venres, 7 de febreiro de 2020

Inaceptable situación de la atención primaria en Galicia

MANUEL MARTÍN GARCÍA

Como discípulo aplicado de la política neoliberal, Alberto Núñez Feijoo, desde que recuperó el poder en la Xunta de Galicia, puso en marcha una estrategia sanitaria basada en reducir la parte publica y potenciar la privada; abandonar la promoción y prevención de la salud para centrar el sistema en la reparación de la enfermedad para hacer negocio (como saben las multinacionales americanas que gestionan hospitales); y trasformar el sistema sanitario en una gran oportunidad de negocio para las empresas como aparece recogido sin pudor ni tapujos en la reforma de la Lei Galega de Saude aprobada recientemente.
En este escenario, la Atención Primaria (AP) y la Salud Pública tienen poco que hacer absorbidas por unos hospitales en los que las multinacionales y fondos de inversión están desembarcando, bien a través de la Colaboración Público Privada como es el caso de Vigo construido y gestionado por Concessia o por la compra de centros privados concertados como el Hospital Domínguez de Pontevedra o el Quirón de A Coruña adquiridos por la multinacional Fresenius.
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Para facilitar esta política, Núñez Feijoo ha puesto en práctica tres medidas fundamentales:
1.- Paralizar el Plan de Mellora de Atención Primaria consensuado entre la anterior administración y todas las organizaciones de AP que contemplaba aumento de personal, inversiones en nuevos centros y equipamiento, y mejorar su capacidad resolutiva acabando con las restricciones en el acceso a pruebas diagnósticas y la reducción de la carga de trabajo burocrático delegado desde los hospitales.
2.- Acabar con la autonomía de gestión de la Atención Primaria, creando las Estructuras de Gestión Integrada (EOXIs) que suprimieron sus gerencias que fueron absorbidas por las Hospitalarias, lo que supuesto la pérdida de autonomía, de poder de decisión y el recorte de recursos humanos y presupuestarios de este nivel (el gasto en AP supone el 12,4% del total sanitario, cuando en el Plan de Mellora se estimaba en el 25%).
3.- Hacer desaparecer la Salud Pública a pesar de que algunos indicadores de salud, como la obesidad, el cáncer de pulmón, el tabaquismo o e sedentarismo, estamos a la cabeza del Estado y de Europa.
Como consecuencia son de sobra conocidas por los trabajadores de los centros de salud que tienen que atender medias de 40 a 50 pacientes diarios lo que impiden una atención de calidad y limita cualquier posibilidad de realizar actividades de promoción, prevención, investigación o trabajo comunitario. Por su parte la población debe esperar días para ser atendidos, soportan una masificación inaceptable o riegos para su salud como se demostró en el PAC de A Estrada por falta de personal para atender emergencias. En algunas áreas sanitarias como las de Vigo se han puesto medidas dirigidas a limitar el traslado de pacientes o las consultas con los servicios hospitalarios.
La dispersión del sector y la falta de respaldo las organizaciones que representan los intereses de la Primaria (unido a cierta incapacidad y errores en las mismas) determinó una escasa respuesta a esta situación cada vez mas inaceptable.
Pese a todo la realidad se ha impuesto en los Centros de Salud, de la frustración se pasó a la indignación y de esta a la rebelión: creación del movimiento PAC en pie de guerra y convocatorias de paros y encierros en los Centros de Urgencias de Primaria; convocatorias de huelgas con escaso seguimiento; y finalmente la dimisión del 80% de los jefes de Servicio de los Centros de Salud, chispa que ha incendiado un escenario propicio a la extensión del fuego. En todas las áreas se están celebrando reuniones del personal facultativo y convocando acciones reivindicativas, movimiento que se extiende sin control por todo el sistema.
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CRECE LA INDIGNACIÓN SOCIAL
Pero la medida que ha provocado más cólera y enfado profesional y social con esta situación se mostró el 27 de diciembre en Vigo donde más de 50.000 personas (37.000 según la policía municipal que siempre es muy prudente en estas estimaciones) mostraron su rechazo a la marginación de la Atención Primaria y a la privatización del sistema.
Aunque organizaciones sociales como la Plataforma SOS Sanidade Pública y profesionales como la Asociación Galega para a Defensa da Sanidade Pública o la Asociación Galega de Medicina Familiar y Comunitaria, han desarrollado desde hace tiempo una serie de medidas de denuncia y de movilización social (la última el pasado mes de febrero en Santiago de Compostela), nunca ha habido una situación como la actual de rechazo y hartazgo con las políticas de la Xunta de Galicia, la Conselleria de Sanidade y las Gerencias de los EOXIs, que es necesario aprovechar para cambiar de política sanitaria.
No hay que llamarse a engaño, o cambiamos de gobierno o es casi imposible modificar la situación, pero mientras tanto es necesario obligar a Núñez Feijoo a abrir un proceso de diálogo con toda la AP, sin exclusiones, para acordar medidas urgentes para mejorar la situación en los centros de salud.
Desde la Asociación Galega para a Defensa da Sanidade Pública proponemos como algo imprescindible incrementar el presupuesto de AP, aumentar y recuperar el personal recortado en centros de salud, pediatría y PAC, acabar con la precariedad e inestabilidad laboral que obliga a los profesionales a emigrar fuera de Galicia, planificar nuevas plazas de formación MIR en Medicina Familiar y Comunitaria, sobre todo renegociar un Nuevo Plan de Mellora de AP que ponga las bases para poner el nivel en el centro del sistema.
Mientras tanto y para alcanzar este objetivo consideramos necesario mantener y extender la movilización en una gran alianza social y profesional contra la marginación de la Primaria, la privatización y el desmantelamiento del sistema sanitario público gallego.

Manuel Martín García, 
presidente de la Federación de Asociaciones para la Defensa de la Sanidad Pública

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