Mikel Muñoz Aranburu
http://www.publico.es/
El presidente de los EE.UU. ha acusado a Siria, Rusia e Irán de haber perpetrado un ataque con armas químicas que habría causado unas 70 muertes, la mayoría niños y niñas, además de cientos de heridos [1]. Sin esperar a que se investigue lo sucedido, Trump junto a la mayoría de dirigentes occidentales, así como, la totalidad de medios de comunicación están culpabilizando al gobierno sirio y sus aliados basándose únicamente en las declaraciones de miembros de una organización terrorista, Jaish al-Islam, y una ONG que trabaja en la zona que controlan, los Cascos Blancos [2].
Hace un año, el 4 abril de 2017, ocurrió un ataque similar en la ciudad de Khan Sheikhoun situada en la provincia de Idlib, que estaba, y sigue estando, en poder de la sucursal en el país de Al Qaeda. Decenas de personas murieron. En ese momento, el presidente Trump también acusó a Siria en cuanto se produjo el incidente y a los tres días lanzó un ataque con 59 misiles Tomahawk contra la base aérea desde la que supuestamente se había producido el ataque químico. Murieron 6 soldados de la base y 9 civiles de los pueblos de alrededor, entre ellos, cuatro niños [3].
En ambos incidentes la principal fuente de información para acusar al gobierno sirio de haber realizado un ataque con armas químicas ha sido la ONG conocida como los Cascos Blancos. Esta ONG, que proclama ser siria e independiente de cualquier gobierno, fue fundada hace 5 años en Estambul (Turquía) por James Le Mesurier, un antiguo oficial de inteligencia del ejército británico que, posteriormente, trabajó como mercenario [4]. En su creación participó la Oficina de Iniciativas Transicionales de la USAID que, como su nombre indica, se ha dedicado a la promoción de cambios de régimen alrededor del mundo y es la rama encargada de las cuestiones políticas de esta agencia estadounidense que, en teoría, se dedica al desarrollo [5]. Esta oficina aportó 23 millones de dólares para la puesta en funcionamiento de la ONG que, posteriormente, fueron ampliados hasta llegar a los 120 millones de dólares con las aportaciones del Foreign Office británico y de otros gobiernos europeos [6]. Los Cascos Blancos también proclaman ser neutrales después de haber estado, prácticamente desde su creación, haciendo campaña para que se estableciese una “no-fly-zone” [7], que fue la fórmula elegida por los EE.UU. para engañar a la ONU y bombardear Libia con el objetivo de favorecer la victoria de los grupos yihadistas en ese país [8].
Los Cascos Blancos se han dado a conocer alrededor de todo el mundo a través de los videos que ellos mismos se han grabado y en donde aparecen realizando tareas heroicas para salvar a supuestas víctimas civiles de los bombardeos del gobierno sirio y sus aliados que, la mayor parte de las veces, son niños y niñas [9]. Han llegado a ganar un óscar con un documental hecho por ellos mismos sobre sí mismos (lo cual no deja en muy buen lugar al jurado que se lo otorgó) y han conseguido el apoyo de numerosas celebridades. Pero, sobre todo, se han establecido como una fuente de información de referencia para los medios de comunicación de todo el mundo que publican sus videos y comunicados sin ningún tipo de comprobación, confirmación o contraste.
Diversos periodistas independientes han abordado esta tarea de comprobar los videos y, también algunos expertos. Entre estos últimos, destaca Scott Ritter. El que fuera inspector de armas de las Naciones Unidas en Irak entre 1991 y 1998 encargado de buscar y destruir las posibles armas de destrucción masiva, tuvo que dimitir del cargo por su negativa a apoyar las acusaciones estadounidenses que, posteriormente, se comprobaron falsas y que condujeron a una guerra que costó la vida, al menos, a 650.000 personas [11]. Además de ser uno de los más reconocidos expertos en armas, ha trabajado como especialista en materiales peligrosos con el equipo de Rescate Urbano de Nueva York [10]. Según este experto, “estos videos (de los Cascos Blancos) representan evidencia de facto de incompetencia peligrosa o, peor, de fraude” [12]. Y explica que:
“Las técnicas utilizadas por los Cascos Blancos no solo son incorrectas técnicamente sino que son, también, peligrosas para cualquiera que estuviera realmente atrapado. La introducción de excavadoras para mover escombros o el taladro y martilleo descuidado del cemento en las inmediaciones de una víctima atrapada llevarían inevitablemente al desplazamiento de los escombros acumulados aplastando a la víctima atrapada hasta, posiblemente, la muerte. En mi opinión, los videos son puro teatro y, una de dos, o han sido escenificados para impresionar a una audiencia inexperta o, de haberse llevado a cabo realmente, lo habrían sido con total desprecio por el bienestar de cualquier víctima real” [13].
Como experto en armas de destrucción masiva realizó la siguiente evaluación sobre los videos que los Cascos Blancos difundieron sobre el incidente con armas químicas sucedido hace un año en Khan Sheikhoun:
“Desde la utilización descuidada de los equipos de protección personal (no existente o bien empleado de manera que impediría cualquier protección frente a potenciales exposiciones) hasta el manejo de las víctimas o los supuestos intentos de descontaminación, todo lo que los Cascos Blancos hicieron era operacionalmente incorrecto y expondría a daños aún mayores tanto a ellos mismos como a las víctimas a las que tan ostensiblemente estaban tratando. Como en el caso de sus “rescates” de víctimas de estructuras colapsadas, creo que los intentos de los Cascos Blancos en Khan Sheikhun fueron una actuación teatral diseñada para impresionar a un público no especializado en el tema” [14].
Estos videos fueron las únicas evidencias, junto a declaraciones de miembros de los Cascos Blancos y “activistas” de Al Qaeda, en las que se basaron las cancillerías occidentales y la totalidad de la prensa mundial para culpar al gobierno sirio del incidente. Ahora, un año más tarde, la administración norteamericana, los gobiernos europeos y la prensa mundial vuelven a culpar al gobierno sirio de un ataque con armas químicas. Las únicas evidencias hasta el momento, vuelven a ser unos videos difundidos por los Cascos Blancos que fueron tomados en su totalidad en sótanos (por lo que pueden ser de cualquier sitio) junto a las declaraciones de miembros de esta ONG y “activistas”, en este caso, de Jaish al-Islam que aseguran que el ejército sirio lanzó desde un helicóptero un barril-bomba con gas sarín [15].
No ha habido ninguna verificación independiente de la información proporcionada por los Cascos Blancos ni nadie ha certificado todavía ninguna muerte [16]. Y, sin embargo, ya se han producido las primeras respuestas militares. Aviones israelíes lanzaron 2 misiles contra una base militar siria matando a 7 asesores militares iraníes [17]. Y el presidente norteamericano Trump ha prometido una respuesta contundente y rápida. Es decir, una respuesta militar sin esperar a que se determine exactamente qué es lo que ha sucedido [18].
Esto podría ser el comienzo de la Tercera Guerra Mundial o, como mínimo, de un enfrentamiento militar muy serio entre las dos mayores potencias nucleares del planeta, los EE.UU. y Rusia. Las autoridades rusas han sido contundentes al negar la implicación siria en el incidente y han avisado muy seriamente de que “una intervención militar bajo pretextos falsos y fabricados en Siria, donde hay estacionados soldados rusos a petición del gobierno legítimo, es absolutamente inaceptable y podría desencadenar las más graves consecuencias” [19].
Es, cuando menos, irresponsable que esta escalada militar sin precedentes entre Rusia y los EE.UU. haya tenido su origen en unos informes y videos, sin contrastar ni confirmar, de una ONG más que sospechosa y las declaraciones de “activistas” de organizaciones terroristas. Es, también, cuando menos, llamativo que toda la prensa mundial reproduzca acríticamente las acusaciones sin pruebas que los gobiernos occidentales están lanzando contra el gobierno sirio y sus aliados. Como llama, también, mucho la atención que, exceptuando algunos medios independientes de izquierdas, ningún medio de comunicación se cuestione las razones o los objetivos que podrían existir detrás del supuesto ataque químico.
Las armas químicas se han quedado completamente obsoletas. La última vez que se utilizaron a gran escala fue en la guerra entre Irak e Irán en los 80′. Con la asistencia estadounidense, Saddam Hussein utilizó diferentes armas químicas contra las tropas iraníes y contra pueblos kurdos. Una vez acabada la contienda, el Instituto de Guerra del ejército norteamericano publicó un informe titulado “Lecciones aprendidas: la Guerra Irán-Irak” en el que en su apartado dedicado a las armas químicas las describe como poseedoras de “un índice de mortalidad muy bajo”. Para continuar diciendo que es “exactamente como en la I Guerra Mundial, durante la cual el ratio de muertes respecto a los heridos fue del 2-3%”, índice que se mantendría en la guerra Irán-Irak “incluso con la introducción de agentes nerviosos” [20]. Es decir, que únicamente tiene sentido, militarmente hablando, su utilización a gran escala. Como se hizo durante la I Guerra Mundial donde se utilizaron 190.000 toneladas de agentes químicos, principalmente clorina y gas mostaza [21]. O como ocurrió en las guerras de Corea y Vietnam donde los EE.UU. arrasaron ambos países con el famoso agente naranja. Se estima que 3 millones de coreanos (una tercera parte de la población de Corea del Norte) y otros 3 millones de vietnamitas perdieron la vida como resultado de su uso [22]. Pero no tiene ningún sentido, militarmente hablando, lanzar un barril-bomba con agentes químicos para matar a menos de un centenar de personas. En primer lugar, porque es mucho más eficaz utilizar armas convencionales.
No tiene ninguna lógica utilizar armas químicas en una escala tan reducida. Pero aún tendría mucho menos sentido su utilización por parte del ejército sirio en las actuales circunstancias. Después de 7 años de una muy cruenta guerra que el gobierno sirio ha estado a punto de perder frente a los grupos yihadistas (hasta la intervención rusa) y en la que han muerto unas 400.000 personas de las cuales aproximadamente la mitad serían soldados sirios, las tropas gubernamentales se encuentran más cerca de la victoria que nunca. Concretamente, en el bastión de Guta-Este, en poder de grupos terroristas desde hace unos 4 años, durante el último mes las tropas sirias habían recuperado cerca del 90% del enclave y el último grupo yihadista que quedaba, Jaish al-Islam, estaba derrotado. Tan solo podía negociar los términos de su rendición. ¿Qué sentido tendría, en este escenario, tirar un barril-bomba con armas químicas que no van a proporcionar ninguna ventaja ni ningún avance militar? ¿Qué sentido tendría utilizar armas químicas si lo único que pueden conseguir es provocar una intervención de los EE.UU. y echar por la borda el esfuerzo de 7 años de guerra y el sacrificio de cientos de miles de vidas de soldados (además de las de los civiles)?
Ninguno. Pero, en cambio, tiene todo el sentido utilizar armas químicas en un atentado de bandera falsa para provocar una intervención de los EE.UU. y la OTAN que pudiese dar la vuelta a una guerra que se está a punto de perder. Los grupos yihadistas tienen un incentivo muy potente para utilizar armas químicas. Podría suponer la diferencia entre perder la guerra o ganarla. Sin embargo, esta posibilidad ni tan siquiera se menciona en los muchos artículos que los medios corporativos están publicando estos días. Atribuyen directamente la responsabilidad de lo sucedido al gobierno sirio y ya todos hablan del “supuesto ataque químico de Al-Asad” [23] sin plantear ninguna otra posibilidad.
Como tampoco plantean ninguna otra alternativa el presidente norteamericano y el resto de dirigentes occidentales aún teniendo conocimiento de que existen. La revista del gobierno estadounidense, Voice of America, publicaba hace 2 años un artículo en el que dirigentes del grupo Jaish al-Islam, el mismo que controla la zona donde se ha producido el ataque químico, reconocían haber empleado armas químicas en su lucha contra tropas kurdas [24]. Es decir, el gobierno de los EE.UU. tiene perfecto conocimiento de la capacidad de este grupo para realizar ataques con armas químicas y, sin embargo, tan solo contempla una posibilidad en este caso. Acusa, sin tener pruebas para ello ni esperar a que se realice una investigación sobre lo sucedido, al gobierno sirio y amenaza con represalias que podrían desembocar en la III Guerra Mundial.
NOTAS:
- “At least 70 killed in suspected chemical attack in Douma”, BBC News, 8 Abr 2018.
- “Dozens suffocate in suspected chemical weapon attack in Syria, opposition says”, CBS News, 8 Abr 2018.
- Kareem Khadder, Schams Elwazer, Elizabeth Roberts, Eyad Kourdi and Tamara Qiblawi, “Suspected gas attack in Syria reportedly kills dozens”, CNN, 7 Abr 2017.
Sophie Mengal, “The US Cruise Missile Attack against Syria, Illegal Act of Aggression, Three Children Killed”, Global Research, 7 Abr 2017.
- Whitney Webb, “James Le Mesurier: The Former British Mercenary Who Founded The White Helmets”, MintPress News, 31 Jul 2017.
- Max Blumenthal, “How the White Helmets Became International Heroes While Pushing U.S. Military Intervention and Regime Change in Syria”, Alternet, 2 Oct 2016.
Incluso el sitio de noticias The National con sede en Abu Dabi y financiado por los Emiratos Árabes Unidos reconoce l aparticipación de los gobiernos estadounidense y británico en la creación de los cascos Blancos.
Jonathan Gornall, “Newsmaker: The White Helmets”, The National, 29 Sep 2016.
- “White Helmets Funded By US, UK, EU and Qatar governments”, 21st Century Wire, 10 Oct 2016.
- https://www.whitehelmets.org/en
- Si alguien está interesado en conocer las mentiras y engaños que se utilizaron para promover el bombardeo de Libia que propició la victoria de los grupos yihadistas y arrojó al país al caos absoluto del que todavía no ha podido salir, es muy recomendable la lectura del informe que la Cámara de los Comunes británica (la cámara baja del parlamento) realizó sobre la intervención de los países de la OTAN, en general, y del gobierno británico en particular.
- Curiosamente, jamás han publicado ningún video rescatando víctimas de bombardeos de la coalición liderada por los EE.UU. ni han denunciado nunca que los bombardeos de esta coalición hayan producido bajas civiles.
- http://www.cdutsara.org/the_association.html
- Gilbert Burnham, Riyadh Lafta, Shannon Doocy, Les Roberts, “Mortality after the 2003 invasion of Iraq: a cross-sectional cluster sample survey”, The Lancet, 12 Oct 2006.
- Scott Ritter, “Ex-Weapons Inspector: Trump’s Sarin Claims Built on ‘Lie’”, The American Conservative, 29 Jun 2017.
- ibid.
- ibid.
- ibid
- Como se reconoce en muchos de los artículos que ha publicado la prensa estos días. Valga como ejemplo el artículo de la BBC de las notas 1 y 14. O el siguiente de Reuters:
Michelle Nichols, “U.N. Security Council to meet on Monday after Syria attack”, Reuters, 8 Abr 218.
- “Seven Iranians were killed in strike on Syrian air base: Tasnim”, Reuters, 10 Abr 2018.
- Steve Holland, Michelle Nichols, “Trump vows quick action in response to suspected chemical attack in Syria”, Reuters, 9 Abr 2018.
- Tyler Durden, “Trump Threatens Putin, “Animal Assad” Over Syrian “Chemical Attack”; Russia Warns Of “Grave” Response If US Launches Strike”, Zero Hedge, 8 Abr 2018.
- Tony Cartalucci, “The True Nature of Chemical Warfare – Lessons From the 1980’s Iran-Iraq War”, Land Destroyer, 6 Abr 2017.
- https://en.wikipedia.org/wiki/Chemical_weapons_in_World_War_I
- https://es.wikipedia.org/wiki/Agente_Naranja
- “Rusia acusa a Israel del bombardeo en un aeropuerto militar en Siria tras el supuesto ataque químico de Al Asad “, Eldiario.es, 9 Abr 2018.
- Sirwan Kajjo, “Kurdish Officials: Rebels May Have Used Chemicals in Aleppo”, Voice of America, 8 Abr 2016.
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