feijoo
La imagen de buen gestor que ha aupado a Alberto Núñez Feijóo a la cabeza de la carrera para suceder a Mariano Rajoy al frente del Partido Popular tiene mucho que ver con su capacidad para atraerse la complicidad de los medios de comunicación. Al menos en Galicia. Un férreo control de la televisión y la radio pública y unas buenas relaciones con los diarios privados, a los que la Xunta sostiene con millonarias ayudas a dedo desde hace lustros, explican que en la comunidad existan pocos medios de comunicación realmente críticos con las políticas del Partido Popular que puedan poner en duda ese dibujo ideal de Feijóo.
El caso más notable es el de la televisión y la radio autonómicas, englobadas en el ente Compañía de la Radio Televisión de Galicia (CRTVG), cuyos informativos acostumbran a ensalzar la figura del presidente y de su partido y a ningunear a los líderes de la oposición, minimizando siempre el impacto de las informaciones negativas para el PP.
Un ejemplo evidente se dio el día en que la Audiencia Nacional hizo pública la sentencia que condenaba a ese partido por corrupción en la trama Gürtel, y que acabaría costándole a Rajoy la moción de censura que forzó su caída. El principal informativo de la TVG dio ese día la noticia de la condena en tercer lugar, a medio informativo, después de ocupar media hora larga del mismo con otras dos informaciones de menor trascendencia: las secuelas de la explosión de un almacén ilegal de explosivos pirotécnicos en Tui, que había ocurrido el día anterior, y los acuerdos del Consello de la Xunta presidido por Feijóo.
Según informó entonces el diario digital gallego Praza Pública, los responsables de la TVG ordenaron que el vídeo de la sentencia de la Gürtel no ocupara más de 50 segundos, incluida la presentación de noticia en el estudio. Al final fueron 76 segundos de Gürtel, pero no hubo conexión en directo con Madrid y de los seis testimonios y reacciones políticas que se ofrecieron a los telespectadores gallegos, cuatro eran de dirigentes del PP restándole importancia al fallo judicial.
Los trabajadores de la TVG han denunciado en numerosas ocasiones la manipulación que sufren sus informaciones. De hecho, en las últimas semanas se han unido a la campaña en negro promovida por sus compañeros de la Televisión Española para denunciar la adulteración informativa en sus respectivas empresas.
Durante algunos años mantuvieron un blog en el que denunciaban los casos más sangrantes. Como relacionar a los nacionalistas gallegos con ETA el día en que se presentaba la campaña electoral del BNG a las elecciones europeas; censurar en los titulares que la Fiscalía pedía dos años y medio de cárcel para el exalcalde popular de Santiago acusado de fraude fiscal, limitándose a decir que había acabado la instrucción del caso; y ocultar un comunicado de los bomberos de la capital gallega criticando la falta de coordinación en las tareas de rescate de las víctimas del accidente del Alvia en Angrois.
En el año 2013, los comités de empresa de la CRTVG enviaron al Parlamento de Galicia un escrito firmado por 345 personas, más del 60% de la plantilla, que denunciaba la manipulación cotidiana y habitual de las informaciones. El Colexio de Xornalistas de Galicia pidió explicaciones al director general, Alfonso Sánchez Izquierdo, quien se defendió alegando que el comité de empresa no era “un órgano profesional” y que sus críticas estaban motivadas por el conflicto laboral en el que se encontraban inmersos.
Lo cierto es que las denuncias por manipulación siguen produciéndose. Desde el periodista al que recortan un vídeo en el que un productor cuestiona el poco interés de la Xunta en fomentar la cría de ostras autóctonas, a la de la reportera a la que ordenan por pinganillo y en pleno directo que no diga que un detenido en Marruecos acusado de liderar un comando terrorista tenía carné del PP.
El caso reciente más grave se dio hace unos meses, cuando el Comité Intercentros de la compañía pidió la dimisión de Sánchez Izquierdo y de su responsable de Informativos, Carmen Pombo, acusando a ambos de minimizar la relevancia de la oleada de incendios de otoño.
La CRTVG es verdadero emporio que cuenta con un presupuesto anual de más de 106 millones de euros, de los que la Xunta aporta directamente 97 millones. Al contrario que la TVE, que no tiene publicidad, la TVG sí compite con las privadas en ese mercado, aunque sus ingresos publicitarios netos, con entre un 10% y un 11% de cuota de pantalla, no llegan ni al 10% de su presupuesto. Este año no superarán los 8,7 millones, es decir ni el 20% de los más de 50 millones a los que ya ascienden los gastos de personal.
En la CRTVG trabajan alrededor de 900 personas, aunque el ente proporciona miles de empleos directos ya que es la principal fuente de ingresos de la mayoría de las productoras de ficción privadas de la comunidad. Y algunas de esas productoras pertenecen a grupos de comunicación cuyos diarios de papel mantienen una línea editorial favorable a Feijóo y al Partido Popular.
Según los últimos datos disponibles en el portal de Transparencia de la Xunta, en apenas 15 meses, entre marzo del 2016 y junio del 2017, la Secretaría Xeral de Medios, adscrita directamente a la Presidencia de la Xunta, gastó cerca de 1,5 millones de euros en ayudas directas a las empresas editoras de los principales periódicos gallegos, mediante convenios opacos asignados a dedo. Esas partidas no incluyen la publicidad institucional, ni las que ofrecen las consellerías que también entregan a los medios subvenciones a dedo, ni las que las citadas empresas obtienen a través de los mecanismos de ayuda institucional convencional a la promoción económica.