Iván Espinosa de los Monteros, portavoz de Vox: "Si mañana llega un gobierno del otro lado y quiere desenterrar a la Pasionaria o a Carrillo podría hacerlo y eso no es lo que los españoles quieren".
Falso, y no solo por la injusta equiparación entre dos diputados elegidos en las urnas y un dictador como Franco.
Dolores Ibarruri –'la Pasionaria'– está enterrada en una tumba muy normal de La Almudena, en el mismo cementerio madrileño en el que, sin polémica alguna, se encuentran los restos de Millán Astray. Santiago Carrillo fue incinerado, así que es imposible de desenterrar. Y ninguno de ellos fue jamás honrado en un mausoleo faraónico lejanamente equivalente al que el fascismo levantó en El Valle de los Caídos.
Ni a Carlos V ni a Felipe II ni a Isabel I se les ocurrió construir una pirámide similar, cuyos referentes más cercanos son el mausoleo de Mao Zedong en China o el de Kim Il-Sung en Corea del Norte. Porque no se trata de "desenterrar" a Franco. Se trata de que su tumba no sea un lugar de honor pagado por el dinero de una democracia que humilla a los familiares de decenas de miles de víctimas del propio dictador, empezando por aquellas que están enterradas contra su voluntad en ese mismo mausoleo, a mayor gloria del genocida que los mató.
En cuanto a lo que quieren y dejan de querer los españoles, es fácil de comprobar. Quieren poco a Vox y a su tufo franquista –y por eso este partido tuvo un resultado tan discreto en las elecciones y en las próximas será peor–. Y son muchísimos más los que votaron a los partidos que, en el Congreso, decidieron por abrumadora mayoría absoluta sacar los restos de Franco del Valle de los Caídos y cumplir con el dictamen del comité de expertos que recomendó esa solución.
Porque es el Parlamento quien puede hablar en nombre de los españoles, no un partido en retroceso como Vox.
Isabel Díaz Ayuso (PP), presidenta de la Comunidad de Madrid: "¿Qué será lo siguiente? ¿La cruz del Valle? ¿Todo el valle? ¿Las parroquias del Valle? ¿Arderán como en el 36?".
Y esto, queridos lectores, es un perfecto ejemplo de la falacia de la pendiente resbaladiza. Consiste en deducir consecuencias inevitables ante un hecho, cuando en realidad son consecuencias improbables. Explica la Wikipedia: "Este tipo de argumentación es beneficiosa en demagogia ya que, aprovechando el sesgo de falsa vivencia, consigue despertar la paranoia y el miedo en los receptores".
Ignacio Aguado (Ciudadanos), vicepresidente de Madrid: "Es una certeza y una realidad que ardieron iglesias en el 36 pero es también una certeza y una realidad que este gobierno hará todo lo posible para que no vuelvan a arder en el 2019 como consecuencia de que haya alguien que quiera imponer su ideología sobre otra".
Tranquiliza saber que el gobierno regional estará muy alerta ante la quema de iglesias, los maremotos, los ataques zombis, las plagas de langostas o cualquier otra catástrofe altamente improbable en el Madrid actual.
Conviene recordar, eso sí, que quien dirigirá la respuesta ante esa emergencia imaginaria –u otras más realistas– será Ángeles Pedraza, actual gerente del 112. La expresidenta de la AVT no tiene experiencia alguna en gestión de emergencias ni en nada lejanamente similar. Es su tercer alto cargo de la Comunidad de Madrid en dos semanas. En los anteriores puestos se pagaba peor.
Por otra parte, quienes quieran entender por qué en 1936 se quemaron varias iglesias madrileñas (y otras no), les aconsejo leer la excelente obra de Arturo Barea: 'La forja de un rebelde'. Es un libro que debería ser lectura obligada en todos los colegios españoles y que recomiendo como pocos.
Arturo Barea, que vivió la Guerra Civil desde Madrid, narra en el tercer volumen de este obra uno de los incendios más famosos, el de las Escuelas Pías de San Fernando, en el barrio de Lavapiés. Fue el 19 de julio de 1936 y llegó después de que varios francotiradores fascistas utilizaran una de las torres de la iglesia para disparar contra los transeúntes y sembrar el caos en la ciudad al día siguiente del golpe de Estado, que fracasó en la capital. En el asalto a esa torre, los milicianos incendiaron la iglesia, un fuego que después muchos vecinos del barrio intentaron sin éxito sofocar.
Ignacio Aguado: "En cualquier caso, si se quiere ofrecer una solución al Valle de los Caídos y a lo que todo ello significa, nuestra apuesta siempre ha sido crear un gran centro de reconciliación, por supuesto con la exhumación de Franco, pero también poniendo en marcha mecanismos para transformarlo en un lugar de encuentro y no de enfrentamiento".
Y esto es, exactamente, lo que propuso la comisión de expertos sobre el Valle de los Caídos. Sorprende, sin embargo, que cuando el Parlamento votó la exhumación de Franco, el partido de Ignacio Aguado, Ciudadanos, decidiera abstenerse junto al PP, en vez de votar a favor.
Iván Espinosa de los Monteros: "Hay que dejar a los muertos en paz, mirar hacia adelante, olvidarnos de una Guerra Civil que fue sangrienta y cruenta".
Falso. El drama no son los muertos: son los vivos. Los familiares de esas decenas de miles de víctimas del genocidio franquista que aún descansan en las cunetas de las carreteras o en los osarios del mismo Valle de los Caídos donde se honra al tirano que los asesinó.
Isabel Díaz Ayuso: "A mí me espanta la ley de la Memoria histórica y me espanta que se estén reabriendo heridas".
Su partido, el PP, tuvo mayoría absoluta durante cuatro años y capacidad legislativa para derogar esa ley. Mariano Rajoy no se atrevió a tanto, solo la incumplió. Al igual que pasó con la ley del aborto, Rajoy sabía que tumbar esa ley le enfrentaría con una mayoría de la sociedad, e incluso con una parte de sus votantes. Porque todo el franquismo es derechas, pero no toda la derecha es franquista.
Pablo Casado, presidente del PP: "Creo que en España no hay que mirar a lo que pasó hace cien años o hace 50 años".
La sentencia del Tribunal Supremo es de hace unos días. La decisión del Congreso de sacar a Franco del Valle de los Caídos es de hace dos años. El decreto del Gobierno para cumplir ese mandato se aprobó hace un año. Las demandas judiciales de los familiares de las víctimas del franquismo enterradas contra su voluntad en este mausoleo franquista son de hace unos años. La Ley de la Memoria Histórica es de hace doce años….
Y lo grave es que la democracia lleve ya cuatro décadas (no 'cien años') y aún no se haya dado a muchas víctimas de la dictadura la más mínima reparación. No piden tanto: enterrar a sus muertos con dignidad, en un sitio donde los puedan visitar.
Pablo Casado: Yo, evidentemente, no gastaría un euro en desenterrar a Franco pero tampoco un euro en volver a enterrarlo".
El Valle de los Caídos nos cuesta cada año 340.000 euros en subvenciones públicas, que los monjes benedictinos emplean de forma arbitraria y sin justificar. Además, el Estado ha gastado millones en obras de reparación de un enorme edificio que se está cayendo a trozos por la humedad.
El traslado de los restos de Franco solo cuesta 3.738 euros. Que se cumpla con la ley y con la decisión democrática del Parlamento vale muchísimo más.
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