Despachado Rubalcaba, emerge el verdadero problema de los socialistas:
- ¿Y ahora qué?
- Un momentito, que nos lo estamos pensado.
Era fácil echarle la culpa de todos los problemas a Rubalcaba y teorizar sobre comunicación política y ciudadanía. Pero ahora parece que ponerse a proponer ideas y soluciones cuesta más trabajo. No digamos ya meterse en el lío de intentar hacerlas realidad o arriesgarse a perder.
De momento empiezan regular. En lugar de animarse a contarnos de una vez qué piensan hacer, los aspirantes a líderes ya se han empantanado en un debate sobre si congreso o primarias que le importa más bien poco a nadie que no sea del PSOE o vaya a presentarse a la plaza de secretario general. Mientras, para entretenerse con algo, Mariano Rajoy se hacía unas risas escuchando las críticas de la "yayotoyota" Esperanza Aguirre y las angustiadas llamadas de socorro de los carismáticos presidentes de Madrid o Valencia.
De pequeño, jugábamos al fútbol en la carretera que había al lado de la escuela de Prada. A veces, aquellos que jugaban mejor se enredaban en una polémica interminable sobre si valía o no regatear apoyando el balón en el muro de la escuela. Era una discusión que solo les importaba a ellos, los cracks. Los demás, los normalitos, solo queríamos jugar al fútbol, aunque fuera mal. El debate primarias o congreso se parece mucho, solo que resulta bastante más aburrido e irrelevante.
Dicen los partidarios de las primarias abiertas que lo del congreso extraordinario es un truco de quienes controlan el aparato para gripar las primarias y elegir un líder del aparato. Seguramente tienen razón. Dicen los del congreso que los partidarios de las primarias saben que no ganarían dentro del partido y por eso quieren que vote la gente que no es militante. Seguramente tienen razón también. Sinceramente, me importa tanto como la vida sentimental del tal Janeiro o quién va a ganar Masterchef.
Si el congreso extraordinario escoge un líder que controle el partido pero carezca de la legitimidad y el respaldo ciudadano, acabará como Rubalcaba; se llame Susana o Patxi, controle Andalucía o o el imperio Austro-Húngaro. Si las primarias eligen a alguien que carezca de mando orgánico, su destino será el de Borrell,; se llamen Carme o Eduardo y salga mucho o poco en esta o aquella televisión.
El problema de los socialistas es que a demasiada gente ya le da igual lo que pasa dentro del PSOE y no les cree una palabra. Quien pretenda ser líder, que dé el paso de una vez y diga al partido y a los ciudadanos con honestidad, claridad y convicción para qué quiere serlo. Si gana, gana; y si pierde, pierde. Yo es que soy muy de los ochenta. Aún creo que hacer política es tener una idea del mundo e ir a por ella. Menos estrategia y más pasión, así es como se recupera la credibilidad y la confianza de la gente.
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