venres, 12 de outubro de 2018

Carta de un cura sobre el día de la Hispanidad: ¿De qué España hablamos?



En estos momentos previos a la fiesta de la Hispanidad, desde los sectores conservadores y ultraconservadores se pide que se ponga la bandera española en los balcones como seña de identidad y unidad. Lamentablemente, habrá miles de familias que no pondrán la bandera en sus balcones porque no tienen, les han quitado la casa o los han desahuciado esos mismos que presumen de enseña nacional.
¿Dónde van a poner la bandera las familias que ni siquiera pueden comprar un litro de leche para sus hijos? ¿Van a comprar una porque lo dicen los mismos que son cómplices de su empobrecimiento? Piden que se pongan banderas cuando han insultado y ofendido a millones de españoles y españolas diciendo "habéis vivido por encima de vuestras posibilidades".
Nos dicen que hagamos alarde de nuestra bandera, que hay que defender la unidad y la igualdad. ¿Qué unidad y qué igualdad? En nuestra querida España han aumentado las desigualdades sociales: hay 8,6 millones de españoles que se encuentran en la pobreza, 1,2 millones más que en 2007, y cada vez hay más ricos y su riqueza aumenta en detrimento de los trabajadores y trabajadoras españolas. Los enriquecidos a costa de empobrecer a los demás sacarán la bandera y dirán que se sienten orgullosos de su españolidad, eso sí, pero con el dinero en los paraísos fiscales y en España tributando poco. Me pregunto, si se sienten tan españoles, ¿por qué no pagan impuestos justos y tributan en nuestro país?
Viendo un escenario de insignias nacionales agitándose y proclamando que se va a derogar la ley de violencia de género si llegan al poder, como ha sugerido Vox, ¿qué puede sentir esa mujer que ha sufrido en sus carnes la brutalidad y siente pánico de ir por la calle y cuando entra a su casa mira a un lado y a otro por si su expareja la está esperando para asesinarla? Desde un escenario lleno de banderas españolas agitadas le están diciendo que la van a desproteger, que su vida se va a convertir en un infierno mayor. ¿A esa mujer le pides que pongas una bandera española en su balcón? Sufre la violencia y encima le echas la culpa de todo. ¡Tremendo! Tal vez se quiera recuperar 'el macho ibérico' para mayor vergüenza nuestra.
Cuando hablamos de España, ¿de qué España hablamos? ¿De la España que dice a los jóvenes que se tienen que ir a otros países si quieren tener futuro? ¿De la España que aumenta la edad de la jubilación cuando con 45 años ya no encuentras trabajo y bajan las prestaciones y las pensiones? ¿De la España que dice a nuestros mayores que son un lastre cuando son ellos los que han levantado nuestro país y traído la democracia? ¿De la España que arroja del sistema universitario a miles de estudiantes por problemas económicos? ¿De la España que precariza el empleo y echa de sus casas a las familias? ¿De la España en la que hay un 25% de pobreza infantil? ¿De la España cuyas decisiones no se toman aquí, sino en Bruselas, en Berlín y en las bolsas de Wall Street, Londres, París o Tokio? ¿De la España que se deshumaniza y se embrutece con el racismo, la xenofobia y el rechazo al pobre?
No quieren a los inmigrantes y refugiados, pero después van a Cáritas a buscar a una mujer para que se quede interna con sus padres a cambio de una miseria o buscan inmigrantes para que trabajen en sus campos y en sus chalés. Algunos utilizan la bandera española para agredir. Es la España cuya enseña representa la de un país injusto, corrupto, inhumano, excluyente y violento que se siente superior y puro, todos ellos elementos que se encuentran en el camino del fundamentalismo y el fanatismo.
A mí, y a mucha gente, nos gusta la España solidaria, acogedora, justa, pacífica, que hace de la libertad, de la justicia, del respeto, la tolerancia y la diversidad valores fundamentales. Me gusta la España donde hay gente que se pone en la puerta de una vivienda para que no se eche a una familia a la calle. Me gusta la España que lucha por un trabajo estable y por una vida digna para todos. Me gusta la España que no discrimina y acepta la diversidad en toda su amplitud. Me gusta la España que protege a la gente cuando lo está pasando mal y le anima a seguir hacia adelante. Me gusta la España que da abrazos y no puñetazos. Me gusta la España honesta y honrada, que no es cómplice de la injusticia o cualquier tipo de maldad. Me gusta la España que busca la igualdad desde la dignidad. Me gusta la España donde el maestro no tenga que comprarle un bocadillo a un niño porque sus padres no se lo pueden comprar. Me gusta la España que vela por nuestra salud, educación y protección social. Me gusta la España cuyos ciudadanos y ciudadanas somos actores y protagonistas de nuestra democracia, aunque sea de esta democracia económica.

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