Milagros Vázquez, ante su vivienda de A Fraga-Celavente.
JOSÉ M. CRUZ
La vida en el rural de esta España vaciada no es fácil, pero aún es más complicada cuando quienes pueden mejorarla la situación miran hacia otro lado. Esta situación podría estar dándose en una pequeña aldea de O Bolo, A Fraga, donde ya solo vive la familia de Milagros Vázquez Castro. Las carencias de un servicio básico, como es el abastecimiento de agua, se convierten en un duro hándicap en el momento de acometer la actividad cotidiana.
Milagros Vázquez explicó que ya son aproximadamente dos décadas las que lleva padeciendo esta situación y culpa al Concello bolés por no permitirle enganchar sus tuberías a la red municipal. La escasa cantidad de agua que los tres miembros del núcleo familiar necesitan para una higiene básica la consiguen de un depósito particular, líquido que llega hasta la vivienda por las mangueras que ellos mismos colocaron.
Ayer era un día especial. Los grifos arrojaron un hilillo de agua, no el suficiente para que funcione el calentador, pero sí bastante para realizar la limpieza. "Os platos lávanse cada dous días. Non podo nin lavar a roupa", comentó esta vecina de O Bolo. Incluso llegó a confesar que en alguna ocasión se vio obligada a acompañar ciertos medicamentos con vino por carecer de agua. Sus problemas se agravan durante las frecuentes visitas de sus seis hijas, tres yernos y siete nietos. "Veñen 16 e non se poden nin duchar", explicó.
Milagros Vázquez castro confiesa que tuvo que tomar algún medicamento con vino, al no disponer de agua
La escasez de agua no solo se convirtió un problema para las personas que habitan en esta aldea; la familia posee ganado, más concretamente 28 cabras, 2 yeguas y varios perros. Aquí, los animales también tienen problemas para abrevar por faltar el líquido elemento.
Este estado de cosas se da cuando a escasos 20 metros de la vivienda pasa la tubería que abastecen a la capitalidad municipal. Lamentablemente, este líquido no está clorado, por lo que la familia no puede conectar a ella sus conducciones. También ellos son víctimas de la falta de líquido para abrevar. Los problemas de falta de agua en O Bolo no son exclusivos de A Fraga, también tienen dificultades para abastecerse vecinos de los núcleos de San Martiño y O Cruceiro. En As Ermidas, los habitantes sí disponen de líquido en sus casas, aunque les llega sin clorar.
Petición al valedor do pobo
La aldea de A Fraga pertenece a la parroquia de Celavente, donde la población pasó de 154 habitantes en el año 2000 a solo 77 en 2018, según los datos que maneja el Instituto Nacional de Estadística (INE). La paulatina pérdida de servicios es una de las causas de esta pérdida de habitantes en un concello en el que el alcalde popular, Manuel Corzo Macías, insistía ayer en asegurar que desconoce la reivindicación de la familia de Milagros Vázquez. "No sé nada", aseguró.
Sus problemas no son desconocidos para el portavoz de la oposición socialista, Juan Ferreira Rincón. El edil se reunió en las últimas horas con el subdelegado del Gobierno en Ourense, Emilio González Afonso, para poner en su conocimiento los problemas que arrastra la familia de A Fraga y estudiar las posibles soluciones. El concejal bolés subrayó ayer la "preocupación" del representante del Gobierno central en la provincia. También indicó que en el citado encuentro, fue puesta sobre la mesa la posibilidad de trasladar al Valedor do Pobo ante esta situación. "Imos enviar un escrito ao Valedor do Pobo", dijo Juan Ferreira. Finalmente, explicó que esta iniciativa irá acompañada de la solicitud de una reunión con el alcalde de O Bolo para buscar una solución.
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