David Bollero
El alumnado de la educación concertada crece en España. Lejos de parecer una buena noticia, es pésima porque si algo pone de manifiesto este hecho es el fracaso de nuestros gestores y gestoras, el fiasco de la Administración para hacer frente a las necesidades educativas de la sociedad. Quizás no le interese una educación pública gratuita de calidad, pero somos muchas las personas que la defenderemos hasta las últimas consecuencias.
La educación concertada crece a un ritmo de 20.000 alumn@s adicionales cada año. Y las subvenciones que recibe también: más de 6.000 millones de euros al año. Hoy, Raúl Bocanegra revela cómo los presupuestos de la tríada PP-Cs-Vox salen al rescate de la Iglesia católica y sus colegios concertados, dotándolos de más dinero que a la educación pública. A nivel nacional y bajo el Gobierno de Pedro Sánchez (PSOE) con los presupuestos del PP, la educación concertada también vio incrementada sus partidas.
Cada euro de dinero público que subvenciona a este tipo de educación es una prueba del fracaso de nuestros gobernantes. La única justificación que hay detrás de estas subvenciones es la falta de centros escolares en un área para poder cubrir toda la demanda que existe. De producirse este hecho, se evidencia que alguien no ha hecho bien su trabajo, no ha previsto una crecimiento demográfico en regiones específicas o no ha sido exquisito a la hora de dotar de recursos educativos al boom del ladrillazo. Sin embargo, se sigue dotando de suelo público a intereses privados para que hagan negocio con la educación. ¿Por qué no destinar ese suelo a levantar un centro público? Decisiones como las de la ahora defenestrada Manuela Carmena de no ceder suelo público a la Comunidad de Madrid para que ésta los entregue a la educación concertada es una medida tan valiente como necesaria. Ojalá tuviera más réplicas.
Quien quiera educación privada, que se la pague; y que absolutamente cualquier persona tenga derecho a una educación pública, gratuita y de calidad. Con esos más de 6.100 millones de euros que la educación concertada recibe de nuestros bolsillos, ¿se imaginan cuánto podría hacerse para mejorar la pública? No hay voluntad política para ello y sí, en cambio, muchas ganas de llenarse los bolsillos con la educación.
Este artículo no es un ataque a la Iglesia católica en esta fórmula educativa -la abominación que supone invadir el espacio educativo con religión merece una columna exclusiva-, sino en general, hacia esas otras cooperativas laicas que también chupan del bote del Estado.
La educación concertada jamás debió existir y es un exponente más de la torpeza o vileza, según los casos, de quienes han pasado por nuestras Administraciones Públicas. Ver cómo se segrega al alumnado con dinero público, como se bordea la ilegalidad cobrando cuotas o se aprovechen limbos legales para sacar aún más tajada es indignante. Piénselo cada vez que barajen esa posibilidad educativa para sus hij@s: Cada centro de educación concertada es un torpedo en la línea de flotación de la pública.
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