Javier Gallego
Y cuando creíamos que lo habíamos visto todo, Cospedal se pone estupenda en la Convención de su partido y suelta esa frase con tintes hamletianos y existencialistas que suena a sentencia de muerte: “Es el PP o la nada”. Solo le faltó coger una calavera y decir: “PP o no ser, esa es la cuestión”. Solo se puede existir con el PP, fuera del PP, no hay nada, el vacío, la muerte, el silencio, es lo que venía a decir la secretaria general, a la que habría que empezar a llamar secretaria generalísima por máximas maximalistas como esta.
Seguro que la Generalísima aplaudió al urdidor de tamaña ocurrencia, pero la frasecita se las trae. Tiene un tufo fascista que da miedo, por un lado, y provoca arcadas, por otro. Es una frase excluyente, amenazante, intransigente. Es el PP o la nada. O sea: somos nosotros o el vacío. Estás con nosotros o no estás, no eres, no existes. O estás de mi lado o te hago desaparecer. O estás conmigo o contra mí. Eres de los míos o eres ETA. Conmigo todo, sin mí la nada. Sin mí no eres nada. Son frases de maltratador.
De ahí al maltrato, va un paso y el PP ya lo ha dado porque realmente piensa que le debemos la vida y que nuestra vida le pertenece. De ahí que pueda disponer de ella, de ahí que disponga de la vida y el cuerpo de las mujeres a su antojo, de ahí la ley del aborto, de ahí que piense que es dueño de nuestra mente y que puede adoctrinar a los más jóvenes, de ahí la ley de educación, de ahí que piense que tiene derecho a ejercer la violencia policial sobre nosotros, de ahí la ley mordaza y de ahí concluye que tiene poder absoluto sobre todos nosotros. Porque el PP es el Todo.
¿Pero qué es ese todo del que presume la Generalísima? ¿Qué es el PP? Basta mirar a las cifras del paro conocidas ayer para responder. El PP es 113.097 desempleados y 184.031 afiliados menos a la Seguridad Social en el último mes. El PP es 1 millón de parados más desde que Rajoy llegó al gobierno con la promesa de reducir el paro. El PP es una reforma laboral que ha aumentado el trabajo precario pero no ha dado empleo a los 3,5 millones de parados de larga duración. El PP son 6 millones de parados, miles de los cuales emigran y ya ni se afilian porque han abandonado toda esperanza, como se lee al entrar en el infierno de Dante.
El PP es un infierno dantesco de recortes en educación, sanidad, investigación, pensiones, prestaciones de desempleo, un infierno para parados, jóvenes y desahuciados. El PP es la mayor desigualdad social de la democracia y una pobreza intolerable. El PP es la subida de impuestos, la amnistía fiscal, el IVA que asfixia a la cultura. El PP es dejar sin ayuda a miles de dependientes, expulsar a los inmigrantes del sistema de salud, obligar a repagar medicamentos incluso a enfermos crónicos, instalar cuchillas antipersona en las vallas fronterizas…
Y el PP es corrupción por un tubo, es Bárcenas, Gürtel y Blesa, chanchullos judiciales, favores a la monarquía y los amiguetes, mentiras en sede parlamentaria y destrucción de pruebas… El PP es un rescate bancario pagado con nuestro dinero que no recuperaremos, es un rescate a Bankia hundida por los amigos del PP y es un rescate que ha secuestrado nuestro presente y nuestro futuro… ¿Hace falta que siga, señora Cospedal? Ahora se entienden mucho mejor sus palabras. Es el PP o la nada. O sea, es todo para el PP, nada para el resto. Bien lo saben Cospedal y su marido que, presuntamente, cobra de una entidad bancaria por un trabajo que no realiza. Cobra por no hacer nada. El PP cobra por la nada.
Eso somos los demás para Cospedal, la nada. La nada es la gente que lucha por sus derechos, por la Sanidad universal y gratuita, por la educación pública, por los más desfavorecidos, por evitar que otros pierdan sus casas y sus vidas, por un periodismo libre, por las libertades y el bienestar de todos, por salir adelante, por sacar adelante este país. A esos, a nosotros que nos enfrentamos al PP, la Generalísima nos llama “la nada”. Pues como dirían Los Chunguitos, si me dan a elegir entre el PP y la nada, ay amor, yo me quedo sin dudarlo con la nada. Nuestra nada que hoy lo es todo para nosotros.
Cospedal debería haber cogido la calavera de alguna de esas personas que se han quitado la vida por culpa de la crisis, el paro o los inclementes desahucios que el gobierno no ha querido detener, y sosteniéndola sobre la mano, decirle entonces: “Es el PP… o la nada”. La calavera le habría devuelto una mirada vacía llena de nada que lo explica todo. Así todos habríamos entendido el verdadero sentido de la frase. No era un dilema. Es una equiparación. Es el PP o lo que es lo mismo: la nada.
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