EDMUNDO FAYANÁS
Damasco es una ciudad de una gran belleza, de ahí que se le conozca como la ciudad del Jazmín y también Paraíso de Oriente. Es una de las ciudades más viejas del mundo. Damasco está dentro del catálogo de Patrimonio de la Humanidad por la Unesco.
Es una de las pocas ciudades que han estado habitadas de forma continua desde la Antigüedad. Damasco posee un inmenso legado de casi todas las culturas que pasaron por el sitio donde actualmente se levanta la ciudad o que se establecieron en ella. Es una larga historia, que empieza aproximadamente en el año 6300 a. C. con los primeros asentamiento
La visitamos antes de que estallara la guerra civil y el recuerdo es increíble. Todos los que viajamos cuando vemos las imágenes de la guerra y la destrucción que ha originado de los sitios visitados y la muerte de sus gentes nos produce una fuerte emoción. Vimos el castillo de Crac de los Caballeros, Alepo, Damasco, Palmira …
Uno de los aspectos que más nos llamó la atención a parte de la grandeza de Damasco fue precisamente sus gentes. Su sencillez y como colaboraban con nosotros y su predisposición a la ayuda para que lo pasáramos bien.
¿Me acompaña a conocer Damasco?
La Mezquita de los Omeyas
Es la mezquita más importante de la ciudad y una de las más antiguas y grandes del mundo. Fue construida por el califa omeya al-Walid I en el año 705 sobre la antigua catedral bizantina dedicada a San Juan Bautista desde la época del emperador romano Constantino I, que fuera digna del poderoso imperio sobre el que reina. La gran Mezquita de los Omeyas será el edificio que será considerado durante muchos siglos la octava maravilla del mundo.
Está considerada como el cuarto lugar más sagrado del Islam. Situada en la ciudad vieja de Damasco, después de la conquista árabe. Tiene una capilla que dice contener la cabeza de San Juan Bautista, considerado como profeta, tanto por el cristianismo como por el islamismo. Este edificio habría ocupado el anterior templo romano dedicado a Júpiter Damascenus, originalmente el dios sirio Hadad, y modelo del templo del Sol en Palmira.
Existen también importantes referencias dentro de la mezquita para los chiitas, como el lugar donde se conserva la cabeza de Husséin bin Alí, nieto del profeta Mahoma, expuesta por el califa Yazid I. Es famosa por albergar el mausoleo del sultán Saladino, que se encuentra en un pequeño jardín contiguo a la pared norte de la mezquita.
Los muros externos provienen del antiguo templo de las épocas aramea y romana. Se pueden observar en los muros externos ornamentos e insignias griega. Asimismo, se conservan en buen estado algunas columnas del templo, principalmente en la parte oeste, en la plaza enfrente de la mezquita.
La mezquita tiene unas dimensiones de 157 x 97 m. con una orientación este/oeste. Por su forma de construcción recuerda a una basílica católica. Es uno de los ejemplos más sobresalientes de la arquitectura islámica antigua, utilizando la piedra como material de construcción. Tiene cuatro puertas, una cúpula y tres minaretes, estos últimos construidos posteriormente en un estilo diferente.
Su planta combina la disposición hipóstila, reaprovechando muchas columnas romanas, con una nave central que conduce al mihrab. Dispone una espaciosa sala de oraciones con imponentes arcadas, dos alas laterales y un gran patio interior de mármol con tres pequeños pabellones: el Tesoro, el Pabellón de los Relojes y el Pabellón de las Fuentes. En la amplia sala de oración que tiene 145 m de largo, con la cúpula al-Nissr de 45 m de altura.
La mezquita está decorada con esplendidos mosaicos coloridos colocados en la pared, que fueron terminados por maestros bizantinos.
Se encuentra el sepulcro con la cabeza de Huséin, el nieto de Mahoma en una de las salas adyacentes. Este mausoleo es un importante lugar de peregrinación de los chiitas.
Junto a la mezquita, en los muros de la parte norte, encontramos un bello jardín y ahí veremos el Mausoleo a Saladino que fue sultán de Siria, Egipto y Palestina y fue fundador de la dinastía ayubi. En su sepulcro de mármol hay una inscripción en árabe que dice: “Aquí descansan los restos de Saladino, quien liberó a Jerusalén de los infieles”.
En la Mezquita de los Omeyas se utilizó por primera vez tanto el mihrab como el nicho que marca la qibla. La disposición de tres naves cubiertas y paralelas al muro de la qibla y un gran patio porticado exterior, que le hicieron un modelo a seguir en construcciones posteriores.
El Palacio de Azm
Fue construido originalmente en el año 1750 como una residencia para el gobernador otomano de Damasco, As'ad Pasha al-Azm. Su arquitectura es un excelente ejemplo de las casas tradicionales de la ciudad. La misma estructura se compone de varios edificios y dos alas: el harén y el Selamlik.
Después de ser comprado por el gobierno sirio de la familia Azm y someterse a varias obras de reconstrucción, el palacio alberga el Museo de Artes y Tradiciones Populares.
El palacio fue construido durante la época otomana sirviendo como una residencia conjunta y casa de huéspedes. El palacio es un monumento a la arquitectura árabe del siglo XVIII. El palacio fue construido por 800 trabajadores en un periodo de tres años, y el edificio fue decorado con elementos decorativos altamente sofisticados y costosos.
Después de la muerte de Al-Azm, el palacio siguió albergando a sus descendientes para las generaciones posteriores. Durante la gira del emperador Guillermo II de Alemania a Damasco visitó el palacio.
El palacio permaneció en la propiedad de la familia Azm hasta el año 1920, cuando el palacio fue vendido a los franceses. El tribunal central o haremlek fue comprado por 4.000 liras de oro. Durante la gran revolución siria, el gobierno francés bombardeó Damasco para sofocar la rebelión, y el casco antiguo de Damasco fue bombardeada, causando grandes daños en el palacio, como en la sala principal de la recepción, los baños privados y los techos fueron incendiadas mientras que las paredes fueron destruidos.
Tras el final de la revolución, el gobierno francés se dedicó a la reconstrucción de los edificios. Los trabajos de restauración se iniciaron inmediatamente y fue manejado por los arquitectos Lucien Cavaro, y Michel Ecochard. Los arquitectos llevan a cabo una reconstrucción simplificada quitando bastantes adornos del palacio.
Después de la reconstrucción, el gobierno francés utilizó el palacio para albergar el Instituto Francés de nueva creación, y Michel Ecochard, que trabajó en la reconstrucción del sitio, fue el encargado de diseñar una nueva casa para el director del instituto. Aunque bastante moderno, el nuevo edificio mezcló perfectamente con lo realizado en el siglo XVIII.
Después de la independencia de Siria en el año 1946, el Instituto Francés desapareció y el edificio y la casa fue devuelto a la familia Azm, seis años más tarde en 1951 fue comprado por el gobierno sirio por 30.000 dólares. Se instaló el Museo de Artes y tradiciones Populares.
Shafiq Imam fue nombrado el director del museo, que abrió sus puertas en el año 1954. El público que asistía al museo superó con creces las expectativas, por lo que Shafiq Imam tuvo que diseñar una nueva escalera en la sala principal para permitir a los visitantes entrar por un lado y salir por otro.
El palacio recibió el premio Aga Khan de arquitectura en el año 1983.
El palacio tiene una extensión de 6.400 m², y su arquitectura es un excelente ejemplo de las casas tradicionales de Damasco. La estructura se compone de varios edificios y tres alas: el harén, la selamlek y la khademlek.
El harén es el ala de la familia, que contiene las residencias privadas de la familia e incluye los baños, que son una réplica de los baños públicos de la ciudad en una escala más pequeña.
El selamlek es el ala de invitados, y comprende las salas formales, áreas de recepción y grandes patios con fuente en cascada tradicional, mientras que en la parte norte del palacio fueron las dependencias de servicio y el centro de las actividades de limpieza.
Una de las partes más interesantes del palacio es el hammam o baños. Se compone de una sucesión de pequeñas habitaciones y pasillos estrechos que conducen a la sala de vapor principal en el corazón del edificio.
Cerca del hammam está la principal sala de recepción con suelo de mármol, y detrás de ella hay un segundo patio, más pequeño con un número de habitaciones que ahora se utilizan para mostrar varios oficios tradicionales como el vidrio, el cobre y los textiles.
Se utiliza en la construcción de este palacio varios tipos de piedras incluyendo piedra caliza, arenisca, basalto y mármol, elegidos para proporcionar una decoración natural. Los techos han sido pintados con paneles de madera que muestran escenas naturales.
El Dr. Andrew Petersen, director de Investigación en Arqueología islámica en la universidad de Gales afirma, que el uso de ablaq, que es alternando cursos de piedra blanca caliza o basalto negro.
OTROS MONUMENTOS
La puerta del templo romano
Ubicada en pleno centro de la ciudad, a escasos metros de la mezquita de los Omeyas, se trata de las ruinas de lo que fue el templo de Júpiter en los años de la ocupación romana. Se estima que su construcción tuvo lugar durante el gobierno de César Augusto. Uno de sus grandes atractivos actuales es que las ruinas no se encuentran aisladas o separadas por vallas, sino que forman parte de la vida cotidiana de la ciudad. De hecho, algunos de sus muros sirven de soportales a los puestos de comida siria o a los negocios en esta parte de la ciudad.
El convento de Santa Tecla
El convento fue construido en las afueras de la ciudad en honor a Santa Tecla, una discípula de San Pablo que es considerada una de las primeras mártires del cristianismo. Además del recinto, en el desfiladero contiguo se puede observar la excavación de tumbas y cavidades. Es un lugar idóneo para comprender la diversidad de cultos que caracteriza a Siria y la huella que muchos de ellos han dejado a lo largo de los siglos en el actual país.
La estación de ferrocarril de Hejaz
La estación se construyó a principios del siglo XX y albergó durante mucho tiempo la ruta de miles de peregrinos musulmanes entre Damasco y La Meca. Son características sus vidrieras de colores en el techo y las ventanas. El vestíbulo principal está vacío desde hace algunos años.
El Monte Qasioun
Es un cerro a cuyos pies está la ciudad con una altura de 1.151 m tiene fama por sus vistas panorámicas de toda la ciudad. En el monte se encuentra el Qassioun Republican Guards Military Base, un área militar. La montaña es famosa debido a varias referencias de la literatura religiosa.
En el monte habita una especie endémica de iris, “Iris damascena”, que puede ser encontrada en las pendientes orientales más empinadas.
El Monte Qasiún alberga varias cuevas sagradas que reciben peregrinos. Se dice que en una cueva de las laderas del Monte Qasiún habitó el primer ser humano, Adán. También se han datado historias sobre Abraham y Jesús rezando en él. En libros medievales árabes se cita el monte Qasiún como el sitio donde Caín mató a Abel.
Esta cueva llamada la “cueva de la sangre” fue el lugar al que acudían a rezar los gobernantes de Damasco en épocas de sequía. Para los musulmanes sunitas, el Monte Qasiún es el sitio del mihrabs o “nicho de la oración” de los cuarenta arcángeles, conocidos como el Abdāl, quiénes rezan oraciones de noche. Una mezquita pequeña fue construida sobre la Cueva de la Sangre para contener estos miḥrābs.
Más abajo de la “cueva de sangre”, hay otra cueva conocida como “la cueva de Hambre”. Varias historias se cuentan también acerca de esta cueva. Algunos dicen que su nombre se debe a que los cuarenta santos murieron aquí de hambre.
Al-Harawī, en cambio, quién vivió en el siglo XIII, escribió que fueron cuarenta profetas los que murieron de hambre. Actualmente, la cueva ha sido tapada por la urbanización de las zonas circundantes, y al sitio se le llama “el lugar del famélico”.
En la otra vertiente del Monte Qasiún hay otra cueva, asociada localmente con la cueva de “los siete durmientes de Éfeso”, mencionada en fuentes cristianas tempranas, así como en el Corán, donde se les conoce como “Compañeros de la Cueva”. La cueva está oculta tras una madrassa, pero los peregrinos siguen teniendo acceso.
El Museo Nacional de Damasco
El edificio es alargado de forma angular está ubicado en un jardín con árboles en el centro nuevo de la ciudad, al occidente del casco antiguo, rodeado de facultades de la universidad de Damasco y al norte de la mezquita Tekkiye.
Durante el período del mandato francés en el año 1919, se estableció en Damasco la Academia árabe y se creó la institución del Museo Nacional con la misión de preservar los monumentos clásicos. La primera colección se alojó en el edificio al-Madrasa al-Adiliyeh, que era una construcción del siglo xii.
Se trata de la institución cultural más antigua de Siria, puesto que antes de fin de la I Guerra Mundial no existían museos en el país. Destinó más tarde dos salas al arte islámico y en sucesivas ampliaciones, se fue organizando en secciones.
En el año 1936 surgió la necesidad de construir un nuevo edificio, que fue realizado por Michel Écochard, y en el año 1939 se construyó la sección oriental y se añadió a la fachada la puerta de castillo que se descubrió en el desierto sirio.
Acabaron estos trabajos en el año 1950 y se inauguró oficialmente el nuevo edificio del museo, pero continuó ampliándose y se abrieron nuevas secciones en las décadas siguientes que se inauguraron finalmente 1979. A partir de ese momento, nuevas excavaciones arqueológicas han ido enriqueciendo la colección permanente.
El jardín del museo alberga decenas de piezas líticas, testigos de distintas épocas antiguas de Siria. Entre ellas se cuentan estatuas, mosaicos, puertas de piedra y una reproducción en miniatura de una Noria de Hama.
La pieza más importante de las expuestas en el exterior es la puerta original del castillo Qasr al Jayr al Garbi, construido en el siglo viii por los califas omeyas de Damasco en el desierto sirio. Las piedras y piezas originales fueron trasladadas a Damasco para reconstruir allí con ellas esta puerta magnífica como acceso principal al Museo Nacional.
En los edificios del museo se muestran hallazgos de la protohistoria, de la antigüedad greco-romana y de la época medieval islámica. Entre los objetos expuestos más conocidos se cuentan los frescos de la Sinagoga de Dura Europos.
Destaca la pintura del suelo del castillo Qasr al Jayr al Garbi datado en el año 730, por tratarse de un ejemplo frecuentemente citado, que muestra la ausencia de una prohibición total del arte figurativo en esta época. Además, hay una reconstrucción del hipogeo de Yarhai de Palmira.
El museo cuenta con alrededor de 5.000 tablillas de barro grabadas en escritura cuneiforme. La gran mayoría se consideran del período babilonio antiguo y fueron halladas en el palacio real de la antigua ciudad de Mari, mientras que unas 1.500 tablillas proceden de Ugarit y se clasifican en el período babilónico medio, 600 de ellas constituyen hallazgos recientes, la mayoría en idioma acadio.
La catastrófica guerra civil actual, aparte de la invaluable pérdida de vidas humanas, ha tenido también consecuencias devastadoras para el patrimonio cultural de ese país. Desde el año 2012, un grupo de profesionales, arqueólogos y museólogos sirios han venido desarrollando labores de rescate y protección de piezas de museo, monumentos y obras patrimoniales desde distintas regiones de Siria.
Desde la zona de Deir Ezzor pudieron evacuarse alrededor de 35. 000 piezas y desde otros museos sirios varios miles, gracias a la labor del equipo. Desde el año 2013 hasta 2017, el Museo Nacional de Damasco se mantuvo cerrado al público y dedicado al trabajo de conservación y catalogación.
Con una exposición realizada en junio del año 2017, se muestran cien piezas relevantes rescatadas de los saqueos con ayuda internacional. El equipo del museo encabezado por el director de antigüedades del museo, Maamun Abdelkarim y el arqueólogo Najir Awad quiso dar una señal de vida en medio de la catástrofe. La muestra es solo una pequeña parte de lo rescatado, la mayor parte se encuentra embalada y protegida en bodegas.
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