xoves, 22 de novembro de 2018

El poder y sus muñecos

El bipartidismo, como brazo armado del Ibex 35, maneja lo público como una marioneta al servicio de los intereses privados del partido, la gran empresa y el banco

Javier Gallego
https://www.eldiario.es/

Resultado de imaxes para titeres

Tenemos la sala de Supremo controlada "desde detrás". La frase filtrada del guasapde Cosidó, portavoz del PP en el Senado, describe gráficamente qué es el poder judicial para el poder político: un muñeco de ventrílocuo. Se mete la mano por detrás del juez y se le hace decir lo que uno quiere. Mari Carmen y sus puñetos.
Ahora todos, incluidos los propios implicados se echan las manos a la cabeza, pero es lo que el bipartidismo, brazo armado del Ibex 35, lleva haciendo toda la democracia con todo el sistema público: manejarlo como una marioneta al servicio de los intereses privados del partido, la gran empresa y el banco.
Se alaba la dignidad del juez Marchena de negarse al apaño entre PP y PSOE para nombrarle presidente del Supremo, pero es puro cinismo de halagadores y halagado. Sólo ha decidido bajarse del burro cuando se ha filtrado que era un títere de cachiporra en manos de Casado, al que por cierto, qué casualidad, eximió de responsabilidad penal en el caso máster. ¡Toma, Moreno!
No ha rechazado el cargo por dignidad, sino por vergüenza. La semana pasada estaba encantado de que le pagaran los servicios prestados. No se molestan en ser honestos, les molesta no parecerlo. Lo que les molesta es que veamos los hilos del teatrillo y que son guiñapos.
Los partidos en el poder llevan décadas haciendo ventriloquía, dirigiendo "desde detrás" las administraciones del Estado para que hablen su lengua. Metieron la mano en las cajas hasta dejarlas hechas un guiñapo que después nos obligaron a resucitar con nuestro dinero. La meten con descaro por debajo de las togas para escapar a la mano de la Justicia.
Manipulan los medios de información pública para convertirlos en sus órganos de propaganda y a los privados les aprietan el cuello con la otra mano cuando no les gusta lo que dicen. Maniobran en las cloacas y usan el Gobierno para manejar el Estado en beneficio propio y de su club de amigos. Y así todo. Y así el descrédito de la política que alienta la llegada de la antipolítica en forma de fascismo.
El espectáculo de guiñol ha sido esperpéntico. No había sacado aún la banca la mano del muñeco del Supremo cuando se la metieron PPSOE. Lo que han hecho siempre. El propio Cosidó era el brazo duro del PP que manejaba la policía con mano de hierro cuando Rajoy era presidente. Pues no se crean que ha dimitido ni esperen que Casado le eche, ni mucho menos que le reprenda. Como mucho le dirá lo que le debió de decir a Cospedal: "Haz como yo, cuando lo hagas, que no te pillen".

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