sábado, 29 de outubro de 2016

Continúa la mentira y la manipulación de ‘El País’ en la cobertura de Unidos Podemos

Vicenç Navarro

Catedrático de Ciencias Políticas y Políticas Públicas. 
Universidad Pompeu Fabra

El miércoles pasado por la noche envié un artículo a Público que se publicó al día siguiente, haciendo una crítica y denuncia del partidismo sectario de El País (“El desvergonzado partidismo y sectarismo de El País”Público, 20.10.16), mostrando ejemplos de la falta de profesionalidad y clara violación de las más mínimas reglas de decencia y ética periodísticas que aparecieron en su cobertura de Podemos durante la campaña electoral de 2015, y de Unidos Podemos en la de 2016. Tal rotativo no tiene límites en su hostilidad hacia estas fuerzas políticas, actuando como mero instrumento de los barones del PSOE, tales como los Sres. Felipe González y Alfredo Pérez Rubalcaba, que son miembros del Consejo Editorial de dicho rotativo.
Tras enviar el artículo, que se publicó al día siguiente, jueves, vi en las noticias de la noche por televisión que un grupo de estudiantes de la Universidad Autónoma de Madrid había interrumpido un conferencia patrocinada por El País en dicha universidad, en la que se iban a realizar dos intervenciones, una del Sr. Felipe González, ex presidente del gobierno español, y la otra del Sr. Juan Luis Cebrián, presidente del grupo Prisa y editor de El País. Al leer las noticias de tal rotativo, así como su editorial y artículos al día siguiente, vi, una vez más, la manipulación, las mentiras y la mala leche que están caracterizando a los editoriales de El País (así como a las noticias) sobre Podemos, alcanzando ya unos niveles que deberían ser objeto de denuncia en las comisiones de ética profesional de los Colegios de Periodistas. Nunca antes El País había alcanzado el nivel de mezquindad y falta de profesionalidad que está mostrando estos días.
Ni que decir tiene que el acto de interrupción de la conferencia de los Sres. González y Cebrián por parte de los estudiantes ha generado un rechazo general, liderado por El País, rechazo que este rotativo ha intentado utilizar para acusar a Podemos, y muy en particular a su Secretario General, el Sr. Pablo Iglesias, de estar detrás de aquel acto, acusación realizada en el editorial “A golpes con la libertad” (20.10.16), así como en el reportaje de lo sucedido. Y, predeciblemente, la mayoría de medios han sumado su voz a esta condena de los estudiantes que forzaron la clausura del acto, alegando que con su intento (que fue exitoso) estaban violando la libertad de expresión, acusando a Podemos de haber organizado o estimulado dicha acción.
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La condenable violencia de los estudiantes
En esta denuncia a los estudiantes de la UAM falta, sin embargo, hacer una distinción. El hecho de que los estudiantes utilizaran la violencia merece ser denunciado, siendo necesario que se exprese un desacuerdo con las formas escogidas por tales estudiantes en su protesta, desacuerdo que, por cierto, han mostrado todos los dirigentes de Podemos entrevistados, incluyendo (en contra de lo que escribió El País) Pablo Iglesias. Escuchen sus declaraciones y verán claramente que El País miente (cuando escribió que Pablo Iglesias no había desaprobado la fuerza utilizada por los estudiantes para interrumpir el acto). Escuchen sus declaraciones y verán que sí que expreso su desacuerdo. Las fuerzas progresistas tienen que darse cuenta de que utilizar la violencia en una manifestación política es un gran error, pues siempre será utilizada por el adversario en su contra, debilitando enormemente a la causa que se defiende. El mejor ejemplo de ello fue ETA, que debido a su estrategia de violencia utilizada durante el periodo democrático retrasó enormemente el desarrollo de su causa. Las protestas tienen que ser no violentas para ser efectivas. Utilizarla es sumamente negativo y reaccionario. No veo, pues, criticable que se realizara una denuncia del uso de la violencia por parte de los estudiantes, ya fuera esta denuncia de forma explícita o implícita, expresando un desacuerdo, tal como hizo Pablo Iglesias.
No ha habido denuncia de la violencia mediática de El País y la gran mayoría de medios de información españoles
Pero hay muchas maneras de ejercer la violencia, y El País, con su constante hostilidad hacia Pablo Iglesias y hacia Podemos, está ejerciendo una violencia mediática. De ahí que si bien los estudiantes tienen que ser criticados y denunciados por su violencia física, El País (y la mayoría de medios de información) también tiene que ser denunciado por la incitación al odio que constantemente aparece en sus páginas hacia aquellos a los que considera enemigos. ¿Cómo puede acusarse a Podemos de estar detrás de la violencia de aquel acto de los estudiantes, presentados como miembros o simpatizantes de ETA? Tal acusación a Pablo Iglesias es muy semejante a la acusación que hicieron los dirigentes y barones del PSOE a Podemos, acusándolo repetidamente, incluso en las Cortes Españolas, de apoyar a ese grupo terrorista. ¿No son estas acusaciones, hechas constantemente, una incitación a la violencia? Dicha acusación es una manipulación que tiene como objetivo destruir (y no hay otra manera de definirlo) a Podemos.
Pero la belicosidad de El País no se detiene ahí. En una comparación odiosa, equipara la acción de los estudiantes que golpearon las puertas del evento e hicieron ruido para imposibilitar el acto, con el golpe militar de la Guardia Civil (de Tejero), que paralizó una sesión de las Cortes Españolas. Además de exagerado, equiparar un grupo de estudiantes que no llevaban armas con secciones de la Guardia Civil y del Ejército que llevaron a cabo un intento de golpe de Estado, es intentar inflamar lo ocurrido para tomar ventajas políticas, manipulando en exceso el reportaje de un evento. Pero, por si no fuera poco, se acusa nada menos que al Secretario General de Podemos, Pablo Iglesias, en tal reportaje de ser el incitador de dicha violencia. Y como prueba de ello, se indica que los estudiantes revoltosos llevaban pancartas en las que se hacía referencia a la “cal viva” que Pablo Iglesias mencionó en su día en las Cortes Españolas en referencia al Sr. Felipe González; aludir a la utilización de tales pancartas como prueba de la complicidad de Pablo Iglesias en el acto es indigno y de una gran mezquindad. Por cierto, siempre que se hace referencia a esa cita, se ignora el contexto en el que se hizo tal acusación. Días antes de que Pablo Iglesias hiciera dicha acusación, Felipe González había acusado injustamente a Podemos de apoyar las acciones terroristas de ETA, acusación repetida por Pedro Sánchez en las Cortes Españolas, minutos antes de que le contestara Pablo Iglesias. ¿Por qué las acusaciones de los primeros no se citan, y sí en cambio las de Pablo Iglesias?
El constantemente violado derecho a la información
La gran amenaza a la democracia no es solo la violencia física, sino la violencia ejercida por los medios incitando al odio y a la agresividad contra figuras políticas y partidos políticos, tal como hacen la gran mayoría de los medios de información españoles, que más que de información son de persuasión y propaganda, siendo El País uno de ellos. Los estudiantes  tenían el derecho a protestar por la visita a la universidad de dos personajes políticos, incluyendo el presidente del grupo Prisa, uno de los mayores grupos de comunicación defensores de las políticas neoliberales promovidas por el establishment (tales como las políticas de austeridad que han ido desmontando el escasamente financiado Estado del Bienestar, y las reformas laborales que han reducido los salarios) que se han impuesto a la población por parte de los gobiernos Zapatero y Rajoy, y que han hecho tanto daño a las clases populares.
Es más, tenían también el derecho de protestar por la presencia del presidente de uno de los grupos de comunicación que más han contribuido a vetar la diversidad en sus medios, habiendo vetado a Manuel Rico, a Fernando Berlín, a Javier Aroca y a Ignacio Escolar, entre otros, impidiendo a todos sus trabajadores colaborar con los medios –eldiario.eselconfidencial.comLa Sexta– que han sido críticos con el comportamiento empresarial del Sr. Cebrián, habiendo sido censurados y expulsados de sus medios.
Los medios, incluida la prensa, tienen una responsabilidad pública de la que deriva toda una serie de privilegios. Cuando no ejercen tal función pública y no ofrecen la variedad de sensibilidades ideológicas que existen en la sociedad, vetando a aquellos que tienen posiciones contrarias a las suyas propias, no pueden hablar de defensa de la libertad y de la democracia, pues son ellos los que las están violando. Durante la dictadura, los estudiantes abucheábamos a los directores de la prensa del régimen. Y hoy tenemos muy poca democracia (casi una dictadura mediática), y la falta de diversidad de los medios contribuye a ello. Los que son responsables de esta escasa diversidad, que violan sistemáticamente el derecho a estar informado, no se merecen ser considerados demócratas, y deben ser denunciados por su comportamiento antidemocrático.
La universidad debe ser un lugar de diálogo para aquellos que permiten el diálogo
La universidad es un lugar de diálogo para todos aquellos que defiendan y permitan dicho diálogo y la diversidadNo para aquellos que lo impiden y que se oponen a ello. Por mucho que le duela al grupo Prisa, el supuesto régimen dictatorial de Venezuela (como siempre lo presenta El País) tiene mayor diversidad ideológica en sus medios que España. En realidad, en un régimen que es presentado como una dictadura de izquierdas, la mayoría de medios de información son medios de clara sensibilidad de derechas, aunque hay también de izquierdas. No así en España, donde no hay prácticamente medios de información de izquierdas. Y El País ha estado impidiendo esta diversidad tanto en sus páginas como fuera de ellas. Ha estado machacando con una enorme agresividad a las voces críticas con el neoliberalismo imperante, sin permitir responder ni siquiera a los insultos. Y un tanto semejante ocurre en su cobertura mediática de las opciones políticas soberanistas en Catalunya (sean o no sean independentistas), publicando constantemente manipulaciones sobre tales opciones, sin nunca permitir voces contrarias. Que ahora el grupo Prisa pida respeto y diálogo es una desfachatez. Los estudiantes tenían el derecho a manifestarse y denunciar tal arrogancia, y hay que defender su derecho, a la vez que criticar su innecesaria violencia, que disminuyó el valor democrático de su acción. Como bien decía Bertolt Brecht, “la libertad de prensa es la libertad de sus propietarios, y se expresa en la negación de la libertad de todos los demás”. El Sr. Cebrián tiene poca autoridad moral para dar lecciones sobre la libertad de prensa en España. De ahí que la población tiene que recuperar el derecho a la información, y repito que me parece muy bien que los estudiantes protesten (sin violencia) evitando que a tales personajes se les permita hablar en los fórums académicos, a no ser que muestren con su comportamiento que ellos mismos permiten la palabra a aquellos que demonizan e insultan constantemente.
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Una última observación
Parece que el amplio rechazo frente a la falta de profesionalidad que está mostrando El País en su hostil cobertura de Podemos está teniendo, por fin, algún impacto. Hace unos días (24 de octubre) El País publicó un artículo de un tal Víctor Lapuente en el que por primera vez se hablaba bien de Podemos (aunque no de Pablo Iglesias). Concluía el artículo señalando que el problema de tal partido era que está dirigido por Pablo Iglesias. La demonización de Pablo Iglesias será lo último que el establishment político-mediático de este país dejará de practicar, si es que algún día lo hace. Después de todo, tanta hostilidad hacia tal fuerza política y hacia su dirección es el intento desesperado de mantener un statu quo que es insostenible. Hoy, este statu quo se reproduce no solo por la represión física por parte de los aparatos represivos del Estado, sino también (y sobre todo) por la represión intelectual, ideológica y mediática llevada a cabo por la mayoría de la gran prensa escrita y la televisión, tanto pública como privada, que promueven el pensamiento conservador y neoliberal dominante (homologable en el abanico político europeo a la ultraderecha europea), hoy altamente cuestionado por fuerzas progresistas emergentes basadas en la periferia y en el centro del territorio español, que exigen otra España mucho más democrática, mucho más justa y solidaria, mucho menos corrupta, mucho más transparente y mucho más plural, que reconozca, dentro de esta diversidad, la plurinacionalidad del Estado español. Su desarrollo y expansión es lo que determina tanta hostilidad por parte del establishment político-mediático del país, que por primera vez desde que se inició el régimen de 1978 se encuentra amenazado.

Prensa digital, perversora de lectores

Aníbal Malvar
http://www.publico.es/
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Prosigue El País esta semana con la delicada tarea de convencernos de que el PSOE ha rendido servicio a España postrándose a los pies del partido político más corrupto de Europa. Hasta el punto de que este viernes, tras la primera sesión de investidura, nos amanecía asegurando en su titular principal de portada que “Rajoy hace la primera cesión al PSOE y retira la reválida”. La pena es que, hace apenas una semana, la diputada ciudadana Marta Martín ya nos explicaba en el Congreso que habían llegado a un acuerdo con el PP que garantizaba que “la reválida no tendría carácter académico y la titulación no dependería o no de esa prueba diagnóstica final”. Cito desde El País, de un artículo firmado por el periodista Juan José Mateo y publicado este 21 de octubre. Mañana leeremos en el periódico de Felipe González y Juan Luis Cebrián que el PP se humilla ante las exigencias del PSOE y atrasará este domingo los relojes para que la gestora tenga más tiempo de llorar, como Boabdil, la entrega de la Moncloa.
Me dicen mis amigos y enemigos que últimamente estoy atizándole mucho a El País, y yo les respondo que no: que es El País el que está atizándonos a nosotros. Con manipulaciones tan infectas que, si se tratara de un restaurante, no pasaría la más leve inspección de sanidad.
Ese mismo ayer del titular de la reválida, para más coña, el escritor y diplomático Carles Casajuana nos ilustraba sobre los efectos perniciosos sobre la sociedad de eso que llamamos periódicos digitales, que son los que escribimos con los dedos y no con el corazón en Panamá. Qué poco románticos.
Nos advertía sin demasiada diplomacia Casajuana contra “la proliferación actual de periódicos digitales gratuitos, el protagonismo de las redes sociales y la caída del nivel de calidad de la información periodística a caballo de las nuevas tecnologías”.
Continuaba explicando el atribulado autor que “antes, el mundo de la información era vertical: la autoridad de los grandes medios de comunicación marcaba la pauta. Ahora, es horizontal. Se ha democratizado, y los lectores, armados con sus móviles y sus ordenadores portátiles, pueden hacer frente al poder de los medios de comunicación. Sobre el papel, esto es positivo, pero el resultado práctico es que la calidad de la información se deteriora y que la prensa cada vez tiene más dificultades para desempeñar el papel de fiscalización de los poderes establecidos y de articulación del debate público que le corresponde en una sociedad democrática. Sin una información fiable, sin unos hechos básicos que no sean objeto de distorsión y de disputa, la libertad de opinión opera en falso y la democracia se degrada”. Qué miedo.
Un día antes de leer estas deliciosas prosas, el juzgado número 2 de Madrid había condenado al periódico de Prisa a rectificar una información en la que acusaban al colectivo madrileño Distrito 14 de ser “un grupo de jóvenes violentos” disfrazados de monjitas “en defensa de los pobres y desahuciados” para perpetrar sus fechorías. Les atribuía el diario las hazañas de haber reventado la dentadura a una chica y de haber apuñalado a un joven durante una manifestación. Todo falso, Casajuana. Todo ensuciado de adjetivos para dañar al equipo de Manuela Carmena, pues en su momento defendió el pacifismo y buen hacer de los chavales.
Por seguir con el tema de la “información fiable” que Casajuana solo encuentra en el papel, al lado de su brillante página de denuncia escribía Javier Ayuso –ex portavoz de la Casa del Rey metido a opinador demócrata— un muy objetivo artículo en el que fantaseaba con la imagen de un ujier del Congreso acercándose este sábado al escaño de Pablo Iglesias: “Señoría, han llegado los manifestantes”.
El resto del relato es algo menos ingenioso (ese día Ayuso no repasó a Oscar Wilde), pero no exento de ese rigor con el que el papel tiñe su periodismo de datos: “Una vez fuera, el grupo encabezado por Pablo Iglesias y Alberto Garzónse acercará a la Plaza de Neptuno y saludará a no se sabe quién. La protesta (bajo el lema de “ante el golpe de la mafia, democracia; no a una investidura ilegítima”), ha sido convocada por la Coordinadora 25-S, que incluye a diversos grupos sociales y políticos (incluidos Bildu e Izquierda Castellana) y aunque no conste el apoyo de Podemos, cuenta con su simpatía como han declarado sus líderes”.
No desentona este artículo de El País con cualquier otro de nuestra fidedigna y cabal prensa ultramontana. Por ejemplo, Luis Ventoso en un ABC de esta semana de cuya fecha no quiero acordarme: “En las acampadas de Sol no veías a parados con hijos al cargo, los grandes sufridores. Los que mayormente poblaban las tiendas Quechua eran estudiantes burgueses, muchos pegados con Súper Glue al mullido sofá paterno”.
Dejen ustedes de leer esta bazofia digital y bájense al kiosko a comprar los periódicos de papel. Da igual uno que otro. Todos les ofrecerán un antídoto para que dejen ustedes de votar a tontas y a locas, con datos y opiniones fiables, y con una independencia fuera de toda duda. Quod erat demonstrandum, que es que sois una banda.
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LA VIÑETA

Bernardo Vergara
http://www.eldiario.es/








Un mundo restringido. Comentario al discurso de Pablo Iglesias

¿Es la dicotomía vieja/nueva política el eje de coordenadas más adecuado para entender (en un sentido transformador) nuestro mundo?

Amador Fernández-savater
http://www.eldiario.es/


Pablo Iglesias es, desde luego, una "rara avis" en el Parlamento español. Sus discursos van un poco más allá de las intrigas palaciegas inmediatas para tratar de dibujar algunos contornos del mundo en que vivimos. Es algo muy de agradecer. Aunque lo que se resalte mediáticamente sean los tics de estilo o los golpes de efecto, sus intervenciones pueden dar algo que pensar. A mí, por ejemplo, el discurso del jueves en la sesión de investidura me hizo reflexionar sobre los problemas de la dicotomía vieja/nueva política como eje de coordenadas para entender (en un sentido transformador) nuestro mundo.

Crisis del sistema político español

Una idea básica de la intervención de Pablo Iglesias es que estamos ante una "sesión de investidura histórica". ¿Por qué, en qué sentido? Porque en la composición misma de la Cámara se manifiesta muy claramente la crisis profunda del sistema político español nacido de la transición: el famoso "régimen del 78" y su membrana protectora, la Cultura de la Transición.
Tiene toda la razón Pablo Iglesias. En un artículo de 2013, definíamos la Cultura de la Transición (CT) como una "máquina de visión y de interpretación del mundo". Una fábrica de la percepción sobre la realidad en la que trabajan a diario periodistas, políticos, intelectuales, historiadores, creadores, expertos, etc. ¿Y qué percepción se fabrica ahí cotidianamente? La del consenso en torno al tipo de democracia surgida de la transición como único "espacio de convivencia y libertad" posible si no queremos volver a algún tipo de "caos" o de "guerra civil".
Decíamos en ese artículo que la CT es un "marco de lo posible" definido por tres características: en primer lugar, prescribe lo que se puede discutir y lo que está fuera de discusión (la arquitectura política del régimen del 78 quedaría fuera de discusión, sólo se puede discutir "dentro" de ella y de sus coordenadas); en segundo lugar, establece dos opciones básicas para todo: PSOE y PP (izquierda/derecha, progresismo/inmovilismo), con su complemento mediático correspondiente (El Mundo/ El País, la COPE/la SER, etc); y por último, determina quién puede hablar, cómo y desde dónde. Es decir, desde qué lugares se puede hablar, qué sujetos tienen derecho a ser escuchados, qué tonos y palabras hay que usar, etc.
En esta sesión de investidura se puso de manifiesto, como acertadamente señaló Pablo Iglesias, que las costuras de ese "marco de lo posible" han estallado (y seguramente para siempre). En primer lugar, hay una voz con cinco millones de votos detrás que cuestiona la arquitectura y los consensos del régimen del 78. En segundo lugar, vemos cómo el PSOE le entrega el poder al PP, dinamitando así la diferencia simbólica entre ambos. En tercer lugar, un cierto tono "plebeyo" (en los modos, los estilos y las palabras) entra con Podemos en el parlamento (aunque aquí habría que ampliar la discusión, porque esta "democratización de la palabra" sigue muy ajustada a lugares privilegiados, a especialistas y profesionales de la política, aunque sea la nueva, etc.).
Pablo Iglesias explicó en su intervención cómo el sistema político español, que fue diseñado para excluir a un tercero (por ejemplo, a una izquierda no sumisa), entra en crisis cuando ese tercero ingresa con fuerza en el espacio parlamentario y disputa el poder al bipartidismo, como ocurre ahora con Podemos. Entra en crisis también cuando las máquinas mediáticas de la CT no logran instalar ya en la cabeza de la gente los consensos de décadas estigmatizando toda voz que los cuestione (los disparates que El País se obliga a sí mismo a decir todos los días sobre Podemos no son muestra de fuerza sino de debilidad y pérdida del control sobre los enunciados, en el pasado nunca hizo falta ponerse tan nervioso). Por último, el sistema político español entra en crisis cuando "la gente pierde el miedo", dijo Pablo Iglesias. El miedo a votar por opciones políticas que son acribilladas a diario por los medios de comunicación oficiales, el miedo a votar por "el diablo con coleta".
Según el discurso del jueves, dos serían los factores que han desestabilizado los consensos y el paisaje político en el que languidecíamos desde hace décadas. En primer lugar, la plurinacionalidad de España, manifiesta en los resultados electorales pero ignorada e incomprendida aún por la "triple alianza" formada por PP, PSOE y Ciudadanos. En segundo lugar, el 15M. Aquí sería posible abrir otra discusión, porque aunque el independentismo catalán haya tenido desde siempre una base cultural y política importante, el repunte que tiene ahora le debe mucho al rechazo del sistema político español. Es la  "capitalización identitaria" de un malestar (por la aplicación despiadada de las políticas de austeridad, la corrupción y la represión) que se había expresado primero en las plazas de otra forma. Ese "independentismo no nacionalista" es clave para entender el empuje que tiene el "procés" en Catalunya.
Pablo Iglesias citó la presencia electoral decreciente ("marginal") de los partidos del 78 en Euskadi y Catalunya, la realidad de las grandes ciudades y de los menores de 45 años como los índices de una transformación en curso. "El tiempo pondrá a cada uno en su lugar". Es decir, el régimen del 78 y la CT se mueren de viejos y Podemos (En Común, confluencias) encarnan lo nuevo que viene y se impondrá más pronto que tarde.

Vieja y nueva política

El eje fundamental del discurso de Pablo Iglesias fue por tanto la tensión entre vieja y nueva política. Es aquí donde me gustaría detenerme ahora. Porque, más allá del discurso del jueves, ese es el marco de coordenadas que se ha instalado para pensar la política desde que lo electoral-institucional pasó a primer plano a lo largo de 2013, tras el debilitamiento del movimiento 15-M (lo que llamamos el "eclipse de Sol"). Quisiera señalar tres límites importantes de este marco discursivo. Tres reducciones que opera en nuestra comprensión-acción de los desafíos políticos a los que nos enfrentamos.
— En primer lugar, el encierro en la cuestión nacional. En los últimos 30 años, se ha construido un orden global que articula (jerárquicamente) Estados, instituciones supraestatales, multinacionales y capital financiero. La política de los Estados ha quedado completamente subordinada a la mera gestión de las necesidades y los efectos de ese orden global en un territorio y una población concreta. Es lo que venía a decir a las claras Mariano Rajoy cada vez que anunciaba un nuevo recorte en la pasada legislatura: "No hay margen de maniobra posible".
La política estatal no es una "pobre víctima" de esta situación, sino que más bien ha sido un "agente activo" en la construcción de este nuevo orden global. De alguna manera se ha disparado en el pie, porque su autonomía (y, por tanto, su propia legitimidad y credibilidad) se ha reducido drásticamente. Por ejemplo, por mucha retórica sobre la importancia de la nación o de la soberanía popular que se utilice, basta con un telefonazo desde alguna institución supranacional para que se tenga que modificar la "sagrada" Constitución con alevosía y nocturnidad, como hizo Zapatero en su día cavando así su propia fosa política.
Sin embargo, el eje vieja/nueva política vuelve a poner en el centro la toma del poder político y el Estado como lugar privilegiado de acción, pasando de puntillas sobre las consecuencias que podríamos extraer de lo ocurrido con Syriza. La vía estatal tiene sus propios "techos de cristal" y no son menores. Este recentramiento de la estrategia en torno al poder político explica también la necesidad de Podemos de resignificar lo "nacional" como identidad común. Es la insistencia (¿un poco artificial?) de Pablo Iglesias en la retórica de "España", "lo español" y "la patria".
Creo que la geografía política local-global que nos proponían los "movimientos de las plazas" (Tahrir, Occupy, 15M, etc.) era más compleja e interesante y un poco más a la altura del mundo en que vivimos y sus posibilidades de transformación. El 15M cuestionaba la CT (las posiciones izquierda/derecha, la cuestión nacional como central, etc.) precisamente porque se trata de un marco reductor que nos impide asumir los problemas que nos plantea nuestra inscripción en un orden global en el que compartimos un único mundo común, la interdependencia es la regla general y todos somos "afectados" (para bien o mal) de lo que ocurre más allá de las fronteras nacionales.
Para el 15M, se trataba de "suspender" o "salir" del marco estrecho de coordenadas de la CT, como pasó cuando la gente de Madrid salió a la calle para expresar su solidaridad con las personas desalojadas brutalmente de Plaza Catalunya al grito de "Barcelona, no estás sola". Se trataba de inventar nuevas formas abiertas de nombrar la identidad común como "indignados" o "somos el 99%". Se trataba de dibujar una nueva geografía política (resonancias entre los distintos movimientos de las plazas, etc.) que trascendiese las fronteras que encierran nuestra imaginación y nuestra sensibilidad en un marco estatal-nacional, cuando las fuerzas que configuran hoy la realidad lo desbordan por todos lados. 
— En segundo lugar, el estrechamiento en la misma manera de interpretar los movimientos recientes . "La gente que salió a la calle el 15M quería orden e instituciones que funcionasen bien", dijo ayer Pablo Iglesias muy en consonancia con los discursos que podemos escuchar a menudo desde Podemos. Me parece que ese acercamiento tan instrumental ("lo que quería el 15M es algo como Podemos"), limita nuestra comprensión de lo que se puso en juego entonces.
En la política de las plazas se quería (y se practicaba) una política al alcance de cualquiera, igualitaria no delegativa, no monopolizada por "los que saben" (sean expertos nuevos o viejos). En la política de las plazas se querían (y se practicaban) formas de acción y participación acogedoras e inclusivas, no fracturadas por las luchas de poder internas típicas de los partidos, incluidos los nuevos. En la política de las plazas se quería (y se practicaba) una política vinculada a la vida, a sus territorios y condiciones, a sus ritmos y problemas, no puramente espectacular-mediática o subordinada al calendario oficial.
El eje vieja/nueva política deja fuera del campo de visión la necesidad de inventar formas de hacernos cargo de los asuntos comunes que no pasen necesariamente por la representación-delegación. No nos permite pensar e imaginar lo que más necesitamos quizá hoy: no sólo un cambio de política y de políticos, sino un cambio en la relación misma con la política. La fuerza del 15M consistió básicamente en esa experiencia viva de otra política y de otra democracia, no en la demanda de unos buenos representantes para poder volver a casa tranquilamente con nuestra vida privada.
— Por último, el empobrecimiento de nuestro análisis sobre el neoliberalismo . Hemos inflado demasiado la importancia de la CT. La cultura que marca de manera más intensa nuestra vida cotidiana es la "cultura neoliberal" que nos propone una relación de "gestión empresarial" con la realidad, con los otros y con nosotros mismos. Es esa cultura neoliberal la que nos presiona a diario hacia la individualización de nuestra relación con el mundo, hacia la competencia como principio de relación con los otros, hacia la superación indefinida de uno mismo como objetivo constante (como "empresarios de nosotros mismos", como gestores de un "capital humano" o una "imagen-marca" que rentabilizar). 
El eje vieja/nueva política tampoco nos sirve para entender esto. Por ejemplo, según el discurso de Pablo Iglesias la esperanza está en "las grandes ciudades" y en "los menores de 45 años" que ya no votan a los partidos del 78. Son lo nuevo y, por tanto, lo bueno. Pero, ¿no es justo en las grandes ciudades y entre los menores de 45 años donde la presión de la cultura neoliberal es más fuerte? "Ya no hay miedo", dice Pablo Iglesias. Quizá no haya miedo a los tanques franquistas, pero respecto de muchas otras cosas la nuestra es una de las sociedades más temerosas de la historia. Miedo a quedar fuera en la carrera constante por salir adelante, miedo al agujero negro de la soledad y la miseria.
Según el discurso de Pablo Iglesias, parece que el neoliberalismo es algo que tiene lugar "desde arriba": políticas de austeridad, recortes y desregulación. Es una visión muy limitada, puramente negativa. El neoliberalismo no es exactamente un "régimen político", sino un sistema social que organiza la vida entera. No se trata de un "grifo" que derrama hacia abajo sus políticas y que podemos cerrar conquistando los lugares centrales del poder político, sino una dinámica que nosotros mismos reproducimos en mil decisiones cotidianas. No se impone simplemente por miedo o coerción, sino porque propone formas de vida deseables
Acabo. El discurso de Pablo Iglesias fue muy bueno, pero no lo comparto. Nos encierra en un mundo reducido. La realidad que nos afecta realmente desborda por todos lados la estrecha dicotomía viejo/nuevo. Es preciso y urgente activar otra imaginación política. Con todas sus insuficiencias, límites e ingenuidades, las plazas del 15M abrieron esa posibilidad: inventar otras identidades colectivas (más allá de la pertenencia nacional), ensayar otras posibilidades de participación y co-implicación en los asuntos comunes (más allá de los partidos y la simple toma del poder), plantear un desafío al neoliberalismo encarnado en la misma materialidad de la vida que llevamos (un desafío que que no se puede delegar en Pablo Iglesias, Errejón o quien sea). La tarea ahora es retomar esas posibilidades y prolongarlas, con nuevas formas de hacer y decir, irreconocibles incluso con respecto a las que conocimos el 15M.  La salida meramente "política" de la crisis civilizatoria que atravesamos es muy estrecha y finalmente ni siquiera es una salida.

mércores, 26 de outubro de 2016

El fantasma de Buenamuerte ronda las pensiones

El viejo contrato social, que representaba un compromiso entre generaciones, se está deshaciendo ante nuestros ojos. El Gobierno se dispone a acometer la enésima reforma de las pensiones, recortando aún más las ya exiguas prestaciones y convirtiendo a los ancianos en trabajadores pobres.


ANALISIS / ÚLTIMO ATAQUE AL SISTEMA PÚBLICO DE PENSIONES


Héctor Illueca Ballester
Dr en Derecho e Inspector de Trabajo y Seguridad Social. 
Profesor de la Universidad de Valencia
http://iniciativadebate.org/

Le llamaban Buenamuerte y siempre había trabajado en la mina. Sus esputos negros son todo un presagio del futuro que aguarda a los protagonistas de Germinal, la inmortal novela de Emilio Zola. Cincuenta años bajando a la mina, tres accidentes graves y una sucesión de trabajos extremadamente duros desde que tenía ocho años. Ahora, ya anciano y carcomido por la silicosis, acarrea carbón en el pozo de Voreaux mientras espera vanamente una pensión de 180 francos que le permitirá descansar.
Testigo privilegiado del conflicto que atraviesa la novela, el viejo sigue trabajando hasta que la enfermedad interrumpe de manera abrupta una trayectoria laboral que se prolonga durante toda la vida. Su sentido del humor y su proverbial resistencia lo hacían muy querido por sus compañeros, que como no reventaba le llamaban Buenamuerte. Su figura ilustra y resume uno de los rasgos más obscenos del capitalismo durante el siglo XIX: la utilización abusiva de los ancianos como mano de obra barata por parte de las empresas.
Como si de un déjà vu se tratase, el fantasma de Buenamuerte ronda nuevamente las pensiones de los jubilados. La ministra de Empleo y Seguridad Social en funciones, Fátima Báñez, ha anunciado que cuando arranque la legislatura el Gobierno permitirá compatibilizar la pensión de jubilación con la realización de cualquier trabajo por cuenta propia o ajena, elevando del 50 al 100 por cien la cuantía de la prestación que puede simultanearse con el desarrollo de una actividad profesional. Recordemos que, desde su introducción en 2013, la denominada “jubilación activa” implica una reducción del 50 por cien en la cuantía de la prestación a percibir por el beneficiario con independencia de la jornada efectivamente realizada, lo que supone una importante limitación en el recurso a esta modalidad de jubilación. Adicionalmente, para reforzar la sostenibilidad del sistema de Seguridad Social, se contempla una cotización especial de solidaridad del 8%, no computable a efectos de prestaciones, corriendo el 6% a cargo de la empresa y el 2% a cargo del trabajador.
Por lo pronto, la intención del Gobierno es difícilmente conciliable con el tenor literal del artículo 213 de la Ley General de la Seguridad Social, donde se establece que la pensión de jubilación “será incompatible con el trabajo del pensionista, con las salvedades y en los términos que legal o reglamentariamente se determinen”. Esta norma, ahora cuestionada, traslada al orden jurídico una conquista histórica del movimiento sindical: la garantía del retiro obrero en condiciones de bienestar y “suficiencia económica”, por retomar la expresión del artículo 50 de la Constitución Española de 1978.
Partiendo de esta base, los diversos instrumentos que permiten compatibilizar el trabajo y la pensión en nuestro ordenamiento, como la jubilación flexible, la jubilación parcial o la anteriormente citada “jubilación activa”, están rodeados de cautelas y han tenido muy poca incidencia práctica. Ahora, la ministra apunta a la supresión de estas limitaciones y a la plena normalización de lo que siempre ha sido una excepción, es decir, la compatibilidad entre el trabajo y el disfrute de la pensión de jubilación.
En nuestra opinión, esta opción legislativa está relacionada con las últimas reformas del sistema de pensiones aplicadas en nuestro país, que implican un recorte sustancial en la cuantía de las prestaciones. Como cabía esperar, sus efectos se despliegan de manera progresiva y no se percibirán plenamente hasta la entrada en vigor del factor de sostenibilidad en 2019, pero ya han empezado a sentirse en el poder adquisitivo de las pensiones. Si consideramos la revalorización prevista para el año próximo en el plan presupuestario que el Gobierno acaba de enviar a Bruselas (0,25 por ciento), las conclusiones son inapelables. La evolución acumulada y comparada del IPC y de las revalorizaciones aplicadas desde 2011 revela que las pensiones han sufrido una pérdida de poder adquisitivo del 3,55 por ciento en el caso de las prestaciones superiores a 1.000 euros, y del 2,55 por ciento para cuantías inferiores a esa cifra. Todo hace pensar que esta tendencia persistirá y se intensificará en los próximos años, obligando a muchos jubilados a compatibilizar el cobro de la pensión con el desarrollo de una actividad laboral.
Ya ocurre en otros países de Europa. En Alemania, por ejemplo, la reforma de la jubilación acometida en 2004 introdujo un factor de sostenibilidad que vincula las pensiones a la evolución de la población activa, lo que ha supuesto una importante reducción de las mismas con el transcurso del tiempo. Según Carmela Negrete, el número de jubilados que se ven forzados a trabajar se incrementa continuamente, alcanzando la nada despreciable cifra de 140.000 pensionistas sólo en la región de Baviera.
Para escapar de la pobreza, los ancianos aceptan los llamados minijobs, una suerte de trabajos mal pagados y no cualificados en los que se exponen a todo tipo de abusos. En el país teutón, los pensionistas se han convertido en una reserva de mano de obra barata y fácilmente explotable. Si se cumplen las previsiones de Fátima Báñez, España transitará por la misma senda y abrirá la puerta a la sobreexplotación de las personas durante la tercera edad. Sin olvidar que, con ello, la Seguridad Social podrá seguir recaudando las correspondientes cotizaciones, lo que no es cuestión menor ante una previsión de déficit de casi 19.000 millones de euros en 2017.
En nuestro país, muchos ancianos atraviesan una existencia precaria. El 20% de las pensiones contributivas y la totalidad de las no contributivas se encuentran por debajo del umbral de pobreza. El 72% de los jubilados perciben una pensión inferior a 1.100 euros y el 49% está por debajo de 700 euros. Muchos de ellos ni siquiera han acabado de pagar su hipoteca. Las reformas gubernamentales los están convirtiendo en una fuente de trabajo precario y mal pagado, permanentemente dispuestos a aceptar cualquier cosa con tal de evitar la exclusión social. Pero no sólo eso. La creciente desesperación de los ancianos representa una amenaza formidable para los trabajadores jóvenes que se encuentran en la periferia del mercado laboral. En cierto sentido, desempeñan un papel similar al de los inmigrantes: mucho más baratos que los jóvenes y provistos de una amplia experiencia laboral, pueden ser una opción muy atractiva para las empresas, especialmente en aquellos puestos en los que la edad no sea un elemento determinante.
El viejo contrato social, que representaba un compromiso entre generaciones, se está deshaciendo ante nuestros ojos. El Gobierno se dispone a acometer la enésima reforma de las pensiones, recortando aún más las ya exiguas prestaciones y convirtiendo a los ancianos en trabajadores pobres. Los Pactos de Toledo forman parte del pasado. El movimiento sindical debe prepararse para una batalla decisiva y exigir una reforma que provea mecanismos de financiación suficientes y adecuados para garantizar, e incluso mejorar, las pensiones. En definitiva, un nuevo contrato social basado en la solidaridad y al servicio de la ciudadanía.
En el camino encontrará la simpatía de la inmensa mayoría de la población, que no desea seguir trabajando tras alcanzar la edad de jubilación. Y encontrará, también, la complicidad de poderosas fuerzas sociales que han emergido al calor de la crisis y constituyen en la actualidad la izquierda más fuerte de Europa. El fantasma de Buenamuerte sobrevuela las pensiones, no dejemos que se apodere de ellas.

La BBC desvela que menores refugiados sirios trabajan para proveedores de Mango y Zara

Redacción ElHuffPost
http://www.huffingtonpost.es/

Refugiados sirios, algunos menores, trabajan en Turquía para fábricas proveedoras de marcas de ropa como las británicas Marks & Spencer y Asos, informa este lunes la BBC. La cadena británica señala que refugiados sirios, en este caso mayores de edad pero sin la documentación en regla, trabajaron en talleres subcontratados por las marcas españolas Zara y Mango.
Muchas firmas de moda elaboran sus piezas en Turquía, en particular en Estambul, debido al menor coste, su proximidad con Europa y al hecho de que pueden realizar nuevos diseños en un corto periodo de tiempo, explica la BBC.
El programa Panorama de la cadena pública británica ha descubierto que varias empresas de la cadena de proveedores de estos comercios emplean a refugiados sirios que trabajan hasta 12 horas al día y con frecuencia sin las condiciones de seguridad adecuadas. Durante la realización del reportaje, se hallaron menores trabajando en diversos talleres que trabajan para las marcas británicas Marks & Spencer, Asos y Next.
refugiadosFoto: BBC
En lo que respecta a Zara y Mango, los investigadores de Panorama descubrieron a refugiados del conflicto sirio, de los cuales hay unos tres millones en Turquía, trabajando turnos de 12 horas en fábricas que teñían pantalones vaqueros. Según el reportaje, estos trabajadores manejaban productos químicos sin siquiera máscaras protectoras.
SUBCONTRATADA
En declaraciones a la BBC, Mango aseguró que esta fábrica había sido subcontratada por uno de sus proveedores sin su conocimiento, y que, al realizar una inspección posterior en sus locales, no halló a ningún sirio y sí "buenas condiciones, excepto algunos aspectos de seguridad personal".
Por otra parte, indicó que la lavandería en cuestión "no ha recibido ningún encargo en el mes de agosto de 2016 (cuando la BBC fue a grabar), no es un proveedor de la firma e incluso no consta como proveedor de ninguna compañía proveedora de Mango". En 2015, Mango llevó a cabo un total de 396 auditorías, 125 de las cuales corresponden a instalaciones turcas.
Por su parte, Inditex, propietaria de Zara, dijo que realiza inspecciones con regularidad que son "una manera muy eficaz de controlar y mejorar las condiciones".
La empresa informó de que había detectado varias irregularidades en una inspección el pasado junio y que había dado a la fábrica en cuestión hasta diciembre para corregirlas.
Según el comunicado de la empresa, Inditex trabaja con la ONG 'Refugee Support Centre' para intentar "regularizar la situación laboral de los trabajadores sirios", en un plan pionero dentro del sector del comercio minorista.
"La crisis de refugiados sirios es un desafío complejo que afecta a todos los sectores en Turquía y, aunque no hay respuesta fácil, estamos absolutamente centrados en abordar el asunto", se asegura en la nota.
TURNOS DE 12 HORAS
En cuanto a las marcas británicas, la BBC descubrió a siete sirios, el más joven de 15 años, trabajando turnos de 12 horas en la principal fábrica suministradora de Marks & Spencer (M&S), que habían sido captados por un intermediario que les pagaba en efectivo apenas una libra (1,12 euros) la hora, por debajo del salario mínimo turco.
M&S declaró a la emisora que sus inspecciones no habían identificado a ningún empleado sirio, pero ha ofrecido "empleo legal permanente" a cualquier refugiado que haya trabajado en alguno de sus talleres.
"El comercio ético es fundamental para M&S. Todos nuestros proveedores tienen el requisito contractual de cumplir con nuestros principios", explicó una fuente de la compañía, que subrayó que "no se tolerará ningún incumplimiento y se tomarán medidas" para evitarlos.
MENORES DE 16 AÑOS
En otra parte de Estambul, el programa encontró a varios niños sirios trabajando en un fábrica donde había muestras de ropa de Asos, una tienda de venta por internet.
Una inspección posterior identificó a once adultos sirios y tres menores de 16 años, apunta la BBC.
Asos ha asegurado que esa fábrica no estaba autorizada oficialmente pero, a pesar de ello, la empresa se compromete a financiar la escolarización de los niños y a pagar un sueldo a los adultos hasta que puedan trabajar de forma legal.
MUESTRA AISLADA
Los reporteros de Panorama hallaron además a varios adultos sirios y niños turcos de hasta 10 años trabajando en otro taller, cuyo dueño aseguró que hacían pijamas para la marca británica Next.
Next ha declarado a la cadena pública británica que esos pijamas se los fabrica otro proveedor y argumenta que la pieza mostrada al programa pudo haber sido una muestra aislada.
"Encubiertos: los refugiados que fabrican nuestra ropa", un reportaje del programa de investigación periodística Panorama, se emite a las 19.30 GMT de hoy en BBC One.

"Parece que la única salida para conciliar es reducirte la jornada o renunciar a tu trabajo"

Laura Baena es fundadora del Club de las Malas Madres, que busca romper con los estereotipos de la maternidad y reivindicar una corresponsabilidad real

"La mujer ha entrado en el mercado laboral. ¿Cuándo va a entrar el hombre en el hogar? Las mujeres acaban teniendo dos jornadas de trabajo"

"El 50% de las madres profesionales ha vivido situaciones negativas derivadas de su maternidad (en el primer estudio que hicieron), como que le cambien de funciones o le inviten a irse"

Ana Requena Aguilar
http://www.eldiario.es/

Laura Baena, fundadora del Club de las Malas Madres.
Laura Baena, fundadora del Club de las Malas Madres.
Laura Baena es fundadora del Club de las Malas Madres. Esta comunidad, que nació a partir de su experiencia personal como madre, se ha convertido en un referente para cientos de mujeres que buscan romper con los estereotipos de la maternidad. Dentro del Club han creado la asociación 'Yo no renuncio', un lobby para que la conciliación sea "real" e involucre a los hombres y no sea "el cuento chino" que critica Baena.
El primer estudio impulsado por el club reveló que el 50% de las madres ha vivido situaciones negativas en el trabajo derivadas de su maternidad. Acaban de terminar su segunda encuesta, cuyos resultados estarán listos a lo largo de noviembre.
¿Por qué el término 'mala madre' y por qué lo reivindican?
Nace de un sentimiento individual. Siempre he tenido un instinto maternal muy fuerte. Lo fui parando para formarme y trabajar. Pero a los 29 años mi reloj biológico empezó a moverse muy rápido y tenía una pareja con la que podía ser madre. Ahí empiezo una crisis existencial: quería ser madre pero al mismo tiempo me di cuenta de que trabajando en publicidad, sin ninguna flexibilidad, con horarios maratonianos, y sin vida social era casi imposible.
Llegué incluso a plantearme irme antes de quedarme embarazada y eso sin saber aún lo que era ser madre. Me creí lo de que ser madre iba a cambiar mis prioridades al 100%, todas caemos en ese engaño, parece que en ese momento tu carrera ya te va a dar igual y luego te das cuenta de que no.
Al final fui madre, y me di cuenta de que la maternidad es la gran mentira de esta sociedad: crees que tienes que ser esa madre perfecta, esa superwoman, que vas a llegar a todo, y encima tener una sonrisa siempre en la boca. Cuando vuelves al trabajo te das cuenta de que la conciliación es un cuento chino. Lo intenté comiendo, durmiendo y viviendo menos, pero eso no es conciliar. Después de luchar durante dos años, me di cuenta de que no podía.
Para mí la maternidad fue una crisis existencial: nos han vendido que podemos llegar a donde queramos y te das cuenta de que la maternidad es tu techo de cristal. Sentí que no llegaba a todo y me sentía mala madre: en lo profesional me decían cosas como que para qué había tenido hijos si luego trabajaba tanto y, por otra parte, tu entorno te dice que tu hija está falta de madre. Ese sentimiento de culpa constante, que te hace sentir mal hagas lo que hagas, hizo que empezara a desahogarme en mi blog. 
¿La maternidad se ensalza pero al mismo tiempo penaliza a las mujeres?
La sociedad está evolucionando, las mujeres están en el mercado laboral, se supone que podemos igualarnos a los hombres pero la maternidad nos demuestra que no, que hay una desigualdad muy fuerte y una falta de conciliación. El modelo social de madre sigue siendo el mismo de siempre: tienes que hacer los purés todos los días a tu hijo, tienes que llevarlo a clases de estimulación, te sientes mal por no bordarle la mantita, porque coma croquetas congeladas, por llevarle a la guardería... y al mismo tiempo tienes que ser esa trabajadora incansable que no puede demostrar que es madre. 
¿No puede demostrarlo porque le perjudica?
Esa es una de las cosas que más me chocó a mí, que puedes estar en una empresa y que nadie hable de esto. Que puedes llegar un día cansada y aunque te preguntan tú dices que te encuentras genial para no parecer el rival más débil. Ahí creo que el club ha ayudado a que se hable de estas cosas.
El concepto 'mala madre' ha enganchado con muchas mujeres. Sin embargo, los padres no parecen sentir esa necesidad de tener un concepto propio.
La necesidad es de las mujeres porque son quienes sienten esa presión social y personal, la conciliación cae en el hombro de ellas. Yo me he encontrado con 'malos padres' que vienen al club y a las charlas, padres muy implicados, y quizá solo en esos casos ellos también necesitan reivindicar ese concepto. Cuando el hombre esté implicado de verdad en el cuidado de los hijos, entonces quizá tengan esa necesidad.
Solo un 13% de hombres ha contestado a su última encuesta, ¿no es poco?
Es mucho para nosotras. Empezamos la encuesta con solo un 5% de respuestas de hombres, hicimos un llamamiento y funcionó. Pero es que los padres no se sienten llamados a este problema.
Y eso es un problema.
Ese es el problema. El primer estudio que hicimos puso encima de la mesa algunos datos: el 80% de las madres profesionales no puede conciliar, el 50% ha vivido situaciones negativas derivadas de su maternidad, como que le cambien de funciones o le inviten a irse. Más del 40% de madres que cuidan a sus hijos ha dejado su trabajo para hacerlo. Todo eso lleva a una sociedad en la que hay una insatisfacción brutal y una gestión del tiempo malísima que hace que las mujeres profesionales que son madres tengan solo 54 minutos de tiempo libre. Lo que vemos es que hay un problema en el hogar: se perpetúan los roles. Si en las familias no hay una corresponsabilidad real, ¿cómo vamos a salir al mercado laboral y que haya conciliación?
¿Está de acuerdo entonces con lo que señalan muchas expertas, que las mujeres se han incorporado al empleo pero los hombres no lo han hecho en la misma medida a los cuidados?
Totalmente. La mujer ha entrado en el mercado laboral. ¿Cuándo va a entrar el hombre en el hogar? Las mujeres acaban teniendo dos jornadas de trabajo y lo que queremos es que la renuncia no sea la única opción. Lo que está pasando es que las mujeres están penalizadas laboralmente por ser madres.
La medida de conciliación de la mayoría de las empresas es la reducción de jornada. Es una discriminación positiva que no nos ayuda en nada, el 90% se la cogen las mujeres, somos el rival más débil dentro de una empresa. Cuántas mujeres nos llegan diciendo que en una entrevista de trabajo les han preguntado cuándo van a tener el segundo hijo o qué harían si fueran madres. Eso nunca se lo preguntan a un hombre. Parece que la única salida para conciliar es reducirte la jornada o renunciar. 
Entonces, ¿el problema de la discriminación de las mujeres en el mercado laboral empieza en los hogares?
La mujer es la que adapta o cambia su trabajo, la que renuncia, y eso la aleja del mercado laboral y de los puestos de responsabilidad. Una de las cosas que hemos visto es que incluso en empresas con medidas y programas de flexibilidad y conciliación las mujeres no cogen puestos de responsabilidad, aunque tengan buenos horarios. Eso es porque hay barreras personales que están dentro del hogar, no hay negociación, se da por hecho que ella es la que adapta.
¿Qué medidas pueden ayudar a romper ese desequilibrio en los hogares?
Hay una parte de concienciación social y educación, educar en cambio de roles y estereotipos, en valores. Es un cambio que llevará generaciones. Esa concienciación tiene que llegar también a las empresas. Por otra parte, está también la racionalización de los horarios. La clave es la flexibilidad, no solo que las jornadas acaben a las seis de la tarde porque igual esa hora ya es tarde. El cuidado de los hijos se tiene que entender como una responsabilidad social y que si tu hijo se pone malo tengas capacidad de adaptar tu día a día.
Y luego está lo que pasa en las pequeñas y medianas empresas, con recursos económicos y humanos limitados, donde la maternidad les supone una complicación. Por eso pedimos incentivos fiscales para pymes que implanten jornadas continuas con flexibilidad horaria. Si solo hacemos medidas para las madres, volvemos a lo mismo. 
¿Apuestan por la equiparación de permisos de maternidad y paternidad, tal y como ha aprobado el Congreso estos días?
Lo que se ha aprobado es fundamental: permisos iguales, intransferibles y pagados al 100%. Pedimos más, incluso, seis meses para cada progenitor. No puedes dejar que ninguna semana sea transferible porque volvería a caer sobre los hombros de las mujeres, como sucede con las reducciones y las excedencias. Esta medida es clave para involucrar a los hombres.

Cuando la filantropía de los ricos despilfarra miles de millones en proyectos no efectivos

Un programa de 23 millones de dólares de la Fundación Gates para mejorar la salud infantil en India apenas obtiene resultados.

Bill y Melinda Gates durante un viaje a la India en 2011.-BILL AND MELINDA GATES FOUNDATION
Bill y Melinda Gates durante un viaje a la India en 2011.-BILL AND MELINDA GATES FOUNDATION

MALEN RUIZ DE ELVIRA

http://www.publico.es/

Un ambicioso y aplaudido proyecto para mejorar la atención sanitaria en zonas rurales de la India, financiado por la Fundación Bill y Melinda Gates, no ha conseguido su objetivo. El tratamiento de enfermedades como la diarrea y la neumonía en niños pequeños no ha mejorado, a pesar de la cuantiosa inversión hecha por la fundación del magnate informático, una de las más importantes del mundo por los fondos que maneja.

Esa es la mala noticia. La buena noticia es que esto se conoce porque la propia fundación financia evaluaciones de los proyectos piloto que selecciona, para saber si merecen ser aplicados a mayor escala y mejorar la efectividad de sus actuaciones en el futuro.

Un amplio estudio realizado por las universidades de Duke, Stanford y University College en Londres es el que ha revelado el fracaso de la estrategia emprendida en 2011 por el programa Sky de la ONG World Health Partners en el estado de Bihar, que tiene 100 millones de habitantes. Este programa fue financiado con más de 23 millones de dólarespor la fundación Gates. Enfermedades tratables y prevenibles como la diarrea y la neumonía provocaron en 2013 la muerte de casi medio millón de niños menores de cinco años en toda la India, recuerda la Universidad de Duke.
La estrategia o modelo de negocio que no ha dado resultado se basa en la telemedicina y en la franquicia social, un mecanismo que está de moda pero del que, como señalan los autores del estudio en la revista Health Affairs, se desconoce su impacto real en la población cuando se aplica al sector sanitario. Lo que ellos han encontrado, recogiendo datos de casi 68.000 niños en total (36.315 en 2011 y 31.635 en 2014), es que el programa Sky no mejoró los índices de tratamiento correcto o de prevalencia de las enfermedades.

La realidad es que en las zonas rurales de la India la atención primaria está normalmente a cargo de personas que no tienen cualificación médica y que cobran por sus servicios. “Los niños no reciben el tratamiento correcto para enfermedades comunes como la diarrea, a pesar de que es conocido, simple y barato”, comenta Manoj Mohanan, que ha dirigido la evaluación. El programa de WHP intentaba mejorar esta situación partiendo de lo que hay, para lograr que aumentaran los índices de tratamiento correcto para la diarrea infantil y la neumonía.

El modelo elegido fue la franquicia social, que adapta las herramientas de las franquicias comerciales a los sectores sociales en los que interviene el sector público, como es el sanitario, pero que es en realidad un servicio privado. Se parte de un franquiciador, que crea una marca y define una serie de servicios y protocolos, y de franquiciados, que se afilian pero funcionan de forma independiente. Los franquiciados pagan una cuota y parte de ellos pueden ser proveedores de medicamentos y otros productos sanitarios.
El programa buscaba entrenar y afiliar a miles de proveedores no titulados, creando una gran red a la que acudiría la población, pagando, para obtener mejores servicios de atención primaria, entre ellos diagnóstico y recetas de medicamentos. En la red participaban proveedores que ofrecían servicios de telemedicina, que permitían consultas por teleconferencia con médicos y transmisión de algunos datos del paciente, como los de auscultación, tensión arterial e incluso electrocardiogramas.

La red llegó a tener 9.000 franquiciados, muy por debajo de los 20.000 previstos, de los cuales la mayoría era proveedores que simplemente llamaban a un médico si lo consideraban necesario para que les aconsejara. Lo que pasó es que el impacto del sistema fue muy pequeño en las áreas estudiadas. Solo representaba el 6% de los proveedores privados, a los que acudían solo el 2,9% de los niños con diarrea y el 2,7% de los niños con síntomas de neumonía. La conclusión de la evaluación es que el efecto del programa fue nulo.

“El modelo de negocio se basó en suposiciones no probadas sobre la demanda, no solo respecto a la voluntad de los proveedores sanitarios de pagar por acogerse a la red sino también respecto a la disposición de los pacientes a pagar por disponer de mejores servicios sanitarios”, concluye Mohanan, que no descarta que una franquicia social pueda tener éxito, siempre que se comprendan bien los factores implicados.

Este duro golpe a la franquicia social en el sector sanitario llega después de que el programa Sky fuera aclamado en 2013 como ejemplo de emprendedor social por el Foro Económico Mundial, que le otorgó el premio Schwab. Posteriormente obtuvo otros importantes premios.

Mark Zuckenberg, el fundador de Facebook, que se ha sumado a la gran filantropía y acaba de anunciar que donará 3.000 millones de dólares para lo que él llama, de forma optimista, “eliminar” enfermedades en los próximos 10 años, tendrá que copiar también, en esto de la prudencia y las evaluaciones, a su amigo Bill Gates si no quiere despilfarrar el dinero, un riesgo que los expertos consideran elevado en este sector.