domingo, 30 de xuño de 2019

La dictadura de los pelos: los hombres cada vez se depilan más y las mujeres le dan menos importancia

ELISA MUÑOZ

En casi todos los museos dedicados al Mundo Antiguo se conserva alguna pinza de depilar, similares a las que seguimos utilizando hoy, muchos siglos después. Los pelos crecen de forma natural pero la obsesión por hacerlos desaparecer viene de muy atrás. "En Egipto, por ejemplo, era bastante habitual que tanto mujeres como hombres se depilaran todo el cuerpo, incluida la cabeza y luego usaban pelucas. En ese caso era más una medida higiénica que estética porque prevenía los molestos piojos. También es habitual que las esculturas femeninas griegas no tengan pelo en el pubis, lo que ha llevado a pensar que podrían llevarlo depilado, si no todas, sí determinadas clases sociales o las heteras (prostitutas)", explica la historiadora Ana Valtierra. La depilación sigue presente en los siglos posteriores: "Las mujeres musulmanas la practicaban y se puso muy de moda. Hay un libro muy curioso de 1528, La lozana andaluza, un retrato de los bajos fondos de la vida en Roma de principios del siglo XVI. En los grabados de sus ediciones antiguas, aparece la prostituta Lorenzana depilando las cejas a la cortesana Clarina y también en esta obra aparecen preparados diferentes para la depilación: uno hecho a base de trementina (resina), pez, calcina (un compuesto hecho de cal y piedra molidas) y cera. Sobre éste dice que, puesto sobre la cara, se lleva el vello y hace mejor rostro. También se habla de cómo algunas mujeres iban a solicitarle la depilación del vello púbico porque sus maridos así lo preferían". Ese apunte final puede ser la clave de todo: ¿Nos depilamos porque nos gusta a nosotros o para gustar a los demás?
Esa es la pregunta que se hizo la actriz Andrea Ros hace un año, cuando decidió dejarse el vello en las axilas: "Empecé a depilarme en el mismo instante en el que me salió el pelo, tendría unos 14 años. Desde entonces, depilé mis axilas todos los días con cuchilla. Si olvidaba hacerlo y empezaba a salir el pelo vivía una vergüenza horrible, los brazos bien apretaditos al cuerpo y sin pensar en otra cosa hasta llegar a casa. Cuando decidí dejar de depilarme fue como una prueba: ¿por qué me depilaba? ¿porque me gustaba verme así o por presión social y estética?, se cuestionaba en Instagram, luciendo una foto de su aspecto actual, amamantando a su bebé al mismo tiempo. "Ha sido un proceso muy bonito de aceptación hacia mi cuerpo, hacia como es de forma natural. He pasado de darme asco y querer bajar los brazos, a sentirme profundamente sexy y atractiva y a lucir los tirantes con libertad y autoestima". concluía.





































El caso de Andrea no es único. Cada vez hay más mujeres, sobre todo las más jóvenes, que se rebelan contra la dictadura de los pelos y lo muestran en redes sociales, recibiendo críticas y elogios al mismo tiempo. "Mis amigas y yo entendemos el tema de depilarse como maquillarse, un día te maquillas y otro no", dice María, de 20 años. Ella se hizo el láser en las piernas y reconoce que no presta mucha atención a los pocos pelos que le salen. En cambio, sí ve cómo su hermano de 16 años y sus amigos se preocupan por tener cortes de pelo llamativos y muchos se rasuran las piernas con cuchilla y se repasan las cejas con pinzas. Alberto tiene 19 años y se depila desde los 14: "Durante el año es solo un poco de mantenimiento de axilas y zona púbica y en verano, más a fondo, con piernas y pecho. Estoy más cómodo depilado pero no me preocupa en absoluto estar sin depilar", explica. Los adolescentes chicos se depilan mucho pero no lo hacen con la presión que siguen teniendo las amigas de su edad. También hay adultos que cuando eran jóvenes no se depilaban pero ahora sí. Javier empezó a hacerlo pasados los 30, solo en verano y en la espalda, donde tiene mucho vello: "Antes no me avergonzaba pero nunca me ha gustado. Durante muchos años pasé de depilarme pero ahora lo hago con cera porque estoy más fresco y de una vez me dura para todo el verano, me merece la pena. Digamos que no me gusta, pero tampoco me preocupa".
Amaia lució su pelo en las axilas en la gala de los Goya / CARLOS ÁLVAREZ (GETTY IMAGES)
La doctoranda María Barba investiga sobre el significante de género de la depilación: "Las razones por las que lo hacían los griegos no tienen nada que ver con la que lo hacemos ahora, que sigue teniendo mucho que ver con un sistema binario de género, que separa al hombre y a la mujer y oprime cuerpos que no son normativos como las mujeres barbudas, que existen y no son visibles". María publicó recientemente Depilación (definitiva), un ensayo que hace un repaso por las técnicas depilatorias en España de finales del siglo XIX y principios del siglo XX, desde cremas depilatorias caseras hasta quemar el propio pelo directamente, pasando por decolorantes. Tiene claro cuándo empezaron los hombres a depilarse: "Se sumaron hace mucho tiempo, cuando en los 2000 comenzamos a escuchar hablar de la metrosexualidad. Sin embargo, la razón por la que los hombres se depilan es muy diferente a la de las mujeres. A las mujeres se les prohíbe tener vello corporal, en cambio en el hombre es un símbolo de virilidad, de haber llegado al estatus de hombre adulto. Nunca han tenido la obligación de hacerlo, si no lo hacen no son castigados ni cuestionados socialmente. Y el motivo por el que lo hacen no es otro que por una extensión lógica de la industria de la depilación a nuevos targets. Más gente que se depila, mejor para el negocio. Al capitalismo le da igual tu sexo", sentencia.

LA REBELIÓN DE LAS CANAS
¿Por qué cada vez más mujeres dejan de teñirse?

En todo este proceso, los referentes son fundamentales. Por un lado, los del entorno más cercano y, por otro, los que muestran los medios y la publicidad. Mientras que ellas ven a chicas como Amaia Romero o Julia Roberts luciendo su vello en las axilas con naturalidad, ellos ven a Cristiano Ronaldo con las cejas perfectamente perfiladas. Eso sí, en los anuncios de métodos de depilación, siguen sin verse pelos: "La publicidad ha cambiado mucho, quizá no es tan visible en la televisión pero sí en las redes sociales. Es cuestión de tiempo que anuncios como el de la marca de cuchillas Billie lleguen a España, porque ahora es esta diversidad de cuerpos la que vende", señala la investigadora María Barba.

Las modas: de la frente al canalillo

A lo largo de la historia, las modas en cuanto a depilación han ido cambiando. "Entre la aristocracia inglesa del siglo XVI se puso de moda rasurarse la línea frontal del pelo. Se quitaban unos 4 cm de pelo donde empieza en la frente. Con eso se conseguía que la frente pareciera más grande y era considerado símbolo de belleza", cuenta Ana Valtierra que muestra en algunos cuadros renacentistas cómo esa moda iba acompañado de la depilación exhaustiva o total de las cejas. Todavía hoy hay quien opta por hacer su frente más grande: "La depilación de la línea de nacimiento del pelo en mujeres con frente muy estrecha por los lados embellece muchísimo", insiste la directora del Instituto Médico Láser, la doctora Josefina Royo de la Torre.
'Retrato de mujer' (1440-1442) / Filippo Lippi
Es difícil tener cifras concretas de la proporción actual entre depilación masculina y femenina porque mucha gente se depila en casa con cuchilla y muchos otros se han hecho el láser. Teresa lleva casi 20 años depilando con cera en un centro de estética de Madrid. En este tiempo ha visto un aumento progresivo del número de hombres que pasan por allí: "Antiguamente eran un 10% y ahora son aproximadamente el 20%". En el caso del láser, los porcentajes son aún mayores: "A finales de los 90, cuando empezamos, el 95% eran mujeres pero los varones tardaron poco en incorporarse y hoy en día ocupan el 30% de nuestras agendas", apuntan desde el Instituto Médico Láser.
En este tiempo el láser ha ido bajando precios y ganando adeptos. "En los comienzos, la depilación láser se realizaba en las zonas clásicas como piernas, ingles y axilas, pero los cánones estéticos fueron cambiando y empezó a haber mucha demanda de la zona púbica, completa o de diseño. Poco a poco, la mujer ha ido incorporando zonas como los antebrazos y también ha aumentado el número de pacientes que se depilan la línea alba, las areolas, la zona lumbar o el canalillo", detalla la doctora Josefina Royo de la Torre. También ha percibido cambios en cuanto a las preferencias de los hombres: "Comenzaron depilándose la espalda, el tórax y el abdomen, y poco a poco fueron demandando depilación de otras zonas como piernas y la zona púbica completa o parcial. Ahora muchos pacientes varones nos piden depilación completa de los genitales y también ha aumentado considerablemente la depilación de los glúteos".

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