martes, 9 de abril de 2019

“La Maquina” para practicar partos de Madame Du Coudray

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Angélique Marguerite Du Coudray (1714-1794), recorrió Francia durante veintitrés años enseñando a las mujeres campesinas el oficio de partera.  A esta matrona del siglo XVIII, se le atribuye la invención de uno de los primeros simulador obstétricos para practicar partos.
El maniquí, al que Madame Du Coudray llamaba cariñosamente “la maquina”, emulaba la parte inferior del cuerpo de una mujer y estaba hecho de lana y cuero de color rosa. La sencillez y la originalidad de este método de enseñanza, lo convierte en una herramienta educativa sin precedentes.
          Este modelo, es el único ejemplo de la “Máquina”, patentado en 1778 en exhibición en el Museo de Flaubert y de Historia de la Medicina , en Rouen.  Francia.
En su afán de imitar la anatomía de la mujer, colocó en su interior los huesos de la pelvis de una joven fallecida. Varias cadenas y correas simulaban el proceso del parto.
        Radiografía que muestra la pelvis en su interior.  
No dejó ningún detalle al azar, incluso pensó en el nacimiento de gemelos. Un parto de alto riesgo en aquella época.
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Cada muñeca mide 25 cm y corresponden a un embarazo de cinco meses. Están unidas por su cordón umbilical a una sola placenta, que se presenta dividida en dos por una membrana de gasa de algodón. El lado materno de la placenta está fabricado con una esponja cortada por la mitad.
Entre los accesorios que sirvieron para demostrar las diferentes etapas del embarazo, se incluye la representación de este útero y un feto prematuro (de siete meses).
El vientre redondeado está hecho en tela, relleno con algodón y abierto mediante un corte longitudinal que permite ver la placenta. El interior está totalmente forrado con cuero (de color carne) y el cordón umbilical mide unos 50 cm. Tal y como sucede en un embarazo real.
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La muñeca, que se podía colocar en todas las posiciones para simular los distintos tipos de presentaciones, mantiene la boca abierta y una profundidad de 5 cm. Este detalle es importante ya que, permitiría introducir dos dedos en la boca y facilitar el paso de la cabeza en caso de presentación de nalgas. Por tanto, el estudiante podría practicar en el maniquí “la maniobra de Mauriceau“.
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En cuanto a nuestra protagonista, Angélique Marguerite Du Coudray, no cumplía ninguno de los requisitos de las parteras de aquella época: no estaba casada (según algunos, era una viuda) y nunca dio a luz. Sin embargo, llegó a ser una de las mayores transmisoras de conocimiento sobre el parto.
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Sus cursos duraban dos meses, a él asistían las parteras y los cirujanos del lugar y según los archivos, el índice de mortalidad en partos descendía tras su paso. Los párrocos de cada localidad eran los encargados de anunciar su llegada a la ciudad y de movilizar a las futuras alumnas. Entre 1760 a 1783 visitó casi todo el país e instruyó alrededor de 4.000 mujeres y 500 parteras, cirujanos y médicos.  
Preocupada por el desconocimiento de las futuras parteras (muchas de ellas no sabían leer), publicó en 1759 “Abrégé de l’art des accouchements”, escrito en la lengua sencilla y con láminas explicativas en colores.
Su invención, sin duda alguna, abrió el camino a los actuales y sofisticados SIMULADORES DE PARTOS
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LIBRO http://www.boutique.pointdevues.com/la-machine-de-madame-du-coudray.html

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