xoves, 19 de decembro de 2013

Tú y yo no somos Marca España, amor

Aníval Malvar
madridNuestro insigne numerario del Opus Dei y, en este mundo, ministro de Asuntos Exteriores, José Manuel García Margallo, defenderá a los equipos de fútbol que cobraron presuntas dávidas públicas ilegales porque “el fútbol español es parte de la Marca España”. Responde así Margallo a la investigación que esta semana abre la Comisión Europea por dicho presunto pelotazo.
Cuanto más oye uno acerca de la manida Marca España, más se da cuenta de que los españoles no somos Marca España. Si fuéramos Marca España, Margallo nos defendería  contra el austericidio europeo, como al fútbol. Con la diferencia de que nosotros nunca hemos dejado de ser austeros. Los toros son Marca España, Eurovegas perdió la oportunidad de serlo, el Valle de los Caídos es Marca España, la banca rescatada es más Marca España que nadie, la FAES y el comisionista Aznarson Marca España, y el fútbol, ay, el fútbol es Marca España hasta la médula, por mucho que nuestra selección española juegue poblada de sublimes independentistas catalanes adoctrinados por Pep Guardiola.
margalloQuienes no somos Marca España somos tú y yo, amor, ni los desahuciados, ni los parados, ni los estudiantes sin beca, ni los inmigrantes, ni los manifestantes pacíficos, ni los enfermos crónicos, ni los dependientes, ni los que cuidan de los dependientes, ni los obreros, ni los funcionarios, ni los profesores, ni los mendigos, ni los médicos, ni los cineastas y artistas del IVA al 21%, ni los autónomos, ni los hambrientos, ni los niños que tienen que limosnear pan en las escuelas porque en la nevera de casa no hay nada, ni los muertos y heridos del Alvia, ni los jubilatas, ni las mujeres violadas que necesitan abortar son Marca España. Qué nos habíamos creído. Está claro que en la sublimación de nuestra patria, que en eso consiste la Marca España, no podemos caber todos. Y no a todos el ministro Margallo nos puede defender, pues, a la par que divino y del Opus, el ministro es también un poco humano.
El caso es que nuestro ministro Margallo, con la ayuda de Dios, va a lanzar las huestes del glorioso gobierno español contra la Comisión Europea como se pongaJose Manuel Durão Barroso en plan Elpidio Silvia o Baltasar Garzón. Se van a enterar la Merkel y sus prusianos. Margallo planea invocar al espíritu de Juanitopara invadir Bruselas a voces y a hisopazos, en resumen. La Marca España ni tocármela, ¿eh?
florenbAdemás, las acusaciones de la CE son absolutamente baladíes. En el caso del Real Madrid, por ejemplo, se investiga la permuta de un terreno que valía 700.000 euros, en Las Tablas, por otro que el ayuntamiento valora en casi 23 millones. Por supuesto, en perjuicio del ayuntamiento público y beneficio privado del Real Madrid. Florentino Pérez, por si entre mis lectores sobrevive aun algún indocumentado, también es Marca España. Si, como pretende la CE, el Madrid tuviera que devolver los 22 millones, Europa estaría atentando contra la autonomía especulativa y mamandurriera de nuestros doctos y desprendidos próceres. Una injerencia intolerable, por mucho que Bruselas nos recuerde que las administraciones españolas hacían estos regalos al fútbol mientras solicitaban el rescate bancario a la UE. Tecnicismos, vamos.
Otros clubes, como Barcelona, Bilbao y Osasuna, se han beneficiado al parecer de descuentillos fiscales ilegales. También andan en el ajo Valencia, Hércules y Elche, y si me olvido de alguno no es para despojarlo de la dignidad de ser Marca España, sino porque se me ha despistado entre tanta chorizología.
Las autoridades europeas se la cogen con papel de fumar y no se enteran de que la Marca España consiste precisamente en la negación de fronteras entre lo público y lo privado, entre lo humano y divino, entre Toni Cantó y Fernando Fernán Gómez, entre la investigación y la fe, entre Montesquieu y Gallardón, entre la igualdad y la monarquía, entre el árbitro y Florentino Pérez.
sandroEuropa, con esta investigación, lo que busca es diluir las señas de nuestra oligarquera identidad nacional, que tanto nos desvela a los parias que no podemos formar parte de esa innegociable Marca España ni pagar la alimentación de nuestros hijos. Ya estoy viendo a Margallo, a Gallardón y a Wert montando escraches a las autoridades europeas cuando vengan al Bernabéu y al Camp Nou a desahuciar a Florentino y a Rosell como si fueran dos preferentistas arruinados cualesquiera. Ada Colau va a parecer una afeminada pacifista a su lado. La cosa es grave. Al Real Madrid le puede tocar, como poco, devolver 22 millones a todos los españoles. De los otros clubes, ni se sabe. Quizá, en pago, el gobierno acepte la cesión de una de las extremidades de Gareth Bale, para exponerla en el Museo del Prado y hacer de paso un gran favor a nuestra cultura. Las ideas de los custodios de la Marca España nunca se han caracterizado por su falta de originalidad, arrojo y gallardía. Nosotros, tú y yo, amor, tendremos que conformarnos conque nos fierren la Marca España a fuego en el culo, como a las reses. Que es, ay complaciente amante de la sodomizada resignación obrera, en lo que nos hemos convertido.

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