La noche cerró sus puertas
brevemente.
En la penumbra él era perseguido
por un filoso cuchillo en manos de una alta sombra.
Corrió huyendo por un estrecho
zaguán sin salidas. Ya acorralado, el filoso cuchillo se lanzó dos y tres veces
sobre su cuerpo que alcanzó a esquivar, pero al golpear la mano contra el muro,
rodó, y ahora quedó al alcance de la derecha suya que raudo lo tomó y como rayo
lanzó varios lances sobre la sombra atacante quien al verse así, angustiada, no
podía creer que ahora estuviera ella a punto de ser vencida. Así, aterrorizada
y a punto de morir oyó un timbre muy agudo Rriiingg… y ¡Uuff que susto!, sigo
viva, afortunadamente era solo en sueño.
Se dijo la muerte.
ainm
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