martes, 18 de xuño de 2019

El espectacular viaje de Casaio al año 2.500 antes de Cristo

La Voz visita el abrigo donde se descubrieron muestras de «arte muy detallado» datadas en el Calcolítico

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Descubriendo las pinturas rupestres halladas en un cueva de Casaio
MARÍA DOALLO
https://www.lavozdegalicia.es
Sputnik Labrego es el nombre que recibe el proyecto en el que trabajan Mario Pereiro, Celtia Rodríguez, Verónica Silva y Laura Panizo, dirigidos por Carlos Tejerizo. Ellos, junto a Francisco Alonso, de la empresa Estela Arqueoloxía e Patrimonio SL, son los historiadores y arqueólogos responsables de uno de los hallazgos pictóricos más importantes del noroeste peninsular.
Su idea general era estudiar los paisajes de los montes de Casaio. «Los montes de esta zona tienen muchísima historia, por eso nosotros nos centramos en la articulación de la guerrilla antifranquista y en la minería de wolframio, ya que Casaio fue uno de los núcleos principales en ese contexto», explica Carlos Tejerizo. Tras dos años de intenso y puntilloso trabajo, en febrero el equipo recibió información sobre la existencia de un chozo -construcciones realizadas en la época de la guerrilla a modo de casas- posiblemente ocupado por Manuel Girón. «Nos pusimos en camino hacia la localización de la que nos hablaban. Nosotros veníamos buscando cosas de la guerrilla y vinculadas también con la mina pero somos arqueólogos y nos dedicamos a entender el paisaje y la historia de manera integral, por lo que nos dimos cuenta de que se trataba de un lugar ideal para tener pintura prehistórica. De ahí que nos pusiésemos a revisar las paredes hasta encontrar el motivo más excepcional: el ídolo oculado», explica el arqueólogo Francisco Alonso. Este tipo de representaciones es de modelo esquemático, recibe el nombre de oculado precisamente porque lo primero que llama la atención es la destreza con la que se representan los ojos y, con ellos, el contorno de la cara, las cejas o la nariz. Tras el primer hallazgo, vinieron los demás, todos los paneles del abrigo en el que se encuentra el chozo tienen alguna pintura.
«Hasta ahora lo que se había encontrado en esta zona geográfica, como en Vilardevós, por ejemplo, eran pequeños trazos y digitalizaciones -puntos que se pintan con los dedos-. En Casaio encontramos representaciones esquemáticas pero muy bien definidas, es arte muy desarrollado que podría datar del Calcolítico», explica Tejerizo. Es decir, que las pinturas fueron realizadas en torno al año 2.500 antes de Cristo, de ahí la relevancia del hallazgo. «Supimos que eran pinturas prehistóricas porque los ídolos oculados datan de la primera edad de los metales», añade Alonso. En la primera pintura que encontraron, una de las mejor conservadas, y después de tratar las imágenes digitalmente para conseguir un resultado fotográfico óptimo, se diferencian de forma clara las cejas, los ojos y unos bigotes. «Es arte esquemático porque quieren hacer la figura -el esquema- de un rostro humano», dice Alonso. Se trata del único conjunto pictórico prehistórico que existe en Galicia.
Todo el equipo afirma que fue complicado, especialmente por las localizaciones. Casaio es un pueblo de Carballeda de Valdeorras que se asienta en un valle a más de 1.200 metros de altitud y rodeado de montañas. Un paisaje tremendamente natural, pero con una dificultad elevada, sobre todo, en el acceso a él. Pala de Cabras es el nombre que recibe la cueva en la que se hizo el hallazgo. Su nombre proviene de su antigua utilización, era el lugar en el que los pastores dejaban las cabras. Encontrarlo fue posible gracias a Francisco, un vecino de la localidad que adoptó la función de sherpa desde la llegada de Sputnik a Casaio y que ha sido los ojos de los técnicos durante estos dos años, hasta convertirse en un miembro más del equipo. «Sin él, quizás esto no habría sido posible. La colaboración de los vecinos y su forma de acogernos es muy emocionante para todos y ha sido vital para nuestro trabajo», afirma Carlos, apoyado absolutamente por cada uno de sus compañeros. El trato y disposición del pueblo dejó sin palabras a los profesionales desde su llegada. «Hai que ter en conta que unha das bases do proxecto tamén era tratar de ver como a xente se adaptou ao medio, tanto fai 5.000 anos, como durante a guerrilla. A xente do pobo foi fundamental para explicarlle a estes foráneos, e hoxe a nós, o que tiñan que saber para desenvolverse no monte», explica Mario Pereiro.
De todo ello hablarán Alonso y Tejerizo, acompañados del también arqueólogo Manuel Santos, en una conferencia que tendrá lugar en el edificio multiusos de O Barco, esta tarde a las 20.00 horas.

«O descubrimento demostra que na prehistoria xa estaban en contacto a miles de quilómetros»

A raíz del descubrimiento, Sputnik Labrego se puso en contacto con el arqueólogo, especializado en este tipo de pinturas, Manuel Santos. «Un dos aspectos máis sorprendentes de este sitio é que o 99 % de este tipo de rostros, con ídolos oculados, está no sur do Guadiana, é dicir, no sur de Extremadura e en Andalucía. Fóra de aí solo hai unha zona, no noroeste de Portugal, onde temos constancia de unha representación similar. É algo excepcional que nos indica que na prehistoria xa existían grupos de persoas que tiñan contactos entre si, a través de miles de quilómetros. Non eran pequenas comunidades illadas senón que estaban conectadas», afirma Santos. El hallazgo supone, precisamente, una evidencia clara de que la gente viajaba, que se desplazaban a lo largo de distancias enormes y que trasladaban consigo parte de su cultura. «A arte rupestre típica de Galicia é en granito ou gravada, non hai pintura. Polo que seguramente a xente do Calcolítico que vivía aquí, en Casaio, tiña máis relación co sur da Península Ibérica, mentres que o normal en Galicia era tela co Atlántico e coas Illas Británicas», añade.
A la hora de plantearse por qué estarían recogidas esas pinturas dentro del abrigo que las resguarda, Santos tiene una respuesta: «Seguramente funcionase coma un santuario, un lugar sagrado, polo que os debuxos farían referencia a divinizades ou seres sobrenaturais. Están nas paredes porque en moitas destas culturas, as covas tenden a ser lugares de contacto co máis alá, xa que é un lugar onde entras dentro da terra». A partir de ahora el trabajo se centra en la investigación y en el estudio de las pinturas, desde si hay más y dónde se encuentran, hasta si están relacionadas con otras representaciones.

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