Xa o advertiu Quevedo
fai 400 anos.
Pareceran versos
dedicados o Ministro de Facenda, Cristóbal Montoro; ou o de Economía, Luis de
Guindos; ou directamente o Presidente Mariano Rajoy.
Os clásicos sempre
agochan interesantes ensinanzas.
Quien ve su perdición
cierta, aborrece
más que su perdición, la causa della,
y esta, no aquella, es más quien le enfurece.
más que su perdición, la causa della,
y esta, no aquella, es más quien le enfurece.
Tú, ya, ¡oh ministro!
Tú, ya, ¡oh ministro!, afirma tu cuidado,
en no injuriar al mísero y al fuerte;
cuando le quites oro y plata, advierte,
que le dejas el hierro acicalado.
Dejas espada y lanza, al desdichado;
y poder y razón, para vencerte:
no sabe pueblo ayuno temer muerte,
armas quedan al pueblo despojado.
Quien ve su perdición cierta, aborrece
más que su perdición, la causa della,
y esta, no aquella, es más quien le enfurece.
Ama su desnudez y su querella
con desesperación, cuando le ofrece
venganza del rigor, quien lo atropella.
en no injuriar al mísero y al fuerte;
cuando le quites oro y plata, advierte,
que le dejas el hierro acicalado.
Dejas espada y lanza, al desdichado;
y poder y razón, para vencerte:
no sabe pueblo ayuno temer muerte,
armas quedan al pueblo despojado.
Quien ve su perdición cierta, aborrece
más que su perdición, la causa della,
y esta, no aquella, es más quien le enfurece.
Ama su desnudez y su querella
con desesperación, cuando le ofrece
venganza del rigor, quien lo atropella.
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