luns, 14 de xaneiro de 2019

Adiós, teletonta

La emergencia de las Webseries y nuevos formatos se expande rápidamente gracias a Internet y los nuevos creadores



Hemos oído tantas alusiones a la programación de la televisión y a su carencia de calidad, que si decimos que este reportaje versa sobre la caja tonta, término acuñado en referencia a algunas de sus funciones o sus contenidos (en cuanto a que puede mermar los sentidos y/o la inteligencia), probablemente pasen de leerlo. Sin embargo, lejos de quedarnos en esto, hemos indagado en algo que se ha convertido en uno de los mayores pasatiempos de cualquier posmoderno que se precie: las series. Sin embargo, en el caso de la televisión española, parece que el estancamiento ante los temas ha hecho que el público, cansado de historias de adolescentes, de amores de posguerra o de médicos, se siente ante su ordenador dándole rienda suelta a la banda ancha y dejando que la oferta que proviene principalmente de EEUU y Reino Unido se convierta en un menú a la carta. Y así, yendo un poco más allá y pensando en todos los jóvenes (y no tan jóvenes) creadores que hay en España y que no gozan de la oportunidad de poder formar parte de alguna de estas productoras convencionales, pese a estar preparados y tener miles de buenas historias que contar, nos preguntábamos dónde estarían escondidos. E Internet de nuevo se ha convertido en un medio para dar a conocer los trabajos de jóvenes directores, realizadores, actores y guionistas que tirando de imaginación, un presupuesto ajustado y de muchas, muchas ganas, han puesto en marcha miles de proyectos para hacer las delicias de todos esos ávidos consumidores que presumen de hartazgo ante las historias televisivas de siempre, en una nueva fórmula que acechaba España desde finales de 2008 y que en la actualidad abunda: las Webseries y los nuevos formatos gracias a Internet.

La oferta es amplia en temáticas, en duración de los capítulos, los métodos para subvencionarlas se apuntan al carro de la creatividad (desde el crowfunding hasta la pequeña aportación de los miembros del equipo) y los métodos para darlas a conocer son también diversos. Algo que inicia su andadura en un nuevo formato que viaja a la velocidad de la luz y donde consumidores cada vez más críticos y con un criterio claro de qué desean ver, donde los mediadores ya no son necesarios. Así lo señala Vicente Navarro, director de la webserie Porno, arte y ensayo (que se estrenará dentro de poco), haciendo alusión a esta figura de la que tanto hemos oído hablar: la de los productores. Afirma que “es un lujo para los creativos como nosotros una plataforma como Internet, tan directa entre autores y seguidores, porque no existen los intermediarios, es decir, esos señores que pululan en todas las partes cobrando sin hacer gran cosa”. Así bien, también afirma que es la propia necesidad creativa la que te empuja a hacer aquello que quieres, “ante el pasotismo de aquellos que se hacen llamar productores, coge el toro por los cuernos y hazlo tú mismo”. De hecho, cada vez es más común ver convocatorias donde se premian a los pilotos de este tipo de series, como por ejemplo el concurso que convocó el festival murciano SOS 4.8 (donde además las secciones voces y arte estuvieron formadas por una multitud de artistas que provenían de este tipo de series, como los Venga monjas, o donde también pudimos ver a la ya mítica Niña Repelente de los estudios Frikibot).


Imagen de Niña repelente

Y llegamos al punto en el que, como diría Quevedo, aparece el poderoso caballero Don Dinero. ¿Cómo financiar estos proyectos? ¿Existen ayudas para jóvenes creadores independientes? Navarro afirma que “si no tienes el respaldo de una productora no puedes pedir subvenciones”, algo que en cierto modo agradecen los directores independientes, ya que al gozar de esta libertad pueden orientar sus proyectos libremente. Así lo afirma Chus Pagán, director murciano de la webserie Onironautas, que afirma que “las subvenciones y ayudas sólo llegan a unas minorías, que son esos a los que les vemos la cabeza, pero a la mayoría de gente con intenciones de sacar adelante algo que no pase por el filtro de las televisiones españolas, que sólo admiten el género de comedia, el culebrón post guerra civil o últimamente series como El barco o Águila roja (que es el intento cutre de imitar la forma de realización americana), tiene que buscarse la vida, lo cual no es tan malo”. Señala por ello como un factor positivo el micromecenazgo (crowfunding) para este tipo de producciones, que permite que amigos y anónimos que creen en el proyecto puedan apoyarlo económicamente con una aportación, como por ejemplo el caso de la webserie Serienómanos, donde parodian a series de gran audiencia como True Blood, The Walking Dead o Mad Men, o a cortometrajes de productoras alternativas también financiadas mediante este método, como el caso de Dime cosas de Alejandro Portaz (de ochovideos) en el que más de 250 personas aportaron 2 euros, permitiendo así la realización del corto.

Y vuelve a surgir la misma duda de siempre ante un trabajo creativo: ¿condiciona la libertad creativa el hecho de que te pague una productora? Pagán, que aboga por Internet (o al menos eso da a entender al afirmar que “la TV es un fantasma del pasado, un ente con corriente”) afirma que esta libertad está condicionada, ya que “todo cabe si no le pides pasta a nadie, y esta libertad de los nuevos creadores va a ser un revulsivo para las historias”. De hecho, nada más que hasta los 80 se transporta Navarro para afirmar que “el único programa que realmente nació libre pero murió en RTVE fue La bola de cristal; un programa infantil pero al mismo tiempo nada infantil en el que trataban a los niños como personas y no como idiotas”. De hecho, ejemplifica Pagán su teoría de que la televisión no está hecha para los espectadores, si no que “nos hacen espectadores para su televisión” citando a Jodorowsky: antes los zapateros hacían los zapatos para que encajaran en tu pie y ahora es tu pie el que tiene que encajar en el zapato. Así el espectador de Internet se siente más libre, “con más derecho a la hora de elegir cómo gastar su tiempo. El futuro tiende a la televisión a la carta y la industria televisiva a intentar que eso no pase sin que ellos lo controlen”.

Sin embargo, como reza el dicho que a grandes males grandes soluciones, también Internet abre las miras hacia un nuevo formato televisivo en sí. Canales de televisión online, como el caso de La Caja Tonta TV, que promociona aquellas webseries, documentales, etc. que les parecen interesantes pero que no tienen la cobertura deseada. Su creador, Carlos Caro, afirma que la televisión conectada está a punto de llegar de modo masivo, por lo que los porcentajes de audiencias tendrían visibilidad y, sobre todo, que “el espectador no tenga que conformarse con lo que le pongan”.


Y cómo ya decía Álex de la Iglesia (en la ceremonia de los Goya en la que dimitía de la presidencia de la Academia ante la aprobación de la Ley Sinde): señores productores y distribuidores, quieran o no, ¡Internet es el futuro para todos!


La Caja Tonta poco tonta





Carlos Caro es el creador de La Caja Tonta Tv, un canal de televisión online tan poco típico que, una vez lo sintonizas, no puedes parar de mirar. Con este toque irónico en el nombre, ya que su pretensión principal es ser un canal de TV diferente, sin publicidad, gratuita y con una variedad de contenidos de alta calidad, se presenta esta alternativa a la televisión tradicional, que nació con el objetivo de recopilar cortometrajes, documentales, webseries y reportajes de fotografía y donde jóvenes creadores ven una salida para dar a conocer sus trabajos.

La calidad de los contenidos que presentan es lo que consideran principal a la hora de decidir cuáles de estos proyectos formarán parte de su “parrilla”, y ya tienen un público fijo y creciente. Este canal que hace una función de “pseudomecenas”, ya que ayudan de forma desinteresada a nuevos creadores, emplea sobre todo las redes sociales como método para darse a conocer, además de la función añadida que cumple el boca a boca.

Cuenta en su programación, donde cortometrajes, documentales, webseries y fotografía se reparten el pastel, con la serie Malviviendo, considerada referente en el caso de las webseries españolas, o con Onironautas, de Chus Pagán, pero promete convertirse en el canal de muchas otras geniales creaciones.

¿Alguien dijo Porno, arte y ensayo?


Fotografía del rodaje de Porno, arte y ensayo de Fernando Antón

Y ante la pregunta levantaría la mano Vicente Navarro, que junto a Paco Illán son los autores de esta serie en la que, como afirma Navarro, ha estado influido por su propia historia a la hora de desarrollar el proyecto, ya que querían jugar con el metalenguaje para “denunciar la situación que vivimos los que estamos formados en audiovisuales y no tenemos opciones profesionales”. La trama se desarrolla de la mano de un director y guionista treintañero (interpretado por Álex Portaz) que quiere vivir de su arte pero no consigue entrar en la industria, realizando sus proyectos de autor de forma completamente amateur. Así, se ve envuelto en una serie de idas y venidas de mano del resto de los personajes, en los que volcaron su experiencia en el medio para redondearlos, con sus vidas y vivencias.


Onironautas (y la productora que hablaba de los sueños)




Este es el nombre de la serie que dirige el murciano Chus Pagán, donde el sueño y la vigilia campan a sus anchas. Inquietante, interesante y otros calificativos rondan a la historia de ciencia-ficción y fantasía, realizada por la productora God Dog (del que es partícipe el director).

“¿Cómo hacer una serie del género más caro sin un puto euro? Aparte de dejarlo todo y adoptarlo como tu pequeño trastorno bipolar aún no tengo ni idea”, así es como definen la iniciativa en la página web, en la que de momento cuentan con tres capítulos de 15 minutos online, aunque al mundo de los sueños parece que aún le quedan cosas por contar mediante su propia página web, y en otras plataformas como La Caja Tonta TV. Y nosotros esperaremos despiertos para verlo.


Publicado por Tres Dioptrías 

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