Estos cómics satíricos se dibujaron durante la primera mitad del siglo XX, costaban 25 centavos y por razones obvias fueron muy polémicos
por: A.D.N.
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Si son ciertas las teorías que dicen que la Venus de Willendorf es la primera manifestación pornográfica de la humanidad, no sería menos cierto hablar de este tipo de expresiones culturales como una constante, como una necesidad del homo sapiens.
En ese contexto se entendería que la Biblia de Tijuana es una publicación periódica en Estados Unidos casi tan importante como los artículos de The New York Times.
La Biblia de Tijuana, por cierto, no es una obra que recoja las andanzas de un Jesucristo chicano. Es el nombre que tenían las publicaciones pornográficas, en formato cómic, de la primera mitad de siglo XX en Estados Unidos.
Aunque hay distintas teorías sobre el origen del nombre —el dibujante Art Spiegelman dijo que el nombre venía de la concepción que tienen del vicio en la frontera entre México y EEUU—, la que se considera es más valida es la que dice que se creó la teoría de que los cómics se producían ahí para que quienes los creaban no tuvieran problemas.
Éstos eran dibujantes independientes que expresaban, desde su casa y sin firmarlas, sus locuras pornográficas -las viñetas las protagonizaban políticos, dibujos animados o estrellas de cine- y luego las vendían por 25 centavos en circuitos poco comerciales: estancos, bares o barberías.
De carácter subversivo, las publicaciones de la Biblia de Tijuana han sido consideradas por expertos como los primeros cómics underground de la historia y, tal y como se destaca en un artículo de Dangerous Minds, quienes las han estudidado destacan su importancia en tanto en cuanto sirvió para liberar tabúes y hacer del sexo algo divertido y natural.
Aquí, algunas muestras:
Mickey Mouse y Donald Fuck
Robert Mitchum
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