NACHO VALVERDE
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El pasado domingo 29 de octubre el punto de mira informativo estuvo centrado en la manifestación por la unidad de España en Barcelona. Entre los asistentes volvieron a acudir los líderes del PP, Ciutadans y PSC, destacando la presencia del exsecretario general del PCE Comunista Francisco Frutos, que arremetió contra el independentismo y su “racismo identitario”.
Al igual que sucediera con la anterior manifestación del 8 de octubre, en la que estuvieron presentes Josep Borell o Mario Vargas Llosa, las redes sociales han vuelto a destacar el “carácter fascista y violento” de los convocantes y asistentes.
Lo cierto es que el movimiento nacionalista español acaba de concluir, probablemente, el mes con mayores movilizaciones en pro de la unidad de España desde la restauración de la democracia.
Una de las asociaciones más asiduas a la hora de convocar estas manifestaciones ha sido Societat Civil Catalana (SCC). En su página web destacan entre sus objetivos la promoción, difusión y fomento de “la cohesión y la convivencia entre los ciudadanos en Cataluña y de estos con el resto de los españoles”.
El Premio Nobel peruano Mario Vargas Llosa acta una senyera durante la manifestación por la unidad de España en Barcelona organizada por Sociedad Civil Catalana el pasado 8 de octubre. REUTERS/Eric Gaillard
La asociación, creada en abril de 2014 en los albores del proceso soberanista, cuenta entre su junta directiva con políticos y militantes del PSC o Ciutadans. Este intento de rodearse de cierto halo de progresismo entre sus filas contrasta con los orígenes de la organización.
En su presentación en el Teatro Victoria de Barcelona se encontraban Santiago Abascal y Ariadna Hernández de Vox, una delegación de representantes de la Fundación Nacional Francisco Franco y miembros del Movimiento Social Republicano (referentes en España del partido griego Amanecer Dorado). Esta conexión, más allá de ser una anécdota, se encuentra en el germen de la organización.
Según destapa el periodista Jordi Borràs en su libro Plus Ultra, la creación de SCC fue “una acción cuidadosamente estudiada y planificada por la necesidad imperante de reagrupar un españolismo profundamente desmovilizado”. Dicha influencia se ve reflejada en la figura de su primer presidente Josep Ramon Bosch, quien también ocupó simultáneamente durante un año y medio la presidencia de Somatemps hasta que tuvo que dimitir por sus vínculos con la extrema derecha. El nombre de esta entidad es resultado del juego de palabras entre Som a temps (en catalán, “estamos a tiempo” de parar el independentismo) y el Sometent (el somatén, organización paramilitar catalana de autodefensa civil), explica Borràs en su obra.
Tanto Societat Civil Catalana como los grandes grupos mediáticos han tratado de ocultar durante este mes de movilizaciones la influencia ultra en este grupo, incluidos sus actos violentos.
El ex secretario general del PCE Paco Frutos, durante su intervención tras la manifestación convocada el pasado 29 de octubre por Societat Civil Catalana en Barcelona en contra de la declaración de independencia en el Parlament. EFE/Javier Etxezarreta
El periodista Jordi Borràs ha reportado durante este mes decenas de agresiones en las tres manifestaciones convocadas por SCC (el 8, el 12 y el 29 de octubre). Aunque en la actualidad intente movilizar a los españoles no independentistas transversalmente, Borràs asegura que esta violencia se debe a que la ultraderecha es la única que se ha movilizado históricamente en Catalunya para reivindicar el hecho de ser español: “La primera manifestación del 12 de octubre en la época moderna es en 1982 liderada por Juntas Españolas, que nace de las cenizas de Fuerza Nueva. Desde entonces, el 12 de octubre únicamente ha sido celebrado por la extrema derecha hasta que se inicia el procés en 2012 y se une a las movilizaciones el españolismo parlamentario. En cada acto convocado por Societat Civil Catalana en este mes, por ejemplo, se han sumado trece o catorce organizaciones de extrema derecha como Falange, Hazte Oír o Democracia Nacional”.
Otra de las organizaciones con mayor peso de convocatoria en estos últimos tiempos ha sido la Fundación DENAES (Defensa de la Unidad de España) del líder de Vox Santiago Abascal. Una de las más comentadas ha sido la concentración del 30 de septiembre en la plaza de Cibeles de la capital, en la que se acabó cantando el Cara al sol con el brazo en alto y en la que estuvo presente Esperanza Aguirre.
Precisamente, entre las convocantes de la concentración también se encontraban las fundaciones Valores y Sociedad y Villacisneros, vinculadas al exministro de Interior Jaime Mayor Oreja y a la expresidenta de la Comunidad de Madrid; además de las habituales Somatemps y Hazte Oír.
DENAES llegó a recibir 183.000 euros por parte de la Comunidad de Madrid y su creador Santiago Abascal, ahora secretario, trabajó para el Ejecutivo de Aguirre como presidente de la Agencia de Protección de Datos y director de la Fundación para el Mecenazgo y el Patrocinio Social. DENAES otorga cada año los premios Españoles Ejemplares en los que han participado como jurado Esperanza Aguirre, Ignacio González, José Antonio Ortega Lara o el propio Santiago Abascal. Entre los galardonados han estado Carlos Herrera, el medio Libertad Digital o el expresidente del Sevilla CF José María Del Nido.
ANC y Òmnium, los bastiones soberanistas
Si en 2012 el procés ocasionó que el bando unionista tratara de encontrar una organización que liderara el rechazo al independentismo, desde el otro lado también dieron con una nueva agrupación que organizara las movilizaciones en la calle.
El 10 de marzo de 2012 quedaba constituida la Asamblea Nacional Catalana (ANC). Su primera puesta de largo como organizadora coincidió con la primera Diada en la que se impulsaba el proceso independentista bajo el lema Catalunya: un Nou Estat de Europa, con una afluencia histórica de un millón y medio de personas.
La elección como primera presidenta de Carme Forcadell señaló a la organización desde un primer momento como la correa de transmisión de Junts pel Sí y de Artur Mas. Antes de que la Guardia Civil interviniera sus cuentas el pasado 10 de octubre, la opacidad de su funcionamiento era absoluta ya que no hacia públicas sus cuentas de resultados.
El diario digital El Confidencial publicó sus cuentas del año pasado que arrojaban unos ingresos de 3,3 millones y unos beneficios de medio millón de euros; siendo su principal vía de ingresos el merchandising soberanista. Este año ha sido multada con un total de 330.000 euros (al igual que Òmnium Cultural) por la Agencia Española de Protección de Datos “al tener una base de datos inoperativa en Estados Unidos durante el período de tiempo en que se estaba definiendo el nuevo protocolo internacional sobre datos alojados en este país”. Los presidentes de ambas organizaciones denunciaron estas sanciones como un intento del Gobierno “de ahogar económicamente a las entidades para detener el referéndum”.
Tras su elección como presidenta del Parlament, el puesto de Carme Forcadell fue ocupado por Jordi Sánchez. Pese a que los militantes eligieron a la escritora Liz Castro, la dirección acabó otorgando la presidencia al hasta entonces adjunto al Síndic de Greuges (Defensor del pueblo catalán). Su figura ya era ampliamente reconocida como exdirigente de la asociación catalanista de los años 80 Crida a la Solidaritat. Su liderazgo durante las manifestaciones independentistas le ha costado el ingreso a la prisión de Soto del Real después de que la jueza Carmen Lamela decretara su ingreso en prisión el pasado 16 de octubre acusado de un delito de sedición.
Al contrario que su homóloga ANC, Òmnium Cultural fue fundada durante el franquismo para promocionar la lengua catalana. Su persecución durante la dictadura, en la que prohibieron sus actividades, les ha servido en el último mes como analogía de la “medidas represivas” del Gobierno español que ha llevado a prisión a su líder Jordi Cuixart.
En este caso, las cuentas de Òmnium gozan de mayor transparencia y en el pasado ejercicio tuvo unos ingresos de 4,3 millones, de los que 3,7 procedían de las aportaciones de sus socios. Según su balance de cuentas, la asociación recibió el año pasado 11.000 euros en subvenciones y donaciones. El diario ABC asegura que Òmnium ha recibido veinte millones en ayudas de la Generalitat desde 2005, a través de la vía de ingresos extraordinarios para la campaña “Ahora es la hora”. Su actividad se extiende más allá de la política debido a su dilatada trayectoria en Catalunya, otorgando los Premios de Honor de las Letras Catalanas y organizando la Fiesta por la Libertad cada 11 de septiembre desde el año 2000.
Una iniciativa en busca de diálogo
En la profunda polarización que vive la política española y catalana ha trascendido en las últimas semanas la iniciativa ciudadana Parlem, Hablemos que intenta romper con el choque de trenes y que la sociedad asuma la responsabilidad que debería corresponder a los políticos. Con el único requisito de portar banderas o prendas blancas, el 7 de octubre convocaban los primeros actos frente a distintos ayuntamientos como el de Barcelona o Madrid, entre muchas otros.
En su primera puesta de largo lograron aunar a 5.500 personas en la plaza Sant Jaume (según la Guardia Urbana) y a 1.500 personas en Cibeles, según la Delegación del Gobierno en Madrid. Esta última cifra choca con las imágenes presenciadas en ambas plazas y que denunciaba a través de Twitter el periodista de TVE Xabier Fortes.
La concentración frente al Ayuntamiento de la capital coincidía a escasos metros con la convocatoria de DENAES por la unidad de España Mientras que una Plaza Cibeles abarrotada apenas superaba el millar de asistentes para la Delegación del Goberno, las cifras oficiales inflaban la asistencia en la Plaza Colón hasta las 50.000 personas.
Entre los promotores de la iniciativa se encuentran miembros de plataforma Madrid con Manuela que trabajó para su elección como alcaldesa. El Confidencial aseguraba en sus páginas que el portavoz de Parlem Guillermo Fernández trabajó como asesor de Iñigo Errejón en Podemos, aunque la organización ha desmentido cualquier vínculo con el partido de Pablo Iglesias. En una entrevista a Infolibre el portavoz del movimiento se refería en estos términos sobre su vinculación con algún partido: "La pelea del PSOE y Podemos por ver a quién le pertenece este movimiento es una pelea que no se adecúa a la seriedad del momento que vivimos. Este intento de arrimar el ascua a su sardina lo veo poco responsable por su parte".
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