Interior deja caer en portada de El País que 30.000 subsaharianos están “preparados para dar el salto” a Ceuta y Melilla. La cifra es la misma que se dio en 2005 tras la muerte de 5 personas en la frontera de Marruecos con España, pero qué más da. La cifra no concuerda con los informes de las organizaciones sociales (que no tienen ningún ánimo de reducir el problema sino, al revés, de destacar su enorme dimensión humanitaria), pero qué más da. Hasta Acnur da por hecho que esos 30.000, en todo caso, se refieren a los inmigrantes irregulares en todo Marruecos, que viven e intentan trabajar allí pero que no necesariamente intentarán venir a España. Es como si en Francia las portadas hablaran de 250.000 subsaharianos (que son los que viven en nuestro país) que intentan entrar por los Pirineos.
Paso 2.
Como la alarma no es suficiente, el propio ministro quiere dar una cifra aún más alta y se saca de la manguilla que no, que no son 30.000 los que están a puntito de invadirnos, que son 80.000, sumando los que están entre Marruecos y Mauritania.
Mauritania es un país que está al sur de Marruecos y del Sahara, que ya de por sí son “alargados”. Todo el norte del país es un desierto. Su ciudad más cercana a España está a más de 2.000 kilómetros en línea recta, que no es precisamente la que recorren durante años los inmigrantes que buscan acercarse a España. La capital, Nuakchot, está a 2.900 kilómetros.
Paso 3.
La Razón hace una portada donde dice que hay un guardia civil por cada 64 inmigrantes, dando la sensación de confrontación directa, casi bélica, inminente en la frontera. ¿Con qué cifra hace la cuenta? Pues con los 80.000 que hay entre Marruecos y Mauritania.
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