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Por segunda vez desde 1974, ningún candidato socialista estuvo en la segunda ronda de las presidenciales francesas celebradas este mes. El partido socialista francés se quedó en primera ronda con apenas un 6% de los votos, uno de los peores resultados de su historia. No es una excepción en Europa. La aparición de nuevas fuerzas políticas, la crisis económica, los cambios sociales y económicos, la puesta en práctica de medidas de austeridad o la aparición de nuevos grupos de votantes más heterogéneos parece que ha llevado a las fuerzas políticas socialdemócratas a una crisis de popularidad.
El PASOK en Grecia, que no bajó del 38% del voto entre 1980 y 2009, se desplomó en las últimas generales helenas de 2015 hasta el 6%. En Países Bajos, el Partido del Trabajo (PvdA) se quedó en un 5,7% en 2017. El mismo resultado lo cosecharon los socialistas de Islandia (Sam) en 2016. El PSOE en España, aunque no ha caído tanto como en otros países europeos, ha perdido gran parte de su apoyo electoral en los últimos años.
Así ha caído el voto a la socialdemocracia europea en los últimos 30 años
Evolución del voto a partidos socialdemócratas en elecciones parlamentarias de los principales países europeos
*Se han incluido los resultados de la primera ronda de las presidenciales francesas de 2017 para dar un resultado más reciente
Fuente: ParlGov, European Election Database, web oficiales
Claves en la construcción del Estado del Bienestar en Europa, los partidos socialdemócratas han perdido ahora parte de su hechizo con el electorado europeo. Mientras, fuerzas alternativas de izquierda, nuevos partidos centro-liberales y el auge de la extrema derecha empiezan a arrebatar espacio político a los partidos tradicionales.
En Islandia, el país que sufrió el mayor colapso financiero en relación al tamaño de su economía, los partidos ecologistas se quedaron con el espacio de la Alianza Socialdemócrata (Sam), reducido a un escaso 5,7% de los votos. En las últimas elecciones de Hungría y Polonia, los socialistas se presentaron en coalición con otros partidos de izquierda para frenar la sangría de votos y el auge de la ultraderecha.
En países como Francia, Italia, Grecia o España, por el contrario, nuevas fuerzas de izquierda alternativa anti-establishment ha arrebatado gran parte del voto progresista a los partidos tradicionales socialdemócratas.
¿Qué partidos han ocupado el espacio electoral de la socialdemocracia?
Evolución del voto en elecciones parlamentarias de los principales países europeos por ideología del partido desde 1980
*Se han incluido los resultados de la primera ronda de las presidenciales francesas de 2017 para dar un resultado más reciente
Todavía le quedan a 2017 varias citas electorales con perspectivas poco halagüeñas para los socialistas. Elecciones legislativas en Alemania, Francia, Reino Unido, Bulgaria o República Checa supondrán un nuevo examen para las fuerzas socialdemócratas tradicionales. Las encuestas, por el momento, no les auguran grandes resultados.
En Reino Unido, el laborismo de Corbyn se presenta 20 puntos por debajo de los conservadores a un mes de los comicios. En Francia dan a los socialistas el mismo voto que obtuvieron en las presidenciales: entre un 7% y un 9%.
Francia
*Se han incluido los resultados de la primera ronda de las presidenciales francesas de 2017 para dar un resultado más reciente
Emmanuel Macron, próximo presidente de Francia, salió vencedor de una de las citas electorales más importantes y también más excepcionales de la historia francesa: récord de abstención, sin ninguno de los partidos tradicionales en la segunda ronda y sin ningún candidato de izquierda entre los tres más votados.
Macron, surgido de las filas del partido socialista francés y aupado por su entrada en el Gobierno de Hollande, vence ante la xenófoba Le Pen apenas un año después de haber fundado su propio movimiento político para alejarse de la socialdemocracia tradicional francesa.
Los socialistas, que presentaron a un candidato del ala más izquierdista del partido, Benoît Hamon, vieron como la Francia Insumisa de Mélenchon, con un discurso de antiglobalización y euroescepticismo, les adelantó por más de 10 puntos en la primera ronda de las presidenciales.
España
Tras alcanzar por tres citas electorales consecutivas los peores resultados de la historia de la democracia, el PSOE se debate entre dos opciones para volver a encontrar su voto tradicional: Pedro Sánchez, que ahora busca un voto de "giro a la izquierda", y el perfil más moderado de Susana Díaz.
Las elecciones primarias del partido decidirán el camino que llevará la formación socialista en los próximos años. Con la llegada de Podemos, el PSOE se encontró ante un competidor que nunca tuvo en una cita electoral: un partido emergente, con agenda social, anti-establishment y muy crítico con las políticas llevadas a cabo por los socialistas en el último Gobierno del PSOE (2008-2011).
Precisamente, la candidatura de Unidos Podemos se presentó como la "nueva socialdemocracia" en la campaña para las últimas elecciones del 26J. Aunque el partido liderado por Sánchez venció el fantasma del sorpasso y se mantuvo como la primera fuerza de la oposición, Unidos Podemos ha conseguido arrebatarle buena parte de su electorado tradicional, especialmente entre jóvenes y en grandes ciudades.
La caída del PSOE, a pesar de todo, no está entre las peores de los socialdemócratas en Europa: todavía se mantiene en un 20% de los votos y la mayoría de encuestas lo ubican en tendencia ascendente.
Grecia
El PASOK, el partido socialista tradicional griego, consiguió el 43% de los votos en 2009. Cinco años y cuatro citas electorales después, los socialistas helenos han quedado inmersos en la irrelevancia. La coalición de izquierda Syriza, partido liderado por Alex Tsipras, ha engullido el voto socialdemócrata. En las últimas elecciones de septiembre de 2015, el PASOK apenas alcanzó el 6% de los votos.
En su primera victoria electoral en enero de 2015, Tsipras llamó a unirse a Syriza, "la única opción válida para detener este desastre que está pasando". La coalición se aprovechó del desencanto del electorado con los partidos tradicionales por las políticas de austeridad impuestas desde Bruselas. Además, tras los comicios de 2012, el PASOK entro en una gran coalición de Gobierno con los conservadores de centro-derecha Nueva Democracia (ND).
En 2004, Pasok y ND sumaban el 90% de los escaños del Parlamento griego, en los dos últimos comicios no superaron juntos el 35% de los diputados del Parlamento.
Además de Syriza, el gran partido emergente en la escena griega, partidos neonazis y de derecha nacionalista como Amanecer Dorado (XA) o Griegos Independientes (ANEL) también han pescado votos entre los votantes de partidos tradicionales. Precisamente, el partido de Tsipras eligió como socio de Gobierno a los nacionalistas de derecha de ANEL.
Países Bajos
Holanda frenó a la ultraderecha en las pasadas elecciones de marzo de 2017, pero no fue gracias a los socialistas. El Partido del Trabajo (PvdA) se dio el mayor batacazo de la noche electoral al cosechar los peores resultados de la historia del partido desde la Segunda Guerra Mundial. Entre 2012 y 2017, pasó del 24,8% de los votos al 5,7%. Mientras, el islamófobo y ultraderechista Geert Wilders se posicionaba como candidato a vencer en las elecciones, aunque finalmente frenó su auge en las elecciones.
"El país está claramente mejor que en 2012, pero no hemos conseguido convencer a nuestros votantes para que nos vuelvan a apoyar", señaló el líder del PdvA tras conocer los resultados electorales. En 2012, los socialistas neerlandeses pactaron Gobierno con los liberales de VVD y pusieron en práctica medidas de austeridad. Los votantes no les castigaron por igual en 2017: los liberales repitieron como partido más votado mientras los laboristas se hundieron.
Los ecologistas de GroenLinks (GL) y los socioliberales D66 captaron gran parte de ese voto socialdemócrata hacia fuerzas alternativas. GL, que tuvo su mayor éxito entre los votantes jóvenes, fue el partido que más creció respecto a las anteriores elecciones. Con un programa centrado en la defensa del medio ambiente y la reducción del consumismo, lograron superar los más de 50 años de voto tradicional socialdemócrata en Países Bajos.
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