Temía
estar solo, hasta que aprendí a quererme a mí mismo.
Temía fracasar, hasta
que me di cuenta que
únicamente fracaso
cuando no lo intento.
Temía lo que la gente
opinara de mí, hasta
que me di cuenta que
de todos modos opinan.
Temía que me
rechazaran, hasta que entendí
que debía tener fe en
mí mismo.
Temía al dolor, hasta
que aprendí que
éste es necesario para
crecer.
Temía
a la verdad, hasta que descubrí la fealdad de las mentiras.
Temía a la muerte,
hasta que aprendí que no es el final,
sino más bien el
comienzo.
Temía al odio, hasta
que me di cuenta
que no es otra cosa
más que ignorancia.
Temía
al ridículo, hasta que aprendí a reírme de mí mismo.
Temía hacerme viejo,
hasta que
comprendí que ganaba
sabiduría día a día.
Temía al pasado, hasta
que comprendí que
es sólo mi proyección
mental y ya
no puede herirme más.
Temía a la oscuridad, hasta
que vi la belleza de
la luz de una estrella.
Temía al cambio, hasta
que vi que
aún la mariposa más
hermosa necesitaba
pasar por una
metamorfosis antes de volar.
Hagamos que nuestras
vidas cada día tengan más vida y
si nos sentimos
desfallecer
no olvidemos que al
final siempre hay algo más.
Este poemiña, atribúenllo a Ernest Hemingway (1899-1961) pero parece que non é dil…
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