Entrada escrita por:
Ibone Olza, Psiquiatra perinatal y activista pro derechos del nacimiento.
Erin Killbride, Investigadora y defensora en derechos humanos
Laura Lecumberri, Matrona
www.elpartoesnuestro.es
La inmensa mayoría de madres recientes que hemos conocido en nuestro trabajo como médicas, traductoras y matronas en abril y mayo de 2016 en los campamentos de refugiados de Grecia han dado a luz por cesárea. Los hospitales griegos están desbordados por la llegada masiva de refugiados en situación de vulnerabilidad extrema. Pero esto no puede servir de excusa ni justificar la gravísima violencia obstétrica que están sufriendo las refugiadas en los partos y también las griegas. Al parecer Grecia tiene la tasa más alta de cesáreas de toda la UE, con una tasa estimada en torno al 60-70% según la asociaciónHuman Rights in Childbirth.
El caso de Mariam, que relatamos a continuación, ilustra la violencia obstétrica extrema que sufren las mujeres refugiadas en Grecia: cesáreas forzadas, episiotomía postparto incluso y negación de la atención.
Dos matronas españolas voluntarias en un campamento de refugiados cercano a la frontera Macedonia conocieron a Mariam y ella les contó su historia en dos ocasiones, una con la ayuda de una intérprete. Mariam quiere permanecer en el anonimato pero nos ha autorizado a difundir su historia con el fin de detener la violencia obstétrica que están sufriendo las refugiadas. Mariam está recibiendo atención psicológica y cuidados por matronas ya que como consecuencia del parto padece un trastorno de estrés postraumático agudo. El mismo equipo le ha ofrecido asistencia legal en el caso de que quiera denunciar el caso en el futuro.
La historia de Mariam cuestiona el respeto a los Derechos Humanos en Europa y hace surgir la pregunta de por qué a la gran mayoría de refugiadas embarazadas les es negada la posibilidad de un parto normal en los hospitales griegos, realizándoles cesáreas u otras intervenciones sin indicación médica ni consentimiento informado alguno.
Mariam estaba embarazada de su tercer hijo cuando ella y su marido salieron de Siria con sus dos hijos de uno y tres años. Después de atravesar Turquía y las islas griegas llegaron al campamento de refugiados en la frontera greco-macedonia. Durante su primera semana en el campamento, una amiga de Mariam, refugiada siria, se puso de parto. A esta amiga, que previamente había tenido cinco partos vaginales en Siria, se le negó la posibilidad de dar a luz de forma natural en el hospital griego. Le hicieron una cesárea. De regreso al campamento tuvo muchas dificultades con la lactancia y Mariam le prestó ayuda.
En las semanas siguientes Mariam supo de al menos tres mujeres sirias más a las que les fue negada la posibilidad de un parto normal en el mismo hospital griego cercano a la frontera.
A finales de abril, Mariam comenzó con contracciones y acudió al hospital cerca del mediodía. Allí expresó al equipo médico su deseo de parir vaginalmente. El doctor le respondió diciendo que eso no era posible. Dijo que le harían una cesárea porque allí sólo hacían cesáreas. Mariam se negó y el personal llamó a un traductor que habló con ella por el teléfono. Insistió en que no quería una cesárea y otra vez le volvieron a decir que esa era su única opción.
Durante esta visita al hospital, una enfermera examinó a Mariam y sin aviso ni explicación, le insertó un líquido en el recto. Mariam refiere que fue muy doloroso, ya que la enfermera insertó aquello “fuerte y rápidamente”. Después ella fue al baño y defecó sangre roja. La enfermera le dijo que aquello “no era un problema”.
Después de hablar con el traductor, Mariam decidió que preferiría parir en una tienda de campaña sucia a que le hicieran una cesárea en un hospital. Cuando salía del hospital, el personal le explicó por medio del traductor que si se iba entonces luego no podría volver.
Unas horas después, en el campamento de refugiados, Mariam dio a luz a una niña en la tienda de campaña con la única ayuda su hermana. Fue un parto “nomal”.
Después del parto, quiso que su bebé fuera examinada por un médico y lavada en una instalación sanitaria así que volvió otra vez al hospital. Una vez allí pidió que alguien reconociese a su bebé. El mismo doctor de la visita anterior le dijo que ella también tenía que ser examinada. Con Mariam tumbada en la camilla obstétrica le introdujo sus dedos en la vagina para “limpiarla”. Entonces, tomó unas tijeras y le cortó la vulva sin ninguna explicación. Mariam no supo y todavía no sabe por qué le cortó. Refiere que sus gritos “podían oírse por todo el hospital”.
Afuera de la sala de exploración, la enfermera también gritaba al marido de Mariam. El doctor le cosió “con cinco puntos rápidos y algo de suero”. Mariam cuenta que aquello fue extremadamente doloroso y que no recibió ninguna explicación. La bebé recién nacida de Mariam estaba llorando pero nadie se ocupaba de ella.
Después de la cirugía, el personal le dijo a Mariam y su marido que podían marcharse, pero sin su hija, a lo que ellos se negaron. Les retuvieron seis días en el hospital. Nadie más volvió a reconocerla ni tampoco le lavaron los puntos. En un determinado momento alguien del personal les dijo a Mariam y a su marido que llamarían a la policía o retendrían al bebé en el hospital en el caso de que Mariam tratara de marcharse. Seis días después pudieron regresar al campamento. Mariam había visto que otras madres refugiadas recibían en el hospital dos bolsas con cosas, una para la mamá y otra para el bebé, pero a ella no le dieron nada.
Mariam está ahora en el campamento amamantando a su pequeña hija. Sufre dolor en la zona sacra y tiene sangre en las heces. Cuando tiene dolor recuerda al doctor cortándola y siente que todo está sucediendo otra vez. Esto está afectando a como se relaciona con su recién nacida y con sus otros hijos. Cuando recuerda su estancia en el hospital “el corazón me late rápido y es como si estuviera allí otra vez y sucediera todo de nuevo”.
Debido a las limitaciones de privacidad y espacio no fue posible realizar una exploración completa en el momento de realizar la entrevista a Mariam. Su testimonio fue recogido por tres expertas en las áreas de matronería y derechos humanos en dos ocasiones. El equipo ha buscado ayuda para que Mariam reciba atención continuada médica en otro lugar de Grecia este mismo mes.
¿Cómo puedo colaborar?:
- Si has trabajado con familias refugiadas o eres una mujer refugiada contesta AQUÍ a la encuesta de Birth at the refugee camps sobre la atención al parto en los campos.
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