domingo, 20 de marzo de 2016

Robotización y desempleo

Pedro Fresco
Colaborador de econoNuestra
http://www.publico.es/



Desde hace años escuchamos a muchos expertos decir que la robotozación y automatización de tareas destruirá millones de puestos de trabajo en un futuro próximo. Se estima que empleos como transportista, teleoperador, administrativo, operario de fábrica y, en definitiva, la mayoría de empleos de menor cualificación, se verán muy afectados por esta evolución tecnológica y desaparecerán a medio plazo, como indica este estudio de la universidad de Oxford.
Esta estimación es común a casi todos los economistas y expertos en la materia, donde existe disenso es en qué pasará con las tasas de desempleo en los países a causa de esta robotización. Algunos sostienen que esa robotización destruirá esos puestos de trabajo pero creará otros de mayor cualificación o novedad, mientras que otros dicen que ésta nos llevará a sociedades donde el trabajo sea cada vez menos necesario y por tanto exista un altísimo desempleo estructural.
Los economistas ortodoxos aseguran que la percepción de que la robotización y automatización generará altas tasas de desempleo estructural es falsa y lo llaman la “falacia ludita”. El ludismo fue un movimiento obrero que nació en el inicio de la industrialización a principios del siglo XIX y que defendía que las máquinas destruían puestos de trabajo. Las acciones luditas consistían básicamente en destruir y quemar máquinas para evitar así que los obreros fuesen despedidos.
Los ortodoxos argumentan que los miedos de los luditas nunca llegaron a materializarse. La industrialización no destruyó puestos de trabajo y el empleo que se destruía fue a parar a otras actividades, generalmente más productivas y mejor pagadas, generando un beneficio neto para toda la sociedad. La robotización sería parte de esta “destrucción creativa” que diría Schumpeter, no habría que temerla y de hecho no traería más que ventajas.
Que las distintas revoluciones industriales no han generado alto desempleo estructural es verdad, ni la máquina de vapor, ni la electrificación, ni la robotización de las fábricas ni siquiera la revolución en las telecomunicaciones parece que haya creado desempleo masivo y estructural. Sin embargo creo que es importante analizar el por qué y cuáles son las razones por las que esto no ha pasado ¿se trata de una tendencia natural al capitalismo? ¿O tiene razones socio-políticas adicionales?
La realidad es que desde el principio del siglo XIX han pasado muchas cosas. Las jornadas laborales de los trabajadores son mucho menores hoy en día (un obrero inglés del S.XIX trabajaba fácilmente más de 70 horas a la semana), tenemos sistemas de protección social que permiten no trabajar a jubilados o enfermos, el trabajo infantil está prohibido, los jóvenes estudian en muchos casos hasta bien avanzada la veintena, etc, etc. Todo esto ha llevado a que las horas de trabajo por habitante sean evidentemente menores que en el S.XIX, a pesar de la incorporación de la mujer al trabajo ¿Cuál sería la tasa de desempleo si la jornada laboral fuese de 75 horas a la semana, la edad media de inicio del trabajo fuese los 10 años y los ancianos no dejasen de trabajar hasta que prácticamente no pudiesen moverse?
Adicionalmente los estados modernos emplean a un porcentaje nada desdeñable de la población en prestación de servicios públicos o burocráticos. La evolución del estado del bienestar y el estado social también ha producido una mayor distribución de los beneficios de la productividad, lo que ha permitido una extensión sin precedentes del consumo y del sector terciario, que en las sociedades modernas emplea a la mayor parte de los trabajadores. En definitiva, ha habido multitud de cambios a nivel de estructura social que han permitido o al menos ayudado a que las tasas de desempleo hayan permanecido relativamente bajas a pesar de la automatización de las actividades tradicionales.
Cuando se defiende que la robotización no generará más desempleo y se usa el ejemplo de las anteriores revoluciones industriales para demostrarlo se cae en una especie de predeterminación falaz. Para reducirla al absurdo imaginemos un futuro típico de ciencia-ficción lleno de robots humanoides con habilidades similares a las humanas ¿Podrían hacer estos robots cualquiera de los trabajos que hacen hoy los humanos? Si obviamos el impactante comentario de Don Mariano Rajoy de que las máquinas nunca van a fabricar máquinas (que parece sacado de la película Autómata), en principio diríamos que sí podrían y que no hay ninguna razón “mágica” que obligue a que los seres humanos hagan trabajos que las máquinas pueden hacer o en su defecto a innovar trabajos remunerados de nuevo cuño.
Cuando se habla de la “falacia ludita” se suele caer en otra falacia, la de creer que lo que ha pasado hasta ahora es una especie de ley física que va a seguir pasando independientemente de las circunstancias. Y no, son las circunstancias, los marcos sociales y políticos y las realidades coyunturales las que marcan las consecuencias, aunque las dos, cinco o cien veces anteriores las cosas hayan transcurrido de una determinada manera. La economía es algo terriblemente complejo para creer en predeterminaciones groseras.
¿Es posible que en esta ocasión la robotización y tecnificación lleve a que tengamos desempleo estructural en el futuro? Algunos expertos opinan que sí, que el factor trabajo va a ser cada vez menos necesario en un mundo sobresaturado de productos y servicios, que los cambios tecnológicos son ya tan rápidos que los trabajadores no se podrán reciclar a tiempo o que la caída de las rentas del trabajo va a generar desigualdad y caída del consumo, frenando la posibilidad de recurrir a actividades del sector servicios para emplearse.
Obviamente no es plan de convertirse en neo-ludistas y renegar de la tecnología, la tecnología es buena y genera unas mejores condiciones para los seres humanos, ni tampoco es cuestión de intentar adivinar todas las tendencias sociales del futuro, algo imposible; pero sí creo que es importante entender una cosa: Si acabamos en una sociedad con desempleo estructural esto no tiene por qué ser malo per se, sería malo sólo si esa ausencia de empleo llevase a quienes la padezcan a la pobreza o a la dependencia, con la contraparte de que los dueños de estas tecnologías serían cada vez más ricos.
Al final el “problema” se centra en la propiedad de esta tecnología o más concretamente en la distribución de los beneficios de su productividad. Creo que es fácil entender que esta robotización sería maravillosa si permitiese que los seres humanos cada vez trabajasen menos y en tareas menos desagradables, pero que por otro lado podría ser distópica si deja a grandes masas de pobres desgraciados condenados a la marginalidad sin ni siquiera la posibilidad de vender su fuerza de trabajo. Al final son las estructuras sociales, culturales y las regulaciones las que definen el futuro económico a través de los incentivos, la distribución de fuerzas en el mercado o del “ethos” mismo.
Si al final llegamos a este desempleo estructural y masivo se van a tener que hacer cambios económicos importantes, y diría que tendrían que ir por una de estas tres vías: O se redistribuyen los beneficios de la productividad repartiéndolos con quienes no puedan trabajar (lo que sería una especie de Renta Básica), o se generan rígidas regulaciones laborales que obliguen a la repartición de las horas de trabajo existentes, o bien se distribuye la propiedad de esta tecnología entre la población. Esta última opción no implica necesariamente una revolución colectivista de estilo tradicional, sino que también podría implicar cosas como la economía colaborativa o el autoabastecimiento energético.

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