La indignación recorre el país y no es por los títeres de Tetuán. En un barrio más céntrico de Madrid, en la calle Génova, el manto que cubría a duras penas las vergüenzas de los dirigentes del Partido Popular se hace jirones de forma acelerada. Con el emperador aislado y el partido imputado, la formación que en 2012 presumía de estar recuperando la economía y de abanderar la decencia y la honradez se muestra hoy como una farsa, como un cuerpo hormonado por décadas de contabilidad paralela, evasión fiscal y dopaje financiero, gangrenado de la cabeza a los pies por una corrupción local, regional y nacional, es decir estructural.
Detrás de esa imagen de asociación acostumbrada a delinquir, que remite al hundimiento de la Democracia Cristiana y el PS italiano en 1992, se dibuja una red borrosa, muy tupida y difícil de visualizar, cuya mera idea nos acerca al abismo de la corrupción sistémica, de una metástasis de régimen que todavía esgrimen como arma amenazante algunos ilustres implicados: tanto el “si caigo yo, caemos todos” de Pujol como el “tirar de la manta” de Bárcenas sugieren que quedan enormes lagunas por descubrir: cuál es la magnitud real del fenómeno, en qué momento empezó, quiénes promovieron e impulsaron el clima de saqueo e impunidad… Y una duda quizá intranscendente: ¿quiénes se han beneficiado más, los corruptores o los corrompidos?
Por lo pronto, los múltiples casos de corrupción en curso -todavía en proceso- empiezan a dar nombres concretos de empresas y empresarios que aparecen de forma recurrente en las diferentes tramas.
Uno de los principales es el octogenario Juan Miguel Villar Mir (Madrid, 1931), ex peso pesado del Estado y símbolo de las puertas giratorias y de las conexiones económicas entre el franquismo y la democracia. Abogado y doctor en Ingeniería de Caminos, Villar Mir se reconvirtió con la llegada de la libertad en empresario y rey del hormigón, y hoy es uno de los príncipes del Ibex35. Gran conocedor de los resortes de la administración, cubrió una larga trayectoria en ministerios franquistas, desde el de Obras Públicas –subdirector general de puertos y señales marítimas (1961-1964)–, al de Trabajo como director general de empleo (1964-1967), y el de Hacienda como ministro (1975-1976).
Vicepresidente económico en el Gobierno de Arias Navarro, pasó a ser alto cargo de empresas públicas en los años 80 (fue presidente de la entonces gigantesca Altos Hornos de Vizcaya, de Hornos del Mediterráneo, y de Hidronitro Española). Tras su paso por el primer gobierno (preconstitucional) del Rey Juan Carlos, el empresario conservó durante décadas la amistad del monarca, premiada finalmente con la concesión del título de Marqués de Villar Mir en 2011. Curiosamente, Francia le había concedido un año antes su máxima distinción republicana, la Legión de Honor, siendo presidente Nicolas Sarkozy.
Su sobresaliente currículum (doctor y miembro de la Real Academia de Ingeniería) y su afamado éxito como “virtuoso de las empresas en quiebra” (compró en 1987 por 100 pesetas su empresa matriz, Obrascón, una de las diez mayores empresas de construcción en los años 70) se mezcla hoy con sombras de amaños en concursos públicos, sobrecostes, sobornos o donaciones ilegales, que recorren Mallorca, Madrid, Barcelona y vuelan hasta México. El que fuera Empresario del Año en 2011 está cada vez más cercado por las investigaciones policiales: la semana pasada, el juez Eloy Velasco, que instruye la Operación Púnica, ordenó sendos registros en la sede del imperio OHL y en el domicilio de su yerno, Javier López Madrid. Los papeles de Bárcenas y ahora los de Granados sitúan a Villar Mir como uno de los principales mecenas B del PP, con pagos de 530.000 euros entre 2004 y 2008, y del PP de Madrid, con dos pagos por un valor total de dos millones.
En todos los casos abiertos parece representarse la misma función: el venerable empresario de referencia reparte favores entre sus validos, un grupo de políticos, jerárquicamente organizados, que alimentan la riqueza de éste para provecho mutuo. Según el informe de la UDEF remitido al juez Ruz, los pagos que presuntamente efectuó OHL al PP entre 2004 y 2009 coinciden con adjudicaciones a la empresa por valor de 7.758 millones de euros entre 2002 y 2009, de los cuales 4.652 millones proceden de administraciones gobernadas por el Partido Popular. Según el informe, OHL es la empresa que más contratos recibió en esas comunidades.
Uno de los primeros guiones de las tramas de corrupción que han rodeado a Villar Mir se representó en público con la declaración ante el fiscal Pedro Horrach de Aina Castillo, ex consejera de Salud del gobierno balear del PP, que acusó a Jaume Matas –ahora cortesano arrepentido– de haberla presionado para amañar en 2006 las condiciones del concurso para la construcción del hospital de Son Espases, en Mallorca, de modo que resultara en favor de OHL. Aquella era la obra de mayor envergadura del gobierno balear, valorada en 778 millones de euros, y según contó el Diario de Mallorca, la operación se fraguó en el más famoso centro internacional de negocios de Madrid, el palco del estadio Bernabéu. Finalmente, tras el revuelo mediático originado por algunas filtraciones, y la posterior revisión del concurso, la obra fue adjudicada a ACS. Según declaró la exconsejera, la razón fue que, si Florentino Pérez no obtenía la obra, en Génova “iba a haber un problema político”. Esto parece apuntar a diferencias entre distintas cortes (Mallorca y Madrid), y sobre el rey al cual favorecer (Pérez o Villar Mir).
En otros casos, se han puesto en evidencia supuestas irregularidades en la ejecución de grandes obras adjudicadas por el Estado, y que conllevaron elevados sobrecostes y demoras. Por ejemplo, en el polémico tramo del Ave de Hospitalet-La Torrasa, el Tribunal de Cuentas investigó el sobrecoste del 230% de la obra adjudicada a OHL en 2005. Por dicho tramo, que se ha hecho popular por las filtraciones de agua que afectan al recorrido, la constructora percibió 214,3 millones, de los 125 presupuestados inicialmente. En 2007, Adif decidió finiquitar el contrato con OHL, y encargó su finalización a Sacyr. Finalmente la obra costó 354 millones de euros.
La publicitada política de expansión internacional de OHL no solo no ha servido para despejar sospechas, sino que se ha convertido en el mayor quebradero de cabeza de la constructora. Varios de los directivos de su filial en México, y en particular su consejero delegado Pablo Wallentin (hoy cesado), se han visto involucrados en una serie de grabaciones policiales en las que hablaban de supuestos sobornos a jueces, el incremento del precio de la tarifa de una autopista, o el pago de unas vacaciones al secretario de Estado de Comunicación, Apolinar Mena Vegas. Estos hechos, y un litigio que la sociedad española mantiene con la empresa mexicana Infraiber, han provocado la auditoría de todos los contratos firmados por OHL con el gobierno mexicano y la posterior caída en la cotización de su filial mexicana.
Otro de los frentes foráneos, el megaproyecto del AVE a la Meca, está siendo motivo habitual de disputa con el gobierno de Arabia Saudí. El proyecto, el mayor conseguido nunca por una empresa nacional en el exterior, fue concedido al consorcio liderado por Adif (21,05%) y OHL (6,21%) por 6.700 millones de euros, pero tras los sobrecostes podría elevarse hasta los 16.200 millones. Dichos sobrecostes y la tardanza en las obras hicieron tambalearse el proyecto, lo que obligó al marqués a recurrir a su viejo amigo Juan Carlos de Borbón, impulsor del contrato original, quien realizó un viaje relámpago a Riad en enero de 2015 para pacificar a sus pares saudíes y promover un nuevo plan de obra que integra los sobrecostes y un nuevo calendario.
A estas dudas sobre sus relaciones con la administración, ya sea nacional o extranjera, se suma el apoyo constante de Villa Mir a la cúpula del PP. OHL figura en los papeles de Bárcenas en los ejercicios de 2004, 2006 y 2008, con aportaciones de 100.000, 180.000 y 250.000 euros, respectivamente. Eran los tiempos en que Rajoy se hacía con el timón del partido, y en los que trababa amistad con otros empresarios como Gabriel Escarrer (propietario de Meliá), dueño del yate que utilizaba, junto a Matas, durante sus veraneos en Mallorca. Como muestra de la complicidad entre Rajoy y Villar Mir (paralela a la amistad entre Aznar y Florentino Pérez), quedan los 300.000 euros que, según Bárcenas, OHL dio al PP para la campaña de 2011, que depositó a Rajoy a La Moncloa con una cómoda mayoría absoluta.
Villar Mir es uno de los “hombres de estado” que apareció hace unas semanas en la portada de Expansión solicitando la gran coalición entre PP y PSOE. “Es lo mejor para el bienestar”, afirmaba el marqués. También ha dicho que Manuela Carmena puede ser una gran alcaldesa para Madrid, quizá esperando su apoyo al polémico megaproyecto del centro comercial Canalejas, valorado en 400 millones, y situado a 100 metros de la Puerta del Sol Vodafone.
Si finalmente no saliera, Villar Mir tampoco se quedaría en la calle. Tras tres décadas construyendo grandes obras, el exministro de Hacienda ha tenido la suerte de ser uno de los pocos españoles que ha sorteado la Gran Recesión con éxito y holgura: entre 2007 y 2015, su fortuna se multiplicó por cuatro, pasando de 1.350 millones a 5.700 millones. El marqués ha entrado así por la puerta de honor en la lista Forbes de las 10 mayores fortunas (3º en 2015) en España, que actualmente poseen algo menos del 10% del PIB español (90.148 millones).
Preguntado en una entrevista en El País en 2011 por la crisis económica, Villar Mir exhibía con orgullo cómo había capeado la recesión gracias a la internacionalización de la empresa y la diversificación del negocio, reduciendo la dependencia del mercado español, de cuyos excesos se desmarcaba: “Duplicar la construcción de viviendas nos ha llevado a la crisis actual”, decía en la entrevista, en la que glosaba las virtudes de mirar hacia afuera, comparando a España con otros países, como Alemania, donde, decía, “es normal que, cuando una empresa está en dificultades, los obreros se ofrezcan a trabajar más y cobrar menos para salvarla. En este país eso no lo hace nadie”. Desde que empezó la crisis, menos del 20% de la facturación y solo el 38% de la plantilla de OHL están en España.
No obstante, su ostentación de autonomía contrasta con algunas cifras, como los 7.758 millones que ingresó por adjudicaciones de la administración pública entre 2002 y 2009 o los créditos por valor de 535 millones que recibió entre 2009 y 2011 de Caja Madrid, antes de ser intervenida, a tipo de interés del 0%.
El primer dato muestra cierta dependencia, pues sus ingresos por adjudicaciones públicas en España significaron un tercio (32,33%) de todos sus ingresos durante ese periodo (su resultado de negocio neto sumó 23.993 millones entre 2002 y 2009). En cuanto al último dato, no tendría por qué ser muestra de dependencia si no fuera por la presencia de su yerno, Javier López Madrid, en el consejo de administración de Caja Madrid en 2010, 2011, y posteriormente en Bankia hasta la salida de Rodrigo Rato. Por si no fuera suficiente con esta ayuda, su yerno gastó 34.800 euros de su correspondiente tarjeta black.
Su desinterés por el mercado español no ha frenado a Villar Mir a la hora de enfrentarse al Estado. En 2014, el Grupo OHL presentó una demanda contra el Ministerio de Fomento por no cumplir la cláusula del contrato de adjudicación de la autopista de peaje Madrid-Aeropuerto (M-12), que establecía una compensación en caso de que el tráfico no fuera suficiente para generar unos ingresos que compensaran los costes financieros. OHL reclamó al Estado 64,89 millones, el 20% del coste de construcción de la autopista. En octubre del año pasado, la sociedad que gestionaba dicha autopista fue liquidada. Por ende, se estima que la responsabilidad patrimonial del Estado asociada a la liquidación de la concesión es de 305,47 millones de euros (el 93% de los 327,81 millones por la que fue adjudicada a OHL).
Una empresa bien conectada con el Estado
La máxima figura actual de OHL es un dejavú: Josep Piqué ha pasado por el Senado, por el Congreso, por el Parlament catalán y por varios ministerios hasta ser portavoz del gobierno de Aznar, y hoy es el consejero delegado del Grupo OHL. Antes, otros como Baltasar Aymerich Corominas ocuparon puesto en el consejo; éste último fue Subsecretario de Obras Públicas y Urbanismo en el último gobierno de UCD.
No obstante, la conexión de OHL con el Estado tiene otra caras menos conocidas. En las listas del PP por Madrid para las elecciones del 20D aparecía en tercer lugar Isabel García Tejerina, sólo por detrás de Rajoy y su número dos, Soraya Sáenz de Santamaría. Tejerina fue directora general de agricultura y alimentación durante la época de Aznar, y es la ministra de Agricultura y Medio Ambiente en funciones. Además, fue durante ocho años alto cargo en empresas del Grupo OHL: consejera de la sociedad argelina Fertial S.P.A y directora de planificación estratégica en Fertiberia S.A. Esta última empresa tiene una sentencia de 2010 de la Audiencia Nacional por incumplimiento del contrato de concesión (por acumulación de residuos tóxicos de más de 120 millones de toneladas de fosfoyesos) por la que pagó 21,9 millones de euros en 2011 para hacer frente a la restauración de las marismas de Mendaña (Huelva), donde se depositan los fosfoyesos.
Otro exempleado de Villar Mir menos conocido y muy bien situado es Juan Trinidad, que fue asesor jurídico de OHL y hoy es diputado de Ciudadanos por la Asamblea de Madrid y miembro de la Mesa que decide los temas que se debaten, y los que no. Trinidad era el número ocho de la lista y fue sorprendentemente elevado a vicepresidente primero de la Mesa. Cuando el presidente esté ausente, él será quien decida el orden del día.
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