Leopoldo Pelayo
Pensionista
El acuerdo parlamentario PP-PSOE del verano de 2011, llevando a cabo la reforma constitucional del art. 135, marca un antes y un después en el deterioro de las condiciones de vida de los ciudadanos de este país. Desde entonces, hemos vivido las consecuencias de las reformas laborales y de pensiones, y vivimos ahora las amenazas de nuevas reformas planteadas, tanto por el PP como por el PSOE, para la próxima legislatura.
En efecto, en un breve recorrido histórico vemos que a la reforma laboral del PSOE de 2010, reduciendo indemnizaciones ante despidos, le sucede la reforma laboral del PP de 2012, abaratando las indemnizaciones y precarizando el trabajo con salarios de miseria. En el año 2011 el Partido Socialista, en una nueva vuelta de tuerca, lleva a cabo la reforma de pensiones, llamada por el mismo gobierno “paramétrica”, que alargaba la vida laboral a los 67 años, aumentaba los años de cómputo para percibir la pensión de 15 a 25, y también aumentaba hasta 38 años los cotizados para el cobro de la pensión íntegra. A esta reforma del PSOE le sucede otra de pensiones del PP en 2013, donde se establece el 0,25 % de subida y se desarrolla el factor de sostenibilidad, implantado por el PSOE en la reforma de 2011, provocando la disminución de la pensión con arreglo a la edad.
La similitud de estas políticas ultraliberales, puestas en marcha por los gobiernos del PP y PSOE, es evidente. En pensiones, significan una pérdida (cuantificada por los economistas) de más del 35 % en un periodo medio de tiempo.
En este trienio 2010-2013, el bipartidismo lleva a cabo estas 4 reformas empobreciendo a la mayoría social y enriqueciendo a la minoría que ostenta el poder económico, lo cual se pone de manifiesto cuando, conjuntamente rescatan bancos, eléctricas, autopistas, etc, etc. Las 100 personas más ricas del país, disponen del 15 % del PIB, esto es, más de 180.000 millones de euros.
En este trienio 2010-2013, el bipartidismo lleva a cabo estas 4 reformas empobreciendo a la mayoría social y enriqueciendo a la minoría que ostenta el poder económico, lo cual se pone de manifiesto cuando, conjuntamente rescatan bancos, eléctricas, autopistas, etc, etc. Las 100 personas más ricas del país, disponen del 15 % del PIB, esto es, más de 180.000 millones de euros.
Diversos organismos, la AIREF, el Tribunal de Cuentas, indican que el deterioro del Sistema Público de Pensiones se debe, entre otros aspectos, a la dejación de responsabilidad en la toma de decisiones de los gobiernos de turno, y a los gastos asumidos por la Seguridad Social, cuando deberían ser por parte del Estado (gastos impropios).
A estas observaciones, habría que añadir que el deterioro de los ingresos en la Seguridad Social también lo provocan los salarios de pobreza que han impuesto las reformas laborales del PP y del PSOE. Lejos de plantear soluciones, estos gobiernos, primero, endeudan la Seguridad Social pidiendo líneas de crédito para el abono de las pensiones, deuda que alcanza la cifra de 51.000 millones; segundo, saquean la hucha de pensiones (el Gobierno del PSOE hará uso, a finales del año, de 3.500 millones), reduciendo el fondo de reserva a 1.000 millones de los 67.000 originariamente existentes.
El Sr. Sánchez prometió suprimir las reformas laborales y de pensiones, prometió acabar con el 0,25, prometió un impuesto a la banca y a las tecnológicas, prometió acabar con el factor de empobrecimiento. Las mismas promesas las hizo para finalizar con los gastos impropios de la Seguridad Social (3.000 millones). Prometió homologar a la Unión Europea las bases de cotización (más de 7.000 millones de ingresos). Ninguna de estas promesas ha cumplido. Es evidente que el PP y el PSOE, con estas políticas de reformas y recortes, tienen una misma orientación y un mismo signo: consolidar el trabajo precario y los planes privados de pensiones, al deteriorar con sus acciones el mantenimiento del Sistema Público de Pensiones.
En plena precampaña electoral, el Sr. Pedro Sánchez y su partido vuelven a realizar más promesas en cuestiones laborales, dependencia y pensiones. Promesas de nula credibilidad, conociendo los precedentes. Los últimos días, columnas de pensionistas indignados han cruzado el Ebro y el Guadalquivir, recorriendo multitud de pueblos y ciudades del país, para exigir pensiones dignas y soluciones al Sistema Público de Pensiones. Esto se concretaría en un diálogo con los movimientos sociales que llevan más de tres años reclamando soluciones en las calles. El Sr. Sánchez, haciendo oídos sordos, como en otras cuestiones políticas, se ha negado a ello.
El Gobierno del PSOE, en vez de recurrir al diálogo, plantea recientemente, en el Plan Nacional de Reformas enviado a Bruselas, en el apartado 2.5.1, la implantación gradual de un sistema de cuentas de capitalización, demostrando con ello que se persigue implantar un plan de pensiones privado en la línea de la “mochila austríaca”, donde además el trabajador se paga su despido y no lo hace la empresa.
La última promesa del Sr. Sánchez es garantizar por ley la subida de pensiones según IPC. No sabemos qué prometerá en el futuro, pero sí conocemos que cuando no quiere cumplir lo dicho, sigue prometiendo; y cuando no sabe qué hacer, ni dialoga. Es cuestión de tiempo que los ciudadanos digan basta a las políticas ultraliberales del bipartidismo, que se han aplicado con sus reformas y recortes los últimos años.
El próximo 10 de noviembre tendremos una nueva oportunidad.
Ningún comentario:
Publicar un comentario