PABLO LINDE
El uso de test rápidos para aumentar la capacidad de diagnóstico del coronavirus comenzará los próximos días. Esta misma frase la dijo Fernando Simón, portavoz de Sanidad, el 18 de marzo. Se volvió a anunciar la siguiente semana; y la otra. Y continúa repitiéndose ahora. Pero lo cierto es que, tras casi un mes de estado de alarma, estas pruebas rápidas no se están usando de forma generalizada. Ya ha comenzado el reparto entre las comunidades autónomas y algunas empiezan a distribuirlas en los centros. Pero los sanitarios, el colectivo más crítico y al que iba dirigida la última partida que se compró, todavía no está pasando la prueba masivamente. Estos profesionales no saben si están sanos o si ya han pasado la Covid-19. Solo se hacen las pruebas a los que tienen síntomas.
“Los profesionales seguimos sin saber nuestro DNI inmunológico y sería fundamental para atender a los ciudadanos con garantías de que no corren riesgo; ni ellos ni nosotros”, lamenta Manuel de Castro, de la Asociación de Médicos y Titulados Superiores de Madrid (Amyts).
La última remesa de test que encargó el Gobierno, cinco millones, son de tipo serológico, que resultan más efectivos cuanto más tiempo ha pasado de la infección. Tienen una sensibilidad del 64% para una persona que acaba de iniciar síntomas, del 80% después del séptimo día de infección y prácticamente del 100% tras 15 días, explicó el Ministerio de Sanidad. Un millón de estos comenzaron a repartirse entre las comunidades autónomas desde el lunes para realizar pruebas masivas entre los sanitarios, que acumulan el 14% de los contagios, y las residencias de ancianos, los lugares más críticos de la epidemia.
“Necesito volver a trabajar y sentir que hago algo”
El plan, según explicó el ministro Salvador Illa, no era solo hacer pruebas a profesionales con síntomas. Después de varias semanas de demoras, en las que muchos de ellos se tenían que quedar en casa sin saber si estaban o no infectados, las pruebas para los sintomáticos ya se llevan a cabo con diligencia, según varios sindicatos consultados. Pero ahora la idea es que se las hagan a todos, para detectar tanto a los que estén atravesando la infección de forma silenciosa —pese a lo cual tienen potencial de contagio—, como a los que ya la pasaron y están curados, con lo que teóricamente ya serían inmunes al SARS-CoV-2.
El Ministro de Sanidad, Salvador Illa comparece en la Comisión de Sanidad del Congreso este miércoles, en Madrid. En vídeo, Sanidad pone en marcha un ensayo para mejorar la protección a sanitarios (08/04/20). KIKO HUESCA (EFE) / VÍDEO: EUROPA PRESS
“A estas alturas es una barbaridad que no se conozca la situación epidemiológica de los centros [de salud y hospitalarios]. Basándonos en eso, hay que tomar medidas, aislar, estudiar contactos… Y para quienes ya la hayan pasado, que sepan que son inmunes; tendrán que seguir con medidas, pero no pasar miedo por ellos y por los demás”, resume De Castro. En la misma línea que el sindicato Amyts, otros, tanto madrileños como nacionales, explican a EL PAÍS que todavía no se están generalizando los test serológicos. Varios afiliados del Movimiento Asambleario de Trabajadores-as de Sanidad aseguran que no saben nada de estos test aún. Tanto UGT como CC OO afirman que solo tienen constancia de pruebas a trabajadores con síntomas. Desde la Coordinadora Antiprivatización de la Sanidad explican que en varios puntos de España están comenzando a llegar los serológicos, pero que siguen sin generalizarse los diagnósticos más allá de los trabajadores con síntomas; ni siquiera se hacen a sus contactos cercanos.
Sanitarios hacen pruebas rápidas para detectar la Covid-19, en el centro sanitario Canal Salat, de Ciutadella, MenorcaDAVID ARQUIMBAU SINTES / EFE
Los sanitarios son uno de los principales y más preocupantes vectores de la Covid-19. No solo los que tratan a pacientes de esta enfermedad, sino también a otros, que por lo general trabajan con la población más vulnerable al coronavirus. El último dato hecho público por Sanidad, del pasado lunes, señalaba que 19.400 profesionales de la salud han dado positivo en las pruebas, de los que un 20% recibieron el alta y un 10% está o ha estado ingresado.
Un protocolo del ministerio recomienda que los sanitarios sospechosos de estar infectados vuelvan a trabajar a los siete días de iniciarse los síntomas si se encuentran mejor (sin fiebre), siempre provistos de mascarilla y evitando el contacto con pacientes inmunodeprimidos, cuando la cuarentena fijada para la población en general es de 14. Tras la protesta de los trabajadores, e incluso una denuncia del sindicato CSIF ante el Tribunal Supremo, el ministro Illa aseguró esta semana en el Congreso que se revisará. Los nuevos test deberían suponer una solución a este problema.
Reparto inmediato
El Ministerio de Sanidad asegura que ya ha repartido los test entre las comunidades autónomas. Consultadas por este periódico, la mayoría de ellas, que son las responsables en última instancia de distribuirlas, no contestaron si ya ha comenzado la realización de test serológicos generalizados a los sanitarios. La Generalitat Valenciana explicó que se están repartiendo entre los departamentos de salud y que según los reciben están empezando a usarlos.
En Cataluña, el Consorcio Sanitario de Anoia, que aglutina al hospital de Igualada y otros centros, sí ha realizado test a toda la plantilla. El brote de coronavirus, que azotó a esta comarca y obligó a confinar durante varias semanas a 70.000 habitantes de cuatro municipios barceloneses, precipitó las pruebas masivas. El hospital se situó como epicentro del episodio infeccioso y más de 150 sanitarios cayeron enfermos.
Sin embargo, la llegada de pruebas al resto de sanitarios catalanes ha sido a cuentagotas. El Govern comenzó el jueves a repartir 180.000 test en la atención primaria. Los colectivos prioritarios serán los sanitarios y ancianos de residencias. La Generalitat también ha repartido otros 44.000 test rápidos de antígenos, que funcionan como las PCR, pero sin necesidad de recursos especializados, entre los hospitales comarcales para detectar la infección en sanitarios y personas que llegan a los centros con síntomas.
La prioridad, las PCR
Los test rápidos se vendieron durante semanas como el gran remedio para solucionar uno de los problemas que España venía arrastrando desde el inicio de la crisis sanitaria: la insuficiencia en la realización de pruebas. Ante un mercado agresivo, el Gobierno recurrió a un distribuidor al que encargó 650.000 de tipo antigénico, uno de los tres que existen. Pero resultó un fiasco. Tras probar las primeras 9.000 unidades se comprobó que su eficacia era insuficiente, por lo que fueron devueltas y se recurrió a test serológicos, de los que se han comprado cinco millones. Estos, sin embargo, están lejos de ser infalibles: tienen una precisión de entre el 64% y el 80% para detectar una enfermedad en curso.
El ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha explicado que son solo un complemento, un cribado que ayudará a aligerar la carga de las pruebas de reacción en cadena de la polimerasa (PCR, por sus siglas en inglés), las más precisas, pero que requieren una infraestructura y unos kits de extracción que escasean. Sanidad asegura estar solucionando el problema, y que de las 15.000 a 20.000 diarias que se realizan ahora, pronto se pasará a 50.000.
Los sanitarios son uno de los principales y más preocupantes vectores de la Covid-19. No solo los que tratan a pacientes de esta enfermedad, sino también a otros, que por lo general trabajan con la población más vulnerable al coronavirus. El último dato hecho público por Sanidad, del pasado lunes, señalaba que 19.400 profesionales de la salud han dado positivo en las pruebas, de los que un 20% recibieron el alta y un 10% está o ha estado ingresado.
Un protocolo del ministerio recomienda que los sanitarios sospechosos de estar infectados vuelvan a trabajar a los siete días de iniciarse los síntomas si se encuentran mejor (sin fiebre), siempre provistos de mascarilla y evitando el contacto con pacientes inmunodeprimidos, cuando la cuarentena fijada para la población en general es de 14. Tras la protesta de los trabajadores, e incluso una denuncia del sindicato CSIF ante el Tribunal Supremo, el ministro Illa aseguró esta semana en el Congreso que se revisará. Los nuevos test deberían suponer una solución a este problema.
Reparto inmediato
El Ministerio de Sanidad asegura que ya ha repartido los test entre las comunidades autónomas. Consultadas por este periódico, la mayoría de ellas, que son las responsables en última instancia de distribuirlas, no contestaron si ya ha comenzado la realización de test serológicos generalizados a los sanitarios. La Generalitat Valenciana explicó que se están repartiendo entre los departamentos de salud y que según los reciben están empezando a usarlos.
En Cataluña, el Consorcio Sanitario de Anoia, que aglutina al hospital de Igualada y otros centros, sí ha realizado test a toda la plantilla. El brote de coronavirus, que azotó a esta comarca y obligó a confinar durante varias semanas a 70.000 habitantes de cuatro municipios barceloneses, precipitó las pruebas masivas. El hospital se situó como epicentro del episodio infeccioso y más de 150 sanitarios cayeron enfermos.
Sin embargo, la llegada de pruebas al resto de sanitarios catalanes ha sido a cuentagotas. El Govern comenzó el jueves a repartir 180.000 test en la atención primaria. Los colectivos prioritarios serán los sanitarios y ancianos de residencias. La Generalitat también ha repartido otros 44.000 test rápidos de antígenos, que funcionan como las PCR, pero sin necesidad de recursos especializados, entre los hospitales comarcales para detectar la infección en sanitarios y personas que llegan a los centros con síntomas.
La prioridad, las PCR
Los test rápidos se vendieron durante semanas como el gran remedio para solucionar uno de los problemas que España venía arrastrando desde el inicio de la crisis sanitaria: la insuficiencia en la realización de pruebas. Ante un mercado agresivo, el Gobierno recurrió a un distribuidor al que encargó 650.000 de tipo antigénico, uno de los tres que existen. Pero resultó un fiasco. Tras probar las primeras 9.000 unidades se comprobó que su eficacia era insuficiente, por lo que fueron devueltas y se recurrió a test serológicos, de los que se han comprado cinco millones. Estos, sin embargo, están lejos de ser infalibles: tienen una precisión de entre el 64% y el 80% para detectar una enfermedad en curso.
El ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha explicado que son solo un complemento, un cribado que ayudará a aligerar la carga de las pruebas de reacción en cadena de la polimerasa (PCR, por sus siglas en inglés), las más precisas, pero que requieren una infraestructura y unos kits de extracción que escasean. Sanidad asegura estar solucionando el problema, y que de las 15.000 a 20.000 diarias que se realizan ahora, pronto se pasará a 50.000.
Con información de Jessica Mouzo, Ignacio Zafra y Pedro Gorospe.
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