Vicente Clavero
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Estoy deseando oír a la vicepresidenta del Gobierno en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros de hoy. No, no me malinterpreten: puedo vivir perfectamente sin sus comparecencias. Pero tengo la esperanza de que mis colegas le pregunten sobre las triquiñuelas fiscales de José María Aznar.
A principios de 2015, cuando se supo que Juan Carlos Monedero había utilizado una sociedad para pagar menos impuestos por algunos trabajos profesionales, a Soraya Sáenz de Santamaría le faltó tiempo para afear la conducta del entonces número dos de Podemos. “Si todos los españoles hicieran lo mismo –vino a decir–, a ver cómo íbamos a pagar los servicios públicos, la sanidad o la educación”.
Vaya por delante que creo que la vicepresidenta tenía razón. Pero ¿se atreverá a lanzarle hoy ese reproche a Aznar? Estoy convencido de que no y dará una nueva prueba de su sectarismo si, planteado el caso en la rueda de prensa, decide salirse por la tangente o simplemente calla.
El portavoz del PP en el Congreso de los Diputados, que responde al nombre de Rafael Hernando, también sobreactuó descaradamente contra Monedero. Le llamó “defraudador”, dijo que era “el Bárcenas de Podemos” y pidió que se le exigieran responsabilidades penales. ¿Se atreverá ahora con su presidente de honor?
Aunque los dos casos guardan ciertos paralelismo, también encierran algunas diferencias notables. La que más es que a Monedero ni siquiera fue necesario abrirle un procedimiento, porque desembolsó de inmediato y sin rechistar el dinero que había eludido a Hacienda (unos 42.000 euros). Aznar, sin embargo, no ha pagados los 270.000 suyos hasta después de una inspección y de entrevistarse en su despacho con el ministro Montoro, es de suponer con qué intenciones.
Lo sucedido a Monedero frenó sus aspiraciones políticas, como pretendían quienes hicieron caer chuzos de punta sobre él desde la derecha. La caverna mediática, sin embargo, no ha tenido el menor empacho en hacerse eco de la “optimización fiscal” de Aznar con la boca pequeña y como echando pelillos a la mar. Intenten encontrar, si no, una sola palabra sobre el asunto en las portadas de los periódicos de Madrid que tanto se encarnizaron con Monedero.
Quizás consideren que lo de Aznar es “un caso aislado” y no otra sinvergonzonería descubierta en las filas PP, porque para algunos no parece haber nada más importante que abatir como sea a Podemos.
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