Paco Bello
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El que se acaba de abrir en el PSOE no es un escenario para pusilánimes, a Pedro Sánchez, haga lo que haga, se lo van a querer comer vivo. Y si ahora en caliente no aprovecha para limpiar el partido, acabarán comiéndoselo.
Él sabe que le odian, que en su partido, cuando no tienes verdadero poder (y ahora, si quiere, sí lo tiene) o eres dócil con los que mandan, o estás fuera. Pero Pedro se enfrenta a un doble reto: si se le ocurriera ser dócil también estaría fuera y, por tanto, lo único que le ofrece alguna posibilidad de supervivencia es ser audaz, y dejar en la mesita el guante de seda. Son tiempos de arpillera, amontonar y dar una patada a lo viejo, aprovechando a algún pelota y chaquetero de medio pelo como opción, pero vigilando su espalda.
Y son, precisamente para él, tiempos de izquierda. Los militantes que ayer en las puertas de Ferraz cantaban La Internacional no le echarán en cara sus excesos en esa dirección.
Mejor será que los que ya tiene en contra lo desprecien con motivo. Que el editorial de El País, ese periódico que comparte ideología con La Razón y ABC, ya no sepa qué adjetivos utilizar, o que pase del “insensato, mentiroso, demagogo, populista, etc.” a los calificativos gruesos, porque viendo lo que han publicado esta madrugada, solo les falta destilar un gramo más de veneno para llegar a lo de hijo de puta. Tiempo al tiempo.
A Pedro no se le tiene ningún cariño en el establishment, y menos en el de su propio partido. Pero lo quieren los militantes, o como mínimo lo prefieren, y si no se olvida de esto, tendrá alguna oportunidad. Y por añadidura, se lo agradeceremos el resto.
Pero que se prepare, porque va a necesitar ponerse la coraza. Sin haber hecho nada todavía, y sin haberse posicionado siquiera tras su elección, ya lo están desollando las Griso y Quintana de turno en sus tertulias-matadero y las Bueno y los Alsina en sus espacios radioactivos. Un despellejamiento que continuará en La Sexta a mediodía y se prolongará impenitente. Y esto no ha hecho más que empezar. ¿A quién de todos estos mercenarios le va a importar lo que haya dicho la militancia?
“No es no”. En esta declaración de principios no hay ambigüedad. Como tampoco la hay en que si Sánchez tiene alguna oportunidad de ser presidente del Gobierno es ahora o nunca. Contra todo el poder fáctico, pero con el respaldo que importa, el de un poder social que descorcharía cava por ver al Partido Popular en la oposición.
Pronto saldremos de dudas. Y ojalá sea para bien.
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