Aníbal Malvar
Pues han venido unos profesores, unos estudiantes, unos jubilados, unos parados y otras gentes del montón, y han dado un mensaje claro a la ciudadanía: nosotros, por lo menos, nos lo estamos currando; no insultamos vuestra inteligencia con chascarrillos y frases hechas; no descalificamos, sino que directamente condenamos; ofrecemos ideas y no eslóganes; presentamos un programa de mínimos con olor a máximos y lo explicamos plaza por plaza; escuchamos; admitimos nuestros errores y razonamos públicamente por qué los hemos cometido (protagonismo excesivo de Pablo Iglesias, por ejemplo)…
Significativas de todo esto fueron las palabras de Pablo Iglesias, la misma noche electoral, cuando contestó al compañero Antonio García Ferreras para La Sexta. Nada de euforias ni de celebraciones. Hemos perdido porque no hemos logrado aun que deje de gobernar “la casta”. Brazos en jarras, hombros adelantados en plan gladiador y solo un atisbo ocasional de sonrisa delatora.
Yo creo que, más que la televisión (como simplifican algunos), la clave del éxito de Podemos se resume en el clásico cóctel de la vieja y honrada manera de hacer política: diez partes de ideas y diez mil de calle. Ahora, tras una campaña para la que contaron con menos de 100.000 euros sacados del crowdfunding y de la voluntad, van a gestionar millón y medio: 32.500 euros por escaño y 1,08 por voto.
La irrupción de Podemos demuestra algo que ya íbamos sospechando todos: que hay más inteligencia en nuestras calles que en los despachos políticos. Hacía demasiados años, quizá desde Alfonso Guerray Julio Anguita y alguna excepción periférica, que en los parlamentos y ayuntamientos de España no se discutía una sola idea rupturista, más allá del “que se jodan” de Andrea Fabra o la alegría infantiloide deMariano Rajoy al ser invitado al funeral de Nelson Mandela en el mismo estadio en el que La Roja había ganado un Mundial de fútbol. El discurso más inteligente y veraz que uno ha escuchado en el Congreso de los Diputados en muchos años lo pronunció la calle, concretamente Ada Colau, el seis de febrero del año pasado. Parte del pueblo español se va cansando de que le gobiernen unos corruptos que, además, son medio tardos. Y eso, creo en mi modesto entender, es lo que ha sabido aflorar la gente de Podemos sin más medios que la inteligencia. Esa cualidad que distinguía al ser humano de la piedra o del burócrata. Ahora vamos a ver qué pasa. Recordad lo que la militancia le gritó aJosé Luis Rodríguez Zapatero a los pies de Ferraz el día de su victoria: “No nos falles”. Primero sonrió y después se demostró incapaz de cumplir tan modesta demanda.
Ningún comentario:
Publicar un comentario