen a la sociedad: más bragas a 1 euro y menos Filosofía o Artes en los contenidos curriculares de escuelas y universidades. A través de un sistema de consumo estúpido y de una formación académica cada vez más estúpida, las sociedades serán más fácilmente manipulables, dirigidas, dominadas, vigiladas. Se sustituyen las Humanidades por las nociones económicas porque el único modelo social que interesa al poder es el de ese dinero que acumulan unos pocos. La estrategia es, por un lado, hacer desaparecer el sentido crítico y la libertad de pensamiento que aportan esos estudios, y, por otro, desarrollar una adicción consumista a gran escala y a bajo precio.
Me habría reconfortado que esas colas en Gran Vía fueran para confrontar semejante modelo. Incluso me habría reconciliado con mi especie que se hubieran formado esas colas para comprar calcetines: el otro día le preguntaron al padre Ángel -que volvía, desolado, de los campos de refugiados de Macedonia- qué necesitaban esas personas. Calcetines, dijo.
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