xoves, 16 de agosto de 2018

"Se quiere garantizar que haya wifi para todos pero no agua"

EMILIA LANDALUCE
http://www.elmundo.es/

José Andújar camina por una finca cercana a Los Montesinos (Alicante). ANTONIO HEREDIA
Pepe Andújar, nacido en 1941 en Almoradí (Alicante), no tiene más estudios que el bachillerato, pero sin duda sabe mucho más que esos vendeinformes titulados que pululan por los ministerios. Andújar, presidente de la Comunidad de Regantes Margen Derecha del Segura, aprendió desde niño lo que era el campo y sobre todo la importancia de ese recurso elemental para la vida que es el agua. «Mis vacaciones consistían en ir en bicicleta hasta el pozo de la finca de mi padre y vigilarlo».
El agricultor es el líder más destacado de los regantes, un colectivo acostumbrado a mirar al cielo con temor pero con realismo. Hace unos meses, cuando en el Ministerio de Agricultura aún moraba Isabel García Tejerina y las competencias medioambientales no tenían su propia cartera, Andújar fue uno de los promotores de la gran manifestación que congregó a 50.000 personas en el centro de Madridpara pedir que se pusiera en marcha un plan que garantizara el suministro de agua a una zona agrícola (Alicante, Murcia y Almería) de la que viven 100.000 familias, muchas de ellas de inmigrantes y gente sin estudios. Es decir: difícilmente asimilables en otros sectores. La precisión es necesaria. En las ciudades se tiende a olvidar la realidad del campo. «El Gobierno tiene que garantizar el agua porque es un recurso básico. Si hacen tanto esfuerzo por que haya wifi para todos... pero no hacen lo mismo con el agua. ¿Por qué? Es algo más necesario. Aquí no se desperdicia ni una gota de agua», dice recorriendo una plantación de mandarinas que en septiembre se venderán en Alemania. «Con hojas, porque ellos quieren saber de dónde vienen».
Es una delicia escuchar el silbido del viento recorriendo la telilla con la que han cubierto los árboles para que no les dañe el sol. Un grupo de marroquíes están cogiendo parte de los frutos (en una especie de selección darwiniana) para garantizar que la mandarina que llegue a las mesas teutonas tenga la donosura necesaria.
La gran preocupación de los regantes de la zona es siempre la misma: el trasvase Tajo-Segura que nutre la cuenca más deficitaria de España. «En los últimos años hemos pagado más de 200 millones a Castilla-La Mancha en concepto de agua». Precisamente ése fue el camino por el que Andújar llegó al activismo. «A principios de los 80, al poco de ponerse en marcha el trasvase, en una reunión con los regantes en Orihuela, les tuve que convencer de que debíamos pagar por el agua. Y ahora eso es algo que está asumido. Aunque pagamos mucho la verdad».
Andújar es una de esas personas que cree fervientemente en el futuro de su tierra. Quizás porque ha visto con sus propios ojos lo que es capaz de hacer la voluntad de los agricultores levantinos. «Aquí después de la guerra se cosechaba trigo, maíz, patatas, porque había que alimentar a la gente después de la Guerra Civil. Estaba prohibido plantar árboles porque la prioridad era dar de comer a la gente. Luego nos dieron permiso para plantar cítricos. Se regaban por inundación. Un día me fui de viaje a Israel y EEUU y vi que allí regaban por goteo. Le dije a mi padre que si no me dejaba hacer lo mismo, me iba. Era la mejor manera de gestionar el agua. Él me dijo que estaba loco y que no creía que lo de los tubicos fuera a funcionar. Dos años después me reconoció que no estaba loco», cuenta tomando unos tallarines con conejo. Es un plato típico de la zona, recuerdo de los años de racionamiento en los que se plantaba trigo. «Pero aquí lo típico han sido siempre las anchoas, las salazones. Antes los pescadores cambiaban una caja de gambas por un saco de limones».
¿Y seguirán con la movilización? «Depende del Gobierno. De momento, le vamos a dar 100 días de cortesía». Sin embargo, las palabras de la ministra de Transición Ecológica, Teresa Ribera («algo extraordinario, como los trasvases, no se puede convertir en ordinario»), ya han soliviantado los ánimos de los regantes. «Cuando la señora ministra socialista Teresa Ribera nació [año 1969] hacía casi 40 años que otro socialista [Indalecio Prieto] había encargado al ingeniero Manuel Lorenzo Pardo la realización del Plan Nacional de Obras Hidráulicas, que incluía el trasvase Tajo-Segura», dice Andújar, insistiendo en que el Plan Hidrológico no es ideológico. «Partiendo de que desde 1979 se ha trasvasado un volumen medio anual de 328 hm3, destinados al abastecimiento humano y el riego agrícola, el suministro de agua a través del trasvase Tajo-Segura no puede nunca calificarse de extraordinario. Al contrario, se trata de un recurso ordinario, imprescindible para el mantenimiento de las condiciones de vida de millones de españoles y que no causa perjuicio alguno, sino al contrario, genera beneficios a la cuenca cedente».
También avisa del riesgo ecológico que supondría abandonar a los regantes. «Los muchos millones de árboles que se encuentran plantados garantizan el establecimiento de una barrera verde que frene la desertización. Esperemos que un ministerio que ha adoptado la denominación de Transición Ecológica no esté dispuesto a fomentar medidas que llevarían a la desertización de una buena parte de España».
Andújar, un hombre leído y viajado. «¿De verdad alguien cree que California (el valle de San José) sería lo que es agrícolamente sin los trasvases? Pues nosotros podríamos ser lo mismo». O más.
Manifestación de agricultores del Levante celebrada en Madrid en marzo. | OLMO CALVO

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