martes, 2 de febreiro de 2016

Los ataques sexuales fundamentalistas en Colonia y el silencio de la izquierda feminista postlaica europea

Inna Shevchenko
http://www.sinpermiso.info/

La prensa y las redes sociales tardaron cerca de una semana en dar noticia de los asaltos sexuales masivos registrados en Nochevieja en Colonia. Y a algunos, entre los que me incluyo, les llevó todavía más tiempo reaccionar. A pesar de que los ataques a más de 100 mujeres por una turba de al menos de 1000 varones ocurrió en el centro de una ciudad alemana, las autoridades apenas tenían información del horrible suceso, aparte de la descripción de las víctimas, que describieron a los atacantes como “hombres de apariencia árabe y norteafricana”.
Formarse una opinión razonable resultaba todavía más difícil, habida cuenta de la barrida xenófoba de los grupos de extrema derecha que, como es habitual, reaccionaron con expresiones de odio. Mucho antes de que se dieran a conocer los hechos, esos comentadores ya anunciaban sus conclusiones y aun preparaban sus acciones. Los populistas de extrema derecha del movimiento Alternativa para Alemania llamaron a la deportación inmediata de inmigrantes a los que tachaban de criminales, y los fascistas de Pegida llenaron la plaza de Colonia con parecidos mensajes. Además, similares reacciones fueron compartidas por “bandas” de la extrema derecha en Francia, Reino Unido, Suecia y la vecina Austria.
La derecha, que, con su agenda política sexista, sigue siendo una amenaza constante para la seguridad y los derechos de las mujeres europeas, apareció súbitamente como la campeona de la defensa de las mujeres, aprovechando la inmejorable ocasión para desacreditar a los refugiados. Eso coincidió con el inquietante silencio de los políticos de izquierda, lo que propició feos debates totalmente ajenos a la cuestión de los derechos y la seguridad de las mujeres, totalmente ajenos al escrutinio crítico de la cultura de la violación, incluso totalmente ajenos a la valoración crítica del proceso de integración de refugiados a menudo procedentes de culturas con tradiciones patriarcales medievales.
Asemejaban los debates a rings de boxeo: hombres blancos contra hombres árabes. Pero, ¿a qué sorprenderse? La transformación de los debates en intercambio de ladridos ilustra simplemente, una vez más, la hondamente arraigada ignorancia del sexismo y de la cultura de la violación.
Antes de analizar los crímenes de Colonia contra las mujeres, olvidémonos por un segundo de los migrantes. Cerca del 36% de todas las mujeres del mundo han experimentado violencia física o sexual íntima alguna vez en la vida. Los informes sugieren que los EEUU, el Reino Unido, Francia, Suecia y Alemania tienen una participación importante en esos crímenes.
Encuestas locales en Alemania dan la cifra de un 13% para las alemanas que han experimentado alguna forma violencia sexual criminal. Cada año se registran numerosas denuncias de asaltos sexuales en la Oktoberfest de Múnich, la mayor fiesta cervecera de  Alemania. Y en la mejor tradición del sexismo, los agresores suelen burlar cualquier castigo, porque la ley exige que la víctima pruebe el acto de violencia con hechos y, además, se le requiere probar fehacientemente que se resistió.
Pueden estar seguros de que, muy a menudo, las víctimas femeninas no reciben el menor apoyo, y con frecuencia resultan sospechosas de haberse “portado mal”. Incluso luego del ataque sexual masivo registrado en Colonia, la alcaldesa de Colonia, Henriette Reker, advirtió a las mujeres de que debían seguir un determinado “código de conducta”: mantenerse a “un brazo de distancia” de los extranjeros. ¡Qué estimulante! En otras palabras, en muchos casos de violación y asalto sexual en países europeos, todavía se cuestiona el comportamiento femenino, a menudo considerado una justificación de la violencia sufrida. Bueno, a menos que el agresor sea un extranjero, particularmente musulmán. ¿No, Pegida?
Pero volvamos a los asaltos en Colonia. A medida que pasa el tiempo, aparece más información sobre los crímenes cometidos, de manera que se puede analizar ya esta horrible violencia cometida contra las mujeres bajo la luz glauca de las chispas pirotécnicas de Fin de Año.
Según informa la policía de Colonia, se han recibido hasta ahora más de 500 denuncias, el 40% de las cuales describen asaltos sexuales. El viernes pasado, el ministro del interior dijo que la policía federal de Alemania había identificado a 32 sospechosos, 22 de los cuales era peticionarios de asilo, y otros eran alemanes, serbios y un norteamericano. El ministro alemán de justicia, Heiko Maas, ha dicho que, en su opinión, los asaltos sexuales en Colonia estaban coordinados y fueron preparados con antelación. 
Aun siendo difícil de entender cómo pudo organizarse un crimen masivo de este tipo, las informaciones más recientes prueban que entre los agresores de las mujeres había un amplio grupo de refugiados que habían llegado con la reciente ola migratoria hacia Alemania. Aun cuando los informes oficiales del ministro alemán de interior, Thomas de Maiziere, han confirmado que los refugiados cometieron igual número de crímenes que la población local, es imposible, además de peligroso, negar que muchos refugiados viene de una cultura alimentada de normas patriarcales, a menudo con visiones religiosas conservadoras, hostiles a las mujeres.
“Refugiado” jamás fue sinónimo de “santo”: tampoco “alemán”, “francés” o “británico”. Pero no olvidemos ni por un instante que entre los agresores de Colonia se hallaban migrantes que, al cometer esos crímenes, pusieron en peligro y cuestionaron el destino de otros muchos que simplemente buscan una oportunidad para sobrevivir y criar a sus hijos en una democracia, y no bajo las dictaduras de Assad o de los talibanes.
Así pues, demonizar a todos los refugiados a causa de las atrocidades cometidas en Colonia sería también un crimen. No podemos permitir que las ideologías substituyan a las pruebas empíricas.
Deberíamos empezar a prestar tanta atención a los refugiados como a nosotros mismos. Hay informes de que muchas mujeres inmigrantes están siendo víctimas de violaciones por parte de sus compatriotas varones refugiados en campos en los que no hay protección frente a esos asaltos. Como cualquier criminal, los agresores de Colonia deberían ser castigados y encarcelados, sean alemanes, norteamericanos o sirios.
Antes de estrellarse contra una pared, Europa debería desarrollar urgentemente un sistema adecuado de integración de los nuevos miembros de su sociedad. Esta no es la primera ola migratoria que recibe la Europa de postguerra, y particularmente Alemania, cuya economía y cuya sociedad ya se han beneficiado antes de la llegada de extranjeros bienvenidos.
En aras a su bienestar, Alemania tiene una responsabilidad: la de ayudar a un millón de nuevos ciudadanos a integrarse, a comprender y a disfrutar de los valores de su democracia; la de educarlos como educa a sus ciudadanos nativos.
Es importante observar y entender que la responsabilidad por los crímenes cometidos –y como resultado de ellos, el estallido de  odio a todos los refugiados— también recae sobre nosotros, sobre las izquierdas, particularmente sobre quienes Maajid Navaz llamó una vez “izquierda regresiva”. La obsesión con una innecesaria “corrección política” y las loas al “multiculturalismo” de buena parte de las izquierdas europeas han llevado a ignorar el asunto de la violencia, señaladamente la violencia perpetrada contra mujeres por los refugiados. 
El respeto a las religiones llegó a parecer más importante que el respeto a la libertad de expresión; el “multiculturalismo” y la tradición llegaron a ser más importantes que el feminismo y la igualdad. Luego de los recientes ataques en Colonia, buena parte de la izquierda, incluidas feministas, prefirió mantenerse en silencio, habida cuenta de la identidad de los agresores, a fin de no contribuir al discurso racista. Sin embargo, no podían contribuir mejor a ese discurso. Su silencio tuvo una vez más por consecuencia el dejar espacio libre a las reacciones xenófobas de las hordas de la extrema derecha.
La historia de nuestro tiempo se está escribiendo ahora mismo. Si seguimos siendo cobardes y nos abstenemos de llamar violenta a una cultura o a una tradición y subestimamos la necesidad o las posibilidades de la integración, escribiremos una historia vergonzosa. Una historia en la que quienes huyen de sus países con esperanza resultarán burlados. Una historia en la que terminaremos creando problemas similares a los que están ya provocando la huida de los refugiados. Si las izquierdas se obstinan en su presente actitud, la historia la escribirán los xenófobos y los racistas. ¿No nos  avergüenza?
es activista y dirigente del movimiento internacional de mujeres Femen.

El virus del zika: bienvenidos al futuro de un clima distópico

Bill McKibben
http://www.sinpermiso.info/

He pasado buena parte de mi vida haciendo la crónica de las tragedias en curso que se derivan del calentamiento global: inundaciones y sequías y tormentas, cosechas perdidas y migraciones forzosas. Pero nada de lo que hay en esa lista parece más horroroso que las noticias que empiezan a llegar de América del Sur acerca del virus del zika tan recientemente destacado.  
Extendido por mosquitos cuyo alcance se amplía a medida que el clima se recalienta, el zika provoca síntomas como los de una gripe suave. Pero las mujeres embarazadas a las que pique el mosquito equivocado son susceptible de dar a luz bebés de cabeza reducida. Brasil registró el año pasado 4.000 casos de esta “microcefalia”. A día de hoy, las autoridades de Brasil, Colombia, Jamaica, El Salvador y Venezuela han apremiado a las mujeres a que eviten quedarse embarazadas.
Pensemos en esto. Las mujeres han de evitar la más esencial y hermosa de las tareas humanas. Es impensable. O más bien, es algo salido de una historia ciencia ficción, el núcleo absoluto de un futuro distópico. “Se recomienda que la mujeres retrasen – en la medida de lo posible – la decisión de quedarse embarazadas hasta que el país pueda salir de la fase epidémica del virus del zika”, afirmaron las autoridades sanitarias colombianas, añadiendo que quienes viven en zonas de baja altitud deberían mudarse a zonas más elevadas si es posible, fuera del fácil alcance de los mosquitos.
Ahora pensemos en las mujeres que ya están embarazadas y que pasarán los próximos meses en un tránquilo pánico por si sus vidas se ven trastornadas. Tratemos de imaginar lo que significa sentirse así, la ira, la culpa, la penetrante ansiedad en el momento en que más quieres sentirte en calma y con serenidad.
Y pensemos ahora en las consecuencias mayores, menos íntimas: este es un paso más en la division del mundo entre zonas relativamente seguras y zonas peligrosas, un apartheid epidemiológico emergente. Los CDC [Centros de Control –y Prevención- de Enfermedades / Centers for Disease Control and Prevention, organismo de la sanidad pública norteamericana] ya le ha dicho a esas norteamericanas que piensan en quedarse embarazadas que eviten viajar a veinte países latinoamericanos y caribeños.
Al final, por supuesto, la enfermedad llegará a estas costas: una decena por lo menos de norteamericanos ha vuelto con la infección del extranjero, y ya ha nacido aun bebé microcéfalo en Hawaii de una madre que estuvo expuesta en Brasil al inicio de su embarazo. Pero Norteamérica es lo bastante rica como para evitar lo peor del desbarajuste que sus peores hábitos de combustibles fósiles han ayudado a crear.
Como de costumbre, son los más pobres y vulnerables los que llevan la peor parte. En Brasil, las tropas del Ejército van puerta a puerta drenando  charcos y macetas de agua estancada en los que pudieran engendrarse mosquitos; en Jamaica, el ministro de Sanidad afirmó de modo lastimero: “Voy a ser franco, no tenemos bastantes bombas termonebulizadoras para cada una de las comunidades de Jamaica” con los pesticidas que podrían ayudar a controlar el brote.
Y así los residentes del mundo rico viajarán inevitablemente con menos frecuencia a los lugares que empiezan a salir de la pobreza. Los vínculos que aceleran el desarrollo comenzarán a marchitarse; hasta las Olimpiadas, en teoría nuestro escaparate de solidaridad internacional, es probable que se convierta en dos terribles semanas en Rio este próximo agosto.
El zika no es la única fuerza que empuja en esa dirección, por supuesto. Es duro imaginar quién va a visitar Burkina Faso o Mali en un próximo futuro, después de que Al Qaeda y el EI hayan hecho volar los principales hoteles occidentales. Los expatriados están empezando a desertar de Beiying y Nueva Delhi porque quién quiere criar a sus hijos en medio de un “smog” tan nocivo que llevar mascarilla es un complemento de moda.  
Evidentemente, tenemos que brindar toda la ayuda posible a todas las Américas, tenemos que asegurarnos de que disponen de bombas termonebulizadoras y equipos de pruebas y grupos de médicos que puedan ser de ayuda. Pero aún más evidentemente, tenemos que afrontar el hecho de que presionar sobre los límites de la ecología del planeta se ha convertido en un peligro que adopta formas novedosas. Los acuerdos de París sobre el clima parecen ya caducos y pusilánimes a la vista de estas noticias.  Estamos en una emergencia que se metamorfosea cada semana en una nueva y espantosa calamidad.
Una civilización en la que no se puede tener un bebé en condiciones seguras apenas sí es una civilización. 
es un conocido medioambientalista estadounidense, especialmente respetado por sus escritos sobre el cambio climático y fundador de la organización 350.org. Actualmente es «Schumann Distinguished Scholar» en el Middlebury College, en Vermont.

La asombrosa fe en el PP

David Torres
http://www.publico.es/
En La jungla de asfalto, de John Huston, un delincuente asegura que no se puede confiar en la policía porque cuando menos te lo esperas, se pone de parte de la ley. Algo parecido ocurre con la justicia en España, incluso con infantas por medio. Lustros y más lustros de Barberá, de Camps, de Fabra, y de repente cae la guillotina sobre la práctica totalidad de los ediles valencianos del PP. Casi al mismo tiempo, el juez Andreu ha sentado en el banquillo a Rato y a Blesa por el caso de las tarjetas black. De norte a sur y de oriente a occidente, el partido más votado de España es un agujero negro, un inmenso zurullo de corrupción.
Puesto que tampoco se puede confiar en la justicia, habrá que tener fe en la política, ese sutil juego de alternancia donde unos roban cuatro años mientras otros se ofenden muchísimo hasta que les llega la hora del relevo. El bipartidismo ha funcionado así, mal que peor, durante las últimas décadas, arrojando dividendos inmensos para la banca y la gran empresa, desmantelando las estructuras públicas y dejando a las clases medias, pequeños empresarios y pobres gentes a la intemperie. Como a los cuatreros de la última legislatura se les ha ido un poco la mano, tras las últimas elecciones el parlamento ha salido un poco descabalado, ha quedado así como raro y no hay manera de cuadrar las cuentas para que los de siempre sigan poniendo el cazo. Los señoritos se están poniendo nerviosos y hasta el rey Felipe ha lamentado que los dos grandes dinosaurios de la política española no den un paso adelante.
Mariano ha decidido quedarse parado, como siempre, un gesto de gran responsabilidad en sintonía con la marcha general del país. Con una economía que no para de crecer, según los beneficios de los grandes bancos, y cerca de cinco millones de desempleados, según las últimas estimaciones, puede decirse que su gestión ha sido un rotundo éxito. A pesar de estas evidencias palmarias, es muy posible que no pueda repetir gobierno por culpa de esos advenedizos que han entrado en las instituciones en rastas y mangas de camisa en vez de ir bien trajeados como los presuntos valencianos que hacen cola en las comisarías. Menos mal que ahí está Ciudadanos, que es un pegamento ideológico capaz de unir lo que sea, el PP con el PSOE, la corrupción con la honradez y la renovación con la lepra.
Puede concluirse que, en efecto, todo es cierto salvo alguna cosa y que los políticos honestos del PP son únicamente casos aislados. Desde los centros financieros a los grandes medios de comunicación, la caverna domina ya la casi totalidad de centros neurálgicos del país y ahora está empeñada en controlar también las prisiones empezando desde el patio. La jugada definitiva de Mariano, el último as que se guarda en la manga, una vez agotadas la vía judicial y política, es encomendarse al buen gusto del pueblo, que los votaría otra vez con los ojos cerrados y una fe de carbonero en paro, aunque arrasen el país con napalm.

Mariano y Santa Rita, Rita

Ella se llama María Rita y él Mariano. Como las marías, quedan libres de pecado. Dos supervivientes, por ahora

Jesús Cintora
http://www.eldiario.es/

Rita Barberá i Mariano Rajoy agiten una senyera amb Alberto Fabra

Si preguntan a Mariano Rajoy por Rita Barberá, dice que está "absolutamente limpia". Igual que Rato es "un buen amigo", Carlos Fabra es "un político ejemplar", Bárcenas deber ser "fuerte" y a Rus, el contador de billetes, le quiere, "coño, porque sus éxitos son mis éxitos". Porque como le decía Rajoy a Camps, antes de que en el PP valenciano imputaran casi hasta a la gaviota: "Paco, yo siempre estaré ahí, delante, detrás o a un lado, me da igual. Y la historia será una historia feliz, frente a los torquemadas del siglo XXI". Los inquisidores han sido los tribunales, que han ido pasando delante de Rajoy unos cuantos cadáveres políticos. Eso sí, don Mariano se ha mantenido detrás o a un lado, como ya le anunció a Camps que haría. Porque Rajoy se pone de perfil y sobrevive. Con semejante currículum, todavía es presidente y puede seguir siéndolo.
Ya lo dice Rita Barberá si le preguntamos por su "gran amigo Mariano": "Es el mejor y debe continuar gobernando, con un acuerdo con Ciudadanos y el PSOE, evitando pactos sectarios de perdedores de izquierdas que solo buscan echar al PP". Lo dice Rita, que llegó a alcaldesa sin ganar las elecciones, pero pactando con Unió Valenciana. Fue en esos años 90 en los que Aznar gobernaba pactando con el PNV y CiU, hablando catalán en la intimidad. Por entonces no había esas "líneas rojas" que hoy le ponen al nacionalismo cuando conviene.
Ella se llama María Rita y él Mariano. Como las marías, quedan libres de pecado. Dos supervivientes, por ahora. Uno en la Moncloa y la otra en el Senado. Rodeados hasta el cuello por la corrupción, con tal de no de irse, se permiten guiarnos. Con el privilegio de su aforamiento, a Barberá le preguntan por los chanchullos y pide hablar "de Irán y de Venezuela". La Comunidad Valenciana le queda demasiado lejos. Y eso que, cuando yo no había nacido, Rita ya estaba afiliada. Lleva más de 30 años en política y se ha librado de la Gürtel, de Nóos, de Taula, de Emarsa, del Ritaleaks… Financiaciones ilegales, saqueos, comisiones, contratos a dedo, blanqueo, lingotes de oro, viajes de lujo, bolsos, gintonics y, como diría Rajoy, ¡que viva el vino!
Cuando habíamos oído ya a Alfonso Rus contar los billetes de las mordidas y Anticorrupción había abierto diligencias contra Rita Barberá, el presidente Rajoy fue a Valencia a pedir el voto al PP y allí dijo que Barberá volvería a gobernar, porque es "la mejor alcaldesa que merecen los ciudadanos, frente a una sopa de letras que acosa y miente". Mariano Rajoy se equivocó. Ocultando una vez más la corrupción y porque esa "sopa de letras" llegó a un acuerdo por la izquierda y echó a Rita del gobierno. ¿Se imaginan que un pacto parecido en España hace que Rajoy le siga también en esto a Rita Barberá los pasos? Santa Rita, Rita…

La educación en el franquismo

Desde 1936, los franquistas llevaron a cabo una intensa represión contra los docentes, a través de dos mecanismos: la liquidación física y la depuración.

Eduardo Montagut
http://www.nuevatribuna.es/


La nueva educación impuesta por el franquismo debía borrar todos los aspectos de renovación y avance educativos, además de formar leales y entregados súbditos de la nueva España que se estaba construyendo
La educación estuvo, entre otras causas, en la raíz de la guerra civil. Lo demostraría el hecho de que el bando vencedor no sólo liquidó radicalmente el modelo republicano educativo, sino que desarrolló en guerra y en la posguerra una intensa represión contra los docentes, a través de dos mecanismos: la liquidación física y la depuración. En los últimos tiempos vamos conociendo los altísimos porcentajes de maestros, profesores de instituto y universidad que fueron fusilados o depurados. Para entender el espíritu de la represión que sufrieron los maestros y maestras es muy clarificador lo que dictó José María Pemán, a la sazón presidente de la Comisión de Cultura y Enseñanza del bando sublevado, en una fecha tan temprana como la del 7 de septiembre de 1936, en una circular destinada a los vocales de las Comisiones Depuradoras:
“El carácter de la depuración que hoy se persigue no es sólo punitivo, sino también preventivo. Es preciso garantizar a los españoles, que con las armas en la mano y sin regateo de sacrificio y sangre salvan la causa de la civilización, que no se volverá a tolerar, ni menos a proteger y subvencionar a los envenenadores del alma popular, primeros y mayores responsables de todos los crímenes y destrucciones que sobrecogen al mundo y que han sembrado de duelo la mayoría de los hogares de España (…). Si todos cuantos forman parte de la Comisiones depuradoras se compenetran de esta manera de pensar y la transmiten en patriótico contagio a aquellos que han de coadyuvar a su labor en sus informes, es cosa segurísima que antes de mucho, en esta España que hoy contemplamos destruida, empobrecida y enlutada, una vez restaurado su genio y tradición nacional, veremos amanecer en alborada jubilosa, un nuevo siglo de oro para la gloria de la Cristiandad, de la civilización y de España”.
La nueva educación impuesta por el franquismo debía borrar todos los aspectos de renovación y avance educativos, además de formar leales y entregados súbditos de la nueva España que se estaba construyendo. La escuela debía inculcar una serie de valores que se pueden resumir en un exaltado patriotismo españolista, obediencia a Franco y a las autoridades. Todas las asignaturas tendrían un marcado cariz ideológico en este sentido. El segundo pilar la defensa de los valores católicos en su versión más integrista o nacional-católica. La Iglesia recuperó el protagonismo en la educación que había perdido con la Segunda República: la religión católica volvió a ser una asignatura obligatoria en todos los niveles y la institución retornó a ejercer la inspección moral de las escuelas.
Curiosamente, el franquismo no consideró nunca que la educación debía ser responsabilidad exclusiva del Estado. Las nuevas leyes educativas dejaban esta responsabilidad a la sociedad, con la ayuda del Estado. Lo que ocurrió fue la Iglesia era la única fuerza social con posibilidades para asumir la tarea docente. El Estado se desatendió y la Iglesia alcanzó un poder educativo muchísimo mayor que el que había tenido antes de la Segunda República. Esta característica fue muy particular del franquismo a pesar de su clara vinculación con el fascismo, un sistema político totalitario que hizo de la educación un pilar fundamental del control de la población. Pero el franquismo tenía un componente religioso muy acusado y, en ese sentido, cedió el protagonismo a la Iglesia Católica en el terreno educativo, siempre y cuando se inculcase el ideario del nuevo régimen en la escuela. Por su parte, la Iglesia no tuvo ningún problema en aceptar esta condición.
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En plena guerra civil se dio la Ley de Reforma de la Enseñanza Media de 1938, que pretendía diseñar la educación de las élites y clases medias españolas, y que estuvo en vigor hasta 1953. En el bachillerato se ingresaba con diez años,  duraba siete cursos, teniendo el alumno que pasar un examen de estado para ingresar en la Universidad.
La siguiente ley del primer franquismo se aprobó el 29 de julio de 1943 y afectaba a la Universidad, considerada como católica. El rector debía ser miembro de la FET y de las JONS y los profesores universitarios necesitaban para ejercer una certificación de la Secretaría General del Movimiento que acreditase su adhesión a los principios del Estado.
La enseñanza primaria fue la última en ser reformada y lo fue por una Ley de 1945. Esta disposición otorgó un poder casi omnímodo a la Iglesia Católica. El nivel de primaria se dividía en dos etapas: la general de 6 a 10 años, y una especial de 10 a 12 años. Esta disposición estableció una rígida segregación, ya que, habría alumnos que con diez años, al terminar la etapa general, pasarían al bachillerato, mientras que otros, cursarían la etapa especial para terminar su vida escolar e ingresar en el mercado laboral, siendo obligación de la escuela orientar en un sentido u otro a los alumnos. Esta Ley es importante, además, porque dejó muy claro el derecho de la familia en relación con la educación, ya que afectaba a toda la población, al ser el único nivel obligatorio. Además, la familia tenía el deber de proporcionar esa educación a los hijos. Para ello, la familia podría elegir las personas o centros donde los niños y niñas recibirían su educación primaria. La escuela era definida como una comunidad activa de maestros y escolares, instituida por la familia, la Iglesia o el Estado, “como órganos de la educación primaria para la formación cristiana, patriótica e intelectual de la niñez española”. Habría tres tipos de escuelas: las públicas nacionales, las de la Iglesia y las privadas.
Por fin, en 1949 entró en vigor la Ley de Formación Profesional, que recogía parte del ideario en esta materia de una disposición de la época de la Dictadura de Primo de Rivera. Esta ley consagraba las tradicionales escuelas de artes y oficios, acorde con la situación económica española todavía lejos de la industrialización y de la necesidad de formar trabajadores cualificados y especializados.
La segunda etapa en la historia de la educación en el franquismo comenzaría en 1953 y duraría hasta 1970. El adoctrinamiento ideológico tendió a ir menguando en la escuela de la España de los años cincuenta y sesenta, aunque el poder de la Iglesia siguió siendo intocable. La primera disposición de esta nueva etapa fue la Ley sobre Ordenación de la Enseñanza Media de 1953. Esta ley era menos ideológica y pretendía una mejor formación académica de los alumnos en este nivel educativo. Además, fue un primer paso para generalizar la educación hasta los catorce años, aunque se mantuvo la doble vía, y hubo que esperar, en este sentido, a la Ley General de 1970. Para acceder a este nivel medio educativo había que pasar una prueba de ingreso. La enseñanza media se organizaba con un bachillerato elemental de cuatro años. Para acceder al bachillerato superior de dos años había que pasar una reválida, habiendo otra reválida al terminar esta etapa. Ese era el denominado plan general, porque luego había un plan especial de tipo laboral con cinco cursos y dos reválidas. Para acceder a la Universidad se cursaba un curso de preparación, con una prueba de madurez.
En el mismo año de 1953 se aprobó la Ley de Construcciones Escolares, que establecía un sistema de convenios entre el Estado, las Diputaciones provinciales y los Ayuntamientos para construir escuelas.
La Ley de julio de 1957 sobre enseñanzas técnicas incorporó a la Universidad las escuelas de ingeniería y arquitectura. En los años sesenta se dieron otras disposiciones sobre bachilleratos laborales y se modificaron algunas cuestiones sobre la enseñanza media.

luns, 1 de febreiro de 2016

Los orígenes del racismo contemporáneo. Documental historia del racismo

@Montagut5
http://www.antifeixistes.org/

Planteamos la existencia de dos líneas de pensamiento y que tendrían una clara conexión entre sí. En primer lugar, estaría el darwinismo social, que supuso la aplicación de la teoría de la selección natural de Darwin a las sociedades y a las relaciones entre Estados y pueblos. Estas relaciones eran concebidas por los darwinistas sociales como luchas por la supremacía. Algunas “razas” o pueblos eran considerados como superiores debido al proceso evolutivo, como ocurriría en el mundo natural. Los más fuertes lograban imponerse. De ahí se dio el paso de considerar que los más aptos y, por lo tanto los supervivientes eran los que tenían el derecho moral de dominar a los demás. El darwinismo social se aplicó a las políticas internacional y colonial a finales del siglo XIX. El premier británico, Lord Salisbury, explicó esta idea en un discurso de 1898, año clave del triunfo de su país y de desastres para otras naciones europeas en el ámbito colonial. La Revolución Industrial y sus aplicaciones tecnológicas y militares habían producido una división entre los países del mundo. Por un lado, estarían las naciones vivas, que se irían fortaleciendo cada vez más y, por otro, las moribundas, cada día más débiles. Por distintas razones –políticas, filantrópicas o económicas- las naciones fuertes terminarían por apropiarse de los territorios de las moribundas, provocando conflictos. No podemos olvidar, por otro lado y como apuntábamos más arriba, que el darwinismo social también tuvo su aplicación en el seno del mundo desarrollado para intentar explicar las diferencias sociales en pleno triunfo del capitalismo. Estas interpretaciones tuvieron un evidente protagonismo en la Inglaterra victoriana.
Por otra parte, se desarrolló otra teoría que, aunque entroncaba con la anterior, cargaba más las tintas en el concepto de raza. El escritor francés J.A. de Gobineau publicó en 1853 Ensayo sobre la desigualdad de las razas humanas, obra donde se recogían gran parte de sus ideas. Para el autor el desarrollo tenía que ver con la raza.
Aquellos pueblos que mantenían su pureza racial serían superiores. La raza superior por antonomasia era la germana, que habitaba no sólo en Alemania, sino también en el norte de Francia, los Países Bajos, Bélgica y el Reino Unido. Era una “raza pura”, que procedía de los arios, frente a las “razas mestizas” del sur europeo, mezcladas por su historia vinculada al Mediterráneo. Por debajo estarían las “razas amarilla y negra”.
Pero la teoría de Gobineau encontró su máximo desarrollo de la mano del escritor británico H.S. Chamberlain, autor que influyó muchísimo más en Alemania que en su país natal, especialmente gracias a que era suegro de Wagner, que se convirtió en uno de sus más fieles seguidores. Su principal obra, Los fundamentos del siglo XX (1899) fue publicada en alemán.
Chamberlain realizó una interpretación interesada de la teoría de Darwin para definir una doctrina sobre la existencia de una raza de amos que habrían desarrollado sus cualidades en un proceso de selección natural. Esa raza de amos tendría una misión específica que cumplir. Había que conservar pura la sangre germánica fuera de elementos extraños e impuros, como los que procedían del judaísmo pero también del catolicismo.
Estas ideas influyeron claramente en el cambio de la política exterior de Alemania en tiempos del káiser Guillermo II, cuando se abandonó la diplomacia bismarckiana por la welpolitik, que no era otra cosa que actuar de forma agresiva porque Alemania tendría, efectivamente, una misión que cumplir en el mundo por su potencia económica, cultural y política. Aunque es innegable que las teorías raciales calaron con fuerza en el seno de la burguesía alemana, ávida de encontrar nuevas metas una vez que se había completado el proceso de unificación, bien es cierto que también tuvieron éxito en otras potencias imperialistas, especialmente en la creencia de que la raza blanca era superior al resto de las razas del mundo.
Estas ideas terminarían influyendo en movimientos y partidos políticos del siglo XX con las graves consecuencias que todos conocemos, cargando las tintas en el componente antisemita.
Por fin, mención aparte estarían los planteamientos ideológicos del racismo en los Estados Unidos en el siglo en el que nos hemos centrado, y que por la dimensión de dicha potencia y su influencia internacional merecen que nos detengamos en los mismos. La economía del Sur se basaba en el sistema de plantaciones de algodón y tabaco, sostenido con mano de obra esclava. Toda la riqueza de esta parte de los Estados Unidos era generada gracias a la esclavitud. La economía y la sociedad eran dominadas por una oligarquía de familias terratenientes, inmensamente ricas. Este grupo se fue configurando durante el siglo XVIII y no cuestionó el empleo de esclavos para mantener e incrementar su riqueza y poder. Asociado a esto se fue generando una determinada mentalidad que se construyó sobre una serie de supuestos: un origen aristocrático británico frente a los blancos del norte que descenderían de los puritanos y radicales ingleses. La supuesta aristocracia sureña elaboró, además, toda una construcción ideológica para justificar no sólo sus diferencias con el Norte, sino, sobre todo, la existencia de la esclavitud. Sus planteamientos mezclaban argumentos pseudocientíficos con otros de tipo religioso. Los negros, siempre según esta teoría, eran inferiores a los blancos en inteligencia, como demostraría la incapacidad que habían manifestado para salir de la barbarie si no hubiera intervenido el hombre blanco. La situación de dependencia establecida habría sido bendecida por Dios. Por su parte, los blancos pobres del Sur también defendían la existencia de la esclavitud porque les permitía mantener una posición social superior en función del color de la piel.
15 juny 2014

[DOCUMENTAL] HISTÒRIA DEL RACISME (BBC)

Hemos colgado en nuestro canal de YouTube los tres reportajes que emitió la BBC en 2007 sobre la historia del racismo, unos excelentes documentos que relatan el papel del colonialismo y el imperialismo en la construcción de la ideología racista, así como las responsabilidades de los países occidentales a lo largo de la historia en los peores genocidios que han tenido lugar en el mundo en los últimos 500 años.

Capítulo 1: El poder del dinero

Este episodio examinará las actitudes que han imperado en diversos períodos para lograr marcar una diferencia entre humanos. En primer lugar, estudiaremos los escritos de algunos de los más importantes filósofos e historiadores de la Ilustración. Asimismo, evaluaremos las implicaciones de las palabras del Antiguo Testamento, incluyendo la importancia de “La maldición de Canaán” para el desarrollo de la idea de raza en Europa. Analizaremos también el desarrollo del racismo como justificación para el comercio transatlátnico de esclavos y otras manifestaciones de confrontación racial a lo largo de los siglos como la conquista española de las Américas y la consiguiente destrucción de las civilizaciones de el “Nuevo Mundo”.

Capítulo 2: Un legado salvaje
Analizando la evolución del racismo hasta llegar a la actualidad, este episodio mostrará cómo algunos de los genocidios del siglo XX (incluida la masacre del Congo Belga) representaban una nueva fase del exterminio racial. Examinaremos las formas institucionalzadas de racismo como el Apartheid Sudafricano y también viajaremos a Estados Unidos, donde el sistema ha reforzado la segregación racial en las escuelas y en la sociedad. Después de considerar la resurrección de la idea de la raza con el controvertido libro “La curva de la campana” -que desató la polémica al afirmar que los blancos son más inteligentes que los negros-, este programa terminará reflexionando en los patrones de la desigualdad racial que permanecen firmemente enraizados hasta hoy.

Capítulo 3: Destino Final
Este episodio analizará cómo en el siglo XIX se apoyaba el sinificado del racismo con ideas científicas, con el fin de otorgarle credibilidad. Durante esta época, la cultura intelectual europea abastecía de colonialistas e imperialistas a los nuevos territorios para reclamar así su poder sobre ellos, al tiempo que aplastaban la resistencia e imponían sus reglas. Y para ello, la ciencia se ponía de su parte al ofrecer justificaciones teóricas de la superiodidad de una determinada raza. Esta pseudo-ciencia no hacía más que preparar el terreno para el principio de la “higiene racial”, uno de las conceptos que servirían para justificar los numerosos genocidios del siglo XX como el Holocausto.

No hay que ir a ver al rey

Lidia Falcón
http://www.publico.es/
Me refiero a aquellos políticos cuyo ideario dicen que es de izquierdas, o progresista o cambista o incluso republicano, ya que los monárquicos en su cielo estaban haciéndole reverencias al rey en la Zarzuela.
Las imágenes de uno tras otro –todos son hombres menos la representante canaria– esperando impacientes a su majestad, para sonreírle embelesados, son verdaderamente desmoralizadoras.
Cierto que el inicio de esta política servil y de rendición de la propia dignidad comenzó con aquellas audiencias reales a Carrillo, donde el veterano secretario general del glorioso Partido Comunista de España, que había sacrificado a los mejores militantes de su partido en los más de cuarenta años de lucha por la República, se ofrecía babeando a Juan Carlos de Borbón. Y después Felipe González, que además se hacía amigo suyo de francachelas, y toda la patulea de dirigentes políticos que se llamaban demócratas y de izquierdas y que habían hecho bandera “del cambio”, que rendían continuamente pleitesía a un descendiente de una de las casas reales más corruptas de Europa, y que iba a continuar las mismas prácticas 40 años más. Incluidos los nacionalistas y los independentistas que no dudaron en acudir a la Zarzuela a recibir el apretón de manos real.
Y no solo los conocidos políticos. Escritores, profesores, intelectuales varios, corrían a vestirse sus mejores galas, hubo alguna que se las compró para la ocasión, cuando su majestad el rey tenía el detalle de invitarles a las fiestas de su santo. Varios de ellos, comunistas, socialistas, independentistas, sindicalistas, feministas, incluso los que se llamaban republicanos, enmarcaron y colgaron la foto del mayestático encuentro en el comedor de su casa.
Pero, ciertamente también, han transcurrido cuarenta años y la mayoría de los protagonistas de aquella traidora Transición ya no están en activo. E incluso han aparecido nuevos y jóvenes dirigentes políticos que denuncian la corrupción que nos invade: la económica, la política, la moral. Pero este mes, todos han corrido a salir en la foto en el salón del Palacio, sonriendo encantados, en estado de levitación, bobaliconamente, a la majestad que les recibía. Solamente los de Esquerra y los de Bildu se han negado, pero ahora, que antes bien que fueron.
Que a estos díscolos no les haya pasado nada, demuestra que es posible no acudir a la cita reglamentaria sin que se sufran consecuencias por ello. Y entonces, ¿por qué han ido? ¿Para salir en televisión? ¿Para aspirar el aire de la realeza? ¿Para pisar por una vez las regias alfombras? ¿Para tocar carne de rey? ¿Para decirle al monarca, como ha hecho alguno, que era republicano, como si tal declaración fuese una valiente transgresión?
Este servilismo con la monarquía que sigue mostrando nuestra clase política de izquierda es en parte responsable de que el movimiento republicano no levante cabeza. Si desde que nos impusieron al rey franquista, al menos los políticos, intelectuales, dirigentes sindicales y hasta alguna feminista, que también chupa cámara, se hubiesen concitado para no rendirle pleitesía, otra imagen hubiese tenido la oposición de izquierda y otro impulso se le hubiera dado a la reclamación de la República.
Puede que alguno de esos aduladores me objete que este rey no es el que cometió las fechorías de su padre. Ya sabemos que se ha procedido a una renovación de las personas para que el régimen continúe intacto. No sabemos si este nuevo rey cobra las regalías de que es beneficiario el padre, porque no nos lo van a contar, y tampoco le hemos visto matando elefantes, pero sigue siendo la cabeza visible del régimen.
Del régimen monárquico, capitalista y patriarcal, bien hermanado con la Iglesia católica, cuyo expolio del pueblo español desde hace dos mil años continua, y rendido, como buen siervo, a las órdenes del imperio norteamericano. Este rey es la cúspide del poder, el mantenedor de los grandes consorcios financieros que han impuesto “la doctrina del shock”, como la llama Naomi Klein, de las empresas armamentísticas, del contubernio con la OTAN, del mantenimiento de las bases militares estadounidenses, de los acuerdos con el Vaticano.
Este joven y nuevo rey, tan admirado en las revistas del corazón, es la bisagra, el eje, que mantiene unidos todos los intereses del capital: el poder de la Troika europea, del Departamento de Estado norteamericano, de la industria militar, de la Iglesia que nos esquilma. Es el jefe máximo de unas fuerzas armadas podridas de corrupción e ineficacia, como está denunciando el ex teniente Luis Gonzalo Segura en este mismo periódico. Y es el enlace con los criminales más sátrapas de Oriente Medio. Y no lo disimula.
Carlos Enrique Bayo escribe hace solo unos días: “El rey y el Gobierno… son incluso obsequiosos, ante el régimen más tiránico e integrista del mundo, al que el Gobierno, el jefe del Estado y los poderes económicos de España rinden pleitesía con pleno conocimiento no sólo de su brutal represión interna sino también de su responsabilidad financiera e ideológica directa en los crímenes contra la humanidad del aberrante Estado Islámico.” Se refería al tirano de Arabia Saudí, al que han ido a visitar, babeando también de placer, nuestro rey y nuestro ministro de Defensa. Quizá, añade Bayo, “porque el rey Salman Ibn Abdulaziz siempre ha mantenido estrechas relaciones con nuestro monarca emérito, Juan Carlos I, y esa amistad se ha prolongado al actual soberano Felipe VI”.
Ese sátrapa medieval que tiene a las mujeres secuestradas –sus propias hijas– humilladas, privadas de derechos civiles, amenazadas de muerte, que ejecuta a sus súbditos por decenas, que hace dar latigazos y cortar los miembros, incluso solo por escribir comentarios críticos, como el desgraciado activista Raif Badawi, que está pendiente de recibir 950 latigazos por ello –ya ha recibido 50–, que persigue a homosexuales, periodistas y opositores, y que mantiene en la esclavitud a los trabajadores y a las trabajadoras extranjeras. Porque nuestro rey y nuestro Gobierno hacen negocios con él: le compran el petróleo y le venden armas, incluso para reprimir a su propio pueblo y para atacar a otros países, como Yemen. Lo que no sabemos son las comisiones que cobran uno y otro por esas gestiones.
A este nuestro ilustre representante real es al que los políticos de izquierda, del cambio, del progreso, han ido a reverenciar. ¿Qué clase de democracia defienden y reclaman cuando se someten a un régimen tan antidemocrático como una monarquía? ¿Y nosotros, que lo aceptamos, qué dignidad defenderemos, como pueblo, si nos inclinamos ante quien nos representa vitaliciamente –y cobra de nosotros– sin que lo hayamos escogido?
Y han ido para nada, por supuesto. Ya que ninguno de ellos podía obtener prebenda alguna de la reunión, y esa majestad los desprecia absolutamente. Sobre todo cuanto más serviles se muestren con él.
Madrid, 30 de enero 2016.