venres, 23 de agosto de 2019

No vayamos a ser todos de Vox


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ANÍBAL MALVAR


Ando estos días intoxicado, a pesar de ser periodista. Es una intoxicación de estas modernas donde todo te falla, desde la piernas al cerebro, los pulmones, los dedos de las manos. Son las modernas intoxicaciones cortazarianas, imprevisibles e inquietantes como una casa ocupada (esta vez sin k). Si lo medito un poco, creo que me parezco a España en que todo me funciona mal por la derecha y por la izquierda, por lo físico y lo espiritual, por lo pasado y lo futuro. Además, como España, tengo unas irrefrenables ganas de vomitarme a mí mismo. También es que está la cosa como para vomitar y vomitar hasta que no quede rastro de uno.
Veo en los periódicos a Santiago Abascal y sus hienas de Vox anunciándonos que va a llevar a los tribunales al Open Arms. En El País, que esta ONG «se expone a una multa de 901.000 euros por incumplir la prohibición de Fomento de realizar operaciones de búsqueda y salvamento”. A la vicepresedienta Carmen Calvo diciendo en la radio que lo que pudo ser ayer hoy es imposible, o sea, el gobierno de coalición, porque «el tiempo no pasa en balde». Si a esta mujer le empieza a pasar el tiempo tan rápido va a acabar envejeciendo enseguida. Todo muy tóxico, ya digo, muy vírico y bacteriano.
Aseguraba el duque de Wellinton que España es el único país del mundo donde dos y dos no suman cuatro. Aunque el duque inglés no sea santo de mi devoción, hay que reconocerle que nos ha clavado. Aquí se perdonan fortunas a los reyes y depredadores en oscuras amnistías fiscales mientras se intenta arruinar a los pescadores de hombres, expresión por otra parte muy cristiana y bíblica. Somos una distopía con mapa. Un mal sueño sin cama.

Nuestra clase política, como ya ha sucedido en Italia y otros lugares, se ha acostumbrado a la iniquidad, ha normalizado la inhumanidad vistiéndola de preceptos y leyes como los que pueden, desde el ministerio de Fomento, hundir el barco salvador en el Mediterráneo. Uno quiere pensar que esta deshumanización no afecta al grueso de la sociedad, pero por si acaso es mejor quedarse en casa y no escuchar a nadie, no vayan a ser todos de Vox, o así.

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