mércores, 8 de xaneiro de 2020

Felipe VI, jefe de la oposición


Aníbal Malvar

Andan las derechas todas, de Vox al PP pasando por la tamayista Inés Arrimadas, gritando por tabernas, esquinas, iglesias, paraísos fiscales, volquetes de putas y parlamentos lo de ¡Viva el Rey! Están convirtiendo al pobre Felipe VI en primera figura de la oposición. Y no van descaminados. No solo por el anecdótico discurso del 3 de octubre de 2017, en el que nuestro jefe de Estado, desatadito, se atrevió a decir lo siguiente: «Desde hace ya tiempo, determinadas autoridades de Cataluña, de una manera reiterada, consciente y deliberada, han venido incumpliendo la Constitución». Y que lo diga, precisamente, el representante de una monarquía inmune ante la ley; que lo diga el heredero de una fortuna milmillonaria acumulada por su padre a base de hediondas comisiones; y el baranda que tiene difícil encaje en el artículo 14 de esa misma Constitución que él no se salta, porque ya ha nacido encima de ella («Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social»). El hombre está más que preparado para ganar unas eleccciones. No me digáis que no le votaríais.
Desde que Pablo Casado se dejó esa barba borbónica que hoy le adorna el acné, ya intuía yo que Felipe VI estaba en peligro de ser abducido por la carcunda ideológica. Ahora, a las tres derechas solo les falta proponer al rey que presida un gobierno de salvación nacional, a poder ser vestido de soldadito y, si no es mucho pedir, con la pistolera descuidadamente desabrochada.
Hijo de comisionista campechano, nieto de un gorrón al que ni Franco quiso unir al fragor de su alzamiento, bisnieto de aquel Alfonso XIII que arrodilló a España bajo la dictadura de Primo de Rivera, tataranieto del débil soldado pacificador Alfonso XII, súper tataranieto de la considerada reina más corrupta de la historia de España, Isabel II…, y ya no sé qué añadir de la madre de esta, María Cristina de Borbón, dos veces exiliada y vinculada, entre otras virtudes, al comercio de esclavos: de ella se decía, además, que no había negocio en España en el que no tuviera intereses; muy comentadas fueron en su época las fortunas que se llevó de España en sus dos exilios.
Con estos antecedentes genealógicos, tan aplaudidos por todos los españoles  sin excepción, resulta indudable que Felipe VI es un hombre preparado para aglutinar el liderazgo de esta derecha española de gúrteles, lezos, púnicas, chiringuitos abascalianos y vivas a los reyes. Lo demás es ETA.
A mí esto de que Felipe VI se pueda presentar a unos comicios como cartel electoral de la derecha me despierta incontrolables entusiasmos casi genitales. Además, Teodoro García Egea, bien disfrazado, haría un excelente papel como avasallado paje. Felipe VI arrasaba en las urnas, seguro. Pena que nuestra España aun no esté preparada para votar a un rey. Con tanto colegio público en ruinas por culpa del bolivarianismo, nos falta cultura.
Confesó Aldolfo Suárez en una ocasión –entrevista autocensurada por Victoria Prego hasta hace nada–, que la disyuntiva monarquía/república no se había llevado a referéndum en la transición porque los borbones perderían. Hoy las cosas han cambiado. España ya no es aquel país sepia e incienso de latin-lovers bajitos y multíparas vírgenes. El 15-M lo demostró trayéndonos a dos reyes simultáneos, en vez de solo uno, cual se conforman las tristes monarquías avejentadas. El poder del pueblo que despierta: sí se puede tener dos borbones.
Por último señalar, como mérito adicional de Felipe VI para hacerse cargo del liderazgo de la derecha, que el muchacho ya viene con la caja B incorporada, heredada de su padre, con lo que nos ahorraríamos los inaceptables emolumentos de un nuevo Luis Bárcenas à la page. Viendo a Pablo Casado, a Santiago Abascal y a Inés Arrimadas como alternativas, no observo más que ventajas en dar el democrático paso y llevar al Borbón a las urnas para salvar España. ¡Felipe presidente! ¡Viva el rey!
Sánchez investido

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