mércores, 19 de marzo de 2014

Ahogafetear

Moncho Alpuente
Ahogafetear:  abofetear al que se está ahogando. Esta definición del diccionario de Coll encaja como tricornio en cabeza de guardia civil con la actitud de nuestro pío ministro de lo Anterior, el beato Fernández, que se apunta a un bombardeo en pro de una cruenta cruzada por una España cristiana, blanca y amordazada. La crónica de hoy no iba a incidir más en la hecatombe de Ceuta,  ni en la hipócrita santurronería de nuestro ministro de la Guerra. En su plan de purificación de las fuerzas policiales a su mando, el ministro sacristán ha becado a un selecto grupo de beneméritos guardias para que peregrinen a Lourdes. Los guardias civiles buenos van a Lourdes, los malos a Ceuta y a Melilla. Hoy pensaba hablar de Velvet, arriesgada opción, pues implica tener que visionar al completo un capítulo de esta nueva serie de A3, que tiene poco de nueva y está confeccionada con retales de una serie de la BBC, basada a su vez en una novela francesa de Èmile Zola convenientemente “victorianizada” por  los maestros británicos. Galerías Paradise, miniserie estrenada en España por Tele 5 en 2012 se despegaba de la novela original, cruzaba el Canal de La Mancha, cambiaba París por Londres y convertía El capricho de las damas, título original de la obra del “padre del naturalismo”, en un folletín convencional de “qualité”, cuya trama y escenario debieron llamar poderosamente la atención de avispados productores de ficción española. La novela soportaría un trasvase más, esta vez del Támesis al Manzanares, sin naufragar en el trayecto. Velvet, es una serie inspirada en una serie inspirada en una novela varias veces llevada al cine en su país de origen. “Lo que no es tradición es plagio” y el que esté libre de pecado en el “globalizado” mundo audiovisual que tire el primer atestado. Cuando presentes un proyecto para un nuevo programa, nunca digas que es una idea original, di que la has copiado de un espacio que hizo furor hace poco en la televisión de Australia. Este ha sido durante años mi consejo, sino sabio al menos experimentado, a guionistas noveles a punto de enfrentarse a productores que compensan su falta de creatividad desconfiando de la creatividad ajena, salvo que ésta haya sido refrendada por los índices de audiencia, única medida de todas las cosas.
El tiempo entre costurasAmar en tiempos revueltos… es para siempreCuéntameen temporadas anteriores… hoy,  las series de corte y confección ya no invocan tanto a la nostalgia, vuelven los talleres y los cursos de costura, práctico refugio en tiempos de crisis y las pequeñas tiendas de moda, triunfan los blogs o los cafés vintage con máquinas de coser y wifi. Velvet intenta despegarse de cualquier toque castizo para confeccionar un retrato más cosmopolita, menos costumbrista, más moderno y menos identificable, identificador, las selectas galerías de terciopelo, como los coches de lujo, algunos de los enclaves y de los ambientes de la serie bordean o incurren en intencionados anacronismos para modernizar el producto, es posible que los temas y los ritmos de la esmerada banda sonora coincidan en el tiempo pero no en el espacio. Podríamos estar en París, en Londres o en Nueva York, de eso se trata, de descontextualizar (estaba deseando utilizar esta palabra en su contexto), de situar la acción en un limbo, en un espacio cerrado, casi claustrofóbico e ilusorio.  Nada queda de Zola, ni siquiera en los títulos de crédito, lo que en estos casos resulta un alivio para la memoria póstuma del autor.

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