Comedor social para jovenes con familias en riesgo de exclusión social (Luis Tato)
CELESTE LÓPEZ
“Tenemos que desmentir el estereotipo últimamente tan repetido de que las personas extranjeras copan los recursos de Cáritas y otras entidades sociales. Nuestro propios datos de intervención confirman que la mayoría de las personas acompañadas por Cáritas son españolas o de la UE (60%)”. Así lo indica Natalia Peiro, secretaria general de esta entidad, quien esta mañana ha salido al paso de las continuas referencias de determinados grupos, entre ellos, Vox, a que las ayudas sociales recaen mayoritariamente en los extranjeros, en contra de la población española o europea.
Peiro ha hecho estas declaraciones durante la presentación de los datos de la Memoria 2018 de Cáritas, en la que alerta de la situación de 6 millones de personas que, sin encontrarse en situación de pobreza, se mueven “en el filo de la navaja”, siempre al límite de caer en la exclusión social. Un fenómeno que la propia entidad, a través del informe Foessa, denomina “sociedad insegura”.
Unos seis millones de personas viven al filo de la pobreza, al límite de caer en la exclusión social
En palabras de la secretaria general, “es un grupo social diverso, con condiciones de vida marcadas por dos elementos de inseguridad, el empleo precario e insuficiente y la tensión para acceder y mantener una vivienda”. Expuestos como están a que un suceso vital personal o familiar negativo les desestabilice y les haga caer del lado de la exclusión social, temen que la próxima sacudida económica les haga precipitarse a la exclusión.
“En Cáritas estamos viendo como muchas familias de la sociedad expulsada, pero también algunas familias de la sociedad insegura, sufren el modelo negativo de empleo y vivienda de nuestro país. Ingresos insuficientes del empleo y coste elevado de la vivienda impide a las personas de la exclusión más severa salir del pozo”, señala Peiro.
Casi dos millones de ciudadanos se encuentran en situación de pobreza severa; son los grandes olvidados, dice Cáritas
Estos 6 millones de personas que se encuentran en el filo de la navaja de la pobreza, se suman a ese grupo de personas excluidas y que “malviven en el extremo de la exclusión más severa”, según Cáritas. Son 1,8 millones de ciudadanos (el 3,8% de la población), cifra que ha seguido creciendo en los últimos años, hasta incrementarse en más de 200.000 personas. Sobre ellos se ha cebado la desigualdad y la precariedad en sus diferentes formas: la vivienda insegura e inadecuada, el desempleo persistente, la precariedad laboral extrema, la falta de políticas públicas eficaces y la invisibilidad para los partidos políticos.
“Estas familias –recuerda Natalia Peiro— viven en la supervivencia pura y dura como objetivo cotidiano, han roto sus vínculos con el resto de la sociedad porque sienten no se les tiene en cuenta y se enfrentan a un sistema de protección social que no está orientado ni diseñado para acompañarles en esta situación de máxima exclusión”.
Según los datos procedentes de los propios programas de Cáritas en toda España y aunque existe una gran variedad de perfiles, una persona que se acerca a Cáritas en busca de apoyo suele ser una mujer (60% de los participantes), española (55%), de 30 a 54 años (55%), con hijos a su cargo, con un tiempo de acompañamiento por parte de la entidad superior a los 4 años (40%) y que alterna periodos de trabajo con búsqueda activa de empleo.
Esta mayor vulnerabilidad de las mujeres se observa cada día en los lugares de acogida de Cáritas: son quienes sufren mayores problemas para acceder a un empleo y tienen que trabajar más para ingresar lo mismo, sintiendo la sobrecarga de los cuidados de pequeños y mayores, teniendo más dificultades para acceder y mantener una vivienda. En definitiva, acumulan mayor riesgo de exclusión social, especialmente en los hogares donde las mujeres son sustentadoras principales.
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