xoves, 29 de agosto de 2019

Greta Thunberg

Un grito de socorro en nombre de la justicia climática.

Greta Thunberg

IÑAKI CHAVES

20 de agosto de 2018, una niña sueca llamó la atención del mundo sobre el cambio climático al sentarse frente al Parlamento sueco con una pancarta que decía ”Skolstrejk för klimatet” (huelga escolar por el clima).
Greta Thunberg nació en Suecia el 3 de enero de 2003. Eso es lo impactante, que es una adolescente de un país desarrollado, que podría, y seguramente sea así, tenerlo todo desde el punto de vista material, la que ha conseguido lo que cientos de científicos vienen denunciado desde hace años con sus análisis y predicciones: poner el foco de atención de la sociedad civil mundial sobre el peligro del cambio climático.
Del libro Cambiemos el mundo (foto: Iñaki Chaves)2
Pero ella sabe que hay algo que no puede tener sin las acciones conjuntas y decididas de quienes le critican y quienes la respaldan, no tiene un futuro. Ni ella ni nadie. No es un asunto de intereses personales, en un tema de alcance planetario que afecta a toda la humanidad. El planeta se acaba.
Rebelde, inquieta, poco sociable debido al síndrome de Aspergen que padece, y que ella considera un regalo, me recuerda en parte a aquella Pipi Calzaslargas, el personaje creado por la escritora sueca Astrid Lindgren en 1945. Greta es una pipi del siglo XXI, una niña que desde su silencio no se calla y que, como la joven sueca pecosa de trenzas y medias largas, no se pliega a lo establecido, que cree en los ideales, aunque sus mayores, sobre todo los políticos, hagan todo lo posible para que no existan, y a la que muchos sectores quieren enmudecer. Greta, al contrario que Pipi, no vive en la fantasía sino en la cruda realidad de un mundo que está en una crisis climática terminal.
Ella quiere que la gente común actúe para limpiar el desastre que han hecho los políticos, que “han malgastado décadas con su negación e inactividad”
Hace un año que Thunberg dio inicio a la “huelga escolar por el clima”, una propuesta novedosa entre tantas acciones para luchar contra el cambio climático que la mayor parte de las veces se han mostrado inútiles. Greta ha institucionalizado “los viernes, huelga”, y no precisamente al sol sino no asistiendo a clase. Lleva desde entonces protestando frente al Parlamento sueco en contra del cambio climático con una iniciativa denominada “Friday´s for future”. Campaña que tuvo su punto más álgido el 15 de marzo de 2019, con una nueva oleada de huelgas de estudiantes en más de 1.000 ciudades de 89 países en un viernes histórico por el clima.
Sus propuestas son una manera de desobediencia civil, en línea con lo que planteó en su día H.D. Thoreau, y que después han seguido muchos otros movimientos y personas desde Gandhi a Luther King pasando por Nelson Mandela. Para Greta, nuestra casa está ardiendo, y no es solamente el hogar de esta niña, su hermana y su madre y padre, es la casa de toda la humanidad. Es el planeta el que está ardiendo, hasta el Ártico está en llamas.
1Mi gata también quiere que cambiemos el mundo (foto: Iñaki Chaves)
No la utilicen como figura para echar balones fuera en tema del clima, ella no es más que una joven preocupada por el mundo, el suyo y el de los demás. No la usen como ejemplo si no entienden todo lo que hay detrás de su protesta. No la pongan de parapeto para seguir destruyendo el planeta mientras hablan de esperanza. Ella es solamente Greta y ha recogido y hecho visible lo que científicos, organizaciones y algunos políticos comprometidos llevan años anunciando: la Tierra se muere y el tiempo se acaba. Y todo ello es culpa de la acción humana.
El libro No One is Too Small to Make a Difference (Nadie es demasiado pequeño para marcar la diferencia), recoge once discursos de esta joven que, con un lenguaje claro y directo, sacan a la luz las miserias del mundo respecto a la crisis del cambio climático. Precisamente por no reconocer que es eso: una crisis. Ella solamente quiere una cosa: que entremos en pánico. Sí, como cuando se produce un incendio. Ya que cree que solamente ese miedo nos haría actuar como la situación exige.
En estos últimos doce meses ha estado frente a instituciones y políticos de todo el mundo. Sus consecuentes palabras se han oído en el Consejo Económico y Social de la Unión Europea, en el Foro de Davos, en la reunión del COP24, en el Parlamento británico o en las charlas TED (Technology, Entertainment, Design) en Estocolmo.
Ella quiere que la gente común actúe para limpiar el desastre que han hecho los políticos, que “han malgastado décadas con su negación e inactividad”.
3Global Week for Future (foto: tomada de la web fridaysforfuture.org)
En su calendario tiene una de las convocatorias previsiblemente más masivas de la historia: la huelga por el clima del próximo mes de septiembre. Una invitación a que paremos toda actividad para gritar a favor del clima y en contra de ese cambio que nos lleva al desastre. Será una huelga mundial por el planeta en la semana del 20 al 27 de septiembre de este año.
Greta quiere que tomemos conciencia de que lo que tenemos delante no es una noticia más alimentada de hechos y cifras, sino una crisis en toda regla que amerita tratarla como tal, con medidas drásticas y urgentes.
Cambiemos el mundo, hagamos huelga por el clima, pero no nos quedemos ahí. No es suficiente, hay que seguir luchando contra la injusticia social y la desigualdad que nos mata.

Hacia la edificación sostenible: consejos para que construir y rehabilitar sea cien por cien 'eco'

El respeto al medio ambiente y el uso eficiente de la energía y el agua son factores que ya son vinculantes para las labores edificatorias

¿Cómo hacerlo? La patronal castellanomanchega ha publicado una guía para orientar a las constructoras sobre cada paso del proceso

Además de los consejos sobre materiales, aislamiento y entorno, incluye medidas contra la contaminación acústica en las obras

Obras de construcción con madera
Obras de construcción con madera CECAM

Alicia Avilés Pozo
El concepto de ‘sostenibilidad’ ya es requerible prácticamente al cien por cien de los sectores empresariales conforme a los compromisos de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS). Si durante muchos años en España se construyó de manera desaforada e insostenible hasta que explotó la burbuja inmobiliaria y llegó la crisis económica, en la actualidad hay una oportunidad para que este sector no solo sea respetuoso con el medio ambiente sino también para que pueda obtener rentabilidad debido al mejor uso de la energía y el agua.
Hablamos de decenas de pasos, medidas y orientaciones que afectan a todo el proceso, desde la construcción hasta la rehabilitación edificatoria y la demolición. Para ello, CECAM, la patronal castellanomanchega ha elaborado una extensa guía dentro de su iniciativa 'Optimiza tus residuos'. Hemos hablado con algunos técnicos sobre este manual y sobre los pasos a seguir.
Reducir los impactos ambientales es el principal objetivo a conseguir. No se refiere tan solo a los edificios propiamente dichos sino también al entorno y la a integración de los mismos en las ciudades. En el manual se parte del hecho de que la normativa relacionada con la construcción se está actualizando buscando “un mejor comportamiento” ambiental. En definitiva, “un avance en el modo de diseñar, construir, mantener, renovar y demoler los edificios”.
Se refiere así en primer lugar al diseño de edificios en cuanto a su ubicación y entorno. Entre los muchos consejos, destaca la necesidad de dar prioridad a las parcelas de zonas urbanas dotadas de infraestructuras y evitar otras no desarrolladas anteriormente. Este criterio de ubicación también debe tenerse en cuenta a la hora de elegir el aparcamiento (principalmente en planta baja sobre rasante) pero, ante todo, considera fundamental apostar por una ‘zona verde’. La vegetación también es un elemento de protección frente a la radiación solar y como amortiguador de ruidos externos.

Un buen uso de la energía

En cuanto a la energía, en este apartado de diseño, CECAM aconseja incorporar espacios soleados, miradores, atrios y galerías acristaladas como zonas activas intermedias de almacenamiento de calor; y realizar una evaluación de las posibles  pérdidas de calor y considerarlas en diseños alternativos. Y, obviamente, esto conlleva el uso de materiales renovables (que se pueden recolectar en un plazo inferior a diez años), en lugar del uso de materias primas limitadas o de ciclo largo: bambú, corcho, madera, cáñamo, aislamientos de algodón, aislamientos de lana de oveja, etc.
Incluir una instalación de calefacción, refrigeración o climatización centralizada y zonificada con control individual también puede contribuir a reducir el impacto ambiental, al igual que optimizar el uso de luz natural, calcular la huella de carbono del edificio para conocer hasta qué punto puede contaminar y poder paliar esas consecuencias incluso con beneficios fiscales. En el agua también se recomienda diseñar redes separativas de evacuación de las pluviales y residuales con el objetivo de reutilizar las primeras para riego, incendios o inodoros.
Una vez terminado el diseño, los técnicos de la patronal castellanomanchega destacan la planificación de las acciones para la construcción del edificio. Aquí incluyen consejos para una selección adecuada de materiales dando prioridad a los de procedencia local con ecoetiqueta reconocida y que puedan ser reutilizados, así como el uso de pinturas naturales y de base acuosa en lugar de pinturas sintéticas.
Al llegar el momento de la edificación, en el primer paso, el del movimiento de tierras, eliminar por riego de difusión el polvo generado, cubrir con lonas las cajas de los camiones, y reutilizar las tierras superficiales para jardinería son algunas de las orientaciones que ofrece la guía. También incluye evitar en lo posible los excedentes destinados a vertedero de tierra excavada.
Paneles fotovoltaicos en vivienda
Paneles fotovoltaicos en vivienda EUROPA PRESS
Pero es en la fase de construcción donde encontramos el mayor número de consejos y en ello coinciden los técnicos. Desde proteger el entorno de residuos peligrosos vertidos hasta realizar controles de aceites, líquidos y combustibles; pasando por disponer de material absorbente en la obra para los casos de vertido accidental, conectar a la red de saneamiento los sanitarios provisionales y disponer de una zona específica para realizar los trabajos de corte, con ventilación adecuada y sistemas de aspiración de polvo.
En esta misma fase, y en relación a la energía, se recomienda analizar la relación entre el volumen y la envolvente del edificio, aislando esta última adecuadamente. Para conseguir el mejor mantenimiento de las temperaturas, este manual apuesta por las ventanas dobles, pero precisa que la simple utilización de vidrios de dos hojas con espesores diferentes ya supone una mejora notable. A ello añade el uso de energías renovables y los sistemas de calentamiento basados en energías renovables o biomasa, así como los eléctricos mediante paneles fotovoltaicos.
El agua cumple igualmente un papel primordial en el proceso de construcción. Por eso CECAM incluye aquí un amplio apartado con medidas como la adecuación de zonas de vertido del agua de limpieza de canaletas; y la instalación de sistemas de ahorro de agua como grifos, reductores de presión, fluxores con pistones o inodoros con cisternas de reducido volumen y elección de descarga.
Por otra parte, para eliminar la contaminación acústica, los técnicos aconsejan utilizar maquinaria preferentemente de bajo consumo, vigilar que los motores de los vehículos no estén encendidos cuando no sea necesario, ubicar los equipos que generan más ruido en lugares alejados, disponer de barreras acústicas, y evitar realizar las actividades más ruidosas a primera o última hora del día.

Rehabilitación y demolición

En cuanto a los proyectos de rehabilitación edificatoria, el principal problema es que se realizan sobre condiciones constructivas del pasado “que no responden a los patrones actuales”, y por lo tanto, las actuaciones se encuentran con “limitaciones formales y funcionales”. La guía apunta como primordial realizar un inventario de residuos peligrosos, prever su retirada selectiva y asegurar su envío a gestores autorizados.
También es prioritario contar  con la madera como materia principal, ya que atrapa  y almacena dióxido de carbono en su interior, así como el vidrio de doble cristal mencionado anteriormente, que garantiza una alta transmisión luminosa y el aislamiento térmico. En los acabados interiores, al igual que en la fase de construcción, aconseja la pintura plástica al agua sin plomo, y en los exteriores, madera certificada para exterior sin mantenimiento.
Finalmente, en cuanto a la  demolición y desmantelamiento, se perfilan como procesos fundamentales ligados al  auge de la obra civil y al desarrollo urbano e industrial. La principal acción a tener en cuenta es garantizar una ejecución segura y sostenible mediante un Plan de Demolición, donde es fundamental retirar todos aquellos residuos especiales o peligrosos como el amianto, los tubos fluorescentes, o los refrigerantes, antes de proceder al derribo, atendiendo a los criterios establecidos para su manipulación.
Sobre los Residuos de Construcción y Demolición (RCD) valorizables como las maderas, los plásticos o la chatarra, deben depositarse en contenedores o acopios y facilitar su reciclaje. Por último, aconseja tener  previsto el  uso o el mercado de destino para los materiales recobrados antes del comienzo de la obra de demolición y usar mangueras de agua durante el derribo para  evitar las emisiones excesivas de polvo.

La ciudad adelantada a su tiempo que diseñó Leonardo da Vinci

A finales del siglo XV, hace ya más de 500 años, Leonardo da Vinci diseñó su ciudad ideal. Una urbe optimizada y saneada, pensada para ofrecer las mejores prestaciones a sus ciudadanos. Aunque nunca llegó a materializarse, sus ideas resultaron fundamentales para la planificación de otros trazados urbanos.
El paso del mundo medieval al renacentista propició que los pensadores dejaran de mirar tanto hacia arriba y atender a los mandatos divinos para centrarse en los problemas y las necesidades que se presentaban, y por montones, a nivel de tierra. Muchos de ellos, al igual que hoy, en unas ciudades que no dejaban de crecer.


Tania Alonso

La recuperación del urbanismo

En el siglo XV, la peste había acabado con prácticamente un tercio de la población de Europa. Mientras se analizaban las causas y se sopesaban las consecuencias, muchos empezaron a cuestionar la organización de las ciudades medievales. Sistemas anárquicos repletos de calles estrechas, sucias y poco ventiladas, en las que se acumulaban personas, animales y desechos. Entornos poco salubres en los que era fácil que se desarrollasen y contagiasen las enfermedades.
La higiene no era el único de los problemas. El transporte empezaba a complicarse en las áreas urbanas, frenando el desarrollo del comercio. Replantear la forma y los objetivos de las ciudades se convirtió en una prioridad. Por ello, cuando los humanistas echaron la vista atrás para rescatar disciplinas olvidadas desde la época clásica, no se olvidaron del urbanismo.
La organización volvió a ser racional y basada en la planificación. El ideal renacentista daba importancia a los espacios públicos, que ganaban peso en relación a las edificaciones privadas. Las calles pasaron a ser más amplias y a organizarse alrededor de plazas y entornos abiertos.
La ciudad que diseñó Leonardo da Vinci contaba con plazas y espacios abiertos.
Durante la década de 1480, Leonardo da Vinci dedicó parte de su trabajo a resolver problemas de planificación urbana. Ideó una ciudad ideal que terminaría tanto con los problemas de salubridad como con las dificultades de transporte. Sin embargo, la urbe pensada por el inventor renacentista nunca llegó a construirse y se cree que parte de sus invenciones han caído en el olvido. No obstante y gracias a algunos trazados presentes en el manuscrito B de París y el Codex Atlanticus es posible reconstruir algunas de sus ideas más innovadoras.

Los planos de da Vinci

Según indica Martin Civiera en ‘Apuntes de Leonardo Da Vinci para una ciudad ideal’, la ciudad que imaginó el genio italiano podría albergar un máximo de 30.000 habitantes y sería abierta, sin murallas de contención. Se crearía a lo largo del río Ticino, que nace en Suiza y atraviesa las provincias italianas de Varese, Novara, Milán y Pavía, al norte del país.
El agua es un elemento muy presente en toda la obra de da Vinci y juega también un papel fundamental en su planificación urbanística. Parte del caudal del río iría a parar a los canales de la ciudad, alrededor de los que se extendería su trazado.

Espacios para los peatones

El inventor, arquitecto e ingeniero renacentista tuvo en cuenta uno de los grandes retos de las ciudades actuales: la separación de las vías para el tráfico rodado de las peatonales. Su solución, una ciudad que cuenta con varios niveles. Uno inferior, pensado para el comercio y el transporte, y otro superior, amplio y ventilado, para el uso y disfrute de los ciudadanos.
La parte inferior se construiría en base a calles anchas y canales (el inventor llegó incluso a diseñar plantas hidráulicas para crear canales artificiales por toda la ciudad). Por esta vía inferior podrían transitar carruajes, animales de carga y barcos, lo cual facilitaría el transporte de mercancías.

De esta forma, la parte superior de la ciudad serviría, de forma casi exclusiva, para el desplazamiento de los peatones. En esta se encontrarían las viviendas, las plazas y otros edificios públicos. Su arquitectura sería ordenada y atendiendo a la estética de la época, pero siempre supeditada a la funcionalidad. La idea de da Vinci esconde, también, una división social entre la clase trabajadora y la clase alta.

Limpieza y salubridad

La separación de las vías comerciales de las peatonales se presentaba como una solución para descongestionar las calles. Podría terminar, también, con los problemas de limpieza propios de las ciudades medievales. Parte del plan de da Vinci era que las aguas residuales se vaciasen de forma subterránea.
La parte superior de la ciudad se situaría a más de tres metros por encima del nivel del canal. Sus calles tendrían un ancho igual o superior a la altura de sus edificios, para garantizar una correcta ventilación, buena iluminación y reducir los daños en caso de desastres naturales como terremotos. Contarían, también, con pendientes y desagües para evacuar el agua de lluvia.
Gracias a máquinas hidráulicas, todas las habitaciones de los edificios y los talleres artesanales contarían con una red de distribución de agua. Algo fundamental para mantener la higiene y que hubiese supuesto un gran avance en pleno siglo XV.

Imagen de la ciudad que diseñó Leonardo da Vinci.

Verticalidad

Da Vinci planteó la idea de sacar partido a la verticalidad de los edificios, de forma que se pudiese acceder a los dos niveles de la ciudad desde las viviendas. La trama subterránea de la ciudad conectaría con sus plantas bajas, para garantizar el abastecimiento de bienes. Las escaleras se situarían en el exterior, lo que permitiría aprovechar mejor los espacios interiores.
El trabajo urbano de Leonardo da Vinci combina (como tantos otros) inventiva, técnica y arte. La organización de la ciudad parte de la lógica y la funcionalidad, situando al hombre en el medio de sus cálculos.

Una ciudad moderna

De la ciudad imaginada por el urbanista italiano no tenemos más que bocetos. Sin embargo, algunas de sus ideas se aplicaron en los siglos XIX y XX, con la aparición de los movimientos modernistas, las vanguardias y la renovación del trazado de algunas ciudades como París.
Las soluciones de la ciudad que diseñó Leonardo da Vinci se imitaron siglos después.
En el siglo XIX, el incremento de la población de la capital francesa llevó a las autoridades a plantear un urbanismo más higiénico que se adaptase, también, a los nuevos medios de transporte como el ferrocarril. Los diseños de Georges-Eugène Haussmann transformaron gran parte de la ciudad medieval en grandes avenidas de trazado regular, plazas, parques urbanos y edificios proporcionados y amplios. Se crearon, también, sistemas de cloacas y gasoductos para sanear la ciudad e infraestructuras para transportes.
El objetivo de Haussmann y el emperador Napoleón III tenía muchas similitudes con el de da Vinci cuatro siglos antes. Idear una ciudad limpia, organizada y que dejase atrás los problemas de las ciudades masificadas. Al realizar los bocetos de su ciudad ideal, da Vinci se estaba adelantando, una vez más, varios siglos a su época.

Seguridad y urbanismo, el relato perdido de las izquierdas

Un reciente estudio ha puesto de manifiesto las diferencias de criterio a la hora de medir los efectos de la gentrificación. En esta divergencia subyace un debate ideológico. La existencia de alternativas o límites a la gentrificación no se ha traducido en políticas concretas en ciudades como Madrid. La derecha y las promotoras siguen teniendo la sartén por el mango.

Niños en Vallecas
Niños paseando por el barrio de Vallecas, Madrid DAVID F. SABADELL

CARLOS MARCOTE BLANCO

El pasado 19 de julio Juan Ramón Rallo publicaba en El Confidencial un artículo bajo el titular “Viva la gentrificación” en el que desgranaba las bondades del fenómeno gentrificador usando como justificación de sus tesis el reciente estudio “Los efectos de la gentrificación en el bienestar y la oportunidad de los residentes originales adultos y niños”.
En esencia, Rallo aseguraba que la gentrificación es un proceso bueno para los barrios ya que supone la recuperación de zonas deprimidas y la llegada a las mismas de individuos de mayor nivel educativo y adquisitivo. Afirmaba además que el número de población original desplazada tras el proceso de transformación es mucho menor que el que la izquierda —y sus, según él, atávicos prejuicios— quiere hacer ver a la opinión pública. Como era previsible, la columna tuvo considerable eco entre quienes enarbolan la bandera del neoliberalismo económico aplicado a los entornos urbanos —Begoña Villacís de Ciudadanos la retuiteó por ejemplo—.
El artículo, basado en el estudio realizado por el Federal Reserve Bank of Philadelphia, sostiene que el porcentaje de población original que se ve obligada a desplazarse del barrio gentrificado apenas llega al 3% y que, por regla general, la población total de estas áreas urbanas aumenta, aunando a la gran mayoría de pobladores anteriores al proceso de cambio y a esos nuevos habitantes de extracción educativa y financiera más alta que llegan con él. Serían estos últimos quienes hacen disminuir el nivel de pobreza de estos barrios, que su población infantil tenga más posibilidades de ingresar en la universidad, que los precios de los inmuebles aumenten con todos los beneficios que ello supone para sus dueños, etc.
Sin embargo, existen ciertos elementos a tener en cuenta cuando se trata de medir los efectos de los procesos de gentrificación. Es difícil justificar la extrapolación de las conclusiones del informe cuando las mismas se basan en un objeto de estudio muy concreto: los suburbios gentrificados de Estados Unidos.
Álvaro Ardura, arquitecto urbanista y profesor en la Universidad Politécnica de Madrid, no cree que los casos europeos y estadounidenses sean comparables. “Hay una gran diversidad contextual que hace que los procesos de gentrificación sean distintos en cada caso. En primer lugar, por la historia: en las ciudades continentales europeas las clases medias nunca han abandonado los centros urbanos de una manera tan fuerte como en Estados Unidos (con un fuerte componente racial) o en Inglaterra (en este caso por presión de la industria), así que las condiciones de partida son distintas”, explica.
O sea, la estructura e idiosincrasia propia de los barrios no hace posible calibrar de la misma manera los procesos de gentrificación en Estados Unidos y Europa. Un ejemplo cercano: a diferencia de los suburbios estadounidenses, barrios madrileños como Lavapiés o Tetuán no están capacitados para absorber grandes promociones urbanísticas —el caso de las torres Skyline en Tetuán es una excepción a la regla— ya que no hay suelo suficiente para acogerlas. En estas condiciones no es posible complementar a los habitantes nuevos y a los originales ya que si unos entran otros tienen que salir. La única manera de mantener a la población original sería a través de la oferta de vivienda social y la regulación de los precios de alquiler.
Otro elemento diferenciador es el del régimen de tenencia de la vivienda, es decir, si eres propietario o inquilino. “El estudio alude a los posibles beneficios para los vecinos que logren mantenerse en el barrio por el aumento de precio de su vivienda. Ese beneficio no existe para los inquilinos de viviendas en alquiler”, matiza Ardura. 

ANÁLISIS CUANTITIVO VS CUALITATIVO

La forma de ponderar y analizar los efectos de la gentrificación enfrenta dos posiciones: los que defienden el análisis cuantitativo como único método adecuado para identificar dichos efectos y los que acusan a los primeros de ignorar la dimensión cualitativa. El estudio del Federal Reserve Bank of Philadelphia es un ejemplo de análisis puramente cuantitativo. Para Álvaro Ardura es difícil captar cuantitativamente los problemas de la población original de un barrio ya que “no suele haber datos homogéneos longitudinales (a lo largo del tiempo), con diversidad de datos (formación, nivel de renta, etc) y suficientemente desagregados”. “Muchas veces solo se puede constatar el cambio a posteriori, no cuando el proceso está en marcha”, añade.
Por ejemplo, el aludido estudio solo tiene en cuenta el desplazamiento directo. “Marcuse ya habla desde los ochenta de otros tipos de desplazamiento: el indirecto, que impide la llegada de nuevos vecinos de clases bajas, y la presión de desplazamiento que sufren los vecinos originales que permanecen al dificultarse su vida por cambios en la estructura comercial, aumento de precios de productos básicos o desaparición de las redes sociales”, señala.
Especialmente hiperbólicas son las medidas que el consistorio de Almeida aplicará en Lavapiés, Puente de Vallecas o Bellas Vistas (Tetuán), donde se instalarán cámaras de vigilancia
Precisamente el reciente artículo de Loretta Lees (entre otros autores) “Medición y mapeo del desplazamiento: el problema de la cuantificación en la batalla contra la gentrificación” pone el foco en cómo las diferentes investigaciones cuantitativas analizadas han fallado a la hora de mostrar estimaciones significativas del número de individuos desplazados por la gentrificación y, en general, en la dificultad de medir solo cuantitativamente sus consecuencias. También hay ya investigaciones que buscan dar a lo cualitativo un papel central en el análisis. El estudio “Gentrificación y salud en dos ciudades globales: una llamada para identificar los impactos para los residentes socialmente vulnerables” investiga cómo se ve afectada la salud y el bienestar de residentes de larga duración por los procesos de gentrificación en Boston y Barcelona a través de datos cualitativos. 

POLÍTICAS CONTRA EL DESPLAZAMIENTO

Por más que los agentes neoliberales reivindiquen la gentrificación como la panacea que transforma áreas urbanas deprimidas en nuevas Arcadias, es evidente que el fenómeno del desplazamiento —directo o indirecto— es una realidad palpable que afecta sobre todo a las rentas más bajas. Los ayuntamientos, empero, tienen la posibilidad de llevar a cabo políticas que al menos limiten ese desplazamiento, a través de la promoción del valor de uso de la vivienda frente al valor financiero por ejemplo, lo que es para muchos una utopía.
“Habría que generar un parque de vivienda social y blindarlo de posibles privatizaciones como las que hemos vivido en España”, afirma Ardura. Una alternativa complementaria sería la de promocionar alquileres fuera de mercado (más baratos) y limitar los precios como ya se está haciendo por ejemplo Portugal. Ardura amplía el abanico de posibilidades: “Habría que estimular otros tipos de regímenes de vivienda, mejorar la protección de los inquilinos, aumentar la duración de los contratos de alquiler o gravar fiscalmente las transmisiones especulativas de vivienda”.

SEGURIDAD, TERRENO VEDADO PARA LA IZQUIERDA

Estas políticas suponen poco menos que una ofensa ideológica para la derecha neoliberal, por lo que se antoja difícil que puedan realizarse en ciudades como Madrid donde las nuevas autoridades han retomado la campaña de difamación contra barrios que interesa que sean percibidos como conflictivos. Ciertos medios y parte de la opinión pública han hecho suyo el relato.
Especialmente hiperbólicas son las medidas que el consistorio de Almeida aplicará en Lavapiés, Puente de Vallecas o Bellas Vistas (Tetuán), donde se instalarán cámaras de vigilancia y se van a destinar grupos de antidisturbios municipales bajo la eufemística denominación de Unidades de Apoyo a la Seguridad (UAS). Cabe destacar que, aunque la implantación de cámaras se va a realizar en esta legislatura, las medidas se aprobaron durante el mandato de Manuela Carmena —en Puente de Vallecas con los votos a favor de todos los partidos y en el caso de Tetuán con la única oposición de Ahora Madrid— y que también se planteó la presencia de UAS durante el mismo.
Gonzalo Gárate Prieto, exasesor del gabinete del área de salud, seguridad y emergencias del Ayuntamiento de Madrid, no cree que estas medidas vayan a redundar en una disminución de la criminalidad en esas zonas. “Los indicadores de delincuencia no eran elementos en principio diferenciales. Creo que ha sido más el ruido mediático generado alrededor de estos barrios lo que ha propiciado la implantación de las cámaras. Viendo los datos del distrito Centro, observamos que la delincuencia no disminuye sino que se desplaza a otras zonas sin cámaras o con menor presencia policial. La delincuencia, como la energía, ni se crea ni se destruye, solo se transforma”, señala. “Las cámaras vienen a generar una sensación mayor de seguridad subjetiva que facilita el paso a los procesos de gentrificación, como ha ocurrido en Malasaña o Lavapiés”, concluye.
Gárate Prieto se muestra pesimista: “La reflexión sobre la seguridad que se ha realizado desde las izquierdas ha sido históricamente muy deficiente”
Montserrat Galcerán, exconcejala de Ahora Madrid en Tetuán (aunque fue en la lista de Madrid en Pie en las últimas elecciones), habla del caso de Bellas Vistas: “La instalación de cámaras no ayuda en demasía y puede provocar otros problemas. Nuestro convencimiento y el de muchos vecinos es que éste es un problema de convivencia más que de seguridad”. Además, Ciudadanos viene utilizando la supuesta inseguridad del barrio como arma arrojadiza en la Junta de distrito y Ahora Madrid no introdujo un cambio sustancial en términos urbanísticos. “La política urbanística ha sido manzana de la discordia en el grupo municipal. Todos firmamos un pacto contra la especulación urbanística que no se ha respetado. La amenaza de que las promotoras nos llevarían a juicio ha sido constante, pero aún así mi opinión es que se admitió con demasiada ligereza que no podía hacerse más”, lamenta Galcerán.
Gárate Prieto se muestra pesimista: “La reflexión sobre la seguridad que se ha realizado desde las izquierdas ha sido históricamente muy deficiente, lo que ha permitido que ese campo quede como terreno exclusivo para la derecha”.
De este modo, con la derecha detentando la hegemonía del relato de la seguridad y con la permanencia del poder coercitivo de las grandes promotoras urbanísticas, el futuro en los centros de las grandes ciudades no parece halagüeño. Así y todo, es lícito enumerar las alternativas existentes a un modelo de ciudad que, además de ignorar a un porcentaje alto de población, amenaza con extenderse como un virus respondiendo a la inclemente lógica del mercado. 

El mundo de abajo crece en silencio

Los mundos nuevos nacen por contagio y por necesidad, sin seguir las instrucciones de los manuales partidarios, ni las recetas predeterminadas de viejos o nuevos líderes.

20 Aniversario del Congreso Nacional Indígena - Zapatistas. Oventik. Octubre 2016 (Foto: Daniel Lazo Cerón)

RAÚL ZIBECHI
JUAN WAHREN

Hay vida (y lucha) más allá de las elecciones. En nuestros países (Argentina, Uruguay), desde los focos mediáticos hasta las conversaciones entre militantes de los movimientos sociales están centrados y concentrados en las próximas jornadas electorales, con la esperanza de que, esta vez sí, habrá cambios. Aunque sabemos que esos cambios no vienen de arriba y que los verdaderos son los que construyamos desde abajo y por abajo, una y otra vez nos dejamos arrastrar por los fuegos artificiales de las elecciones. Volvemos a diluir nuestra potencia del hacer desde abajo en la delegación del Poder hacia arriba...
Sin embargo, los pueblos de América Latina siguen construyendo sus mundos otros, muy lentamente, a contracorriente, en la oscuridad de la vida cotidiana, lejos, muy lejos, de las campañas que derrochan recursos y discursos.
¿Quién pudo enterarse de que este año se creó la Guardia Indígena Comunitaria “Whasek” Wichi en el Impenetrable, en el Chaco, Argentina? ¿Quién sabe de la creación del Gobierno Territorial Autónomo de la Nación Wampis, en el norte del Perú, camino que comienzan a recorrer otros tres pueblos amazónicos?
¿Cuántos medios han informado de que el pueblo mapuche en el sur de Chile ha recuperado 500.000 hectáreas por acción directa desde la década de 1990, cuando se restauró la democracia para arrinconarlos con la aplicación de la ley antiterrorista heredada de la dictadura de Pinochet, pero luego aplicada igualmente por gobiernos progresistas y conservadores?
¿Dónde leemos acerca de la tremenda lucha de los tupinambá del sur de Bahía (Brasil), que en pocos años recuperaron 22 haciendas, miles de hectáreas, pese a la represión y las torturas a sus dirigentes?
¿Cuándo le dedicamos algún tiempo a comentar la victoria de las 30 comunidades de Molleturo (Azuay, Ecuador) que consiguieron frenar a la minera china Ecuagoldmining, luego de quemar el campamento? ¿Quién habla del reciente triunfo campesino de todo el Valle de Tambo, ante el proyecto cuprífero Tía María, en el sur de Perú?
Ahora vemos cómo los pueblos mayas del sur de México, organizados en el Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN), pasaron a la ofensiva y rompieron el cerco militar e informativo del gobierno mexicano de la autodenominada “Cuarta Transformación”, creando siete nuevos caracoles y cuatro municipios autónomos, con los que suman ya 43 espacios de autogobierno zapatista en esa región.
El gobierno de Andrés Manuel López Obrador (AMLO) saludó y otorgó “su aprobación” a los nuevos municipios autónomos zapatistas, no sabemos qué responderán los y las zapatistas, pero podemos observar que en todos estos años fueron construyendo de hecho su autonomía en los territorios insurgentes donde se encuentran sin la necesidad de la aprobación de ningún gobernante.
Los Acuerdos de San Andrés firmados en el año 1996 y que reconocían la autonomía de los pueblos indígenas de todo México fueron negados y traicionados por cada uno de los sucesivos gobiernos; esto no impidió el crecimiento de la autonomía en territorio zapatista y en decenas de municipios autónomos de otros pueblos indígenas del país. Más que aprobar o no, de palabra, estos procesos de autonomía, el gobierno de AMLO bien podría poner en práctica los Acuerdos de San Andrés y dejar que siga floreciendo la autonomía indígena en vez de continuar y fortalecer el cerco policial y militar a las comunidades en rebeldía, tal como vienen denunciando las propias comunidades indígenas de Chiapas, tanto las zapatistas como muchas otras no zapatistas.
Para nosotros estos hechos son motivo de la mayor alegría y nos llenan de entusiasmo y esperanza, ya que confirman la decisión política de construir abajo con las y los de abajo, de forma autónoma, nuestra salud y nuestra educación, nuestros espacios de vida y nuestra justicia, en base a los poderes propios que hemos creado por fuera del Estado.
Han conseguido romper el cerco que decenas de miles de militares mantienen desde el levantamiento del 1 de enero de 1994, cuando el gobierno decidió movilizar la mitad de sus efectivos para rodear y cercar a las comunidades rebeldes autónomas zapatistas. ¿Cómo han sido capaces los y las zapatistas de multiplicarse, de salir del cerco y construir más mundos nuevos? Como lo hacen siempre las y los de abajo: “Compañeras de todas las edades se movilizaron para hablar con otras hermanas con o sin organización”, explica el subcomandante insurgente Moisés en su último comunicado. Las mujeres y los jóvenes son quienes fueron a conversar con sus semejantes de otras comunidades, no para convencerlos, porque las y los oprimidos saben de sobra quiénes son, sino para organizarse juntos; para autogobernarse juntos.
En esa movilización silenciosa entre los abajos, comprobaron que las limosnas de los gobiernos (eso que aquí llamamos con cierta pompa “políticas sociales” y que no es más que contrainsurgencia) lastiman la dignidad por el desprecio y el racismo que implican. Los mundos nuevos nacen por contagio y por necesidad, sin seguir las instrucciones de los manuales partidarios, ni las recetas predeterminadas de viejos o nuevos líderes.
¿Cómo hemos perdido la “capacidad más linda del revolucionario”, la de sentir “en lo más hondo, cualquier injusticia realizada contra cualquiera, en cualquier parte del mundo”, como decía el Che? ¿Por qué ya no nos alegrarnos cuando, en cualquier parte del mundo, los de abajo ponen su dignidad como escudo ante los poderosos, levantando mundos otros, como los kurdos del norte de Siria?
Las personas militantes necesitamos reformar nuestros sentidos y sentimientos de vida, reencontrarnos con nuestros propios fuegos y retomar la lucha más allá de los fuegos artificiales de las elecciones, volver a confiar en nuestra propia potencia y autogobernarnos a distancia del Estado, desalienarnos y descolonizarnos para caminar junto, no delante marcando línea, hombro con hombro con las rebeldías que siguen (re)emergiendo desde abajo y por abajo en toda Nuestra América.

Por qué nuestra dieta es (en parte) responsable de los incendios en la Amazonia

Reducir la ingesta de carne y aumentar la de legumbres, cereales, verduras y frutas de proximidad puede contribuir a que se quemen menos terrenos de este pulmón verde


Amazonas
La selva amazónica en llamas el pasado mes de julio

Marc Casanovas

“Hace muy pocos días el cielo de São Paulo oscureció con el humo que llegaba procedente de cientos de kilómetros al norte. Eran las cenizas de miles de incendios. En un país de dimensiones continentales, los problemas de la Amazonia a veces se perciben como una realidad lejana, y en la opinión pública brasileña tampoco existe la misma sensibilidad ambiental que en Europa. Es como si hubiera otras prioridades más urgentes”, cuenta a Traveler.es Joan Royo, colaborador freelance de la agencia de noticias internacional Sputnik, que lleva seis años viviendo en Brasil.

Esta es la justificación del aparente letargo de la sociedad civil brasileña ante los más de 72.000 incendios que ha sufrido la Amazonia en Brasil en lo que va de año.

Detrás de ese humo negro hay miles de incendios quemando desde hace tres semanas. Y no en cualquier lugar. El pulmón más grande del planeta ardía debido a una deforestación acelerada por las queimadas (quemas de tierra) de los propietarios de terrenos.


Hizo falta que el cielo del principal centro financiero de Brasil se manchara de un color negro para empezar a buscar culpables pero, ¿por qué se han generado más incendios que nunca en la Amazonia?

Esta imagen que viene a continuación la suministra directamente la NASA desde su plataforma Fire Information for Resource Management System(FIRMS). Los puntos rojos indican los posibles incendios activos.


Imagen vía satélite de la zona afectada© Fire Information for Resource Management System (FIRMS)

Y es que se necesitan imágenes vía satélite para responder con firmeza a la pregunta. Solo a finales de año se podrá identificar la pérdida real de superficie comparando las imágenes de este año con las del año anterior. De momento las estimaciones se empiezan a hacer hablando de cientos de miles de hectáreas quemadas.

Lo que sí se sabe a ciencia cierta es que la deforestación aumentó en julio un 88% respecto a julio del año pasado y que el presidente brasileño de extrema derecha, Jair Bolsonaro, fulminó sin justificación alguna al director del Instituto Nacional de Investigaciones Espaciales del Brasil (INPE), principal responsable de dichas imágenes por satélite, por atreverse a denunciar públicamente los incendios.

“Se mató al mensajero. Es decir, el desmantelamiento del aparato legal que estaba defendiendo al Amazonas ha desatado una orgía de fuego”, dice Miguel Ángel Soto, a cargo de los temas relacionados con el Amazonas en Greenpeace.
“Ya durante la campaña electoral, Bolsonaro dijo que pretendía poner fin a la protección de zonas de la Amazonia y que los indígenas tenían demasiados derechos sobre la tierra. Un discurso a favor de un sector con mucho poder históricamente en Brasil: la Bancada Ruralista, que actúa en defensa de los intereses de los colonos y que se dedica a la exportación de materias primas”.

O lo que es lo mismo: priorizar la exportación de carne, soja y etanol brasileño por encima de la salud del ecosistema de la selva amazónica.


El humo sale del bosque en una región del Amazonas cerca de la frontera con Colombia, el pasado 21 de agosto© Getty Images

“Estos mensajes han calado hondo. Brasil ha vuelto al modelo anterior en el que lideraba las tasas de deforestación en América del Sur. ¡Incluso se ha celebrado el día del Fuego!”, apunta Soto.

Este día que recuerda el portavoz de Greenpeace ha salido a la luz pública hace relativamente poco tiempo. Los agricultores y los colonos celebraron las queimadas por todo lo alto sin esconderse de nada ni de nadie. Algo inaudito hasta la fecha porque se actuaba a escondidas o de manera alegal.

“Estas quemas de tierras se han disparado porque Bolsonaro ha generado un escenario permisivo sin multas. Se pueden saltar la ley forestal con total impunidad”.


Sao Gabriel da Cachoeira, Brasil© Getty Images

Es aquí donde la relación entre ONGs y Bolsonaro se ha roto para siempre. Incluso ambas partes usan la palabra guerra para definir el momento actual.

El máximo mandatario brasileño culpaba así a las ONGs de haber provocado esos incendios ante los medios de comunicación: “Les quitamos dinero a las ONG. Ahora se sienten afectados por la falta de fondos. Entonces, tal vez las ONG están llevando a cabo estos actos criminales para generar una atención negativa contra mí y contra el gobierno brasileño. Esta es la guerra a la que nos enfrentamos”.


Una guerra que tampoco esquivan desde Greenpeace: “La guerra es real en cuanto que son territorios en disputa y hay intereses económicos en disputa. Él habla de guerra y se deja por el camino que en algunas zonas se está matando a líderes indígenas. También omite que hubo años en que la tasa de deforestación en Brasil disminuyó y las exportaciones aumentaban. Justo lo que dice Bolsonaro que es imposible. El mejor uso de la tierra permitía producir más cantidad, exportar más producto y deforestar menos. Antes de Bolsonaro, Brasil había superado la dicotomía entre desarrollo y deforestación”.

Y es que criminalizar a las ONGs forma parte del lenguaje común de Bolsonaro y otros gobiernos afines. “Ahora nos acusan de quemar la selva, mañana vete tú a saber. Hay que ir con cuidado porque no se andan con chiquitas. Fíjate también en lo que está pasando con el Open Arms. Es decir, llueve sobre mojado”, afirma Miguel Ángel.

Para Joan Royo, “no hay ningún tipo de guerra entre las ONGs y Bolsonaro. El presidente sigue con su estrategia de intoxicar con mentiras. No es nada nuevo. Desde siempre cargó contra las ONGs que trabajan en la Amazonia porque en su opinión son un estorbo para el progreso del país. Asegura que están al servicio de los intereses económicos de países extranjeros, lo que es paradójico, porque él mismo dice que quiere permitir que los Estados Unidos exploten los recursos de la selva”.



És fácil (y peligroso) pensar que la presión internacional es la única forma de detener la deforestación en el Amazonas. Como si la presión interna no existiera. Joan Royo cree que “la comunidad internacional se lleva las manos a la cabeza. Alardean del #prayforamazonas como si esto fuera una tragedia cualquiera. La prensa extranjera debería ser más crítica y presionar a los gobiernos para que empiecen a imponerse sanciones comerciales a Brasil”.

Miguel Ángel, de Greenpeace, va más allá: “Brasil juega un papel vital en la escena internacional como potencia mundial. Lo que está pasando en el Amazonas dificulta mucho la credibilidad de Bolsonaro. Tiene que hablar en las Naciones Unidas a finales de septiembre y no puede presentarse con esta mancha en su historial”.


Y pone un ejemplo de lo que podría pasar si la Unión Europea actúa como debe: “Si Brasil firma un acuerdo con la Unión Europea para vender carne, soja y etanol, debe exigir productos sin vinculación alguna con la deforestación actual. Ninguna empresa europea debería comprar esos productos sin aclarar su procedencia. Es más, las grandes multinacionales deberían negarse a comprar soja que provenga de la deforestación del Amazonas si no quieren ver afectada su imagen”.


Lo importante ahora es saber cómo la comunidad internacional puede ayudar a evitar más incendios desde la distancia. Organizaciones como Amazon Watch priorizan dos cosas que podemos hacer aunque estemos muy lejos: uno, apoyar la valiente resistencia de los pueblos indígenas de la Amazonia. Y dos, dejar claro a los agronegocios involucrados en la destrucción de la Amazonia que no compraremos sus productos.

Desde Greenpeace ratifican esta visión y sorprende vislumbrar que todos tenemos parte de culpa en lo sucedido (y podemos ser gran parte de la solución): “Hace unas semanas el IPCC [Grupo Intergubernamental de Expertos sobre el Cambio Climático]publicó un informe sobre el cambio climático y una de las cosas que pedía era un cambio radical en el modelo alimentario en los países occidentales. Defendía que un consumo menor de carne supondría menos importaciones de soja. Para que la proteína que se produce en otros países no sea la proteína que nosotros comemos”.


En definitiva, defienden que un grito al cielo a favor de la agricultura de proximidad podría evitar males mayores como los incendios en la otra parte del mundo: “No puede ser que las vacas, cerdos u ovejas que comemos en Europa se alimenten con soja que proviene de Argentina, Paraguay, Bolivia o Brasil. Una demanda muy asumible es reducir la ingesta de carne que provenga de ganadería intensiva y priorizar la de ganadería extensiva sostenible con el medio ambiente. No estamos exigiendo a nadie ser vegetariano o vegano, pero reducir la ingesta de carne y aumentar la de legumbres, cereales, verduras y frutas de proximidad es algo que además los nutricionistas recomiendan”.

Lo que queda claro para los expertos del clima es que si algún día la Amazonia llega a un punto sin retorno, la selva tropical podría convertirse en una sabana seca. Si esta selva amazónica, con una área de 5 millones y medio de kilómetros cuadrados, deja de ser una fuente de oxígeno para emitir carbono, pasaría a ser el principal impulsor del cambio climático.