xoves, 7 de novembro de 2019

“Arte y sexualidad en los siglos del románico”

Capitel de la colegiata de San Pedro de Cervatos, en Cantabria. /Jaime Nuño

Eugenio de Ávila

La obra recoge los estudios y teorías de siete reconocidos investigadores que indagan en el significado de las imágenes románicas con una fuerte carga sexual y tratan de darles una explicación coherente, tanto desde el punto de vista religioso como desde el acercamiento a la sociedad medieval en la que fueron creadas.
Hombres que muestran su falo erecto, mujeres que enseñan su vulva, acoplamientos carnales o parejas besándose son algunos de los muchos ejemplos de las escenas obscenas que aún podemos encontrar en aleros, capiteles e incluso en pilas bautismales románicas. Durante siglos historiadores e investigadores, aficionados y visitantes se han preguntado por su significado.
Ahora la Fundación Santa María la Real recopila en un libro las teorías de siete expertos para “avanzar en el conocimiento e interpretación de una temática tan sorprendente como cautivadora”, explica Pedro Luis Huerta, coordinador de la publicación, quien aclara que, no obstante, la obra “no supone el punto y final”, sino tan solo un pequeño avance sobre una cuestión ampliamente tratada.
Justicia, Iglesia y Medicina

Canecillo de San Martín de Elines, en Cantabria.

Los tres primeros capítulos estudian la conducta sexual bajo el prisma del ordenamiento jurídico, la moral eclesiástica y la teoría médica. En el primero, Iñaki Bazán aborda el concepto de sexualidad transgresora, con especial atención al adulterio, perseguido y castigado tanto desde el plano moral (pecado) como judicial (delito).
Miguel C. Vivancos realiza una sistematización de las penas y castigos que se aplicaban para espiar los pecados de la carne, siguiendo los libros penitenciales de algunos monasterios medievales hispanos. Leyendo sus investigaciones vemos, por ejemplo, como “aborto e infanticidio” no eran considerados como “pecados sexuales”, sino que se equiparaban en muchos casos al “homicidio” y llegaban a castigarse con penas de “muerte”, reducidas después a “excomunión perpetua” o  a “diez años de penitencia”.
Los penitenciales trataban de regular, igualmente, el uso de “bebedizos” por parte de clérigos para “cumplir con el voto de castidad” o conductas como el adulterio, el incesto, la fornicación, el bestialismo, la masturbación o el lesbianismo que por lo general “se condenaba con menor severidad que la homosexualidad masculina”.

Escena en San Miguel de Fuentidueña (Segovia).

Algo similar ocurría, según expone Paloma Moral, con la medicina, que solía ser más permisiva con las mujeres que con los hombres. Su estudio analiza la estrecha relación entre medicina y religión, que sirvió para ahondar y paliar los problemas que podía ocasionar la castidad en la salud de los hombres y mujeres de la Iglesia. El pronóstico médico aplicaba tratamientos distintos en función del sexo. Remedios que en algunos casos pueden llegar a sorprender vistos desde la perspectiva actual.  Los clérigos, por ejemplo, no podían recurrir a la masturbación, que sí se permitía a las religiosas, siempre que la practicaran con su propia mano o con un consolador fabricado siguiendo unas premisas muy concretas.

Análisis iconográfico

El segundo bloque del libro, lo integran tres artículos centrados en aspectos de carácter iconográfico. Alicia Miguélez esboza un conjunto de reflexiones sobre cómo el lenguaje gestual plasmado en la iconografía románica puede contribuir al desarrollo de una Historia de las Emociones.  Por su parte, Miren Eukene Martínez se adentra en la imagen de la mujer como símbolo de la lujuria. “Un pensamiento misógeno, que cristalizó a finales del siglo XI y que tuvo como principales valedores a monjes y clérigos reformistas que hicieron de la naturaleza femenina sinónimo de tentación, sexo y pecado”, comenta Pedro Luis Huerta y recuerda que “para transmitir este mensaje se ideó una estrategia visual contundente y repulsiva que representaba el castigo de los pecados de la carne de una forma impactante: la mujer con serpientes”.
La mujer también es protagonista del penúltimo capítulo del libro, firmado por Agustín Gómez, quien estudia las escenas de concepción, gestación, alumbramiento y lactancia. Un tema que se aborda desde dos perspectivas distintas: lo sagrado, con María como modelo de comportamiento, frente al pecado, al que hace alusión el realismo de escenas procaces o grotescas.
¿Imágenes para neutralizar las fuerzas del mal?
La publicación se cierra con un  ”interesante ensayo”  firmado por José Luis Hernando, quien “apuesta por una novedosa y atrevida interpretación de las representaciones obscenas”, apunta el coordinador de la obra. Habitualmente, se ha hablado del “sentido catequético que estas imágenes tienen como condena del apetito desordenado de placeres deshonestos”, sin embargo, Hernando aboga por su posible valor apotropaico, es decir, que en realidad, cual amuletos o conjuros, estuviesen destinadas a neutralizar las fuerzas del mal.
Por ahora, la Fundación Santa María la Real ha editado 1.500 ejemplares del libro que lleva por título “Arte y sexualidad en los siglos del románico: imágenes y contextos” y que ya está a la venta en librerías, tiendas especializadas y en la tienda online de la plataforma Románico Digital.

Imagen relacionada 

La Fundación Santa María la Real del Patrimonio Histórico, un proyecto cultural desde Castilla y León es una entidad privada sin ánimo de lucro, cuya misión fundamental es la de promover iniciativas de desarrollo sostenible, basadas en estudio, investigación, restauración, conservación y difusión del patrimonio natural, social y cultural. 

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